El pasado domingo 18 de mayo, la Escuela Municipal de Teatro de Antequera (EMUTE) representó con gran éxito La Herencia, una comedia del dramaturgo francés Jean-Pierre Martínez.
La representación tuvo lugar en el patio encantador de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, enmarcando la actuación en un entorno único que nos brindó a los asistentes una experiencia teatral al aire libre afable y llena de frescura.
Como espectador, siempre he pensado que la razón del teatro es generar un encuentro humano profundo. Un espacio donde se reflejen nuestras emociones, contradicciones, sueños y conflictos. Que entretenga, que confronte, que cuestione, que sensibilice y que nos permita la evolución de nuestro pensamiento. Todo ello junto o por separado.
Que nos permita mirarnos dentro a nosotros mismos desde fuera, a través de la actuación de otros en el escenario, y a veces, entender lo que algunos no sabríamos explicar con palabras. El Teatro crea un puente entre la ficción y la realidad, entre los actores y el espectador, para que ambos salgan distintos de cómo entraron.
No siempre se consigue todo; pero basta con que se logre alguna de ellas para que valga la pena.
Ayer la herencia me entretuvo y me hizo reír (con eso ya me habría valido), pero además me hizo pensar sobre aspectos humanos cotidianos. ¡La EMUTE hereda mi aplauso!.
Bajo el disfraz de comedia de enredo, la obra saca a relucir varios males muy reconocibles de nuestra sociedad: la codicia, la hipocresía, el egoísmo cotidiano y la convivencia convertida en campo de batalla. Y como todo ello se eleva al extremo, me consuelo con que es ficción, porque si no…¡Vaya locura!.
Los personajes representan arquetipos contemporáneos que quizás en grandes urbes más deshumanizadas cualquiera podría encontrar en su escalera: la terapeuta al borde del colapso de ansiedad, la artista excéntrica, la abogada astuta, la vecina interesada, la manipuladora, la portera en su punto de rol, el marido tocón y el cura… todos ellos caricaturas, sí, pero con base real. La comunidad de vecinos, más que un conjunto de individuos, es un microcosmos de la convivencia urbana moderna: frágil, interesada, y a menudo absurda.
Lo fascinante de la obra es cómo cada personaje caricaturesco, se vuelve un espejo exagerado de tipos sociales que todos reconocemos, pero llevados al límite. Cada línea está cargada de un humor negro, tan ingenioso como desbordante. Las interacciones entre vecinos, cargadas de segundas intenciones y malentendidos, son las verdaderas joyas cómicas que hacen que el público no pare de tratar de adivinar con intriga por dónde vendrá el siguiente golpe de risa, aunque sea una risa incómoda.
Trece actores y actrices emergentes, defendieron muy bien la propuesta que su director les hizo como trabajo final de curso en la interesante EMUTE: representar «La Herencia».
Olatz Miguel Ayestaran, Cristian García, Manuela Aguilar, Natalia Estrada, Carmen Gloria Arenas, Marta García, Raquel Pérez, Paula Verónica, Lola García, Meli Paradas, Miguel de Luna, José Gallardo y Blanca Navallas interpretaron muy bien con colpes brillantes los disparatados personajes de la obra.
La trama gira en torno a la muerte de la tía Adela, quien deja en herencia un valioso piso en el centro de Madrid, lo que inicialmente parece ser una fortuna inesperada para sus herederos. Sin embargo, la aparición de una comunidad de vecinos extravagante y persuasiva convierte esta herencia en un quebradero de cabeza para los nuevos propietarios, obligándoles a participar en una fiesta que no pueden rechazar. Y ahí se empiezan a desvelar intenciones ocultas del vecindario que…
Los diálogos ágiles, las situaciones absurdas y las intervenciones llenas de humor, logran captar la atención del público.
Jordi Aguilera ha adaptado la obra de Jean Pierre Martínez Héritages à tous les étages o El infierno de los vecinos con arte magistral y detalle desternillante final en el reparto del legado. Me asombra la templanza con la que enfrenta cada puesta en escena desde los mandos en off, entre otras muchas cualidades de su estilo de dirección.
Los asistentes a la representación, que disfrutamos de una noche fresca de teatro en un espacio único, mostramos nuestro entusiasmo y gratitud por una actuación que se destacó por su frescura, ingenio y entrega.
Con este estreno, este grupo de la EMUTE culmina un año de formación con una propuesta que está muy en línea con el teatro contemporáneo europeo, aportando una visión crítica y divertida a la escena local.
El éxito de La Herencia es un reflejo más del buen hacer de la Escuela, de sus grandes profesores, y también de la ilusión convertida con trabajo en talento de los actores y actrices; a ello se une la dedicación de todos los involucrados en su puesta en escena, para hacer de esta noche una celebración del arte y la cultura en Antequera.
Fotos «robadas» a Jose Díez de los Ríos:














