«Un foráneo en el paraíso» | ChLL para atqmagazine
Fotos prestadas por Manuel Romero Calatayud
El Teatro Lírico Andaluz presentó «Los tres tenores, las melodías más bellas del mundo».
Con ellos se cerró la V edición de las Noches Clásicas de Antequera, organizadas por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Antequera, que comenzaron con un concierto apoteósico de la Coral María Inmaculada el día 26 de junio; continuaron con un reencuentro precioso entre Mozart, Piazzola, Boccherini, Haendel, Bizet… a cargo del Cuarteto de cuerda Traditio Musicae. Y clausuraron ayer, 28 de junio, con este espectáculo tan atractivo.
Y resultó que los tres tenores eran cuatro.
El emblemático patio del Ayuntamiento de Antequera se convirtió en un pequeño teatro lírico al aire libre. En el escenario, cuatro voces potentes y carismáticas: Juan Carlos Barona, Luis Pacetti, Raúl D’Abreu y Pablo Prados. En el foso, al frente de una encantadora orquestina compuesta por dos violines, flauta travesera, clarinete, violonchelo y piano, el maestro David Moreno.

Todos ellos forman parte de la prestigiosa compañía Teatro Lírico Andaluz, que ha sabido llevar su arte a escenarios de todo el mundo.
Me he permitido el titular «Les Tênors», porque a mi modo de ver, el espectáculo rindió homenaje al formato teatral-musical popularizado por Les Luthiers: humor elegante, cercanía con el público, juegos escénicos y, sobre todo, música de altísimo nivel. El repertorio fue un recorrido emocional y estilístico que atravesó varios géneros con habilidad y frescura.
Comenzaron con un medley de napolitanas que evocaron el alma del sur de Italia: Santa Lucía, Torna Surriento, Mamma y, cómo no, ’O sole mio. Luego, viajaron al mundo de la ópera con arias como La donna è mobile, Una furtiva lágrima y el siempre conmovedor Lamento de Federico.
El bloque de musicales arrancó sonrisas y nostalgia con temas como If I Were a Rich Man, My Way, María y Sillas y mesas vacías (versión de Empty Chairs at Empty Tables, del musical Los Miserables). La zarzuela también tuvo su espacio con dos joyas de Pablo Sorozábal: No puede ser y ¿Quién es usted?, interpretadas con gracia y pasión.

No faltó el sabor hispanoamericano con Muñequita linda, Bésame mucho y una versión participativa de Amapola que hizo cantar al público, aumentando la complicidad y el ambiente festivo que se respiraba desde el inicio.
Como broche final, y a modo de bis, llegó la contagiosa alegría del Funiculí Funiculá de Luigi Denza, que cerró la velada entre aplausos y bravos.