Un foráneo en el paraíso | ChLL para atqmagazine
Como estudiante que soy, alumno en la sección de Patrimonio del CEPER Ignacio de Toledo en Antequera, en el que José Luis Espejo dirige un equipo de docentes magníficos, por su profesionalidad y por su habilidad para motivar a los adultos, bendigo cada día que voy a clase. Es esa sensación maravillosa de volver al colegio sin más obligación ni más pretensión que la satisfacción de disfrutar del aprendizaje. Hoy es martes y estoy deseando que llegue mañana miércoles para, como un chiquillo ilusionado, acudir al centro a pesar de que es a la misma hora en la que el resto de los días suelo practicar «yoga español» cerrando los ojos durante un ratillo, veinte minutos (que es el tiempo justo en el que los sofrólogos estandarizan el ciclo del sueño en la siesta para un equilibrio de la salud del sistema nervioso en esa franja horaria).
Mi profesora es la Jefa de Estudios, Mari Paz Alba. Ella posee una habilidad enorme para engancharnos en sugerencias del conocimiento que inspiran un permanente disfrute de infinidad de saberes relacionados con nuestro Patrimonio Cultural y Medioambiental. No para de organizar visitas y actividades, de forma que las explicaciones teóricas, bien contadas, bien puestas y medidas en dosis adecuada, van acompañadas del contraste complementario y práctico de su estudio de campo. A todo ello le unes el atractivo humano de su cercanía y tienes a la profesora ideal dándote clase de temas interesantísimos. Es una conductora que inspira y motiva el aprendizaje, provocando en ti la sed de saber.
No creáis que digo estos piropos para que me aprueben ( jajaja), son piropos sinceros y además se da el caso de que yo quiero repetir y, casualmente, al tercer año (estoy en segundo) tienes que finalizar quieras o no quieras.
Mis compañeros y compañeras de clase son majísimos (que diría un riojano); peritas ( que diría un chavalillo malagueño) y es muy enriquecedor nutrirse de la sabiduría de cada uno y cada una, con distintas trayectorias y experiencias de vida que aportan tanto a este ambiente de aprendizaje.
Escribir esto en mi blog personal de atqmagazine.es (a veces lo hago como quien escribe en su cuaderno de bitácora, aunque no escribo todo lo bonito que vivo en este cole), viene a cuento de que hace unos días hemos dado un repaso a la industria textil antequerana y hemos visitado el complejo Educacional «El Henchidero» en el que se encuentra el Museo Textil de Antequera. ( Son raras las semanas que Paz no nos organiza visitas y actividades prácticas).
Fue un lujo de clase dinámica, por el contenido de la misma y por el arte con el que la especialista Marina Vergara Ramos hizo de guía en nuestra visita. (Mejor guía, imposible). Conocedora como nadie del tema y con mucha experiencia didáctica sobre ello, supo adaptarse también a nuestra condición de adultos (yo soy el mayor de la clase) y llevarnos con su cercanía explicativa a los distintos movimientos en la línea histórica del tiempo contándonos con maestría lo que sucedía en aquellas épocas de desarrollo de esta industria en Antequera (140 años aproximadamente de industria textil en Antequera no fueron flor de un día) (pena, eso sí, que se acabara).
En el recorrido pudimos situarnos primero en el mirador de las sendas, antes de entrar en el complejo. Nos explicó, Marina, los distintos recintos que componen estos edificios y los que en esta ubicación funcionaron entonces. A continuación ampliamos la mirada para poder divisar e identificar la localización en la que se ubicaban las distintas fábricas textiles a lo largo de la Ribera del Río de la Villa y pudimos situar -algunas con la vista y otras con la imaginación- las coordenadas en las que funcionaron las distintas factorías de esta industria en nuestra ciudad.
Seguidamente pasamos al interior de los edificios del complejo y a sus patios y jardines, en los que Marina nos aclaró el recorrido de llegada del agua y su maquinación desde los molinos para el proceso posterior de manipulación en los interiores.
Asistimos a visionar también un breve documental que nos sirvió de complemento de lo visto y a continuación pudimos entrar en las salas del museo en sí, que guarda maquinaria, herramientas, materiales, fotografías y otros documentos gráficos, a través de los cuales se explica el proceso de obtención de diversos tejidos o la elaboración de varios productos. Muestras de la confección de las mantas que entonces se fabricaban en nuestra ciudad; así como los orígenes, evolución, apogeo y declive de ese sector.
Enriqueció también la sesión que algunos compañeros y compañeras, contaban vivencias y anécdotas propias y curiosas que también nos hacen situar el tema, habida cuenta de que ascendientes, conocidos y circunstancias vividas por ellos o estudiadas, son un buen recurso de encuentro de ideas y conceptos. La profe, Mari Paz, que es natural de aquí, es también un libro abierto de curiosidades y anécdotas de la historia de esta ciudad.
¡Un lujo de colegio de adultos, vamos!.