Fuente de Piedra y su laguna: un espacio único y espectacular para los apasionados de la naturaleza y su historia

Al noroeste de la provincia de Málaga, encontramos el municipio de Fuente de Piedra, uno de los pueblos que conforman la comarca de Antequera. Se halla a tan solo 22 kilómetros de la ciudad del Torcal y muy bien comunicado a través de la autovía con la capital malagueña a unos 73 kilómetros. Tanto la localidad como la laguna que lleva su nombre están íntimamente ligadas a su interacción con el agua. Comenzaremos con unas breves pinceladas sobre el origen de lo que hoy es la localidad de Fuente de Piedra y de su pasado glorioso en torno a una fuente con propiedades curativas.

En época romana bautizaron el lugar con el nombre de “Fons Divinus” (Fuente Divina), a la que se le atribuían propiedades medicinales para combatir el mal de piedra (cálculos renales) y el de estómago. Los pueblos que rodearon a Fuente de Piedra fueron ocupados por los romanos, donde se ha podido constatar la presencia de hasta 114 yacimientos repartidos por todo su término municipal. 

Los escritos antiguos nos manifiestan que esta fuente se remonta a la dominación romana. Ambrosio de Morales (1513-1591), en  su obra “Las antigüedades de las ciudades de España”, nos da testimonio de ello tras el estudio de un ara inscrita en latín: 

“…Y de ser aquella tierra de esta naturaleza de producir aguas tan saludables, tenemos un testimonio de más de 1.300 años. Es una piedra, que está agora en Antequera a la puerta del Hospital de la Concepción: más muchos son vivos que saben como se traxo de las ruinas de la antigua ciudad de Nescania. Allí estaba la piedra en una huerta cabe en una fuente casi tan buena como esta otra de que vamos tratando de la cual no está muy lexos. Es Ara, y así tiene estas letras”. 

FONTI.DIVINO.

ARAM.L.POST

HVMIVS.SATV

LIVS.EX.VQTO.

D.D.D

“Lucio Póstumo Saturio por voto que tenía hecho dio, y dedicó esta Ara de esta Divina Fuente”.

Sin embargo, el presbítero malagueño Cecilio García de la Leña (1789) en sus “Conversaciones históricas malagueñas”, consideraba que el traslado del ara se realizó directamente desde Fuente de Piedra a Antequera. 

“En Antequera, traída del lugar de Fuente de la Piedra, a tres leguas del Valle de Abadalajiz. Lucio Postumio Satulio en cumplimiento de su voto, dio y dedico esta Ara a la Fuente Divina”, que como dejo dicho a Vm. Tenía la virtud de sanar la enfermedad del mal de piedra en la orina.”

El emperador hispano Marco Ulpio Trajano, nacido en la ciudad de Itálica (actual Santiponce) en la provincia de la Bética, padecía el mal de piedra (dolor de riñón). Según cuentan algunos historiadores, el emperador atraído por la fama de sus aguas curativas hizo que fuera llevada en correo de caballos primero a Itálica y,  posteriormente, hasta Roma. 

Aquel asentamiento llamado Fons Divinus por los romanos fue paso obligado para sus legiones. Situado en una encrucijada de caminos unía las ciudades romanas de Urso y Antikaria (Osuna y Antequera). La ruta daba comienzo en Hispalis (Sevilla), pasando por Carmo (Carmona), hasta Astigi (Écija), y donde se bifurcaba en la localidad villafontense en dirección Corduba (Córdoba) y Antikaria. 

Durante los siglos XVI y XVII las propiedades del agua seguían gozando de prestigio. Es en el año 1547 cuando Antequera crea, un arrabal para alojar a los enfermos renales que se trasladaban a tomar las aguas de la fuente. El término de Fuente de Piedra era jurisdicción de Antequera. Un pasaje histórico del siglo XIX manifestaba: “Otros fueron traídos luego de Nescania, a siete millas al oeste, donde se construyó una aldea en 1.547 para los inválidos que venían a tomar las aguas de la antigua “Fons Divinus”, llamada ahora la “Fuente de la Piedra” por ser buena para las dolencias del riñón”. De ahí deriva el núcleo actual del municipio villafontense.  El agua alcanza cotas altas de prestigio llegando a exportarse al Reino de Nápoles y América en esa época. 

Las propiedades terapéuticas del manantial llamaron la atención de insignes personajes a lo largo de la historia como fueron: Santa Teresa de Jesús, Pedro Gómez de Bedoya y Paredes (médico e hidrólogo español de la Ilustración), y  Alfonso Limón Montero (médico español del siglo XVII). 

Otra singularidad que tenía la zona era una flor llamada Saxifraga, a la cual se le atribuían excelentes propiedades diuréticas favoreciendo la disolución de cálculos renales. Saxifraga viene del latín saxum (“piedra”) y frangere (“romper” o ”quebrar”). Los vecinos del pueblo la llamaban coloquialmente como “Cañivano”. Los aguadores las portaban en sus cuellos para demostrar la autenticidad de dónde procedía el agua. La flor solo nacía alrededor del manantial. Ambrosio Morales manifestaba en su obra:

“ Pónese muy gran recaudo en que se haga falsedad de dar otra por ella, por esto si se lleva a los lugares cercanos, los aguadores que viven de llevarla, se ponen guirnaldas de la yerba Saxifragia, de que la fuente está rodeada, y si llega la yerba fresca en la guirnalda, es señal de haber llegado a la fuente, y cogido el agua, por no haber aquella yerba sino allí en toda aquella tierra…”.

Fue a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, cuando se produjeron las epidemias de paludismo y otras enfermedades, que mermaron bastante a su población y que afectó notablemente a su manantial. Muchos vecinos no querían tomar el agua por temor a contagiarse aunque muchos no desistían en seguir consumiéndola entendiendo que seguía siendo medicinal.

Fuente de Piedra, a primeros del siglo XIX, inició su proceso de segregación de Antequera. En 1821 ya tenía marcada su jurisdicción y se convirtió en municipio propio en 1835. 

Tras numerosas y tortuosas idas y venidas con respecto a la fuente, esta fue enterrada para posteriormente volver a ser erigida como símbolo del municipio. Después de su declive y su enterramiento en 1959, no fue hasta 1990 cuando se procedió a su recuperación y se restauró en 1994. Desde entonces se encuentra en la céntrica Plaza de la Constitución de la localidad. 

Con respecto a La Laguna de Fuente de Piedra, podemos mencionar que es la más grande de Andalucía y la segunda con mayor extensión del interior peninsular detrás de la de Gallocanta (Zaragoza). La Reserva Natural comprende 1554 hectáreas. Se encuentra en una cuenca endorreica, muy salina y somera. Es un lugar único dentro de las zonas húmedas del Mediterráneo occidental. Está rodeada por cultivos de secano: cereal, olivar, girasol.

Uno de los muchos motivos relevantes de este espacio natural es el hecho de que sea el único lugar de la península ibérica donde se reproduce con regularidad el flamenco común (Phoenicopterus roseus). La famosa colonia nidificante de Fuente de Piedra, junto con la de La Camarga (Francia), es una de las más importantes de Europa y del Mediterráneo occidental. 

Tiene forma elíptica con una longitud que comprende entre los 6,8 km en su eje mayor y 2,5 km en su eje menor, además cuenta con un perímetro de 18 km. Es singular esta laguna por su gran tamaño, su enclave geográfico y la salinidad de sus aguas, características que la dotan de un especial valor desde el punto de vista ecológico, cultural, didáctico y científico.

La laguna se formó hace 5 millones de años, concretamente en el Plioceno. Las características climáticas de la zona y, dentro de estas, el tipo de precipitaciones, determinan el nivel de agua de la laguna, sin olvidar el papel que la evaporación natural tiene en que esta sufra, más o menos, períodos largos de desecación. Es una laguna estacional que se recarga gracias a las aportaciones de las precipitaciones, la colaboración de los arroyos y al flujo subterráneo procedente de un acuífero. Es un lugar con muy poca profundidad, ofrece refugio y alimento para las aves, como es el caso de los flamencos que vienen de África u otros lugares del Mediterráneo. Si hay suficiente cantidad de agua durante la primavera, se crean las condiciones idóneas para hacer de este enclave un lugar único para la cría. Los flamencos crían en el centro de la laguna en una de las islas más grandes que tiene, la llamada “Isla de Senra”. Forman unos nidos de barro que tienen diferente altura dependiendo de la condición del terreno. Las parejas incuban aproximadamente durante 28 días un huevo que es depositado en el nido.  Son capaces de criar en Fuente de Piedra y recorrer trayectos de más de doscientos kilómetros diariamente para alimentarse. Los lugares de destino pueden ser Doñana o Las Salinas del Parque Natural de Cabo de Gata (Almería). Los flamencos no constituyen una población local, ya que se desplazan por el Mediterráneo al igual que multitud de aves que pueblan la laguna según la época del año y la abundancia o no de precipitaciones.  

Es durante los meses más cálidos del año cuando la laguna sufre la evaporación del agua haciendo que la sal quede cristalizada sobre su superficie. En el entorno podemos apreciar la presencia de otros humedales periféricos más pequeños que enriquecen la biodiversidad. Podemos hablar del “Laguneto del Pueblo”, que guarda en sus entrañas agua permanente de naturaleza dulce proveniente de la depuración de las aguas residuales del municipio villafontense. Aunque sus dimensiones son pequeñas, presenta más de un metro de profundidad, permitiendo que haya aves buceadoras en la misma. Cuando en ciertas épocas del año el “Laguneto” tiene más nivel, provoca un desbordamiento hacia otras zonas encharcadas. El ejemplo lo tenemos cuando nos aproximamos hacia el centro de visitantes, en los espacios como “La Pasarela”, donde podemos contemplar a las aves desde muy corta distancia. 

Con respecto a la fauna presente en este enclave podemos mencionar: el lirón careto, la rata de agua, el conejo, la liebre, el zorro, y el tejón, entre otras. Las aves son las que más presencia tienen y son el centro de atención de todos aquellos visitantes amantes de la ornitología. Hay catalogadas más de ciento setenta especies, entre las que destacan las aves acuáticas, siendo el protagonista indiscutible el flamenco. Podemos apreciar algunos ejemplos como: la malvasía, cabeciblanca, garza real, gaviota picofina, cigüeñuela, ánsar común, grulla, águila pescadora  y pato cuchara. Su flora se caracteriza por la presencia de comunidades halófitas, especies acuáticas endémicas. La laguna está rodeada de tarajes, encinas, coscojas, olivos y matorral mediterráneo. Por supuesto aparecen también cultivos agrícolas a su alrededor. 

Como comentábamos al comienzo del artículo, tanto la población de Fuente de Piedra como su laguna tienen una íntima relación con el agua, de esto sabían bien los asentamientos que siempre la poblaron desde tiempos primitivos. La presencia de una vía romana que bordeaba la laguna salada de Fuente de Piedra, nos indicaba su utilidad para la extracción de la sal por parte de los romanos. Las villas que se situaban junto a la laguna se dedicaban a ella y al aceite. La vía partía de la que se dirigía de Antikaria a Hispalis, rodeando la laguna y dando lugar a otros caminos también, como el de Sierra de Yeguas y la Roda de Andalucía. La sal, el aceite, la ganadería y la salazón de carnes fueron productos que dieron mucha productividad a las villas de la zona. De ahí que, en el pasado, la laguna fuera una explotación salinera desde la época romana hasta el año 1951, como relatan los escritos históricos. 

La sal fue uno de los productos más apreciados por los romanos. Fuente de riqueza, llegó a ser convertida en moneda de cambio. Como apunte, el término salario proviene del latín “salarium” cuyo significado es sal. Era un artículo preciado que no solo servía para sazonar y evitar la deshidratación, sino también, para otros usos como conservar alimentos, antiséptico para las heridas y detención de hemorragias. Los romanos también consideraban como un manjar el flamenco, los cazaban, siendo sus lenguas un trofeo que degustaban dentro de su gastronomía.

Siglos después, los musulmanes, también extrajeron la sal, y de esto se hizo eco en su “Historia de Antequera” Cristóbal Fernández: “Llamaron justamente la atención de los moros, que se aprovecharon de ella, y la hicieron el artículo principal de su comercio…(sic)…los infieles de los pueblos comarcanos la agotaban con sus cotidianas extracciones y las conducían por todo el Reino, vendiéndola a un precio regular. Se enriquecían con este tráfico, por que en todas partes era preferida la sal procedente de nuestra laguna…”.

Una vez fue reconquistada la comarca por los cristianos, Juan II de Castilla donó la explotación de la salina a los vecinos de Antequera. El Concejo fue el encargado de su explotación y concedieron también permisos a particulares. Tampoco faltaron los hurtos por parte de vecinos que comerciaban con la sal vendiéndola a poblaciones vecinas. 

El rey Felipe II intentó incorporar la laguna a la Corona, pero contó con la oposición del Ayuntamiento de Antequera y revocó su decisión. Cristóbal Fernández nos contaba en su “Historia de Antequera”: 

“Continuaba el Ayuntamiento administrando la Laguna de sal, perteneciente a los propios de Antequera, como ya hemos manifestado, aprovechándose de los caudales que producía en beneficio de la población, y pagando a la corona 2 rs por fanega que se extraía. Pero Felipe II dio orden al administrador de las Salinas de Granada para que tomase posesión de ella y la administrase. Recurrió entonces el Ayuntamiento a S.M. suplicándole no hiciese novedad alguna con respecto a la laguna y que supuesto que don Juan II hizo esta donación a los propios de Antequera, se respetase la posesión no interrumpida que desde aquella época había gozado la ciudad. Felipe II en vísta de la apelación y de las poderosas razones que la apoyaban, revocó su decreto por su Real Cédula de 8 de mayo de 1566, que se conserva en contaduría.”

Los Propios de Antequera siguieron beneficiándose de la explotación de la laguna hasta que Felipe V las incorporó a la Corona junto con otros bienes por su Real Cédula de 18 de octubre de 1711. 

“Felipe V apurado con los enormes gastos de las guerras que sostenía mandó incorporar a la Corona las “rentas, derechos y oficios” que con cualquiera titulo, motivo o razón se hubiesen segregado de ella, y por esta Real Cédula quedaba Antequera despojada de la laguna que le producía más de 30.000 rs anuales, sin hacer otra costa para sacarla y almacenarla que 10 mrs en fanega. Solicitó pues  fuese preservada la Laguna de Fuente la Piedra , y el rey no dudó acceder por su Cédula de 18 de octubre de 1711, que se conserva en contaduría.”

Hasta mediados del siglo XIX se acometieron varios intentos de desecar el vaso y explotar la sal de la laguna como fue en el caso de 1828, pero todos los planes fueron paralizados por el Ayuntamiento que recurrió para que se detuviera el proyecto. No fue hasta 1870 cuando recayó sobre manos extranjeras y privadas la responsabilidad de llevarlo a cabo, concretamente era la “Societé civil Française des Terrains et Salines de Fuente-Piedra”. El 15 de agosto de 1870 se otorga por parte de S.A. El Regente del Reino, don Francisco Serrano Domínguez, el aprovechamiento de la sal que se produjera durante la desecación de la laguna a Guillermo Partington y José Joaquín Figueras. Después del abandono de esta sociedad por declararse en quiebra, llegó otra nueva compañía llamada Sociedad Agrícola y Salinera de Fuente de Piedra, haciéndose cargo de la explotación el 30 de julio de 1880 con el objetivo de adquirir los terrenos, obras de fábrica y derechos de todo género que provinieran de la laguna para explotarla agrícola e industrialmente. Quien presidió el comité de esa compañía fue el Marqués de Fuente de Piedra, don Diego Casasola Stoppani y la persona encargada de dirigirla fue don Juan Manuel Delgado. Por allá en 1885 se solicitaba licencia municipal de obras por parte de la Sociedad para emprender las construcción de una Fábrica de Abonos de Fuente de Piedra y así fue como en el terreno conocido como Los Juncares se levantó dicha obra. En 1886 la fábrica queda conectada a la cercana estación de ferrocarril para dar salida a las sales y fertilizantes y recibir el combustible necesario para su actividad diaria. En 1930 la Sociedad pasa a manos del antequerano don José García Berdoy continuando con su producción hasta 1951, momento en el que se abandona la explotación de la laguna por no ser rentable. 

La laguna cuenta con un gran número de figuras de protección para mantener su conservación. Es propiedad pública (adquirida por el antiguo ICONA en 1981) y fue declarada en 1984 Reserva Integral por la Ley 1/1984 de 9 de enero, de la Comunidad Autónoma de Andalucía, con el objetivo de proteger la población de flamencos en particular y de la fauna y flora de la laguna en general.  Cinco años más tarde fue también recalificada como Reserva Natural por la Ley 2/1989 de 17 de julio, por la que se aprueba el Inventario de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía y se establecen medidas adicionales para su protección. En 1983 fue incluida en la lista de Humedales de Importancia Internacional del Convenio de Ramsar y posteriormente en 1987 se declaró ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) de acuerdo con la directiva 79/409/CEE. Forma parte de la red ecológica europea Natura 2000 y desde 2013 es Zona de Especial Conservación (ZEC).

Desde que la Junta de Andalucía se hizo cargo de la gestión del área en 1985, se llevaron a cabo una serie de actuaciones y medidas para la conservación de la población de flamencos. Se desarrollan programas de investigación biológica como es el anillamiento y marcaje de pollos y, en general,  estudio de la biología de la especie. Al igual que numerosas actuaciones técnicas que se acometieron para optimizar el aporte de agua a la laguna y construcción de diques artificiales, entre otras. 

En la laguna se encuentra el Centro de Visitantes “José Antonio Valverde”, situado en el Cerro del Palo, donde podemos acercarnos a la biología del principal protagonista, el flamenco rosa. Además, también se puede conocer y estudiar más en profundidad sobre los principales valores del humedal dentro de su museo. Todo lo anteriormente mencionado, se refuerza con el descubrimiento de un sendero que nos conduce por los diferentes observatorios y miradores de interés para el visitante con el objetivo de disfrutar de una maravillosa experiencia. En este centro es posible alquilar material óptico y organizar visitas guiadas a la laguna para vivir in situ una agradable vivencia e impregnarse de toda la bella naturaleza que lo rodea. 

BIBLIOGRAFÍA: 

– “Historia de Fuente de Piedra”. Francisco Muñoz Hidalgo y  A. Ricardo Garcia Cañero. (1983).

– “Historia Temática Villafontense”. Francisco Muñoz Hidalgo. (2020) 

– “Fuente de Piedra: la vía romana de la sal”. Carlos Gozalbes Cravioto y Francisco Muñoz Hidalgo. Revista Jábega nº112 (2023). Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga. 

-“La laguna de Fuente de Piedra”. Seminario Permanente. Junta de Andalucía. Cuadernos de Puertanueva. (1993). 

www.andalucia.org

www.malaga.es

www.rah.es

www.juntadeandalucia.es


Ester Cortés Romero es brillante (Carlos L.| editor).
Diplomada en magisterio y Licenciada en Publicidad y RRPP. Enamorada de la Historia, del Arte, de la Cultura, de los libros, y de su ciudad, Antequera, dando valor a muchas otras del resto del mundo -en especial Sevilla y París-.
Una persona JASP (acrónimo de Joven Aunque Sobradamente Preparada). Con capacidades enormes de documentalista, puede dedicar el esfuerzo de horas “de ratón de biblioteca” hasta encontrar un dato fidedigno para dar rigor a sus escritos y a todo lo que hace, porque a ella no le vale cualquier cosa. Su capacidad didáctica descriptiva es otra de sus virtudes, a la que une la pasión por contar a los lectores cosas interesantes de su Antequera natal donde ha sido y es feliz.
Genial conversadora, culta, inteligente, actualizada, sencilla, familiar, deportista practicante, excelente persona…