Perdona, lector, lectora, este escrito es fundamentalmente para mí. Compartirlo contigo me resulta agradable, pero no era mi objetivo. Te lo cuento más adelante.
Es el artículo-entrevista más largo que he hecho en mi vida. Pero no quiero quitarle ni una letra, no me sobra nada.
Egoistamente lo dejo así para tener presente mi posible olvido.
Quiero seguir recreándome, en lo que me cuenta MªTeresa, mil veces más que lo lea cuando pasen los meses. Su sensibilidad y su alegría al contarlo es indescriptible para mí. Su salero y su sensatez son para mí una medicina para el alma.
Ni siquiera he intentado resumirlo. Me siento insuficiente para poder transmitirlo con su gracia. Y no sé cómo describir ese momento vivido.
Pasa si quieres a verlo, pero si entras en ello… ya sabes donde entras. No está trabajado por mi parte, es tal cual. No sé si te servirá de algo. A mí me ha ayudado a recolocar mi forma de mirar.
Siempre me he preguntado cómo las personas ciegas pueden apreciar sin el sentido de la vista la majestuosidad estética y patrimonial de, por ejemplo, el retablo de la iglesia del Carmen o de tantos otros tesoros de Antequera.
La Oficina de Turismo ha estado promocionando en julio y agosto, dentro del programa municipal ‘Luz de luna’, una ruta para personas invidentes por diferentes monumentos de la ciudad.
No coincidieron mis fechas, pero me quedé con las ganas de vivir la experiencia y hacer un reportaje sobre ello.
Fui a la sede de la ONCE con la idea de que me pusieran en contacto con alguna persona invidente que quisiera acompañarme y me contara lo que «veía» en esa ruta. Quería ponerme también «en su piel» (solo por unas horas) y poder compartir lo que sentía.
Yo concertaría con Justine o con Natasha (expertas de ‘Visita Antequera‘) esa ruta monumental guiada y me pondría un antifaz que tapara completamente mis ojos para estar en situación, al igual que hice cuando saboreé «Paladares», experiencia única, en La Colegiata con el magnífico equipo de Ciudades Medias.
En la ONCE, me atendió maravillosamente bien, Raquel, que hace su trabajo con eficacia de al menos tres personas y sin perder la alegría. Me dijo que no era apropiado que ella me diera esos datos, que iba a ver si me recibía la propia directora, Teresa.
Tiempo de espera lógico hasta que pudo recibirme.
No tenía intención de entrevistarla, tan solo quería que me facilitaran el teléfono de alguien o darle el mío para que alguien se pusiera en contacto conmigo y poder realizar esa experiencia.
No fue un adorno ni una cortesía la agradable forma tan resolutiva y tan empática con la que advertí que MªTeresa Cobo, trataba antes que a mí a un afiliado en uno de sus temas. Idéntico respeto, diligencia y profesionalidad que me había proyectado Raquel.
Pude apreciar desde el hall de espera cómo dirige su cometido.
Los jefes de la ONCE en Madrid eligieron muy bien quién le representa en Antequera.
Tampoco conmigo puso un muro de distancia que fuera debido a la autoridad que le confiere su cargo y el pedestal al que se suelen subir algunas personas que ocupan determinados puestos en la sociedad y con ello se creen superiores al resto del mundo-.
MªTeresa es un espectáculo de eficiencia y lo multiplica aún más la empatía y la simpatía andaluza con la que te acoge sin hacerte sentir ni extraño, ni cortado por el ambiente cuando tratas de buscar palabras que no hieran la sensibilidad de su diferencia, ¿su discapacidad visual?¿la funcionalidad diversa de su vista?…
¡Soy ciega!. Siéntete cómodo con ello, lo tengo asumido, me dijo.
Después de las presentaciones adecuadas y ante la buena vibración que me produjo su recibimiento me atreví a preguntarle algo muy íntimo:
¿Qué agradece, Teresa, cuando va a dormir cada noche?
Fue tajante en su respuesta:
«Yo, todo».
¿Todo?. ¿No se queja de la vida?
A día de hoy no. He tenido mis tiempos. Pero siempre me he quejado por lo mismo que el resto. Por la hipoteca que sube. Porque me dejó el novio. Porque… yo que sé. Porque he tenido mala suerte con mi jefe y me ha dado cuatro gritos.
Yo me quejaba por cosas muy normales y decía…¡qué mala suerte tengo que me tiene que pasar todo a mí!, pero nunca he tenido la sensación de que eso depende de mi situación como persona ciega.
Y a día de hoy y durante mucho tiempo de mi vida, gracias a Dios llevo dándole gracias a la vida todas las noches cuando me acuesto, por todo.
Hay una canción de Violeta Parra que lo explica todo muy bien. Ese es mi himno, Yo doy las gracias por todo, porque tengo mucha suerte. Estoy trabajando en algo que me encanta. Trabajo más horas que un reloj, porque esto nunca tiene fin, vale, pero trabajo en algo que me encanta, en inserción social, en ayudar a gente a encontrar un trabajo digno, en apoyar a personas que se sienten perdidas para que encuentren el camino y sigan llevando una vida normal, integrada, incluida en la sociedad, gracias a nuestros servicios.
Me refugié en su ceguera, en que ella no podría ver mis lágrimas saliendo casi a borbotones de mis ojos sanos. La dejé hablar sin preguntarle nada, para que no notara mi voz balbuceante.
También por disfrutar de buenas compañías, de aprender de gente cada día, de conocer gente nueva un día sí, otro no y el del medio también, de ponerme retos porque la vida no es igual ningún día, no hay para mí monotonía.
Tengo la oportunidad… de acceder a la lectura, a la cultura, cosas que yo creía que tenía vedadas cuando era niña. Yo a todo eso le doy gracias.
Y también, por supuesto, le doy gracias a la posibilidad de tener una familia que me quiere, que me ha ayudado, que me ha hecho la que soy. Doy gracias por los amigos que tengo, doy gracias por todo. ¡Si es que hay infinitas cosas cada día por las que dar gracias,¿verdad?, muchas más que por las que quejarse.
Cambiar la conversación era urgente; si no, ella notaría la desnudez de mi alma tocada al sentir mis quejas cotidianas por tonterías en mi propia vida.
Y aproveché su cordialidad para preguntarle otros datos que creo interesante conocer.
¿Usted desde cuándo es la directora de la ONCE en Antequera y comarca?
Desde el 26 de diciembre de 2019 entré cubriendo una baja por maternidad y en julio de 2020 ya me confirmaron y me he quedado hasta el día de hoy, nunca se sabe hasta cuándo nos quedamos,
pero por ahora estoy aquí.
¿No es de Antequera?
No, yo soy de Jerez de la Frontera. Y he vivido y trabajado muchos años en Almería. Primero como fisioterapeuta y después como vendedora de la ONCE.
¿Cuántos ciegos hay en la actualidad, más o menos en Antequera?
Vamos a ver, tenemos que diferenciar. La Organización Nacional de Ciegos recoge no solamente a las personas ciegas, sino también a las personas con una visión tan baja que les produce grave discapacidad.
La comarca que yo llevo incluye también entidades locales autónomas, algunos anejos también aún más pequeños, o por ejemplo poblaciones como Villanueva de Tapia, Algaida…
Nosotros cubrimos 24 pueblos. En ese total tenemos ahora mismo 182 afiliados.
Entonces, en el conjunto de esa grave discapacidad, en Antequera puede haber aproximadamente unas ochenta o noventa personas en Antequera ciudad.
¿Todos son ciegos totales?
De los 182 afiliados, habrá unas 15 personas totalmente ciegas o en trámites de convertirse en ciegas totales, porque sus enfermedades estén degenerando. Ahora mismo se estima que del total de afiliados que tiene la propia ONCE, el 85% son personas con muy baja visión y el otro 15% somos personas completamente ciegas y esto es debido al hecho de que cada vez existen menos causas de ceguera.
¡Ah!, ¿sí?
Sí, claro, gracias a Dios. Cuando yo era pequeña, por ejemplo, cuando yo nací, una intervención de cataratas en un bebé implicaba que podía salir bien o mal. En mi caso salió mal.
Otra causa de ceguera en aquellos años, en los años 70-80, eran las incubadoras. El oxígeno, los focos de infrarrojos, provocaban una ceguera importante. Durante un tiempo hubo enfermedades víricas que provocaban ceguera, como por ejemplo el sarampión. La vacunación masiva de la población española ha ido disminuyendo esas causas.
Hay muchas causas de ceguera que poco a poco se han ido limitando, gracias a Dios.
¡Menos mal!
Aunque existen todavía muchas otras enfermedades de carácter genético, por ejemplo, el glaucoma congénito, las cataratas congénitas…
Las intervenciones quirúrgicas no pueden corregir cualquier causa. En un momento dado, la retinosis pigmentaria que puede aparecer a una edad de más temprano o más tardía y que son enfermedades en las que la retina se degenera poco a poco, hasta que dejas de ver. Y esas enfermedades están ahí en la base de la primera juventud, causas de ceguera de la gente más joven también, gente con polidiscapacidades, pluridiscapacidades… Por ejemplo, personas con daño cerebral neonatal, pues esas personas pueden también tener, ya que hay un daño cerebral, una de las partes que se puede dañar es la corteza o el nervio óptico, y entonces en esos casos también tenemos una ceguera.
¡UF!, ¡Qué duro!
Después en personas más mayores, ya en edades entre los 55, 60 años en adelante, aparecen mucho las degeneraciones maculares, el glaucoma por causa de mayor edad y demás; la diabetes como causa de degeneración de retina… aparecen otras enfermedades, pero claro, nunca llegamos al nivel de personas ciegas del momento en que se creó la ONCE, en 1938, con una guerra civil que todavía no había terminado.
Gente que quedaba ciega por metralla, por disparos, por estallido de minas, aparte de por la precariedad sanitaria que había en la época, la mala alimentación, todo eso provocaba que hubiera problemas neurológicos y sensoriales importantes que llevarían a la ceguera. No estamos en la misma época, ha disminuido, gracias a Dios, el número de personas con ceguera total. Hay más personas con baja visión, eso sí, que provoca grave discapacidad.
¿Hay en Antequera algún colegio especial para niños ciegos? ¿Cómo atienden a los peques?
Niños completamente ciegos ahora mismo tenemos a uno. Pero tenemos niños con muy baja visión y que necesitan atención específica educativa. Y la tienen. La tienen porque nosotros tenemos un modelo mixto, priorizamos el modelo inclusivo de enseñanza. Si quieres, te explico.
Me encanta que lo haga y si hablamos de Educación, mucho más.
Volvemos a los orígenes. Cuando la ONCE inicia su trayectoria, lo que crea son colegios especiales a imagen y semejanza de Francia, del colegio de Louis Braille, una vez que lo reformaron, porque aquello era un apartadero cuando Louis Braille era un niño. Después cambió muchísimo, se le dio otro aire a las cosas. Pero se crearon colegios para niños ciegos con la intención de darles una profesión, o bien prepararlos para la venta, o bien a los que tuvieran unas condiciones mejores para ser maestros en las propias entidades de la ONCE, o para formar parte del personal de ONCE directivo, o profesiones dentro de la comunicación, radio…
Hubo una serie de iniciativas como la Escuela de Telefonía o la de Fisioterapia para crear profesiones exclusivamente para personas ciegas.
Una nueva ley educativa en los años ochenta promovía que las personas ciegas, o las personas con discapacidad en general, no tenían que estudiar en centros especiales, salvo en circunstancias muy concretas, sino que lo ideal era que entraran a integrarse, así se llamaba entonces, dentro de las instituciones educativas existentes.
Es decir, si tú nacías en Jerez de la Frontera, lo normal es que estudiaras en un colegio de Jerez y no en uno de Sevilla. Pero claro, era imposible poner un colegio para ciegos en cada localidad.
¿Qué se hacía? Por ejemplo, en Andalucía teníamos el de Sevilla. Todos los niños ciegos que nacían en Andalucía y que querían estudiar, nos llevaban a Sevilla. Con el desarraigo que supone la pérdida de contacto con familia, la creación de un entorno exclusivo para ellos y después encontrarse y chocarse con el entorno de los videntes.
¡Qué desarraigo, el de entonces!. Mejor ahora, ¿no?
Es que… es que ciegos somos muy pocos. Estadísticamente muy pocos, pero tenemos los mismos derechos.
No es incompatible entender que tenemos que vivir con lo que veis. No hay un mundo especial para nosotros. Cuando sales, sales al mundo de los demás. Y si has vivido en un mundo exclusivo para personas con discapacidad visual, cuando llegas al mundo real en el que tienes que convivir con el resto, chocas frontalmente con todo.
Por ejemplo, el hecho de movimientos repetitivos… el hecho de no tener determinadas precauciones a la hora de, por ejemplo, comer. Si tú te acostumbras a comer de cualquier manera, porque total nadie te ve, cuando después llegas al mundo de los videntes y quieres comer, te vas a encontrar con un problema. Es que socialmente no te van a aceptar. Porque va a ser que siempre se mancha el que se mancha entero y que hay que ver qué fatiguita da ¿qué no?… Me explico, estoy poniendo un ejemplo muy…
No se preocupe, la entiendo.
Desde el 84, el primer sistema fue el de «integración» y ahora estamos en «inclusión». Hay maestros itinerantes. Aquí en Antequera tenemos a una maestra itinerante que va analizando las necesidades educativas de cada niño en cada entorno, en cada colegio. Habla con los tutores, con el director del centro, visita al niño en el centro una vez o dos a la semana según las necesidades, detectando cuáles son las áreas en las que necesita apoyo y le apoya en esa área. Por ejemplo, matemáticas. Las matemáticas en Braille son súper complicadas. O dibujo técnico…
Son difíciles incluso para los que vemos bien
Pues yo hice dibujo técnico.
Pues tiene que ser dificilísimo, para mí lo es, y veo.
Yo he conseguido hacer cosas que mi profesor le dijo a mi profesor de ONCE, la niña no va a llegar a esto.
Entonces, había un libro con una serie de dibujos, te los describían cómo tenías que realizarlos. Y yo tenía un material específico, unas reglas, una escuadra, un cartabón, tenían todo señalado en relieve. Unas ruedecillas con señales que me permitían hacer diferentes texturas punteadas. Tenía un punzón, tenía un compás con una base que me permitía clavarlo mejor y que era más grande que el compás de mis compañeros con una punta afilada. Tenía todo ese tipo de instrumentos específicos para hacerlo, y hombre, aprobé dibujo técnico, no iba sacando sobresalientes. No vayamos a tonterías, pero… la asignatura la saqué y pude formarme una ligera idea y siempre te diré ligera; porque por mucho que a mí me expliquen que en dos dimensiones puede hacer creer a una persona que está viendo tres dimensiones, a mí me estalla la cabeza.
Pero evidentemente por eso,¿qué hizo mi profesor de apoyo?. Explicárselo a mi profesora encargada del dibujo técnico. Y para expresar artísticamente las cosas por lo que yo no podía dibujar, me decía ella: tú vas a modelar, tú no dibujes, tú modelas y haces cosas con arcilla, con plastilina… me mandaban trabajos que yo tenía que llevar a cabo como el resto de compañeros pero adaptado a mis necesidades, lo que llaman los maestros, adaptación curricular. Entonces mi profesor de apoyo ayudaba a mi maestro del cole y del instituto a hacer esas adaptaciones curriculares con menos problemas que sin asesoramiento.
Hoy día se sigue haciendo así ¿?.
Exacto. El profesor itinerante va por los colegios y se atiende a todos. Ahora mismo tenemos a 15 niños desde un añito, que se atienden en colegio o todavía en guardería o en domicilio.
De 19, 20 años tenemos un par de chicas escolarizadas que están ya en formación profesional, digamos, en grados.
Y algunos más que ya están trabajando en… y están preparándose en formación profesional.
Entiendo que estas personas, estos menores tienen unos instrumenos-herramientas con las que pueden ir al colegio, ¿no?
Exactamente. Metodología, audio…
¿Qué tipo de instrumentos se tienen actualmente?
Nosotros trabajamos con muchas cosas. Ahora estamos en la época de las tecnologías. Voy a hacer una cosa. El movimiento se muestra andando. Vente a este lado de la mesa. Vamos a ver. Este es mi ordenador. ¿Vale? En principio, verás que es un ordenador normal.
Me estoy desplazando con el cursor en la pantalla, ¿verdad?
Sí.
Yo tengo ahora mismo un aparato. Esto es un revisor de pantalla que me está hablando. Lo desconecto.
Y también tengo esta otra referencia, una línea braille.
Por ejemplo aquí pone copia. Y esos son los documentos que están apareciendo en la pantalla.
Ahora tú puedes seleccionar el que creas conveniente y entrar en él.
Me leyó exactamente lo que aparecía en la pantalla, siendo ciega, esto es magia tecnológica.
¿Esto está también a disposición de los niños y para afiliados?.
Se le adapta a las tablets. También hay magnificadores de pantalla, ampliadores de pantalla…
Este es mi móvil. Esto es un móvil normal.
¿Es un iPhone?.
Sí, sí. Pero de fábrica lleva un revisor de pantalla que yo activo luego con esto y me permite acceder a todas las aplicaciones. La ONCE ya estaba, incluso en 2008, creando revisores de pantallas propios…
Me enseñó sus mapas en braille para su organización de la comarca y sus ingenios para gestionar su trabajo. Y me contó los recursos de los que disponen los estudiantes para poder estudiar y aprender. Adaptaciones para las tablets para que puedan ver libros electrónicos en su tablet al tamaño que necesitan, de la manera que necesitan. Un material educativo específico, libros adaptados en braille, apoyo mediante mediadores de comunicación tanto para el niño como para el entorno, para niños sordos ciegos…
Estoy sorprendido, admirador de tanto avance
¿Verdad?.
Nunca es suficiente, siempre hay algo que mejorar. Siempre hay algo en que nos escapamos, que nos quedamos ahí un poquito… bueno, pero al menos rondando la suficiencia.
Pero tenemos un maravilloso sistema. Y además, lo mejor es que todos somos conscientes de que cada día hay que mejorar un poco más. Aquí no existe la calma, aquí no existe la autocomplacencia. Hoy tenemos esto, mañana queremos más, para dar un mejor servicio.
En temas de ocio, ¿cómo os desenvolvéis los ciegos en Antequera?, ¿aquí la gente suele ir a baile, va al teatro?…
Ahí tenemos un poco más de dificultad que las personas que veis.
Podemos ir a todo; pero que nos sintamos integrados, es más difícil.
También depende mucho de las características de cada persona. Intentamos potenciarlas para que puedan, pero nos exige siempre un extra.
En Antequera tenemos personas, como por ejemplo Manoli González Aguilar, que fue fisioterapeuta en el hospital de Antequera, que es muy conocida y muy querida aquí, fue premio Efebo en febrero pasado, por su entrega con respecto a la inclusión, la accesibilidad y muchas cosas más.
Manoli participa en el grupo de teatro de la ciudad de Antequera. También participa en otro grupo de teatro en Málaga, que lo ha creado la ONCE como tal y además va a natación y a hacer ejercicio a la piscina cubierta y al pabellón Fernando Argüelles… Ella se desenvuelve muy bien.
Pero en otros muchos casos tienes que buscar gente que esté concienciada con que te quiere ayudar a entrar en su círculo.
En otra ciudad donde yo vivía anteriormente fui a un gimnasio y el profesor me dijo: «perdona, pero lo que hacemos aquí tú no lo puedes hacer».
Dije, ¿por qué?.
-«Es que lo hacemos en el espejo».
-¿Y tú no puedes contar lo que estás haciendo en el espejo? ¿No puedes decir, primero, cómo vas a hacer el ejercicio y después poner la música y que lo hagamos?.
Pues no, alguna gente no quiere adaptarse al esfuerzo que nosotros queremos hacer por incluirnos y bien es verdad, que a algunas de las personas ciegas les cuesta mucho tratar de luchar contra esas barreras de fuera y de dentro.
Apesar de que la sociedad de hoy es más inclusiva, aún así tenemos ciertos problemas. Por ejemplo, yo no me voy a ir a una discoteca sola nunca en la vida; porque primero que el sonido excesivamente alto me hace perderme, porque dejo de tener referencias.
Te pongo un ejemplo, cuando a vosotros os da directamente la luz del sol o un rayo que os dirijan al ojo, ¿no os pasa que os desorientáis y perdéis la perspectiva?.
Totalmente.
Pues a nosotros nos pasa lo mismo cuando tú pones la música muy alta o un martillo neumático en una calle o un «rotaflé»… es que no puedes cruzar la calle, porque no oyes los coches de dónde te vienen.
Y con esas dificultades, ¿cómo se puede ver un edificio, el arte de una fachada o de los museos?
Me imagino que en otras facetas ya se está más preparado para ello, pero para ver un edificio…¿?
Nosotros dependemos mucho en esos casos de dos posibilidades. Primero, de la capacidad descriptiva de las personas que están en nuestro entorno. Segundo, dependemos también de la flexibilidad de quienes gestionan ese patrimonio, porque si tú me estás contando algo y tengo al alcance de la mano la pieza, porque por ejemplo es un grabado, pero no me dejas tocarlo, porque no se toca. A mí, yo comprendo que no lo toque todo el mundo, pero…es que ¿cuántos ciegos hay que tengamos que tocar?, cuatro personas, cinco, vamos a poner veinte.
No es tampoco una cosa imposible de asumir, ¿no?. Algunas personas nos permiten, así haciéndose un poquito «el longui», que toquemos los elementos que están al alcance de nuestras manos y toquemos las piedras de los dólmenes, por ejemplo.
Yo he tocado en el museo de Antequera, esquelas. Son esas piedras grandes con grabado, piedras funerarias, son como lápidas, y entonces tienen grabadas, a lo mejor, pues una serie de elementos, incluso a veces no tienen letras, sino gráficos…
Cuando yo toco, no solamente toco con la intención de observar las cosas de mi entorno, sino también con la intención de transmitir o de tomar esa energía del elemento y de transmitir la mía propia y de transmitir afecto.
No sé, es una cosa que todos hacemos de manera inconsciente, como quien nos desliza la mano por la manga del vestido. O como quien está eligiendo la ropa que se va a poner. Yo he visto a mis amigas videntes coger la prenda y tocarla. No solamente la miran y se hacen una idea de cómo les va a quedar sobre el cuerpo viendo el peso en la mano. Yo eso lo he visto hacer a gente que ve, en una tienda o en su propio guardarropa. En nosotros es muy necesario el sentido del tacto.
Cuando íbamos a subir este artículo, nos ha agradado mucho la noticia de que el Ayuntamiento ha realizado el esfuerzo de editar planos de la ciudad en lenguaje braille, para facilitar las visitas de personas ciegas o con altas deficiencias visuales. Sin duda, una iniciativa loable de cara al bienestar tanto de nuestros conciudadanos residentes en Antequera, como del turismo accesible.
Claro, para ustedes es fundamental el sentido del tacto.
Realmente, nosotros desarrollamos también mucho la imaginación. No tenemos más remedio. Si nos cuentan bien las cosas, las entendemos.
Y otra cosa a la que, en un momento dado, nosotros podemos recurrir y vosotros también, es a las maquetas.
Yo he tocado las piedras de los dólmenes y he paseado por los dólmenes, me lo han explicado y lo he entendido perfectamente, sin problemas. De hecho, me acuerdo que le llamó la atención un comentario que le hice a la guía porque nos explicó que el dolmen de Menga era como un pasillo estrecho hasta que se abría en una cámara semicircular con un pozo y que se utilizaba para rituales y que no sabían exactamente qué pensaban. Primero que era como un corredor simbólico solo de muerte, pero que no tenían muy claro y yo les digo que iniciáticamente también se podría utilizar, como una metáfora del útero materno, el líquido anmiótico, el pozo… La forma más que semicírcular, es más como una perita, es el útero y el canal del parto es el pasillo. Tú entras allí de una manera y cuando sales, sales de otra. Es que es una metáfora completa.
Y me dice, pues sí. Es una posible interpretación.
Poder comprender ese esquema es más fácil si te lo explican bien y aunque no lo puedas ver, si te dejan tocar la maqueta del museo conjunto dolménico. Así lo entendí todavía mejor porque vi la perspectiva completa, vi lo que yo no podía tocar por mucho que quisieran dejarme, el techo de la parte abovedada, las cubiertas… y me dio una visión más completa todavía del elemento.
En Madrid, la ONCE tenemos un museo que se llama Museo Tiflológico. Se muestran maquetas de monumentos y edificios nacionales e internacionales del Patrimonio de la Humanidad; obras de pintura, escultura y arte textil. Yo he ido allí. Me enseñaron las pinturas de Altamira….
Claro, pero es que yo al ver aquello, digo esto es fácil aquí. Bueno, es fácil. Tienes su dificultad. Requiere inversión. Es fácil allí. Pero aquí, ¿cómo ve uno tanto arte monumental?.
Hay cosas que se nos van a perder siempre, por ejemplo, el techo de la iglesia de Belén. Yo nunca lo podré ver. Salvo que a alguien se lo ocurra, por ejemplo,hacer una maqueta y que ponga una especie de maqueta de la iglesia de Belén y al lado de la misma maqueta, otra a mayor tamaño, reproduciendo el techo. Salvo que hagan eso…
Yo no voy a poder nunca ver, el azul cobalto del techo, el barroco antequerano, los pigmentos ricos que utilizaban porque tenían parné y no tenían que pintar en blanco y en gris. Eso yo lo entiendo. Pero quizá recrear las imágenes o poder llegar a comprenderlas, no puedo.
Sin embargo, por ejemplo, el coro de la Catedral de Cordoba, yo lo he tocado y allí no dejaban tocar a nadie, a mí me han subido y me han dejado tocarlo.
¿Sabes?. El órgano de aire que tienen allí, me permitieron acariciar las teclas, ver cómo es, me permitieron ver los registros, o sea que hay elementos que sí podemos… Hay que concienciar a los guías, de que lo que se pueda tocar, por Dios que nos dejen tocarlo. Y lo demás que lo suplan con imaginación y con capacidad de descripción. No me digas: «allí». Dime «frente a ti», «al fondo», «donde se unen el muro y la pared», o el muro y el techo, y yo me hago una idea. ¿Me explico?.
Como un libro abierto
¿Usted se ha apuntado en algunas rutas para invidentes aquí en Antequera?
Sí. Yo he ido con Natasha. Natasha es del equipo que dirige Justine. Son buenísimas. Fue mi primera visita en Antequera en el microbus eléctrico de Juan. Fui precisamente con ella a ver los dólmenes la primera vez. Después los he vuelto a ver una vez que contraté una visita con otra empresa, María Luisa Ruiz, que en paz descanse, escribió un libro muy bueno ‘Forastero en Antequera’. Tenía una serie de personas, un guía también muy bueno que se llamaba David, nos hizo una ruta a mi pareja y a mí, los dos somos ciegos, una ruta solo para nosotros, nos fue explicando todo lo que pudo.
Ambos, de diferentes empresas turísticas de aquí de Antequera, nos lo explicaron de forma muy atractiva. Natascha y David lo explicaron todo tan bién, que yo «lo flipaba», yo me hubiera llevado toda la vida con estas personas.
Emocionalmente, sentir que pierdes la vista debe ser como que se derrumba el mundo ¡¿?!
Así es. Hay mucha gente que cuando pierde la vista cree que ha perdido la vida. Y nos cuesta mucho trabajo volverla a poner en el mundo o hacer que entre en una vida llevadera. Algunos nunca entran del todo. Hay gente que necesita apoyo psicológico. Por ejemplo, yo intenté esta Semana Santa que una de mis afiliadas nos acompañara, a mi pareja y a mí, a la Hermandad de los Estudiantes, que nos permitieron tocar sus imágenes.
El año pasado hicimos la visita y nos gustó mucho y este año queríamos repetir. Ya más por el placer de estar con ellos. Y si podíamos acercarnos un poco a las tallas, pues fantástico, ¿no?.
Nos estuvieron enseñando elementos del siglo XVII de allí de la iglesia, nos estuvieron enseñando las imágenes y cuando estaban bajando los pasos, pudimos tener contacto con los Cristos…
El Cristo Verde me llamó mucho la atención, parecía un hombre, enteramente. En fin, …la virgen tan preciosa, ¡una maravilla!.
Pero, claro, le hablé a mi amiga de venir y me dice, «es que yo ya no veo».
Digo, pero tú puedes tocarlo y, además, tú lo has visto antes y puedes tener una sensación diferente. ¡Chiquilla, una talla de 400 años, no se puede tocar todos los días!.
Me dijo, «no, no, no, yo todavía no estoy preparada para tocar».
Muchos no están preparados para tocar e imaginar, no quieren aceptar que su mundo ha cambiado, es decir, ir a ver una imagen y tener que tocar le implica que el cambio ya está instaurado y para que una persona lo acepte, le cuesta su tiempo.
Es mi experiencia personal con lo que yo veo en mi entorno, con lo que he visto a lo largo de muchos años. Después hay muchas personas ciegas que les daba apuro ir con un bastón, o que se… o casi que era como un suplicar… el poder tocar las cosas es para muchos como si te estuvieran haciendo un favor muy grande y que da vergüenza pedir que te lo hagan.
¿Usted también se ha sentido así?
No, yo siempre he sido una desvergonzada, yo siempre he pensado que «la vergüenza era verde y se la comió un burro», que mi naturaleza es la que es, que yo nací así, que tiene la misma importancia que ser morena y que si yo le pido a alguien que me deje tocar y me lo permite, pues bendito sea Dios, que tengo derecho, ¿no?. Y que no pasa nada.
Si me dicen que no, pues también lo puedo entender.
Quizá en todo esto influyó mucho una profesora mía. Yo tuve una profesora en EGB, mi profesora de Historia, que en el Museo Arqueológico de Sevilla, en aquel entonces, te estoy hablando del año 87-88, pidió autorización para que yo tocara piezas auténticas.
Entonces fui a la visita con mis compañeros y me cogió mi profesora de la mano y me dice ven conmigo y me llevó al despacho del director del museo y me dijo: «te vamos a permitir tocar piezas de verdad auténticas». Y tuve en mis manos flechas de silex, tuve una imagen neolítica de una mujer con un niño dándole el pecho, tuve… y todo eso a mí me dio una gran felicidad.
Sentí que tenía derecho a eso desde siempre, porque me dijeron que lo tenía cuando en mis 12 años. Y lo aprendí, que la cultura también es para mí. Pero hay gente que casi se lo tiene que auto-recordar cada día, porque creen que de alguna manera el perder la vista es perder la vida.
¿Antequera está bien preparada o tenéis demasiadas dificultades para, por ejemplo, andar por las calles. ¿Cuál es su experiencia con otras ciudades?
A ver, mi experiencia es que aquí se pone más interés que en otras ciudades en que las cosas se hagan bien. Se intenta hacer accesible el máximo de estructuras posibles, pero tenemos un problema, que esta es una ciudad con mucho patrimonio monumental y ese patrimonio no es modificable a veces.
A mí no me van a poner una calle lisa para subir. Después de subir, empezar la cuesta de zapateros para arriba y cuando llegas al empedrado aquel que hay, hasta la Alcazaba, pues no me lo van a poner de piedra lisa para que yo no me caiga. Y ahora ¿qué hacemos?
Yo puedo caminar pero esas piedras están desiguales, más la pendiente. Unos sitios con escalón, otros sitios con cuesta. Las calles estrechas, tampoco te creas tú que me ayudaría mucho teniendo en cuenta cómo son las calles. Esa parte es muy difícil acceder a ella. De hecho, yo me acuerdo que Natasha lo que hizo -porque no solamente iba yo que era una persona ciega, sino que iba gente más mayor y demás- fue subirnos en el minibús hasta arriba, al Arco de los Gigantes.
Ahora van a hacer dentro de la Alcazaba, al entrar por el Arco de Gigantes, van a hacer un elevador que permita la entrada a los jardines, eso está muy bien. Yo creo que va a estar genial.
Después, sin embargo, hay cosas a las que tú puedes acceder un poco mejor. Lo bueno de Antequera es que todo es monumento. Por ejemplo, yo me enteré cuando mi madre me lo explicó, muchas de las casas donde hay tiendas ahora mismo en la calle Infante, hay algunas que son casas palacios, edificios preciosos…
Entonces la vista en vosotros es transmisión y sentimiento.
Sí, en parte sí. O sea, nosotros utilizamos para ver nuestra imaginación y para enriquecer nuestra imaginación necesitamos de vosotros los que estáis ahí, que tenéis el sentido completo de la vista. Una buena descripción a nosotros nos hace llegar a donde queramos. Sin problema.
¿A usted le gusta leer?
Yo soy una lectora fanática de novela histórica.
¿Sí? ¡Qué bueno!
Sí, me encanta. Leo muchísimo. Mínimo cuatro libros al mes. Mira. En la ONCE tenemos una biblioteca de más de 75.000 títulos. ¿Qué quieres que te diga? eso me permite leer mucho. Y aparte tengo la Audible y otros recursos. Es que hay tantas cosas. Hay tantas plataformas…
A mí y a la gente de mi entorno nos ayuda mucho. Yo me quedé con muchas ganas, después de leer La Catedral del Mar de Ildefonso Falcones, de visitar Santa María de la Mar en Barcelona.
O cómo Eva García Sáenz de Urturi te describe el casco antiguo de Vitoria, las diferentes calles con los nombres de los diferentes gremios, cómo son, cómo es la catedral, cómo es… cómo se hacen las fiestas de la Blanca, todo en un entorno de un thriller con muertos, con esto y con aquello y lo demás. Pero te lo describe de una manera que tú dices yo quiero ir a Vitoria y que alguien me meta por sus calles y me lo explique bien. ¿Sabes?. Yo ya tengo mis imágenes creadas, necesito que alguien me las reitere y que me dé más datos cuando yo vaya. Que me lo enriquezca, y de verdad que entra en mí ese entorno, casi lo puedo ver.
También nos fijamos en los olores y nos fijamos en el habla de las personas de alrededor, si vas a una ciudad distinta, te fijas en los alimentos que ponen en los bares, como todo el mundo, ¿no?.
Eso, usted trata de fijarse en todo, no va solo al monumento...
Como cualquier otra persona. A ver la estructura, la sociedad que vive en ese entorno. A sentir otras paisajes sociales y urbanos y apreciar su diversidad.
No es habitual ese entusiasmo que tiene normalmente y que contagia. Tiene usted unas características anímicas especiales.
Claro, como tampoco la tiene igual toda la población que ve.
Y hay gente que no va a ver un monumento en su vida. Y hay gente que se vuelve loca por visitar monumentos, que le hablen sus piedras…
Pero entre los ciegos, también hay mucha gente a la que nos gusta el arte, a la que nos gusta hacer visitas, conocer monumentos, conocer ciudades. De hecho hay una agencia de viajes que se está especializando en Málaga en viajes para personas ciegas. Que facilita todo lo necesario para que se sientan seguras, incluso, aunque vayan sin acompañantes. Son viajes algo más caros, con más garantías en el sentido de que si tú vas sola, pues tienes la garantía en esa agencia de viajes que alguien te va a acompañar, que no nos vamos a sentir nunca perdidos…
Date cuenta, si no existiera un público que pidiera eso, no existiría ese servicio tan interesante.
En muchas ocasiones imagino que será muy bueno que os ayuden acompañantes voluntarios. ¿No?.
Claro. Y lo agradecemos mucho.
¿Hay muchos voluntarios que os ayudan en Antequera?, ¿cómo funciona el voluntariado específico en vuestra organización?
Estamos formando voluntarios porque puede ser que se piense que hay muchos, pero no hay tantos. Lo que pasa es que nuestro proceso de formación de voluntarios es un poco lento porque es muy específico.
Explíqueme, por favor
Una persona llega aquí, le cuentas en qué consiste, tenemos una serie de programas, uno de ellos, por cierto, es el cultural recreativo, le explicamos en qué consisten los programas y la persona dice, venga, sí, yo quiero ser voluntario. Pasamos sus datos de contacto para que les incluyan en un curso online y una vez que terminan el curso online, se les da un curso de formación de técnica guía y de una serie de cuestiones para que puedan desenvolverse con personas ciegas o con muy baja visión.
La técnica guía es importante, consiste, por ejemplo, en que yo no te agarro y «jalo» de ti y te llevo a empujones. O te cojo del bastón, como me han hecho a mí alguna vez, que me han cogido del bastón y han tirado de mí. Y digo, pero bueno, señores, que no soy un borriquillo, por favor.
La técnica guía tiene unos pasos, es muy sencilla, pero hay que enseñarla. O, por ejemplo, ¿cómo explicarte?… cómo están unos alimentos distribuidos en un plato, o cómo orientarte en el espacio. O no decir «aquí», «allí», sino describir, «a tu derecha, a tu izquierda, delante, detrás, arriba, encima de ti, de frente, por encima de tu cabeza»…
Entonces ese tipo de cosas se les enseña y una vez que ya tienen esa formación completa, firman un compromiso de voluntariado y deciden qué días y qué horas están disponibles. Y entonces nosotros vamos recurriendo a ellos cuando los vamos necesitando.
¿Tenéis mucho movimiento en los que se necesiten voluntarios?
Yo entré en una época en la que aquí en Antequera se estaban haciendo pocas actividades, entre otras cosas, porque vino el COVID. Llevaba aquí dos meses y nos tuvimos que encerrar. Y es que esto ha sido una locura para todos, para nosotros también. Ahora estamos empezando a echar actividades a andar. En mayo vino la Asociación Andaluza de Perros Guias, por ejemplo, a hacer una visita y tuvimos que pedir voluntarios a Cruz Roja porque no teníamos bastantes, porque entre unas cosas y otras, normalmente con dos o tres voluntarios que teníamos aquí no podíamos con la convocatoria.
También, como sucede en cualquier población pequeña, pues todos tenemos vecinos, amigos, familiares, que en un momento dado te dicen yo te acompaño a la visita. O yo te acompaño a dar el paseo por la tarde, o al supermercado, al médico…nosotros estamos en un sitio en el que la gente tiene más contacto vecinal y tiene con ello más ayuda. Tú te vas a una ciudad más grande, como Málaga, y no es así. Claro, aquellas redes sociales de apoyo son mucho menores. Entonces, son imprescindibles los voluntarios.
También necesitamos que el beneficiario se conciencie de que el voluntario está ahí para eso. Te pongo un ejemplo. Tengo una amiga, porque terminas haciendo amistades con tus afiliados, que me dice, «es que claro, si yo pudiera ir al Mercadona, pero no me hallo con tanto lío…
-¿Y qué te impide ir al Mercadona?. Dímelo y se lo pedimos a un voluntario.
– ¿Pero para eso voy a hacerle ir?.
– Para eso precisamente también nos pueden ayudar los voluntarios.
– ¿Cómo voy a entretener a la criatura?
– Es que no es entretener a la criatura, es que es el servicio que está haciendo para ti, como voluntario/a y con mucho mérito, pero es su decisión personal hacerlo.
– ¿Y cómo le voy a poner a que me vaya leyendo los precios…?
– Porque esas son también nuestras necesidades reales y ellos y ellas lo hacen con gusto de ayudar.
¿En qué otras actividades cotidianas pueden ser útiles los voluntarios a una persona ciega?, ¿para dar de comer, para jugar al ajedrez?…
Pues mira, por ejemplo, para jugar juegos de mesa también nos podía venir bien.
Para hacer visitas tenemos un problema muy grande con las comunicaciones y los transportes públicos. Hay afiliados nuestros que no pueden venir a las actividades que planteamos o que se plantean aquí, porque no tienen quien los lleve y quien los traiga. Y es que yo no puedo coger y ponerme a poner taxis, como una loca. Un taxi, por ejemplo, desde qué te digo yo, desde Cuevas o desde Tapia, yo no puedo traer un taxi para acá y volver para allá. ¿Me explico?, no puedo.
¿Qué me vendría bien?. Pues poder contar con algunos voluntarios que no les importe hacer esos desplazamientos, acompañarnos en las actividades, poder ayudar a volver a los afiliados a sus sitios…
O un sábado que queramos hacer una visita o que queramos salir a una feria…
Por ejemplo, ir a la feria para nosotros es muy difícil. Es muy difícil porque tú no puedes desplazarte en el entorno de un ferial, porque estás distorsionado por el sonido, porque las calles están redefinidas, porque vas por un entorno que está claramente modificado y tú tiras mucho de memoria para poder hacer todo eso en tu movilidad diaria. Entonces tienes que contar con buena voluntad de gente o con voluntarios. Nosotros, por ejemplo, hemos ido a un concierto este verano a la feria de Antequera. Ha sido la primera vez que he ido a un concierto en feria. ¿Por qué?. Porque habían puesto la plataforma elevada. Si tú me dices que hay una zona para discapacitados, pero está en medio de todo el mogollón y no hay nadie que me ayude a llegar a la zona y encima el transporte público no llega, yo no puedo ni llegar. El que tenga muletas o silla de ruedas, a lo mejor, con dificultad, pero yo no puedo. ¿Qué es lo que han hecho este año?. Pues protección civil, que tiene su voluntariado nos localizó y fuimos hasta la zona del concierto. Nos ayudó a subir a la plataforma que estaba diferenciada del resto. Por tanto, no nos podíamos mover de nuestro espacio. Estuvimos atendiendo al concierto y cuando terminó y se retiró la mayoría de la gente, vinieron nuevamente los voluntarios de Protección Civil y nos ayudaron a bajar y a llegar al transporte público. Si no lo hacen así, nosotros no podemos ir al concierto. Se lo agradecimos con toda el alma.
Los voluntarios son necesarios en todos los entornos. Nosotros los necesitamos aquí y queremos ampliar nuestra red de voluntarios. Tenemos ya dos o tres personas que han manifestado su interés y estamos formándola. Necesitamos más personas que quieran comprometerse.
¿Puedo hacer algo más como editor para hacer mi página accesible a personas ciegas?
Vamos a ver tu página. La página se llamaba atqmagazine ¿no?.
Así es.
Un momentito, que tengo que volver a poner las claves. Esto es cada 10 minutos, mi ordenador si no lo uso se queda inactivo para disminuir la huella ecológica.
Mientras carga, ¿quiere usted un caramelito?
Ah, pues mira, sí, te lo agradezco. ¿Es un smint, no?
¿Cómo lo ha visto si aún no se lo he dado?
Por el sonido de la cajita. Es tan característico que…
A ver, un momentito que ya está el ordenador en marcha.
Vamos a ver…
Sí, entro bien.
Estuvo navegando en ella y me dijo…
La accesibilidad de tu página es 100%. Está muy bien. Está definiéndome muchas cosas que yo no esperaba que me definiera.
¿Pero otras personas en sus casas tendrían que tener estos aparatos conectores que usted tiene? Esto es gratuito, la ONCE se lo da a todos los afiliados.
¿Ah, sí?
Claro. El revisor de pantalla, que es lo que yo estoy utilizando ahora mismo. Y otro que tenemos, que es magnificador de pantalla. Amplía las zonas de la pantalla que necesites, mover los textos, mover las cosas, de manera que tú puedas actuar mejor, facilitar el uso del ratón, etcétera.
Pero es que tú has hecho la página accesible sin que nadie te lo haya explicado …Hay un punto que dice saltar al contenido, es decir, si yo quiero pasar de todo el menú, le doy este enlace y paso al contenido…
¿Puedo hacerle una foto?
Sí, pero antes, sitúate enfrente de mí.
Ya estoy
Mírame y dime si se me ha desdibujado el pintalabios.
No. Están muy bien pintados.
Bueno, ¡pues sácame guapa!.
Me acordé de lo que decía Frida Kahlo sobre la belleza y le contesté:
con lo que me ha contado hoy y cómo me lo ha contado, es usted quien ha hecho una foto preciosa de usted misma. Más bella, imposible, se lo aseguro.
«La belleza y la fealdad son un espejismo, porque los demás terminan viendo siempre nuestro interior» | Frida Kahlo