‘LA SONRISA’ | Susana Mª Carmona Campos

La sonrisa

—¿Te has ido? ¿Dónde estás? —me preguntaba yo, buscando a mi sonrisa.
Muy bajito, apenas perceptible, detrás de “un bozal”, se escuchaba un susurro: 

—Aquí estoy. Los humanos me han encerrado. ¡Quiero ser libre!
Y así, un día hace más de un año, el maldito Covid la dejó atrapada, casi matándola en vida.
Ella anhelaba su incierta liberación. No era culpable de nada, solo el mundo cruel.
El tiempo se hacía eterno, sin esperanza ninguna, como un preso a cadena perpetua.
En su cárcel recordaba tiempos felices, igual que yo.
Tras la sonrisa venían el beso y los abrazos. El bicho nos ha quitado ese privilegio,
ocultando al mismo tiempo la belleza de los labios. Nos ha privado de armas esenciales del poder del acercamiento y de la atracción. 

—Compañera —le digo yo—, solo puedo expresarme con la mirada. Se ha convertido, más que nunca, en el espejo de alma. Tú mostrabas felicidad, alegría, bienestar, tristeza…
Transmitías seguridad, paz, tranquilidad…Ahora les toca a mis ojos expresar todo esto.
Desde lejos se te veía venir y contagiabas a quien iba a tu encuentro. ¡Ay, tiempos felices!
Ahora tú, que eres una parte primordial del ser humano, estás obligada a ocultarte. Las opacas mascarillas no dejan vislumbrar ni un rayo de tu alegría. ¡Es tan triste y lamentable!
Según un proverbio chino: “Cada sonrisa te hace un día más joven”. Entonces, ahora hemos ido envejeciendo más deprisa, digo yo.
El lazo invisible, que se creaba con el mundo al sonreír, está escondido. La sonrisa tiene un idioma común y es una medicina natural para el alma.
Anhelo soltar las cadenas de mi bálsamo para volver a ser mariposa.

_{Susana M.ª Carmona Campos}