«Dicen que toda Granada está conspirando.
Que los granadinos se pasan el día
con aire muy fino entre celosías,
acechando, acechando.
Pero nosotras decimos…
si hay corridas de toros
a donde asistimos,
la plaza repleta,
el sol como el oro…
la alegría completa,
¡Qué importa tanta conspiración!.
¡Ay granadino, granadinito,
no tienes perdón!»
Con este texto tan bien puesto, por licencia del director y bien entonado por Ana Muñoz que interpreta el personaje de Lucía, comenzó la representación apoteósica de ‘Mariana Pineda’ en Antequera.
Y se nota que la obra la escribe un poeta, Lorca, no solo porque está escrita en verso, también porque hay momentos en los que evocan punzadas de reflexión en suspiros de vida que trascienden al alma.
Se nota que la adapta un gran director, Jordi Aguilera. Tiempos, ritmos, puesta en escena que cuentan muy bien los actos de una obra bastante profunda y más extensa.
Se nota que los actores y actrices han sabido interpretar sus distintos papeles, porque a mí me han llevado fielmente en volandas por un texto en drama a veces, poético siempre, y novelesco por momentos. Cada uno y una en su papel han sabido trasladar cada personaje con fidelidad al texto de Lorca en esta versión que la EMUTE nos ha regalado.
Contó, Jordi antes de abrir telón –yo no lo sabía– que en el estreno de la obra en 1927 fue Dalí quien realizó los decorados y la escenografía. ¡Claro…, ahora caigo!, fuertes vínculos afectivos, artísticos y de amistad entre Salvador y Federico desde que se conocieron y convivieron en la ‘Residencia de Estudiantes’.
Nos contó que desde siempre ha querido ponerla en escena y ahora es el caso (lo aplaudo en silencio).
Entre paréntesis: (También nos apuntó que las representaciones realizadas a lo largo de poco más de dos meses como cierre del curso 23-24 de la Escuela Municipal de Teatro de Antequera, han llegado a convocar a más de 2.200 espectadores). Lo cual a mí personalmente me parece un exitazo y si lo unimos al total de representaciones que ha habido esta temporada en la ciudad y fuera de ella promovidas por la Asociación Cultural Antequera Teatro, a quienes Aguilera agradeció sus desvelos, también al Ayuntamiento, muestran el músculo enorme que tiene esta faceta tan importante de la Cultura en nuestra ciudad.
La Escuela Municipal de Teatro de Antequera (EMUTE) estrenó los días 27 y 28 de junio en la Casa de la Cultura de Antequera la representación de una versión de ‘Mariana Pineda’.
Una de las primeras piezas teatrales de Federico García Lorca en la que se inspira en una mujer, granadina y personaje histórico del siglo XIX, que se convirtió en un emblema liberal en contra de la restauración absolutista del rey Fernando VII.
Juzgada y condenada a morir por garrote vil por haber colaborado junto a mujeres del granadino barrio del Albaicín al haber bordado una bandera con las palabras Libertad, Igualdad y Ley, ‘Mariana Pineda’, se convirtió en España en un verdadero símbolo popular de la lucha contra la falta de libertades.
Cuando a los que vivimos en el lado de los asientos de la cuarta pared nos llegan de lo que estamos viendo en ese momento de la representación, sentimientos de filia o fobia hacia los personajes que desarrollan la acción, es que los actores y actrices que los interpretan lo están haciendo de maravilla, los están trasladando como el autor del texto y el director de escena lo prevén. Es un mérito de los y las artistas y de quien dirige la credibilidad de las escenas.
Tanto es así que han sabido trasladarnos miméticamente filias o fobias de los personajes a los que interpretaban. El otro día, me llevaron a sentir rechazo por las actitudes de un Pedrosa muy bien «dibujado» por Jesús Tenllado; o por la actitud egoísta en el amor de Pedro de Sotomayor que lo hace revulsivo, Guti...
(Jesús, Guti, cuando os vea por calle Estepa espero que ya no estéis re-encarnados en estos personajes, volved a vosotros mismos o a otros personajes más amables, «menos cabrones»)
(Uy, perdón, se me ha «escapao»).
En el Teatro importa el texto, pero mucho más lo gestual porque queda expuesta la «verdad» con la que actores y actrices «se visten» de ese personaje que van a interpretar. Y este elenco de actores y actrices lo hicieron de maravilla.
Sería un chascarrillo fácil si yo escribiera aquí… «Mariana Pineda bordó la bandera liberal que pedía Libertad, Ley, Igualdad ; y Encarna García Cobos ( es una actriz genial) bordó a Mariana Pineda».
Sin embargo lejos de chascarrillear, es la verdad: Encarna bordó el personaje de Mariana Pineda. Hizo un papelón y conquistó al público en una interpretación en la que permanentemente remarcaba las emociones dramáticas de la heroína, concienciándonos de su hazaña como ejemplo en valor (a pesar de que, a mi parecer, Lorca refleja en su obra también un ramalazo de inocente bobalicona por amorío ciego ¿distinto al que debió ocurrir en la vida real de Mariana?. «Chi lo sa»). (O quizás quiera poner en evidencia, Federico, la manera en cómo la libertad y el amor pueden contraponerse el uno al otro hasta ser enemigos. O incluso aniquilar el uno a la otra).
Los personajes se han hecho creíbles en todos los casos, en los papeles más complementarios y en los de mayor protagonismo. La dulzura de la novicia /Mónica Mejías/ (a quien no le hace falta interpretar porque ella es así: dulce aunque afirmada, se sube a las tablas como anda por la vida) y la inocencia de su compañera de retiro espiritual, Luz.
La elegancia en las tablas de Tere barroso haciendo de leal Clavela, con estampas inigualables de ternura (momento con niño en su regazo) y de fiel cuidadora de Mariana; las demostraciones del amor de Fernando a pesar del no aprecio de Mariana, tan bien interpretado por Sebastián; la exacta y acertada interpretación del conspirador extranjero, calcada por Sergey; la veleidad de las hermanas Lucía y Amparo muy bien actuadas también por Ana Muñoz y Natalia (perdona mi olvido de tu apellido, estoy senil); la abstracción de los niños Maya y David interpretando a los hijos de Mariana y reflejo de su mundo en «out side».
Fue Angustias (Marina Pérez) quien conmocionó el lugar en llanto a ambos lados del telón, al leer la sentencia, en una actuación brutal de tensión emocional con arte supremo, que fue continuada por Madre Carmen (Carmen Partida) también muy bien expresada en idéntico contagio lastimero y replicado en el resto de los personajes. (y en el público más sensible en mezcla de pena y rabia por la injusticia arbitraria del cacique Pedrosa).
Sería interesante que hicieran algunos pases más, incluso que la «exportaran» en gira al menos a otras ciudades de Andalucía. Tiene fuerza la obra y está muy bien puesta en escena para ser llevada por otros lugares de gente con avidez de buen teatro.
Miles de aplausos. Actorazos que se pusieron al servicio de dar luz a una Mariana Pineda (Encarni García Cobos), que actuó de maravilla.
A mí me encantó. Es mi opinión. No soy crítico teatral. Solo disfruto de ello.