Un foráneo en el paraíso | ChLL para atqmagazine
Porque no tengo el don de la ubicuidad para estar en dos ciudades al mismo tiempo, me perdí la inauguración oficial de la exposición ‘La mirada insumisa’, que la Agrupación Fotográfica Antequerana muestra este septiembre hasta el mismo día 30.
Pero no he querido perderme la visita guiada que el propio autor de estas obras de arte, José Díez de los Ríos, y la AFA nos han regalado hoy a un público con ganas de «mirar esas miradas», de captar sueños y cicatrices en sus almas; entusiasmados por ver lo que los ojos del fotógrafo vieron, lo que su máquina de fotos inmortalizó.
…Y ha sido un rato muy interesante, además de evocador. ¡La exposición es preciosa!. ¡Fascinante!
Cada mirada retratada posee una fuerza que puede recordarnos sentimientos y actitudes que hemos podido olvidar por estas latitudes. Quizás por el paso del tiempo que compone nuestra edad o por la «distancia» de la evolución distinta de las culturas. Saber atraparlas y expresarlas así, es de arte. Así que ¡chapeau! por este artista de la fotografía. «Me quito el sombrero». No solo ante su destreza técnica y su saber captar oportunamente cada imagen; también ante su sensibilidad para reflejar todo lo que cada mirada puede evocarnos y el don artístico con el que nos seduce en cada instantánea.
Viendo esta exposición compruebo nuevamente que las miradas, las de esos niños y adolescentes, las del fotógrafo y también las nuestras presenciándolas, pueden ser puertas de entrada al alma y reflejo certero de los sueños.
La muestra, pre-seleccionada por el autor entre miles de fotos, y por el comisario de la exposición, Alfredo Sotelo, entre las 300 que José Díez de los Ríos le pasó, presenta 44 obras de arte fruto del viaje realizado por el norte de Etiopía, por la región de Amharan, en la ciudad monástica de Lalibela, declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad.
Ha dicho Alfredo Sotelo que «En esta muestra fotográfica, José Díez de los Ríos no se centra únicamente en las ceremonias religiosas de Lalibela, da un paso más y se acerca a los habitantes de la ciudad, especialmente a los niños, de quienes capta su mirada provocativa, rebelde, enigmática, en un intento de reflejar a través de sus imágenes los rincones más ocultos del alma».
(¡No se puede decir más bonito y más real!)
En su versión cicerone por su propia muestra, José Diez de los Ríos nos fue contando anécdotas humanas, costumbristas de aquella cultura y matices técnicos de las distintas tomas.
Pudimos comprobar cómo los ojos tan expresivos de los fotografiados seguían nuestros pasos para mirarnos a cualquier posición en la sala en la que nos colocáramos. (Y nos contó cómo conseguir ese efecto).
Nos habló de sus tradiciones, de su cultura, de sus formas de vida y del porqué -siendo como es él un fotógrafo de preferencias del blanco y negro- eligió en esta ocasión exponer en color para que pudiéramos apreciar la riqueza de colores y tonos que sus ojos vieron.
(En la exposición los colores son impresionantes. Lástima que yo no sepa reflejarlo en esta reseña. Razón de más para que te acerques a verla en vivo.)
Nos contó cómo preparar la cámara en automático si se quieren ganar décimas de segundo a cada impacto y poder obtener instantes únicos.
«Cuando salgas a hacer fotos, ve libre de pensamiento. Lo mismo que no pensamos para abrir y cerrar las pestañas de los ojos. Los mandos y automatismos de las cámaras fotográficas han de moverse como las pestañas de los ojos, libres de pensamiento, intuitivamente. No busques un sujeto al que fotografiar, fotografía el alma. Solo entonces veras volar tu espíritu hacia la eternidad».
José Díez de los Ríos López
…Y hasta nos emocionó con la historia de Martha, una niña del lugar que le obligó a dejar allí un trocito de corazón y algunas lágrimas cuando tuvo que venirse.
“una niña de unos, 7, 8 añitos, de nombre Marta, me la encontré en un mercado donde vendía, donde se estaban intercambiando productos de fruta, verduras. animales… Aquello me transportó, imaginaos, a una feria de ganado de España en los años 40. Había una niña con un turbante azul y con unos ojos impactantes.
La fotografié. Esa niña se agarró a mi mano y ya no pude desprenderme de ella durante el tiempo que estuve en la Lalibela. En esos días me localizaba entre miles de personas y cuando más tranquilo estaba, me daba cuenta de que ya me había cogido de la mano. Me vine de allí con un nudo en la garganta y con lágrimas en los ojos. Están en el recuerdo y en el corazón.
Sus fotografías, estas y otras, han sido reconocidas en muchos países. Ha sido condecorado con galardones que lo hacen ser distinguido como uno de los grandes fotógrafos actuales del mundo y… ¡Mira tú por donde!, es antequerano.
Si quieres conocer más a José Díez de los Ríos, entra en este reportaje sobre él, que hace unos meses le dedicaba nuestra revista: JOSÉ DÍEZ DE LOS RÍOS, UN «FILÓSOFO» DE LA FOTOGRAFÍA Y UN GRAN HOMBRE
Una mirada es mucho más que una mirada. Compruébalo. Acércate a ver estas, «insumisas», «coloridas» «penetrantes», ¿inocentes?, ¡Inocentes! … Detente por un momento en cada fotografía y contempla con sosiego y parsimonia lo que sus ojos expresan. Puede, eso sí, que se queden algún tiempo en tu retina. | CHLL. atqmagazine
Agrupación Fotográfica Antequerana. | ‘La mirada insumisa’
Centro de Exposiciones FIAP | Casa de la Cultura | Antequera
Del 6 al 30 de septiembre excepto festivos.
De lunes a viernes en horario de 19:00 a 21 horas.