«Un foráneo en el paraíso» | ChLL para atqmagazine.es
He recibido un correo de una amiga que me dice lo siguiente: te cuento lo que pasó en Bobadilla Estación con un grupo de teatro de la EMUTE
«Este fin de semana, sábado 4 de octubre, un grupo de teatro de la EMUTE estuvo actuando en Bobadilla Estación con su obra Criaturitas de Dios y, la verdad, no fue cualquier función. No solo salen a escena a hacer reír, sino que llevan algo mucho más grande: diversión con sentido, esa que te hace sonreír y al mismo tiempo pensar en cosas importantes de la vida.
Van, montan el show, y lo único que quieren es ver a la gente disfrutar tanto como ellos disfrutan actuando, olvidarse un rato de los problemas y, por qué no, reflexionar un poco sin que se note. Eso, en estos tiempos, es todo un mérito y demuestra que lo hacen de verdad por amor al arte.
Ya lo habían hecho antes en San Juan y ahora lo repiten en Bobadilla. Y lo más guay es que el público no solo se ríe, sino que conecta con ellos. Las risas se mezclan con momentos más tranquilos donde uno se queda pensando en temas grandes como el amor o la muerte, pero todo con un humor muy limpio y sincero.
La dirección de Paula Ramírez es otro punto fuerte: saca lo mejor de cada actor y, aunque a veces faltan algunos por imprevistos, el grupo lo arregla sobre la marcha y eso hace que el espectáculo tenga aún más chispa y cercanía.
Así que, si algún día los ves actuar, no lo dudes. Este grupo no solo monta una obra, te regala un rato para reírte de verdad y salir con una sonrisa y algo nuevo en la cabeza. Eso no pasa todos los días, ¿no crees?«. | Verónica Romberth
Gracias, Verónica. Yo también he visto actuar a este grupo varias veces. En esta y en otras obras. Me encanta lo que hacen.
Hay algo profundamente conmovedor en la forma en que este grupo ofrece su arte: con las manos llenas y el corazón abierto. Sus maletas de atrezzo no transportan casi ningún objeto, tan solo pequeños tesoros cargados de historia, imaginación y emoción, listos para cobrar vida en escena. Y lo hacen sin reservas, con una generosidad que se siente en cada detalle, en cada silencio bien medido, en cada carcajada compartida. No se guardan nada,parece como que entendieran que el verdadero sentido del arte está en darlo todo, en entregarse sin condiciones, y en confiar en que esa entrega encontrará eco en quienes los miramos desde la butaca.








