Ch-Hola, Milagros, alegría de verte, te encuentro en uno de los mejores sitios que te pudiera encontrar en Antequera, en La Biblioteca, el templo laico de la palabra, ¿qué haces por aquí?.
Milagros–Vengo del gimnasio y me he pasado a consultar un par de libros.
Ch-¿Me dejas que aproveche, ahora que te veo, y te pregunte un par de cosas?
Milagros – Sí, pero tú eres muy intenso, ¡ a ver si con tus preguntas vamos a escribir un par de libros !

Milagros Jiménez es una de esas figuras que dignifican tanto la palabra escrita como la enseñanza. Escritora por vocación y profesora de Lengua y Literatura durante décadas en el Instituto «Pedro Espinosa», ha sabido conjugar en su trayectoria el rigor del conocimiento con la ternura de quien entiende que educar es también escuchar, descubrir y acompañar.
Su prestigio no nace solo de su sólida formación o su compromiso con la docencia, sino del respeto y la admiración que ha sembrado en generaciones de alumnos, muchos de ellos adultos, que encontraron en sus clases no solo contenidos, también sentido.
Para Milagros, la literatura es una forma de estar en el mundo: la poesía surge de una emoción que la toca como un chispazo; la prosa, de historias vividas o inventadas que piden ser contadas. Su escritura, como su enseñanza, nace del amor: ese que siente por la lengua, por los libros, por los personajes que la interpelan (como Don Quijote o La Regenta), y también por sus alumnos, con quienes aprendió tanto como les enseñó.
Publicó su primer libro tras la jubilación, como quien se da permiso, por fin, para convertir un deseo de juventud en realidad tangible. Desde entonces, ha seguido escribiendo, no siempre publicando, pero siempre creando. Cree en el poder de la palabra para conmover, abrir horizontes y dejar huella. Si tuviera que regalar uno de sus libros, elegiría Sendas de luz y de sombra, título que resume con exactitud la delicadeza con la que ha transitado por la vida.
Quien lea a Milagros Jiménez descubrirá una voz propia: clara, sensible y honesta. Y quien la haya tenido como profesora, probablemente haya aprendido algo más importante que los nombres de los autores o los géneros literarios: el valor de la emoción, el respeto mutuo y el amor por el saber.
Milagros Jiménez: la vocación de enseñar, el arte de escribir
Milagros Jiménez ha vivido entre palabras: las que enseñó con pasión en las aulas del Instituto «Pedro Espinosa», y las que escribió, con emoción y verdad, en sus libros. Profesora de Lengua y Literatura durante más de dos décadas, primero en el turno diurno y luego como titular en el Nocturno, supo ver en cada alumno una historia única. A muchos los acompañó en su regreso voluntario a las aulas, con la humildad de quien enseña sabiendo que también está aprendiendo.
Su elección por las letras fue natural: el amor por la lectura nació en la adolescencia y se transformó en vocación. Así, enseñar nunca fue solo un trabajo, sino una forma de compartir lo que la emocionaba. Leer, escribir y conversar con sus alumnos era —como ella misma dice— más un hobby que una obligación. Desde las primeras clases hasta la jubilación, nunca perdió el asombro ni el compromiso.
Como escritora, Milagros cultiva tanto la poesía como la prosa. La poesía, dice, le nace de un instante, de un sentimiento que la atraviesa como un relámpago. La prosa, en cambio, le permite construir historias, darles cuerpo y aliento. Su primer libro nació de la necesidad de dejar constancia de sus recuerdos, especialmente de su pueblo natal. Lo publicó ya jubilada, tras recoger textos en un blog que llamó «Entretenerse por el camino» —un título que parece resumir toda su filosofía de vida.
A lo largo de su carrera, ha explorado temas universales —el amor, la pérdida, la belleza de la naturaleza, la mitología— y también ha cultivado la sátira y el humor. En sus lecturas, busca la emoción y el descubrimiento. En sus libros, deja su huella más profunda: la de una mujer que ha hecho de la literatura una forma de amar el mundo.
Hoy, jubilada pero aún escribiendo, Milagros sigue fiel a su palabra. Cree que la literatura no es solo consuelo, sino también impulso vital. Y si alguna vez soñó con tener un libro entre las manos con su nombre en la portada, hoy puede mirar su biblioteca y ver cumplido ese deseo: sus libros -como ella- hablan con voz serena, clara y sincera. Y quizá dentro de unos años, cuando alguien los abra, encuentre en sus páginas el rastro de una vida vivida con intensidad y con amor por las letras.

Ella guarda con especial cariño los recuerdos de su infancia en Luque, su pueblo natal, donde el tiempo parecía transcurrir entre juegos sencillos, paisajes luminosos y voces familiares. Aquellos días, marcados por la calma de la vida rural y la cercanía de la naturaleza, dejaron en ella una huella profunda que más tarde reviviría en sus poemas. Luque no fue solo el lugar donde creció, sino también el primer escenario de sus emociones, el origen de su memoria poética y el punto de partida de una sensibilidad que, con los años, encontró en la literatura su forma más plena de expresión.
Tras completar sus estudios en Granada, ciudad que amplió su horizonte intelectual y literario, Milagros Jiménez llegó a Antequera, donde no tardó en sentirse en casa. La acogedora serenidad de la ciudad, su historia y su vida cultural la envolvieron con una familiaridad inesperada. Allí formó su hogar y compartió su vida con José Antonio Ramos, también profesor y figura reconocida en el ámbito educativo, licenciado en Filología Románica y catedrático de Lengua Española y Literatura, con quien construyó una relación basada en la admiración mutua, el amor por la enseñanza y el compromiso con la cultura.

Déjame que te pregunte, Milagros, sobre…
… Tu trayectoria y emociones como profesora y escritora
¿Qué recuerdos guardas con más cariño de tus años como profesora en el Instituto
«Pedro Espinosa»?
De los primeros, el hecho de estar en contacto con alumnos, con los que
desarrollé mi aprendizaje para la docencia, y la buena respuesta que me dieron.
En los 20 siguientes, como profesora titular en el Nocturno, el encontrarme con
alumnos que acudían a retomar sus estudios voluntariamente, alternando su
trabajo con las clases; aun así, tenían un interés enorme por aprender.
¿Qué fue lo que te llevó a elegir Lengua y Literatura como camino profesional?
El hecho de que fueran materias que me gustaban desde el Bachillerato y me
ayudaban a leer y a ampliar mis conocimientos sobre muchos autores, tanto de
habla hispana como de otras lenguas. Era una afición que se convirtió al final en
una profesión vocacional.
¿Hay algún libro que haya marcado tu vida como lectora o docente?
En realidad, uno especialmente no; todos o casi todos. Por citar alguno,
relacionado con mi trabajo como profesora, la Gramática de la fantasía de G.
Rodari.
¿Qué siente cuando se te reconoce como escritora además de profesora?
La satisfacción de haber cumplido un deseo que sentía desde joven y de poder
tener en mis manos un libro al que había podido darle contenido y forma de
acuerdo con mis gustos.
¿Recuerdas alguna clase en particular que te dejara huella?
En todas, de alguna forma, siempre hay un grupo de alumnos que por diferentes
razones te marcan. Pero en concreto, tras la reforma educativa, me interesó mucho el haber podido adaptar los temarios a la metodología de taller, donde el alumno no solo leía, sino que también escribía.
¿Cómo reaccionaban tus alumnos cuando descubrían que escribías poesía o
prosa?
No les resultaba extraño, sino más bien natural, siendo yo profesora de Lengua y
Literatura. Con algunos poemas en particular se emocionaban y me preguntaban
si realmente los había escrito yo.
¿Qué te inspira a la hora de escribir?
En la poesía, cualquier sentimiento o emoción surgidos de lo que pasa a mi
alrededor. En prosa, historias que he conocido o que invento, o bien de una forma
híbrida.
¿Prefieres la poesía o la prosa para expresar lo que lleva dentro?
Para mí, lo más fácil es la poesía, porque surge rápida y se escribe pronto. La
prosa la utilizo allí donde la poesía no llega, como contar una historia, que
necesita muchos más detalles.

¿Cómo nace un poema en ti?
Nace de un sentimiento provocado por un acontecimiento, un paisaje, una
situación, una mirada, etc., que me llega al corazón y me emociona. Es como un
chispazo que enciende una llama que luego se desarrolla.
¿Tienes algún rincón especial donde te guste escribir?
Un lugar especial donde me guste escribir, no. Como lo hago a mano, si me siento
inspirada, suelo hacerlo en cualquier lugar. Cuando lo he de pasar a un
documento definitivo, si necesito un espacio tranquilo y cómodo para esa labor.
¿Cómo fue publicar tu primer libro? ¿Qué sintió?
Cuando empecé a escribir, ya jubilada prematuramente, abrí un blog en internet,
titulado «Entretenerse por el camino», y en él fui recogiendo todos los poemas
sobre recuerdos de mi pueblo natal y algunos relatos. Decidí publicarlos para tener
memoria escrita y con la intención de que llegara a una mayoría de lectores que
no se movían bien por internet. Le edición contó con la colaboración de varias
personas. Sentí una gran alegría y mucha satisfacción por haber logrado ese
objetivo, que estaba en mí ya de pequeña.
¿Qué temas predominan en tu obra literaria?
Los temas universales, como el amor y desamor, la muerte, la naturaleza, la
mitología…, y algunos más concreto, de tipo satírico o humorístico, de los cuales
muchos no han sido publicados.
¿Qué libro de los que has escrito siente más cercano?
Todos, cada uno por razones distintas. El primero porque me abrió el camino a la
decisión de publicar. Los siguientes porque he podido continuar ese camino y
atreverme a editar en prosa una novela corta y algunas narraciones en La carta y
otros relatos.
¿Qué ha aprendido de tus alumnos a lo largo de los años?
A escucharlos y a atender para saber cuáles eran sus conocimientos en la materia
y sus motivaciones para el estudio, y, de esta forma, poder ayudarles
individualmente. Muchos de ellos, en las listas de libros abiertas de títulos que les
sugería, también participaban. Así, llegué a conocer a autores que yo nunca había
leído.
¿Cuál ha sido el mayor reto como docente?
Uno que recojo en un relato del citado «La carta…», consistente en que los
alumnos estaban poco habituados a respetarse y tuve que dedicar un tiempo a
educarlos, a la vez que enseñarles, confeccionando una programación especial
para ello.
¿Y la mayor satisfacción?
Haber conseguido el objetivo mencionado en la pregunta anterior, pese a todo el
trabajo que supuso.
¿Qué consejo darías a los jóvenes que quieren dedicarse a la enseñanza?
Que lo hagan si tienen verdadera vocación. Y, después, que sean respetuosos
con sus alumnos, que hablen con ellos y consigan entenderlos, para extraer de
ellos lo mejor.
¿Qué palabra definiría mejor tu relación con la literatura?
Amor. Me encanta, me ha gustado siempre. Más que un trabajo, leer y dar clase
ha sido un hobby para mí, pese al esfuerzo que comporta impartir una clase
práctica.
Ahora que está jubilada, ¿sigue escribiendo? ¿Tiene nuevos proyectos en mente?
Sí, naturalmente. Distinto es que no todo lo esté publicando. El siguiente proyecto
que me propongo es terminar una novela extensa, ya iniciada.

…Sobre tus afinidades literarias y gustos personales
¿Qué autor o autora ha sido tu referente más constante a lo largo de su vida?
En concreto, ninguno. Han sido varios, mujeres y hombres, tanto españoles e
hispanoamericanos, como de otros países y por diferentes razones.
¿Con qué personaje literario te has sentido más identificada?
Con algunos personajes femeninos, como la Regenta, por su lucha contra la
hipocresía de la época, y sobre todo con uno masculino, Don Quijote, por su gran
idealismo y sus decepciones al recobrar la razón y darse cuenta de que sus altas
metas eran imposibles de conseguir.
¿Hay algún poema tuyo o de otro autor/a que nunca te cansas de releer?
Míos, varios. De otros autores, muchos, como por ejemplo, el soneto V de
Garcilaso, los romances del Romancero gitano de Lorca y algunos más, como la «Canción
desesperada» de Pablo Neruda, poema que me hubiera gustado escribir yo.
¿Qué autor andaluz crees que debería leerse más en las aulas?
Federico García Lorca. Y otros, de los muchos que hay.
¿Eres de las que subraya libros o prefiere dejarlos intactos?
Cuando era más joven, sí. Luego llegó un momento, ya adulta, en que, en lugar de
subrayarlos, tomaba notas en papel, que más tarde dejaba dentro del libro, en las
páginas correspondientes.
¿Qué libro recomendarías a quien está empezando a amar la literatura?
Dependería de los gustos y del carácter de la persona. Es decir, sería un libro
adecuado a sus intereses como lector.
¿Hay algún escritor contemporáneo que te emocione especialmente?
Andrés Pérez Domínguez, autor sevillano, al que descubrí en mis visitas a las
librerías.
¿Qué libro te hubiera gustado escribir?
El último encuentro de Sandor Marái y muchos poemas de diferentes autores,
como la «Canción desesperada» de P. Neruda, como he dicho antes.
¿Prefieres leer en papel o te has adaptado al formato digital?
En papel, no solo por el olor, sino también por el tacto y la posibilidad de volver
atrás.
Si pudieras tomar un café con cualquier autor o autora de la historia, ¿a quién
elegirías y por qué?
A Garcilaso de la Vega, soldado, cortesano y poeta del s. XVI, para poder
entender cómo es posible que un hombre con tan grandes conocimientos
humanísticos y tanta sensibilidad pudiera también combatir en guerras.
¿Hay algún libro que te haya hecho llorar de emoción o de tristeza?
Realmente, muchos poemas y novelas. Más que llorar, me han conmovido en
exceso.
¿Qué lectura te cambió la forma de ver el mundo?
Ninguna en concreto, sino muchas de ellas, con las que me he identificado y me
han abierto horizontes.
¿Cómo ha evolucionado tu forma de leer desde que eras joven hasta ahora?
De joven, leía con mayor fruición; después, de adulta, leo más serenamente y
profundizando más.
¿Qué importancia tiene para ti la literatura escrita por mujeres?
La misma importancia que puede tener la de cualquier autor masculino, siempre
que la obra me aprese y me descubra algo que conecte con mi interior.
¿Cuál es tu cita literaria favorita?
Hay varias. Por decirte alguna de poesía, de forma abreviada, «La poesía es el
misterio que tienen todas las cosas», de F. García Lorca.
¿Qué tipo de libros evitas leer?
Las obras de terror.
¿Qué novela llevarías contigo a un lugar sin conexión ni tecnología?
Tiempo de silencio de Luis Martín Santos
¿Qué libro te gusta releer cada cierto tiempo, como si fuera un viejo amigo?
Alguna novela de M. Delibes y poemas de diferentes autores.
¿Qué lugar ocupa la literatura clásica en tu biblioteca personal?
El lugar más importante, junto a muchas otras obras contemporáneas.
¿Alguna vez has sentido que un libro te “salvó” en un momento difícil?
Uno especialmente, que es la novela titulada El libro de las ilusiones de P. Auster,
recientemente fallecido.
Reflexiones íntimas y personales
¿Qué libro te hubiera gustado que te leyeran de niña?
Alicia en el país de las maravillas de L. Carroll.
¿Alguna vez has empezado un libro y has decidido no terminarlo?
Varios. Por ejemplo, el best-seller de Dan Brown El código Da Vinci, porque no me
interesó ni por la forma ni por el contenido. Muchos que he dejado, los he retomado
y he acabado por concluirlos e incluso me han gustado.
¿Qué sientes cuando entras en una biblioteca?
Una emoción personal por hallarme en un lugar casi sagrado, lleno de
sentimientos y de historias que están ahí y puedes hacerlas tuyas.
¿Hay algún autor que descubriste tarde y te hubiera gustado conocer antes?
Muchos poetas hispanoamericanos, tanto mujeres como hombres. Por ejemplo,
Idea Vilariño y Mario Benedetti.
¿Qué palabra crees que define mejor lo que buscas en la literatura?
El placer estético, la activación de la imaginación y el conocimiento de otras vidas,
otros lugares y otras formas de ver el mundo.
La lectura para ti ¿es más refugio, descubrimiento o diálogo?
La lectura para mí es placer, aprendizaje y descubrimiento más que refugio.
¿Qué relación tienes con el silencio cuando escribes o lees?
Es un buen amigo. Jamás puedo leer ni escribir con música, a no ser que me
abstraiga totalmente de lo que me rodea.
¿Qué te provoca más emoción: empezar un libro nuevo o terminar uno que has
amado?
La misma emoción siento por lo uno y por lo otro, aunque por motivos diferentes:
la expectación ante el libro nuevo y la satisfacción de poder recordar y disfrutar de
algo que dejó una huella agradable en la memoria.
¿Hay algún escritor de tu entorno personal o local que admiras especialmente?
La poeta de Cuevas de San Marcos Encarna Lara, autora, entre otros libros de
poemas, de Serena Diosa, dedicado a la ciudad de Antequera, donde estudió y
que tanto ama.
¿Cómo te gustaría que recordaran tus libros dentro de unos años?
Como signos de mi amor por la literatura.

El broche final: la huella de una vida entre letras
¿Ha sentido alguna vez que un alumno te enseñó más de lo que tú pudiste
enseñarle?
No, en literatura, no, salvo algunos autores que he conocido a través de ellos. Sí
me han aportado en otros temas.
¿Cuándo te diste cuenta por primera vez de que tenía “voz propia” como escritora?
Es algo que se va advirtiendo paso a paso, a medida que vas escribiendo y
publicando.
¿Qué papel ha tenido la soledad en tu proceso creativo?
Mucho, a la hora de escribir, tanto prosa como poesía, incluso si lo he hecho en
lugares abiertos.
¿Hay alguna estación del año que sientes más literaria que las otras?
No, la inspiración llega cuando llega y no entiende de estaciones.
¿Alguna vez has escrito algo que luego no te atreviste a publicar?
He escrito textos que no he publicado porque no me han satisfecho o no lo he
considerado oportuno.
¿Qué libro tuyo regalarías y a quién?
Sendas de luz y de sombra, mi segundo libro, lo regalaría a un buen amigo al que
le guste la poesía.
Pues tienes en mí un receptor ideal para ello, así que lo espero en mi próximo cumpleaños.
¿Qué sensación te deja una página en blanco?
Que está esperando a que escriba algo en ella.
¿Crees que la escritura ha sido también una forma de sanar?
No, yo creo que la literatura es una necesidad vital que se siente en algunos
momentos de la vida, que lleva a la inspiración y a crear textos literarios de distinta
naturaleza.
¿Ha sentido que la literatura te ha acompañado en momentos de pérdida o
cambios?
Sí, como he dicho antes. Han sido libros muy significativos para mí en
determinados momentos.
¿Qué título le pondrías a un libro sobre tu propia vida?
Un título que le pondría sería Una vida entre soles y penumbras, que es un verso
del primer poema de mi poemario Sendas de luz y de sombra.
En las Jornadas de Primavera de 2024, celebradas en la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, escuché comentar a Juan Benítez, uno de los más grandes expertos en Literatura y en Lingüística que tiene Andalucía, sobre la poesía de Milagros…
«Refiriéndome a la perfección de los sonetos y acerca del tema, tan repetido en la literatura, del “Carpe diem”, del que Milagros Jiménez hace una versión maravillosa, hice alusión a esta cita, sobre la imitación, de Quintiliano que “Nihil crescit sola imitactione.” “Nada crece donde sólo imitas”.
Imitar solamente, es falsificación, plagio, copia, reproducción, sucedáneo, simulación y un largo etc., pero literariamente este concepto es muy distinto: La teoría de la imitación implica inherentemente que el fundamento literario consiste en los modelos de la antigüedad, cuya esmerada y constante imitación llevará al autor al máximo nivel de la expresión literaria. Para con ello, concluir que los sonetos de Milagros son de tal perfección que en nada tienen que envidiar a ningún otro autor».
Juan Benítez SánchezPosteriormente, elogió su contribución a la literatura popular, hablando de sus cuartetas, también modélicas y perfectas, y – explico Benítez- que tienen sus raíces en la cultura popular que habría oído Milagros en su pueblo, Luque, de Córdoba, en donde la costumbre de las “Zambombas”, cantos populares, solían emplear ese metro.
