Un foráneo en el paraíso. | editor atqmagazine
…Confieso que me he enamorado de las hechuras de esta ciudad milenaria y de lo que mis ojos en ella ven.
La verdad es que no conozco quién diseñó urbanísticamente Antequera cuando se fueron situando sus casas de baja altura en el anterior siglo y sus palacios en los anteriores. Tampoco conozco la evolución de sus trazados en la urbe que han llevado a las líneas que dibujan la Antequera de hoy.
Un buen amigo me ha prestado el libro Antequera Callejero Histórico de Juan Manuel Moreno García – insigne hijo predilecto de esta ciudad y que fue mi profesor en Madrid- pero todavía no me ha dado tiempo a nutrirme de esas averiguaciones, aunque sí he saboreado desde él algunas anécdotas entrañables de la cultura y la vida antequeranas. Preguntaré directamente a Escalante, a quien entrevistaremos en estos próximos días, seguro que pondrá norte en mi brújula con su respuesta.
Por supuesto que no conozco quien es el autor del encaje inicial desde la fundación de este paraíso. Lo que sí sé es que sus hechuras y sus miradas me tienen conquistado. Que las líneas de sus calles y callecitas con miradas–paisaje, muchas de ellas a monte y campo abierto recrean la vista y reconfortan el alma por su serenidad y su calma.
Decía Milton Glacer, referente mundial en el mundo del Diseño, autor del célebre icono de identidad “ILoveNY”, que existen tres posibles respuestas ante una obra de arte o un diseño: “Sí”, “No” y “WOW”. Pues bien, para este residente foráneo que soy, que lleva paseando ya unas semanas en sus calles y alrededores, Antequera es un paraíso, ¡Antequera es WOW!.
Las hechuras de sus edificios monumentales, históricos, de sus palacios y también de sus casas costumbristas, conforman líneas arquitectónicas de paisajes urbanos únicos.
Solo tiene que situarse -lector visitante- turista o viajero (que es lo mismo, pero no) en las decenas de puntos estratégicos de tantas y tantas calles y buscar los contrastes con la línea del cielo en sus múltiples skylines. Lleve su mirada a cualquiera de los puntos cardinales y fusione en sus ojos las líneas contorno de sus monumentos, de sus calles en cuesta inclinada casi vertical, también de las llanitas horizontales y de las que sorprenden en laberintos a los visitantes. Busque en ellas horizontes a monte y campo abierto y a sus tejados… y a los cuatro puntos cardinales desde el Mirador 360º que preparó con mimo Antonio Carmona (mirada única y necesaria para ojos buscadores de poesía de ciudad) en el ático de su parking de la Calle Diego Ponce.
Es inigualable, por ejemplo, situarse en la Carrera Madre Carmen, a la altura del Colegio Victoria y mirar hacia las Descalzas. O en la Calle Lucena mirando hacía San Agustín; o subir las cuestas hacia el Portichuelo y continuar por la calle Santa María la Vieja y rodear el asentamiento de caravanas hacia el Colegio San Juan y, a medio camino, cuadrar la vista de la Peña de los Enamorados entre la Torre del Homenaje y la Torre Blanca de la majestuosa muralla de la Alcazaba. Recorrer El Henchidero y volver a subir por la Real de nuevo al Portichuelo, entrar por Herradores hacia el Arco de los Gigantes y bajar saboreando las miradas por Barbacana o por San Judas.
Es impresionante, sin duda, descubrir la ciudad desde la altura y el ojo mágico de cualquiera de sus miradores y hacer la recíproca: si miro desde el punto de la Alcazaba y veo la ermita de la Vera Cruz, voy a la ermita de la Vera Cruz y miro la Alcazaba.
No te pierdas, lector-a, de fuera o de dentro, si aún no te has detenido en ello, estar un ratito en la Puerta del Agua.
Es un paisaje de cine la postal cotidiana desde el arco de la Puerta de Granada o de los Jardines del Rey, centrando el enfoque en la Iglesia del Carmen y la Colegiata de Santa María… ¡Ojú. Esa vista es para «comérsela»!. O desde El Cortijo, mires a donde mires.
Vuélvete loco o loca entrando por el callejón pasadizo del postigo de la Estrella para salir a calle Colegio y recréate con ese entorno de sabor morisco que evoca otro tiempo en la eternidad.
Sería interminable la lista de la que solo he podido hacer un apunte que ilustre mi alegría y la serenidad de pasear por aquí con la atención plena en los sentidos. Son muchas más las sorpresas que impactan vagabundeando por estas callecitas tan estrechas que perfilan la ciudad. Nunca mejor dicho: no están todas las que son, pero son todas las que están.
Seguro que a los habitantes de Antequera se les ocurren decenas de puntos estratégicos con miradas de impresión. Miradas cotidianas a las que están acostumbrados y, no por ello dejan de maravillarse.
Así que recomiendo a visitantes que le pregunten a los ciudadanos por sus miradas favoritas cotidianas y espectaculares. Y que paseen por la ciudad todo lo que puedan, mejor andando o en el pequeño carromato turístico eléctrico de Juan (que se contrata en la Oficina de Turismo)
A mí, como residente reciente, que me despierto en el Coso Viejo con vistas a la Alcazaba y me duermo con esa misma mirada, ya iluminada, me basta con los treinta o cuarenta puntos estratégicos que me sorprenden por su belleza idílica a diario, para afirmar convencido y maravillado, que…
¡Antequera es “WOW”!
Foto de portada: foto propia -con móvil pachanguerillo- realizada el Día Internacional de la Mujer