El virtuosismo de Paula Coronas reina en los dólmenes de Antequera | ¡No se puede tocar mejor el piano!

«Un foráneo en el paraíso» | ChLL para atqmagazine

¡Qué bonito fue, Dios mío!. Paula Coronas paró el mundo el 15 de julio en los Dólmenes de Antequera.

Se celebraba el octavo aniversario de la Declaración del Sitio de los Dólmenes de Antequera como Patrimonio Mundial de la UNESCO, cuyo conjunto consta de tres monumentos megalíticos (dolmen de Menga, dolmen de Viera y tholos de El Romeral) y dos monumentos naturales (Peña de los enamorados y Torcal de Antequera).

Yo no había estado en ninguno de las anteriores conciertos que Paula Coronas ofreció como artista invitada frecuente en este lugar emblemático en anteriores conmemoraciones, vivía entonces lejos de aquí. Tuvieron que ser momentos únicos propios de un espacio patrimonio de la humanidad tan simbólico. Sin embargo sí he estado en esta ocasión y la considero inolvidable, maravillosa. La recordaré siempre en mi memoria como «la noche que Paula Coronas me emocionó con su piano en el paraíso».

¡No se puede tocar mejor!. De mi boca y del público salieron varios ¡Ole tú! (que es la forma de traducir al andaluz un ¡bravo! muy contundente con la misma educada manera que lo haríamos en un concierto en la solemnidad del Teatro Real de Madrid, referente esplendoroso de la música clásica en España).

Eligió, Paula Coronas, empezar el concierto regalándonos ‘Pavana- Capricho‘ una pieza romántica de «estilo salón» de las últimas de la primera etapa de Isaac Albéniz, antes de su extenso catálogo de música nacionalista española, estilo influenciado por Pedrell que caracterizaría el resto de sus composiciones.
Brindó con ella, y con las próximas siguientes, por el romanticismo que la leyenda de la Peña de los Enamorados sincronizaba en este momento tan especial del protagonismo de nuestra roca antropomórfica.

Continuó su interpretación con Eduardo Ocón en sus temas para piano Amor Inmortal‘, ‘Gran Vals Brillante’ y ‘Estudio -Capricho’ para la mano izquierda (este último escrito para una de sus alumnas).

De Rafael Mitjana Gordon, también malagueño, que fue el primero en escribir una Historia de la Música Española y el descubridor en Suecia del Cancionero de Upsala, una joya musical del Siglo de Oro español, interpretó ‘Romanza‘, un precioso tema que pudimos disfrutar embelesados por el sonido singular de las teclas acariciadas por esta maravillosa pianista.
Rafael Mitjana Gordon era nieto de Rafael Mitjana Ardison, destacado arquitecto municipal de Málaga, y redescubridor del yacimiento arqueológico de Menga en Antequera, así que un recuerdo más oportuno, imposible.

Además de pianista, Paula Coronas es una gran didacta. Su labor investigadora y difusora de la Historia de la Música, también ha obtenido importantes premios.



En la segunda parte del concierto, sin descanso, a emoción continua: La Caleta‘ y ‘Córdoba en Fiestas (pertenecientes a la colección Cuentos de España) de Joaquín Turina

Tres Evocaciones’ de Joaquín Rodrigo‘ (dedicadas a Joaquín Turina in memoriam, que fue un encargo del Ministerio de Cultura en 1981 para conmemorar el centenario del nacimiento de Joaquín Turina. Un homenaje al patrimonio musical español, concretado esta evocación al compositor sevillano. 
     
Cerró el concierto con obras de Emilio Lehmberg  Ruiz que la propia Paula Coronas había recopilado en su disco Raíces, en su Suite Málaga (un paseo musical por la ciudad, desde las Bulerías de El Perchel a Malagueñas, pasando por Gibralfaro, Puerto y Pedregalejo. Completa su repertorio con Fandangos de Málaga y Fandangos del Molinillo, de la Suite bailes de España), interpretando en este caso ‘El Puerto’, ‘Gibralfaro’, ‘Malagueña’ y ‘Bulerías del Perchel’.

En el publico no dejábamos de aplaudir y esta grandiosa pianista nos regaló no uno, sino dos bises Bolero del RequiebroyFandango de Málaga‘ ambos también de Lehmberg Ruiz.

No la habríamos dejado ir, habríamos estado aplaudiendo varias horas; pero ya eran las once de la noche, el concierto empezó a las nueve y media y el público también tenemos que demostrar ese agradecimiento con quien se entrega tanto a hacernos disfrutar: no debíamos entretenerla más, aunque nos habría encantado.

Foto «prestada» del Propio Museo / sala Muñoz Rojas.