El investigador y guía ambiental Francisco J. Rodríguez presentó su nuevo libro Torcal. Habitantes del Tiempo: Una historia humana en el marco del Festival Literario de Antequera
Bajo la luz templada de abril, el corazón de la ciudad se llenó de palabras, recuerdos y emociones durante la Semana del Libro. Se celebraba la segunda edición del Festival Literario de Antequera. Francisco Rodríguez , autor antequerano presentó su obra Torcal. Habitantes del tiempo cosechando aplausos, silencios conmovidos y un sinfín de agradecimientos de quienes le escuchamos.
Francisco Rodríguez no llegó al festival como un autor más, sino como un hijo de la tierra que ha sabido escuchar y rescatar las voces que durante décadas habitaron las alturas del Torcal.
Su libro, fruto de más de ocho años de investigación y entrevistas, es mucho más que una obra costumbrista: es un acto de amor hacia su tierra, hacia los oficios desaparecidos, los personajes olvidados y las historias que nunca tuvieron espacio en los libros de historia.
Durante la presentación, el autor compartió anécdotas sobre su proceso creativo y la emoción que sintió al volver a dar vida -con nombre, voz y memoria- a personajes como Frasco Patarra, Lorenzo el Caqui o el mítico Chirri. Habló también del miedo a los lobos, de los prácticos de la sierra, de recoveros y de una comunidad que, a pesar de las carencias, supo encontrar la alegría en la fiesta y en la palabra compartida.
Rodríguez, naturalista reconocido por su labor en el estudio del ecosistema del Torcal de Antequera, explicó que la obra nace de su necesidad personal de narrar “la parte humana del Torcal”, una dimensión hasta ahora poco tratada en la bibliografía tradicional centrada en geología, flora o fauna. “Yo quería leer ese libro, y como no existía, decidí escribirlo”, confesó.
El autor, premiado por la Agencia de Medio Ambiente de Andalucía y el Colegio de Doctores y Licenciados de Málaga por su trabajo en el río Guadalhorce, ha dedicado años a recopilar testimonios orales de antiguos pastores, recoveros y habitantes de la sierra, logrando entrevistar a una veintena de personas del entorno del Torcal. Fruto de ese trabajo de campo es esta obra que recoge la historia viva de las familias que poblaron y trabajaron la sierra.
Entre las historias recogidas, destacan episodios como el del último avistamiento de una loba en el Torcal, la reatas de mulas que transportaron a científicos europeos en 1926, o anécdotas protagonizadas por personajes como Frasco Patarra, pastor legendario que sobrevivió a una picadura de víbora, o los doce hermanos huérfanos de Navarrete, que sacaron adelante una casa y un rebaño en plena sierra.
Rodríguez explicó que este primer libro representa solo una tercera parte del material que ha recopilado, y que ya tiene planeadas futuras entregas. Además de su labor literaria, continúa trabajando como intérprete ambiental en el Caminito del Rey, y colabora activamente en el seguimiento de especies protegidas como el cernícalo primilla.
Torcal. Habitantes del Tiempo está disponible en librerías de Antequera como San Agustín, Cristina Aragón, Alfil, París o Descalzas, también en la web de la propia editorial Serendipia, y supone una nueva mirada sobre uno de los espacios naturales más emblemáticos de Andalucía: una mirada que rescata las voces olvidadas del mundo rural y las devuelve, con respeto y belleza, al presente.
“No quería hacer un libro de historia académica, sino una ventana en el tiempo: una forma de recordar cómo era la vida allí, contada por sus propios protagonistas”, | Francisco J. Rodríguez

Con más de 80 fotografías y una narración profundamente humana, Torcal. Habitantes del tiempo ha sido recibido con entusiasmo por lectores de todas las edades, que encuentran en sus páginas una ventana a una Antequera menos conocida, pero tan real como entrañable.
El festival fue, sin duda, un escenario idóneo para que el autor volviera a recordarnos que “El Torcal no solo es piedra y silencio”, dijo Francisco en un momento de la presentación, “es memoria viva, y este libro es mi forma de decir que esas vidas importan, que no se pierdan en el olvido”.

En un rincón sureño de la reseca geografía hispana, genuinas historias humanas perviven escondidas esperando ser contadas. El viejo Lorenzo el Caqui abre la saga de esta memoria coral. Enclavado en un sublime paisaje, El Torcal de Antequera rememora su niñez montaraz.
Una galería de variopintos personajes desfilará por este retrato costumbrista que relata su odisea desde los albores del siglo XX hasta la posguerra. Collage antropológico y etnográfico de un modo de vida enraizado en la tierra.
Los hombres de poder se repartían los pastos de la sierra, mientras el viejo Sietecuellos sobrevivía refugiado en la oscuridad de su cueva. De pronto, una larga hilera de yeguas atraviesa estas soledades en pos de la feria de ganado. Los tratantes regatearán para hacerse con las mejores bestias.
El último asaltador de caminos, el Chirri, es buscado por la Guardia Civil. Entre tanto, huesos de pobres almas de la contienda fratricida descansan en grutas escondidas. Lobo, el cazador de recompensas, se encargó de acabar con ellos. Los hombres de la sierra, proscritos sin perdón, bajarán cuando caiga la noche en busca de un bocado que echarse a las tripas.
En las cumbres, una jauría de perros salvajes ha asesinado a las ovejas del Caqui. Yacen despanzurradas con las entrañas esparcidas por el monte. Entre tanto, el Jorobado de Zapata ha sido secuestrado y pedirán un jugoso rescate por él. Una víbora acaba de clavar sus colmillos en las carnes del viejo Frasco Patarra. La ponzoña corre por sus venas y la muerte le acecha.
Este es el relato de una historia humana, la de una comunidad arraigada en la sierra. Con la desaparición progresiva de sus últimos supervivientes, testigos de un mundo pasado, desaparece para siempre el lazo que nos unía con aquel tiempo. Mas nos quedan sus testimonios, plasmados en esta obra. Un legado narrado por sus protagonistas; con su sola palabra rubrican la veracidad de todo cuanto sucedió.
Una emotiva semblanza que encarna la vida y los días de aquel mundo rural.
Historias que cautivarán al lector, estimulando su imaginación para trasladarlo a una época donde la familia, el trabajo y el sacrificio personal constituían los valores más sagrados.
Una montaña que fraguó a sus habitantes, modelando su carácter y su esencia.
Ocho años de investigaciones y entrevistas, testimonios orales de una veintena de personajes hilados en veintiún capítulos bellamente ilustrados con más de ochenta sugerentes fotografías, todo ello contrastado con una amplia bibliografía.
Una obra hecha a fuego lento, de lectura sosegada.
Esta es la historia de una montaña y sus habitantes. La crónica de un largo siglo de memorias orales.
Francisco J. Rodríguez es un investigador y divulgador medioambiental con una amplia trayectoria en el estudio del ecosistema del Torcal de Antequera (Málaga).
Ha sido premiado por:
La Agencia de Medio Ambiente de Andalucía
El Colegio de Doctores y Licenciados de Málaga por su trabajo sobre el ecosistema del río Guadalhorce.
Encargado del inventario y propuesta de restauración de fuentes y abrevaderos del Torcal, por el Ayuntamiento de Antequera.
Autor del libro “La naturaleza en Villanueva del Rosario”, publicado por su Ayuntamiento.
Forma parte de un grupo de seguimiento de la colonia de cernícalos primilla, una rapaz protegida en el núcleo urbano de Antequera.
Actualmente trabaja como guía e intérprete de la naturaleza en el Caminito del Rey, en el Paraje Natural del Desfiladero de los Gaitanes.