En el corazón del Jardín Botánico Histórico La Concepción, en Málaga, se despliega la última propuesta artística de Fernando Luque Cuesta, pintor nacido en Casabermeja y afincado en Antequera.
Su exposición, “Naturaleza en Grabados”, no es simplemente una muestra de técnica, sino una invitación a reflexionar sobre la relación entre el ser humano y el entorno natural, entre lo estático y lo dinámico. | Por Sergio Carrégalo
La exposición «Naturaleza en Grabados» se podrá visitar desde hasta el 11 de enero 2026 en la Sala de Exposiciones del Jardín Botánico-Histórico La Concepción.
Fernando Luque ha sabido capturar la esencia del jardín histórico con una mirada que trasciende la mera representación. Sus grabados no son fotografías congeladas, sino interpretaciones vivas que transmiten la atmósfera del lugar: la luz filtrada entre la vegetación, la serenidad de los rincones ocultos, la memoria que late en cada sendero. Hay en sus obras una búsqueda de armonía, un respeto por la memoria rural y la belleza que convierte cada pieza en un homenaje a la naturaleza, tanto como refugio como la fuerza viva que representa.
Pero la exposición no se limita a la contemplación tranquila. Entre las imágenes del jardín, irrumpen con fuerza los caballos de Romero Benítez, captadas a plena carrera, figuras que rompen la quietud y nos recuerdan que la naturaleza también es movimiento, energía, impulso. Estos grabados son un contrapunto vibrante que dota de ritmo a la muestra y plantea una pregunta: ¿puede la naturaleza ser contenida? ¿O su esencia es precisamente la libertad que Luque plasma en cada trazo?

La técnica del grabado, con su exigencia y su carácter artesanal, refuerza el mensaje. En tiempos dominados por la inmediatez digital, Fernando Luque apuesta por un proceso lento, reflexivo, donde cada línea es fruto de la paciencia y la precisión. Esa elección no es casual: es una declaración de principios, una reivindicación del arte como experiencia profunda frente a la superficialidad.
En definitiva, “Naturaleza en Grabados” no es solo una exposición, sino un diálogo entre dos mundos: el orden y el caos, la calma y la velocidad, la permanencia y el cambio. Fernando Luque Cuesta nos recuerda que la naturaleza no es un decorado, sino un organismo vivo que se expresa en múltiples formas, y que el arte, cuando es honesto, tiene la capacidad de capturar esa complejidad.
Desde aquí os animo a visitar esta obra en el Jardín Botánico y disponible de ver hasta el 11 de enero. Además, para quienes deseen conocer más sobre el trabajo de Luque, os invito también a visitar su página web: https://fernandoluquecuesta.com/, donde encontraréis un catálogo de obras realmente interesante.








