Siguiendo la estela del anterior artículo de ATQ Magazine «Una mirada a los orígenes del Teatro – Cine Torcal», continuamos en esta ocasión hablando del edificio de la Caja de Ahorros y Préstamos de Antequera y del nacimiento de la Institución.
Reanudamos nuestro recorrido por la misma calle, antigua Ramón y Cajal, hoy calle Cantareros, la obra que nos compete en este artículo fue confiada al arquitecto manchego Daniel Rubio Sánchez, que anteriormente ejecutó otros proyectos en la ciudad.
Solo nos desplazamos unos metros del teatro antequerano para contemplar, haciendo esquina con calle Herrezuelos, otra de las magníficas y llamativas edificaciones que no pasan desapercibidas para cualquier transeúnte que la observe, el conocido edificio de La Caja de Ahorros y Préstamos de Antequera.
La fundación de la Caja de Ahorros de Antequera dio sus primeros pasos a comienzos de 1904 del pasado siglo. Nació con la intención de hacer frente al crédito usurario, el cual con los intereses tan elevados que había, asfixiaba e hipotecaba a las clases medias y populares.
Apareció de la mano de dos sacerdotes, el jesuita Carlos Ferris y Vila, y el vicario antequerano Rafael Bellido Carrasquilla. El padre Ferris planteó la idea durante unas misiones impartidas en la parroquia de San Pedro, y Rafael Bellido se encargó de trasladarlo poniéndolo en conocimiento de los miembros más destacados de la burguesía y oligarquía local, los cuales fueron partícipes de una institución que marcaría el futuro económico y político de la ciudad.
Bellido contactó con don José Romero Ramos, el cual coordinó una comisión con los industriales y grandes propietarios. Entre todos, suscribieron acciones reintegrables de 25 pesetas, alcanzando un capital social de 7.500 pesetas dando inicio a la entidad, (cuando se marcharon a su propia sede en 1935 contaban con un saldo de ahorro de 3,5 millones de pesetas).
El 27 de diciembre de 1903 fue configurado, en la primera Junta General, el primer Consejo de Administración de la entidad con don José Romero Ramos a la cabeza como presidente de la institución.
La Caja de Ahorros, recién estrenada, se estableció en los bajos de la antigua casa de Estrados de Rentas a partir del 14 de febrero de 1904, pasando un año después a San Luis y finalmente a los bajos del Ayuntamiento de Antequera hasta 1935, año que inauguraron su sede de calle Cantareros.
La presidencia del Consejo de Administración fue ocupada por don José Romero Ramos desde su fundación hasta 1911. Don León Sarrailler Dromcéns lo relevó entre 1912 y 1926, y don José García Berdoy a partir de ese año, siendo presidente aún en el momento de la inauguración de su propia sede en 1935.
Durante la sesión del 24 de marzo de 1933, el presidente de la Caja de Ahorros leyó una solicitud donde pedía permiso para construir un edificio para la entidad. El espacio elegido provenía del patio y zona trasera del convento de Madre de Dios, siéndole concedido el proyecto y la dirección de la obra al arquitecto Daniel Rubio Sánchez y al aparejador local Juan Burgos Fernández.
Daniel Rubio diseñó y proyectó un edificio que representara la imagen corporativa y representativa, mostrando la solemnidad de la misma. El estilo que empleó Rubio en la obra fue ecléctico donde fraternizan elementos neoclásicos, manieristas, barrocos y algo de modernista.
El edificio consta de dos plantas en esquina. Una majestuosa portada en chaflán, terminada en frontis. Justo debajo, el titulo y emblema de la institución. Sobre la puerta, el escudo de la ciudad. A los lados del balcón, de doble arcada, las esculturas que aparecen representan el Trabajo y el Ahorro, obras del escultor antequerano Francisco Palma García. La puerta principal es flanqueada por voluminosas columnas dando paso a su interior al vestíbulo y al «hall» cubierto, siendo este circular, y en su origen (ya no existe hoy por adaptar los espacios a los tiempos actuales) tenía un mostrador con enrejado donde se disponían las correspondientes ventanillas de atención al público.
En el interior del inmueble podemos encontrar una serie de vidrieras artísticas, simbólicas y significativas que escenifican algunos momentos de la historia de Antequera. El antequerano José María Fernández diseñó la vidriera que representa el momento de la entrega de las llaves de Antequera del alcalde mahometano al infante D. Fernando. Esta fue materializada por el joven Francisco Palma Burgos, al igual que otras como la de la Peña de los Enamorados, el Arco de los Gigantes, el dolmen de Menga y la ermita de la Virgen de Espera. Otra vidriera a destacar es la que representa el primer local que ocupó la entidad, la Casa de la Ciudad (Estrados de Rentas), ubicada en plaza de San Sebastián, solar donde se estableció posteriormente la preciosa casa Bouderé (1909).
En la escalera semicircular que da acceso a la segunda planta había una hornacina con la figura del Padre Ferris, obra de Francisco Palma. El edificio contó con todas las dependencias precisas que necesitaba una entidad de esa envergadura para desarrollar su labor diaria, con despachos, secretaría, caja de seguridad, sala de juntas, sala de consejos… También contaba con servicios de seguridad, higiene, calefacción, mobiliario y materiales del momento. Para la construcción precisaron de industriales y obreros, dando prioridad a aquellos que fueran del término municipal de Antequera, con la intención de contribuir y aliviar la crisis de trabajo que asolaba durante esos años.
El 17 de septiembre de 1935 fue inaugurado el edificio con la presencia de todo el Consejo de Administración y lo más representativo de la sociedad antequerana, autoridades civiles, eclesiásticas, militares, sociedades mercantiles y agrarias, prensa, etc. Tuvo la bendición del Excmo. Señor Obispo de Málaga, Balbino Santos Olivera.
El coste del edificio, que a partir de entonces sería la sede de la Caja, ascendió aproximadamente a la cantidad de 500.000 pesetas, siendo sufragado con los beneficios acumulados durante los 32 años de vida que ya tenía la entidad.
El Consejo de Administración estaba integrado por: don José García Berdoy como presidente, don Luis Moreno Fernández de Rodas como vicepresidente, don Román de las Heras de Arco como tesorero, y don Manuel Gallardo Gómez como secretario.
En su discurso de inauguración, el presidente García Berdoy, alababa y agradecía el apoyo prestado por el Ayuntamiento esos años. También valoró la labor y entrega que tuvieron los presidentes anteriores: el señor Romero Ramos por iniciar esta tarea y su empuje, y don León Serrailler Dromcéns, que contribuyó a la construcción de una barriada de casas para obreros de familia numerosa. Destacó también la labor de la Caja de Ahorros, que no era otra que la de fomentar el ahorro, ayudar al comercio, artesanos, labradores… Los beneficios que obtenían los destinaban a costear becas para ayudar a clases modestas, acciones caritativas, donaciones y facilitar préstamos a la clase obrera. No podemos obviar la gran labor social que desempeñó la institución desde sus comienzos.
En el año 1991, la Caja de Ahorros de Antequera se integró junto a las de Ronda, Málaga, Almería y Cádiz, constituyendo Unicaja. En ese momento, alcanzaban un saldo de ahorro que superaba los 76.000 millones de pesetas.
BIBLIOGRAFÍA
- bibliotecavirtual.malaga.es
- Nueva Revista Comarcal Ilustrada (Ediciones Diciembre 1932, Julio 1933, Diciembre 1935).
- Antequera por su amor: Industria, Comercio, Turismo (Edición Agosto 1923, Agosto 1927).
- «El arquitecto Daniel Rubio Sánchez y su relación con Francisco Palma García. Cuatro etapas: 1909-1910/ 1925-1929 y 1932-1935». María Pepa Lara García.
- «Historia de Antequera» Antonio Parejo Barranco. (1987)
- «Las Cajas de Ahorros en la historia de Andalucía». Manuel Titos Martínez.
Ester Cortés Romero es brillante (Carlos L.| editor).
Diplomada en magisterio y Licenciada en Publicidad y RRPP. Enamorada de la Historia, del Arte, de la Cultura, de los libros, y de su ciudad, Antequera, dando valor a muchas otras del resto del mundo -en especial Sevilla y París-.
Una persona JASP (acrónimo de Joven Aunque Sobradamente Preparada). Con capacidades enormes de documentalista, puede dedicar el esfuerzo de horas “de ratón de biblioteca” hasta encontrar un dato fidedigno para dar rigor a sus escritos y a todo lo que hace, porque a ella no le vale cualquier cosa. Su capacidad didáctica descriptiva es otra de sus virtudes, a la que une la pasión por contar a los lectores cosas interesantes de su Antequera natal donde ha sido y es feliz.
Genial conversadora, culta, inteligente, actualizada, sencilla, familiar, deportista practicante, excelente persona…