¿Qué quien es Antonio Vera?
Te lo cuento aquí: La poesía terapéutica del médico Antonio Vera Ruiz – atqmagazine
Si no estás en su lista de los que recibimos a diario sus poesías (nos las envía en whatsapp), puedes entrar en su blog aquí Blog de Antonio Vera Ruíz.
Desde hace meses, un nuevo espacio digital, sobrio, elegante, de contenido profundamente humano, se ha sumado al mapa cultural. Un blog donde nuestro médico-poeta ha decidido abrir la puerta de su universo interior. No es un espacio más; es un refugio. Una «habitación» llena de luz en la que, cada día, su autor comparte un fragmento de su sensibilidad, como quien ofrece un vaso de agua fresca al viajero que cruza un desierto.

Durante la pandemia, muchos tuvieron la fortuna de vivir en primera línea su generosidad creativa. Sus poemas llegaban diariamente como un pequeño antídoto contra la desolación, una suerte de bálsamo que devolvía a quienes los recibían la capacidad de respirar hondo, de recordar que la vida seguía ahí, escondida pero intacta. Aquellos versos fueron, para no pocos, una cuerda lanzada a tiempo.
Yo me uní a esa comunidad de lectores, a esa lista de privilegiados, hace apenas dos años, en esta era en la que lo digital lo atraviesa todo. Y desde entonces me regala cada mañana la lectura de sus textos, como quien inicia el día con un ritual íntimo y necesario. A veces los leo con la silueta en mis ventanas de la Alcazaba de Antequera recortándose ante mí; otras, escuchando cómo se abre el horizonte marino cuando estoy en la capital. Siempre acompañado de ese Vals de Primavera (una pieza que mi hija puso en mis manos y en mi vida) que acompasa mis desayunos y envuelve el momento en una calma que invita al recogimiento; o con fondo de fados que recogen mi saudade de ahora por otros tiempos.
En los entornos rurales donde Antonio ejerció durante tantos años, su figura quedó grabada en la memoria colectiva. Lo recuerdan no solo como un médico competente, sino como un ser humano excepcional: atento, de palabra sencilla y ánimo contagioso. Curaba cuerpos y también cosía esperanzas, calmaba temores y encendía pequeñas luces en quienes acudían a él. Esa mezcla de profesionalidad y humanidad, tan difícil de encontrar, lo convirtió en un referente.






