Pepe Ponce, una voz lírica de Málaga, en el II Festival Literario ‘Las Cosas del Campo’ de Antequera

Antequera volvió a convertirse entre el 21 y el 27 de abril 2025 en epicentro de la literatura con la celebración del II Festival Literario ‘Las Cosas del Campo’, un encuentro que reunió a autores, lectores y amantes de las letras en torno a la palabra escrita.

Entre los nombres destacados del certamen brilló con luz propia el del poeta y escritor malagueño Pepe Ponce, miembro activo de la Asociación Literaria Generación del 22 y una de las voces de la lírica andaluza actual.

El festival, celebrado en dos espacios emblemáticos de la ciudad, el claustro de San Zoilo y su plaza adyacente de Fernández Viagas, ofreció un ambiente cercano y acogedor. Entre lecturas al aire libre, mesas redondas y presentaciones, el público pudo disfrutar de una programación diversa y comprometida con la literatura de calidad. Bajo la suave luz de la tarde antequerana, los versos de Ponce encontraron un eco especial en la intimidad del público presente.

Fue en los dos primeros días del Festival cuando escritores emergentes tuvieron la oportunidad de presentar sus libros. Y, aunque su trayectoria literaria comenzó de forma tardía, el festival ha sabido reconocer en Pepe Ponce una voz madura y esencial, haciendo justicia a una obra que, desde la sencillez, alcanza una profundidad emocional que no deja indiferente.

Nacido en Málaga en 1950, Ponce llegó a la literatura desde una formación académica breve, pero con una pasión lectora profunda que lo acompañó toda la vida. No fue hasta 2019 cuando irrumpió en el panorama poético con Inmerso (Ediciones del Genal), un debut tardío pero contundente, al que siguieron Duele la ausencia (2021) y Fuego verde (2023), ambos bajo el sello de Editorial Anáfora. En 2024 sorprendió con su primera novela, Otoño en Málaga, publicada por Jákara Editores, editorial que también ha acogido su poemario más reciente, La ventana azul (2025).

Durante su intervención en el festival, Ponce compartió algunos de sus poemas más representativos, en los que la nostalgia, el tiempo y la ciudad de Málaga se entrelazan para dar forma a una poesía intimista y emocional. Su estilo, lírico y contemplativo, conecta de forma directa con el lector, evocando paisajes internos y externos donde la memoria y la ausencia se convierten en protagonistas.

En el turno de preguntas, Ponce reflexionó sobre su vocación tardía y su relación con la escritura: “Nunca me planteé ser escritor, pero la poesía me encontró cuando más la necesitaba. Escribo para entender lo que siento y para no olvidar lo que fui”, expresó autoafirmado.

El autor también adelantó algunos detalles de sus próximos proyectos: su segunda novela y un nuevo poemario que, según sus propias palabras, “quiere tender un puente entre el mar y la montaña, entre lo vivido y lo soñado”.

Con su presencia, Pepe Ponce aportó al festival no solo la calidad de su obra, sino también la calidez de quien ha hecho de la escritura un refugio y un modo de entender el mundo. Su paso por Antequera reafirma el valor de las voces maduras que, lejos de modas pasajeras, ofrecen una mirada sincera y pausada sobre la vida.