Pues sí, como estaba previsto, Morta y Peloches nos hicieron el humor con «Intríngulis» y fue inolvidable | ¡Yo quiero repetir!

El Morta y Peloches con su mezcla de talento y humor consiguieron que los asistentes a «Intríngulis» no paráramos de reír durante toda la representación y durante toda la noche al recordarlo. Eso sí, con el desenlace final cambiaron las tornas y lograron hacernos llorar de emoción.

Ocurrió el sábado 29 de marzo en la Sala EMMA que llenó en las dos funciones y el público salió mucho más feliz de lo que entraba.

Cuando dos cómicos de reconocida trayectoria artística y enorme talento se suben a las tablas, el espectáculo se convierte en un encuentro mágico entre talento, humor y química en escena. Es como ver a dos fuerzas cósmicas unirse, cada uno con su estilo creando una sinergia que provoca risas espontáneas e inesperadas a cada instante.

Estos artistas de la escena supieron encontrarle al público su punto «g» (de gracia) con una mezcla increíble de ingredientes que elevaron este acto de humor a la categoría de sobresaliente. Un guion bien escrito de una trama que combinó el vodevil, el monólogo, la comedia musical, con improvisación latente en un ritmo vibrante y lleno de energía y de «posturas» (teatrales) manejando tan excelentemente el absurdo, que consiguieron la satisfacción plena de nosotros los «humorados». Consiguieron convertir en memorables esos momentos (una hora y pico de duración) tan genuinos, tan frescos y enormemente divertidos.


No se trató solo de una representación, también de una celebración colectiva, de una explosión de alegría que se desbordó desde el escenario hasta cada rincón de la Sala EMMA. Las carcajadas fueron un eco constante, un suspiro compartido de un público que encontró, a través de la magia del teatro, un respiro lleno de felicidad.

Lo vivido esa noche en Antequera fue la muestra más clara de la capacidad que tiene el teatro de humor para hacer que todo lo demás se desvanezca. No fue simplemente una función; fue un abrazo a la vida, una invitación a reír y a disfrutar, a olvidar, aunque fuera por un par de horas, las tensiones que el día a día nos impone. Dos llenazos no son nada comparados con lo que realmente importó ayer: el cariño palpable entre el público y los artistas.

El desenlace final inesperado aporta a los asistentes un recuerda de valores que hace que uno se hermane consigo mismo en la búsqueda de dar lo mejor de sí a la familia y a los amigos. ¿Quién iba a esperar que una comedia humorística y de enredo, con estas características, pudiera en el momento álgido de las risas tocar la fibra del corazón exprimiendo un par de lágrimas de emoción?.

¡Son geniales. Morta y Peloches son geniales. Yo quiero repetir!.
Estamos necesitados de humor.