Foto de portada: tomada en la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, junto a un cuadro de David Sancho
Si hay alguien que encarna con sencillez, pero con profundo conocimiento, la devoción por la filatelia en Andalucía, ese es José Luis López León. Su nombre resuena entre coleccionistas como garantía de rigor y sensibilidad histórica.
Pero, más allá de su valía técnica, que ya alcanza para dedicarle páginas, quienes lo conocen bien saben que lo que le define no es sólo su impresionante catálogo de sellos, sino su enorme humanidad.
Me atrevo a afirmarlo sin titubeos. José Luis es uno de los que más saben de filatelia en Andalucía. Y aun así, a él nunca se le escuchará presumir de ello. Habla de sellos como quien habla de viejos amigos, con ternura, con respeto, con un cariño que nace de décadas de contemplar la historia en el reverso de un papel diminuto.
Afincado en nuestra tierra, José Luis refleja esa doble vertiente tan característica de los grandes aficionados: cuidadoso investigador; pero también divulgador incansable.
Su colección “Manuel de Falla, vida y obra de un músico” le valió la Medalla de Oro y el Premio Especial en la exposición Exfilándalus 2014. Hoy muchos la consideran un referente de excelencia.
Después de aquel premio, vinieron otros muchos hasta el reciente en Cádiz, en noviembre pasado, puntuado con Oro Grande y homenajeado por el ayuntamiento de esa capital.
Aunque en este artículo nos centraremos en su faceta de coleccionista, no podemos dejar de aludir a otros planos de su vida. Sería injusto reducirlo únicamente a esa sabiduría. Porque detrás del coleccionista minucioso hay un hombre generoso, cercano, de esos que escuchan más de lo que hablan y que contagian entusiasmo sin alzar la voz. Quienes lo conocen bien saben que su grandeza humana es tan amplia como su archivo de sellos.
Y sería imposible no nombrar, aunque sea de pasada, su otro gran territorio vital, la música. Profesor ya jubilado con ejercicio en diversos centros de Andalucía. En Antequera en el Infante Don Fernando. Fundador del Coro y del Grupo de Pulso y Púa de la Sociedad Excursionista, virtuoso de la guitarra y creador de afinidades a base de acordes. Ese José Luis músico, emocionado y emocionante, convive con el coleccionista en perfecta armonía.
En su labor al frente de iniciativas de juventud, como tutor filatélico, José Luis ha impulsado que niñas y niños y jóvenes de Antequera y de distintos municipios de Málaga y Sevilla descubran un mundo silencioso, hecho de papel, tinta y memoria. Cada nueva colección juvenil, cada exposición, es para él una forma de pasar la antorcha, de unir generaciones, historias y miradas diferentes bajo un mismo «sello» literal y simbólico.
Así pues, al acercarnos a su colección y su obra, no pensemos solo en piezas raras catalogadas, contemplemos el legado de una vida dedicada a rescatar la memoria postal, a compartir la belleza de lo cotidiano, a educar con afecto. José Luis López León, en definitiva, no es sólo uno de los que más saben de filatelia en Andalucía: es, sobre todo, un transmisor de cultura, de historia y de afectos.

Hablé con él sobre ese universo que domina con una naturalidad que asombra. Sobre la historia que se desliza por los márgenes de un matasellos, la memoria que se esconde en un simple sobre de una carta de años atrás, la sensibilidad que hay que tener para saber unir piezas sueltas hasta construir un relato.
Me bastó conversar un rato con él para comprender que, en el fondo, cada sello que colecciona es una forma de custodiar el tiempo; y cada nota que interpreta, una manera de celebrarlo.
Conocí algo más a José Luis, un hombre tranquilo, generoso y auténtico que hace que uno salga de cada conversación con él sintiendo que ha aprendido algo más que una anécdota postal. Con José Luis, cada pieza se convierte en memoria viva; cada detalle, en una puerta abierta al pasado. Su manera de transmitir ese saber, siempre desde la sencillez, lo convierte no solo en un experto, también en un verdadero puente entre la filatelia y la gente.
El Origen de la Pasión
¿Cómo y cuándo comenzó tu interés por coleccionar sellos?
De una forma muy sencilla, cuando yo tenía unos 11 o 12 años. Mi madre, de Fuente Piedra, tenía un familiar que trabajaba en Correos y le dio sellos. Mi padre nos los dio a mi hermano y a mí; empezamos a verlos y colocarlos. Aunque mi hermano lo dejó, yo seguí. A los 15 años, volví a retomarlo con mayor intensidad porque mi tío, que tenía una empresa de montaje eléctrico en Antequera, recibía mucha correspondencia. Empecé a lavar y a clasificar los sellos usados por temas: pintura, edificios, uniformes militares…
¿Recuerdas cómo era tu primera «colección»?
Cuando me vine a estudiar Magisterio, ya tenía una carpetita con 373 sellos, un álbum que me había fabricado yo mismo. Más tarde, en la mili, me enteré de que coleccionar en bloques de cuatro era una forma común. A partir de que aprobé las oposiciones y vine a trabajar a Antequera, empecé a comprar las emisiones completas de España en la oficina filatélica de Correos.
¿Cuánto ha crecido tu colección desde entonces?
De lo que era una carpetita con 373 sellos, ahora pueden ser unas 450 carpetas. No las he contado, pero tengo muchísimos. Por ejemplo, he regalado más 2.000 sellos en dos años a los niños de los talleres aquí y en Marchena y todavía tengo para diez años más.
¿Lo tienes todo ordenado o tienes también la «caja de sorpresas» del coleccionista?
Una gran parte está ordenada, pero sí, también tengo mi caja de sorpresas con muchos sellos. Es ahí donde, revolviendo, a veces descubres variedades o errores, como un sello con un color distinto o un puntito blanco fuera. Esas pequeñas anomalías son las que nos gustan mucho a los filatélicos.
El gusanillo de la Filatelia. Conocimiento e Historia
¿Qué tiene la filatelia que «engancha» a tanta gente?
Creo que es el conocimiento que te proporciona de muchos aspectos. La filatelia te invita a buscar, a investigar. Cuando encontramos un sello, no solo nos fijamos en la imagen, sino si es una variedad, si es el sello básico, o si tiene un intringulis en la correspondencia.
¿Qué tipo de intríngulis has encontrado recientemente?
Hace poco, encontré una carta de Antequera que ponía «Créditos Zepol». Al investigar, descubrí que «Zepol» era el apellido «López» al inverso. La carta contenía una hoja de pedidos de mantas de Antequera, con sus medidas y precios, y hasta los requisitos para comprar (ser mayor de edad con trabajo fijo). Una simple carta se convierte en una fuente histórica de la actividad económica de Antequera.
¿Cuál es el objeto de colección principal para un filatélico?
El sello postal, el que se usa para franquear una carta, es el objeto de nuestra colección. Lo buscamos tanto nuevo como usado. De hecho, el matasello que anula el sello es fundamental, porque evita su reutilización.
En el coleccionismo de cartas, ¿qué valor tiene el matasellos?
El matasello es fundamental, pues su función es anular el sello para que no pueda ser reutilizado, ya que una vez usado pierde su valor. Si un sello en una carta clásica no está matasellado, tiene mucho más interés, aunque es muy raro.

Frontal de carta. Antequera a Trujillo.
Matasellos de Araña Negra sobre sello de 6 cu. Isabel II. (Edifil nº 1A Plancha II).
Variedad en el sello en la “N” de Franco. Tarifa correcta de 24.10.1849.
Matasellos fechador “Baeza” de Antequera en rojo.
Membrete comercial en azul de la empresa “Moreno Hermanos”
¿Tiene más valor un sello si el matasello está sobre él o si no está matasellado en una carta que circuló?
Lo normal es que una carta que ha circulado tenga el sello anulado. La función del matasello es que no puedas reutilizar el sello, ya que, una vez usado, pierde su valor de mercado. Sin embargo, en cartas clásicas (no modernas) es muy difícil encontrar una sin matasellar que realmente haya circulado, porque se hacía a mano una a una. Si se encuentra una carta del siglo XIX sin anular, que ha circulado y que tiene un matasello al lado, tiene bastante más interés y es una rareza.
Tengo una carta reutilizada: el papel original fue doblado, le dieron la vuelta, pusieron otro sello y se volvió a mandar. También tengo una carta con el fechador invertido, donde el día y mes se pusieron al revés, una rareza de la que no conozco otro ejemplar de Antequera.
¿Cuál es el tesoro o la pieza más antigua que tienes en tu colección?
El sello más antiguo de España es el Seis Cuartos Negro de Isabel II de 1850, que es una copia del Penny Black de Inglaterra. Lo tengo en fragmento y también en dos cartas de 1850 dirigidas a Antequera.
Antequera en la Filatelia
Me comentas que tienes una colección dedicada a Antequera, ¿qué tipo de piezas incluye?
Sí, tengo una parte de la colección que nunca he presentado a concurso, dedicada a la filatelia en Antequera. Tengo cartas con sellos desde 1850 en adelante. Pero también tengo correspondencia prefilatélica (anterior a 1850), que son muy curiosas.

Francia. Tarjeta Entero Postal “Paix et Commerce” (Yvert & Telier Nº 89 CP4) circulada de Tarbes a Antequera. Valor postal correcto para TEP circuladas de Francia al extranjero según convenio U.P.U. 1878. En el reverso matasellos de llegada de Antequera doble puente.
M. Nachat. Solicita a Manuel Morales Berdoy su disponibilidad para ser corresponsal en España a fin de obtener sellos españoles a cambio de sellos de Francia o de otros como libros, revistas, partituras. (Se trata de uno de los primeros coleccionistas de sellos de Antequera)
¿Prefilatélicas? ¿Eso qué es?, ¿Qué información aportan esas cartas?
Las cartas prefilatélicas no se franqueaban con sellos, sino con números que indicaban el franqueo (por adarme) y dependían de la distancia y la ruta. Suelen llevar marcas como «Antequera Andalucía Baja». Estas cartas son una fuente histórica de la vida normal y la actividad económica. La mayor parte es correspondencia comercial de las fábricas de mantas. Gracias a ellas, me he enterado de cosas como las máquinas que compraban (como las Canals), conatos de incendio o problemas con los obreros.
¿Hubo un movimiento filatélico importante en Antequera en el pasado?
Sí, hubo un grupo filatélico bastante amplio en la Excursionista, que compraba sellos para sus asociados y organizaba exposiciones. Hay sobres con matasellos de Antequera de los años 60 y en los 70 se celebró una importante exposición regional. También existió un gran coleccionista, José Madrona, que fue oficial de Correos y tuvo una colección muy buena de cosas de aquí.
¿Existe algún diseño filatélico de Antequera con una historia curiosa?
Durante la Guerra Civil, José María Fernández diseñó tres sellos de correo de beneficencia de 5 céntimos. Los diseños originales se conservan en el archivo. Mi mujer, Nani Pérez Cervantes diseñó el matasello turístico de Antequera, que incluye elementos como el Castillo, la Peña de los Enamorados y el Dolmen de Menga.


Filatelia Organizada y Competitiva





¿Cuál es tu actividad actual dentro de la filatelia a nivel organizativo?
Ahora mismo, soy el administrador de la Federación Filatélica Andaluza, la cual reúne a las 17 sociedades filatélicas de Andalucía. Aunque no tiene una sede física como tal (el equipo directivo reside en diferentes puntos), coordinamos todo a través de correos electrónicos, llamadas y reuniones virtuales. Mi función como administrador es controlar los ingresos y gastos de la Federación.
Además de la Federación, ¿a qué otras sociedades filatélicas perteneces?
Pertenezco a dos sociedades: el Círculo Filatélico de Málaga y ACEMA, la Asociación Española de Máximofilia, con sede en Granada, que también pertenece a nuestra Federación.
¿Cómo es tu actividad como coleccionista y en qué tipo de competiciones participa?
Como coleccionista, participo en competiciones organizadas por la Federación Andaluza, la Federación Española e incluso algunas internacionales. Tengo múltiples colecciones, pero he concursado con tres principales: Manuel de Falla, vida y obra de un músico (Clase Abierta). Bailamos el Trompo (Clase Temática). Bordaló Bordaló (colección de tarjetas postales sobre bordado y flamenco, en la categoría de Tarjetas Postales).

¿Qué logros recientes has obtenido con tus colecciones?
La colección de Manuel de Falla fue premiada en la exposición andaluza de Córdoba en 2014. Con la del Trompo, he concursado a nivel nacional y también fuera de España, en Argentina y Chile. Y recientemente, con mi colección de tarjetas postales, he obtenido 91 puntos sobre 100 en la Exposición Filatélica Nacional de Cádiz de este año, lo que se considera Oro Grande y mereció un premio especial del Ayuntamiento de Cádiz.
Este es el video de presentación de las tarjetas postales bordadas:
Si quieres ver esta colección de incalculable valor, haz clic aquí.
Háblanos de tu labor de promoción de la filatelia con los más jóvenes.
He trabajado para dar a conocer el coleccionismo filatélico con un grupo de niñas de aquí de Antequera desde 2014, con colecciones de Maximofilia que han obtenido premios en España y Francia. Además, llevo dos años impartiendo un taller de filatelia en el colegio Santa Isabel de Marchena.
¿Te atreves a que organicemos un taller y lo ofrezcamos a Cultura de nuestro Ayuntamiento?
Por supuesto, cuenta conmigo.
Detrás de cada sello de correos hay una historia, un fragmento de vida y un legado cultural.
Veo que esta afición a la filatelia es mucho más que un mero pasatiempo
Es una labor de investigación y organización reconocida internacionalmente.
¡Gracias, José Luis, por compartir tu pasión y tus valiosos conocimientos! ¿Hay algo más que te gustaría comentar a nuestros lectores?
Simplemente, que la filatelia es una afición que va mucho más allá de coleccionar papelitos; es un viaje constante a través de la historia y el conocimiento.
Como él mismo explica, el verdadero valor de un sello o de una carta antigua no es monetario, aunque haya sellos que tengan monetariamente un valor incalculable. Es su circunstancia al romper la norma, para narrar un error o para documentar un pedido de mantas olvidado…
Al transcribir la correspondencia comercial de Antequera o al documentar los errores de imprenta, José Luis López León y la filatelia andaluza cumplen una función esencial, la de transformar un objeto cotidiano en un espejo fiel de la civilización y de la vida diaria que, de otra forma, se perdería en el silencio del tiempo.







