Desarmo y ‘El Camaleón de Luzbel’ fascinaron a su público en San Juan de Dios

Los carteles que anunciaron el concierto en San Juan de Dios, el sábado 9 de noviembre, no contaban mucho más que el hecho de que actuarían Desarmo y la banda El Camaleón de Luzbel. El título del concierto era, eso sí, muy motivador: ‘El Preludio de las ideas’.

Sin conocer la trayectoria ni de cantante ni de la banda, y sin ser mi estilo favorito de concierto, confié en la recomendación de quien lo organizaba y fui a la aventura (soy mayor, pero de espíritu joven y los retos me mantienen vivo) atraído por las reflexiones con música. Tengo que confesar que asistí a un espectáculo que me gustó.

El aforo lleno a rebosar, era una pequeña señal de que no me equivocaba al haber venido. Parece que muchos aprecian su arte. Sería bonito descubrirlo.

Un acierto de concierto organizado por el Área de Cultura del Ayuntamiento. |
Desarmo, la banda El Camaleón de Luzbel y José M. Medina Galeote, concejal de Cultura y Patrimonio Histórico de Antequera


Desarmo y la banda El Camaleón de Luzbel son muy buenos. Saben lo que hacen y atrapan emocionando, pellizcan por momentos, por separado y juntos.

Comprobé que Desarmo no es solo un rapero; es un poeta moderno, un erudito de las calles y las letras, un cronista de la cultura que se entrelaza con las historias no contadas.
Su nombre, Desarmo, evoca la figura de un guerrero mítico que, lejos de la violencia, se despoja de las armas para construir con la palabra. Como si fuera un poeta de la antigua Grecia que se despoja del escudo, no para rendirse, sino para mostrar la vulnerabilidad que, irónicamente, lo convierte en «invencible».

En cada verso, Desarmo construye un puente entre la tradición literaria, la historia del mundo, la vida real, la imaginada… y la frescura del rap, fusionando la lírica clásica con la pulsión contemporánea. Se le siente como un escritor instruido que, al igual que un filósofo del Renacimiento, revisita y reinventa las estructuras del lenguaje, desmantelando las convenciones, desarmando lo establecido para construir una narrativa nueva.

No es solo la rima lo que pude apreciar en Desarmo; es su capacidad de entrar en los laberintos de la literatura, la filosofía, la vida y el arte, y traducir esos saberes a la realidad visceral cotidiana lo que le hace ser extraordinario. Cada verso suyo resuena como una lección de historia, de sabiduría o de introspección; es un rapero que sabe tanto de Homero como de hip-hop, que honra a los grandes escritores mientras sacude las estructuras del género.

Desarmo, con su nombre que parece evocar el mito de la desarmadura, es un artista que no teme quitarse las capas, despojarse del disfraz de la fama – que ya la tiene, ¡Y mucha! en el ambiente de su corriente – para revelar el alma misma de su arte. Un escritor, un filósofo, un creador que nos invita a cuestionar, a reflexionar, y a repensar el lugar de la cultura urbana en la tradición intelectual.

El Camaleón de Luzbel le acompañaba con protagonismo propio y mucho buen hacer. No fueron simples acompañantes, sino otra columna vertebral del espectáculo, que establece la atmósfera de la canción convirtiendo en latido musical cada estrofa en una fusión mimada. La sensibilidad y potencia musical indiscutible de El Camaleón no solo nos presentó un producto sonoro sólido, sino que consiguió que su música me convenciera, que su estilo me envolviese. Tienen la capacidad de jugar con distintas texturas musicales y la actitud del hip-hop, mientras conserva una identidad propia que no deja de sorprender.

Así empezaron…

Y un par de ejemplos de cómo continuaron…


Unos minutos de El Camaleón de Luzbel sin Desarmo


Así terminaron el show.


The end