Foto de portada: prestada por Javier Coca
«Un foráneo en el paraíso» | ChLL para atqmagazine
Me confieso fan y admirador de muchas personas que voy conociendo en Antequera. Algunas de esas personas ya han subido a mi blog atqmagazine; otras aún no.
Soy admirador de Marina Pérez, de su actividad teatral y de su forma de ser y actuar como ser humano.
La primera vez que la vi fue en ¡Qué ruina de función! (aquí ya me empezaron a conquistar esta gente del teatro de Antequera) y más tarde en La Venganza de Don Mendo, ambas dirigidas por Francisco de Paula Ramírez, en la que Marina hacía de Don Mendo y conmovió al patio de butacas, lo dislocó de admiración, de risas y de un arte impresionante; El elenco de Antequera Teatro supo convertir la tarde apacible de un domingo «cualquiera» en un huracán de carcajadas y bienestar. Desde entonces soy su fan, ahora que la conozco también como persona, la admiro mucho más.

Próximamente iré a verla a Benalmádena en ‘La Ratonera’, que dirige Jordi Aguilera. ¿Os venís?
Como directora la he visto hacer Lisístrata, pero ha dirigido también «La casa de Bernarda Alba» (García Lorca), «Silencio, se rueda» ( Adolfo Marsillach), «Ocho mujeres» (Robert Thomas) y alguna que otra que no recuerdo.
No hay un plan premeditado ni discursos ensayados en su relación con el teatro. Su historia está tejida de momentos que suceden, de casualidades convertidas en creación, de proyectos que nacen con un simple “¿y por qué no?”. Ahí estaba ella, rescatando una vez más su Lisístrata del cajón, reinventando sobre la marcha, «sin método» (dice ella), pero con un instinto escénico que desarma (digo yo).
Marina es discreta, lúcida, única. No ocupa un lugar definido, porque los ocupa todos. Es actriz, directora, impulsora, compañera, «motor» silencioso. No busca protagonismo, pero lo tiene, porque su presencia transforma. Porque hace de cada proyecto una posibilidad de encuentro. Con el otro, con el arte, con la vida.
Mide su éxito por el disfrute. Por esa mezcla de goce y sufrimiento que, como ella dice, “es la adrenalina que te engancha”.
Detrás de esa calma que transmite, hay una fuerza que no grita pero empuja. Una mujer que no ha necesitado la validación externa para saberse valiosa; siendo, como es, humilde a más no poder.
“La persona que más ha creído en mí he sido yo”, me dice, y no lo dice con soberbia, sino con la serenidad de quien ha aprendido a sostenerse desde dentro.
En su vida no hay espacio para la toxicidad, ni para el miedo. Ha elegido vivir en el presente, aceptar lo que llega, soltar lo que se va. Su brújula es la intuición, y su meta, el goce simple de hacer lo que ama.
Me atrevo a decir, porque lo siento así, que Antequera y su escena, son más ricas gracias a ella.
Antequera es una ciudad donde el teatro es además de semilla, promesa. Para este humilde espectador, Marina representa, junto a otros y otras, la madurez y la raíz. Es, sin proponérselo, un faro para nuevas generaciones, un ejemplo silencioso de cómo se puede vivir con arte haciendo arte.
Quienes están a su lado en esto del teatro, dicen que no da lecciones, pero enseña. No predica, pero inspira. Porque lo suyo no es impostura ni pose, es pasión contenida. Y esa pasión conmueve, cuando como es su caso se entrega sin exigir nada a cambio.

Ella no se proyecta en el futuro con grandes ambiciones. Su futuro, dice, es ahora. Y ese ahora está lleno de sentido. No necesita más. Le basta con estar viva, con salud, con sus seres queridos cerca, y seguir subiendo el telón alguna vez más.
Hay figuras que no necesitan grandes escenarios ni focos para brillar. Algunas personas, sencillamente, hacen arte como quien anda por su casa: con naturalidad, con entrega, sin aspavientos. Marina Pérez, actriz, directora y una de las almas esenciales del teatro aficionado en Antequera, es una de ellas. Su trayectoria no se cuenta por galardones ni titulares, sino por algo más hondo: una manera de estar en el mundo a través del arte y la sensibilidad.
Nació su afición, del juego y la intuición, su relación con el teatro nunca fue una meta ni una profesión, sino una llamada silenciosa que fue tomando forma con los años, casi sin darse cuenta. Su historia está hecha de azares fértiles: ese “¿por qué no?” del que hablaba antes, convertido en ensayo, una lectura que desemboca en montaje, una emoción que se vuelve escena. En ese tejido delicado de lo espontáneo, Marina ha construido un universo propio, genuino, entrañable.
No hay método rígido ni recetas en su forma de crear. Dirige con la mirada, no con el manual; desde el ojo que observa, siente y ordena. Cada obra es un puzle emocional donde texto, luces, gestos y silencios encuentran su sitio no por técnica, sino por verdad. Marina ensaya como quien escucha un susurro: con respeto, con paciencia, con ese asombro de quien aún cree en lo invisible.
Y cuando actúa, no interpreta: se transforma. No hay jerarquía entre los papeles que encarna, porque todos merecen la misma entrega. “Me fundo con ellos”, me dice, como si cada personaje fuera una extensión momentánea de su ser. En una obra de Antonio Gala, vivió uno de esos raros momentos de revelación que solo el teatro puede regalar. “Fui espectadora de mí misma”. El desdoblamiento perfecto. El trance. La fusión. (te lo cuenta en un ratillo, algunas líneas más abajo).
Pero su arte no termina en las tablas. Marina adora la literatura, la música y la pintura, pero sobre todo, ama la vida con esa mezcla de ternura y fuerza que la define.
Ha aprendido a confiar en sí misma, a ser su propia compañera, la voz que la sostiene cuando el camino se hace duro.
Le conmueven las películas que narran la vida sin artificio (Las bicicletas son para el verano, Memorias de África, La misión…), y sueña con encarnar un día a La Celestina, esa figura ambigua y poderosa que parece hecha a su medida.
«Sin jugar con la fantasía nunca ha nacido ningún trabajo creativo». | Carl Jung
Aquí te la presento, si no la conoces, lector, lectora.
Lúcida, sincera, sin artificios, se muestra tal cual es: una buscadora incansable, una viviente consciente.


¿Qué te motivó a compaginar la dirección teatral con la interpretación?
Bueno, pues no hay un motivo especial. Esto surge en un momento determinado. Yo ya había dirigido una obra de teatro en un gimnasio para mujeres y, total, que lo pasamos muy bien, lo representamos en el Torcal y eso quedó ahí. Hace unos años, no me acuerdo si cuatro o cinco. El museo, igual que este verano, pidió alguna obra de ambiente greco-latino y me acordé de que tenía el texto de Lisístrata y que además yo había hecho esa obra, yo había sido Lisístrata y dije: bueno pues si hace falta yo puedo montarla. Y así se hizo y después de eso, el director de la escuela, Jordi, me propuso que llevara algún grupo. Llevé durante dos años y también el de la pandemia hasta marzo. Después ya lo dejé y ahora este verano ha pasado lo mismo. El museo ha pedido una obra de teatro greco-latino y Jordi me dijo mira, ¿por qué no sacas otra vez Lisístrata?.
¿Cómo influye tu experiencia, cómo actriz en tu forma de dirigir?
Mira, yo creo que todo lo que hago está en la marca de la casa, que en este caso soy yo.
Pero es muy diferente. Yo cuando actúo, me dejo dirigir y entonces, si es verdad que yo trabajo en casa el personaje, hago mi trabajo de texto y trabajo el personaje, porque además yo tengo que trabajar el personaje y soy lenta. Pero me dejo mucho dirigir a ver qué quiere el director.
Cuando yo dirijo es diferente, para mí es totalmente diferente. Yo no tengo formación ninguna, no tengo método porque no tengo ninguna formación específica para ello. Entonces, yo dirijo de una forma muy intuitiva. Veo la obra de teatro como un puzzle que al principio está todo muy desordenado. Cada pieza por un lado. Está el texto, la obra en sí, están los actores, las actrices, está el ritmo que tiene que tener la obra, el vestuario que tiene que tener, los efectos de sonido, la luz,… todo eso está por separado. Entonces me pongo como espectadora a ver qué voy viendo y lo que a mí me va gustando. Muevo cosas y voy encajando todas las piezas, una con otra, hasta que todo todo encaja. Yo no tengo más secretos que ese. Y es que no soy ni consciente de cómo lo hago. Es que lo hago y ya está. Lo disfruto y como lo disfruto, fluyo con ello y me surge así de una forma muy espontánea, la verdad.

¿Cuál ha sido el mayor reto escénico que has enfrentado?
Para mí todos los personajes y todo lo que hago en teatro es un reto. Desde el primero que hice hasta el último. Para mí todo tiene que ser parto de cero. Es un trabajo, mucho trabajo y para mí son iguales de importantes. Y con todos he disfrutado, con todos me he identificado, vamos, me he fundido en ellos y me he entregado totalmente. Pero es verdad que cada uno de ellos ha sido para mí un reto. No te puedo decir cuál mayor.
Todos, porque yo cuando me enfrento a un personaje me enfrento como David a Goliat y a partir de ahí pues empieza todo el trabajo hasta que lo llevo a término pero no te puedo decir que uno más que otro.
¿Has dudado alguna vez de tu talento?
Yo nunca me he planteado lo del talento, porque como esto es un hobby, es que nunca me lo he planteado. Yo lo he hecho porque me gusta y porque por casualidad me surgió. Esto lo cogí, lo probé y me enganché. Pero la verdad es que nunca he analizado. ¿Yo tengo talento, no tengo talento?. Siempre lo que he tenido en cuenta es si lo paso bien. ¿Lo disfruto, lo sufro?. En fin, esa mezcla de sufrimiento y disfrute que es lo que la adrenalina te pone de esa manera y es lo que te engancha. Pero no lo sé.
No me gusta verme. Cuando grabo la obra no me gusta mucho verme. De hecho, algunas veces ni me he visto. He tardado meses y meses, mucho tiempo en mirar la obra grabada. Pero eso es normal. Eso nos pasa mucho porque no nos gustamos mucho cuando nos vemos. Pero mi regla de medir ya te digo es el disfrute. Es verdad, tengo que reconocer que hay gente que me dice que le gusta mucho cómo actúo. Lo cual es muy agradable, que te lo digan, muy agradable. Pero, en fin, que lo dicho. Que yo no le pongo nombre ni apellido de talento ni nada de eso.
«Pensar es difícil, por eso mucha gente juzga». | Carl Jung
¿Qué papel sueñas interpretar?.
Hay un papel… yo se lo digo a todo el mundo. Me encantaría interpretar a la Celestina. Creo que estoy en la edad y en el momento. Es un papel que me ha gustado siempre, siempre. Lo he visto muchas veces, todas las veces que he podido incluso en directo. Se lo vi a Nuria Espert, a Nati Mistral; bueno, y en el estudio uno se lo vi a Lola Gaos. Cada vez que he podido lo he visto, porque es una obra que me gusta y es un personaje que me llama mucho la atención. Ese sería mi personaje ideal para hacer en este momento de mi vida.
Su visión se aclarará solamente cuando usted puede mirar en su propio corazón. Quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta. | Carl Jung
¿Qué papel te gustaría hacer fuera de las tablas para el teatro?
Ningún papel en concreto. Yo estoy para los que me necesiten si puedo hacerlo y si en ese momento estoy motivada para hacerlo. Pero concretamente ningún papel especial, sino aquí estoy yo. Y lo he hecho hasta ahora.
He estado para lo que me han necesitado y bueno, no sé hasta cuándo seguiré en esa actitud, pero ha sido así y eso es lo que pretendo. Echar una mano y ya está.
¿Para fortalecer el teatro en Antequera?
Ningún papel especial, simplemente, en la medida que yo pueda, hacer lo que yo pueda cuando me lo pidan. Y yo pueda, porque… es verdad que soy una persona de iniciativas, es verdad que lo soy; pero tampoco son premeditadas. Cuando me surge algo, una idea, la llevo a la práctica y ya está. Pero no estoy yo en esa actitud de «a ver qué hago».

¿Hay alguna escena tuya que consideres sublime?
Bueno, sublime no puede haber ninguna porque a mi nivel no hay ningún papel sublime. Pero si es verdad que en algún papel, no de esta etapa mía en la escuela, antes en algún papel, uno concretamente de una obra de Antonio Gala también, pues si es verdad que ahí yo tuve un fenómeno un poquillo paranormal, que solamente me lo notaron las personas que me conocen muy bien.
La obra acaba muy bellamente y muy dramáticamente. Y yo viví una experiencia, en un momento determinado, fui espectadora de mí misma; pero como si el personaje, me hubiera poseído. Y entonces yo me puse involuntariamente como espectadora y vi cómo el personaje evolucionaba. Y fue una sensación muy, muy extraña. Porque no fue premeditada, surgió y surgió. Y ya te digo, hubo gente que me conoce muy bien que me notó que me estaba pasando algo. Y esa fue una experiencia muy bonita que no se me va a olvidar porque fue extraña, pero fue muy bonita, muy interesante.
¿Cuál es la escena más memorable que has visto en teatro o cine?
En Memoria de África, recuerdo cuando Robert Redford le lava el pelo a Meryl Streep. Es una escena que a mí se me quedó grabada por la estética. Por cómo en ese porche de esa mansión, con esa tranquilidad, con esa palangana y esa jarra, esa delicadeza y ese abandono de ella en él. Y no se me olvidaba esa escena. Y me gustó muchísimo, muchísimo, muchísimo en todos los aspectos, por la estética y por lo que contaba esa escena.
¿Qué te hace llorar de tristeza?
Yo no soy persona de mucho llanto, soy bastante dura para llorar, en general, desde pequeña. Sin embargo he llorado cuando he perdido a un ser querido.
Y tengo ganas de llorar, llore o no llore, cuando veo catástrofes tremendas de pérdidas humanas, eso me… si no me salen las lágrimas lloro por dentro, porque eso me duele muchísimo; el dolor ajeno me duele mucho y me entristece y puedo llegar a llorar. Otra cosa que también me entristece mucho es cuando he visto y he recogido las consecuencias del maltrato animal, porque he estado a veces activa en ese tema y he visto cosas muy feas. Ahí se me ha roto el alma muchas veces y he llorado.

¿Y llorar de emoción?
El reencuentro con un ser querido. Por ejemplo, mi hijo, que lo tengo muy lejos. A lo mejor me pasó un año que no lo veo. Y, cuando me reencuentro con él, la emoción me puede.
Cuando consigo algo que me ha costado muchísimo esfuerzo y por fin lo consigo, también he llegado a llorar de emoción.
Cuando veo, digo yo, heroicidades tanto en personas, en humanos, como incluso en animales, que también algunos animales son héroes, eso me emociona también muchísimo.
¿Te emocionas en las películas?
Sí, también esas cosas son las que mí me hacen llorar de emoción. Sí.
¿Qué te hace llorar de risa?
Casi siempre es cuando me río de mí misma porque en situaciones personales descontroladas
que me ponen en una situación muy divertida o incluso ridícula. Entonces yo me río muchísimo, me río mucho y puedo llegar a llorar de risa cuando me veo en ciertas situaciones que no son frecuentes en mí.
¿Te gustaría explorar otras formas escénicas de artes distintos?
Me hubiera gustado ya no… Pero me hubiera gustado la danza. Sí es verdad que me hubiera gustado. A mí, todo lo que es mover el cuerpo…, me ha gustado mucho el baile, la danza… yo bailaba muchísimo de pequeña. Cuando mis padres se iban, yo abría los armarios y los espejos y bailaba ballet, he bailado contemporáneo, que entonces no tenía ese nombre para mí y he bailado muchísimo, muchísimo, porque me encantaba bailar. Pero ahí quedó después. No hace tantos años he bailado flamenco. Estaba en una academia de flamenco y me gustaba. No es que fuera buena, pero me gustaba muchísimo el flamenco y estuve años haciendo flamenco.
¿Con quién o quiénes te gustaría trabajar en el futuro?
Bueno, vamos a ver. El futuro, para mí es ahora. Y yo no miro en el futuro más lejos que el
ahora, que el día a día. Soy feliz trabajando con mis compañeros y no pretendo nada más. Trabajando con ellos y llevándome bien y estando a gusto, disfrutando con ellos, tengo más que suficiente. Ya el futuro a medio largo plazo, pues ya no lo tengo yo muy en cuenta. Vivo al día, bastante al día.
«En lo que nos es posible alcanzar, el único sentido de la existencia humana consiste en encender una luz en las tinieblas del mero ser» | Carl Jung
¿Qué consejo le daría a una actriz o directora joven que empiece hoy?
Yo no soy nadie para dar consejos porque yo estoy en un nivel… como para dar consejos. Pero yo lo único que le puedo decir, lo mismo que le digo a mis hijos, que amen lo que hacen, que hagan lo que amen y que lo trabajen y que sueñen, que sueñen alto, que sueñen a los grande y que luchen por ello y ya está. Esto es, para todo, en el teatro y en la vida y en todo lo que te proponga.
¿Un actor que admiras?
He admirado, me gustaba mucho Paul Newman, que ya no vive. Y me gusta mucho también Robert De Niro. Pero Paul Newman me encantaba. Ese papel siempre medio rebelde, medio… Me gustaba mucho. Aparte de lo guapísimo que era. Pero que me gustaba mucho como actor. Y Robert De Niro también me parece muy bueno.
¿Una actriz que admiras?.
Emma Thompson. A mí esta actriz me gusta muchísimo, muchísimo. La he visto ya en muchas películas, en muchos papeles y me parece de una honestidad tremenda, de una calidad y una elegancia y un saber hacer que la admiro, la admiro de verdad.
¿Una serie que te ha marcado?
Yo soy muy de series. Marcado no es la palabra, pero me han gustado muchas. «Roma»; «Breaking Bad»; incluso las primeras de «Vikingos»; «Stranger Things», esta me gustó mucho, todas las temporadas. En fin, soy muy de series. Soy friki de la Guerra de la Galaxias y me las he visto todas.
Una obra de teatro inolvidable.
Me encantó y la vería tantas veces como pudiera «Las bicicletas son para el verano».
Esta obra de teatro la vi en Málaga ya hace años y me gustó muchísimo, muchísimo.
De hecho, mi hijo Javier me la regaló de la colección austral. La tengo por aquí.es una obra de Fernando Fernández Gómez que me encanta. La he leído también y me parece una obra sublime.

¿Una película que te inspira?
Me inspira, me inspiró y la he visto varias veces y no me importaría verla otra vez: «La Misión». Está basada en hechos reales y es de una belleza extraordinaria. En la música, en la fotografía, en el paisaje, en los personajes… La tengo ahí como algo especial y que vería tantas veces como pudiera. Hay otras muchas películas que me gustan y que las he visto también muchas veces, pero ahora mismo me viene esta y es verdad que me impresionó.
¿Un libro inolvidable?
Un libro que también lo tengo yo ahí grabadito en mi cabeza. Yo soy muy lectora. Pues es un librito que es chiquito, fino, de Virginia Woolf, que se llama «Flush». Es la historia de un cocker español, de un perro. Y a mí Virginia Woolf me gusta mucho. He leído bastantes libros suyos. Y me gusta mucho porque me llega su sensibilidad y su forma de ver la vida, su forma de describirla y cómo llega al alma de los personajes, me gusta mucho. En este caso, este libro es de un perro en la época victoriana y es una delicia. Es una delicia de sensibilidad, muy bonito, muy bonito. Hay tantos y tantos que me gustan, pero este es especial también.
¿Una canción que te toca especialmente?
Por supuesto, «Imagine». Esa canción es mágica, es mágica y es esperanzadora y es una maravilla.
¿Qué tipo de música sueles escuchar?
Bueno, pues yo escucho mucho rock sinfónico. Me gusta mucho la música celta, tengo muchos cedés de música celta. Me gusta mucho el country. Yo era una fan de Bob Dylan empedernida, hasta que lo vi en España, lo vi en Motril. Claro, ya con la voz que tiene ahora y con eso me defraudó un poco. Pero era mi ídolo cuando mi juventud, mi ídolo total.
También me gusta mucho la música clásica. Me cuesta más trabajo la ópera, porque me cansa un poco esos tonos, la voz en esos tonos, comprendo que son maravillosas, pero no soy capaz de oír una ópera entera, me cansa.
Personaje histórico o filosófico que te inspira.
Yo soy también muy estudiosa de Carl Jung. Es un hombre al que he leído mucho por mi profesión y porque yo cuando he trabajado y demás, he llevado terapia de parejas y he tenido que estudiar mucha psicología. Y este hombre me gusta mucho no solamente como psiquiatra, que era lo que era; porque descubría al ser humano y es de una profundidad inmensa y de una sabiduría extraordinaria. Para mí es una figura emblemática y que no paro de releer.
«En cada uno de nosotros hay otro a quien no conocemos». | Carl Jung
¿Qué personaje te hubiera gustado conocer?
Me hubiera gustado conocer, no, que lo llegué a conocer porque lo admiraba también muchísimo. Llegué a conocer a Vicente Ferrer. Estuve en la India y estuve en Anantapur, sede de su fundación, y lo llegué a conocer. Pues lo conocí como ocho meses antes de que muriera. Y, fue un lujo y fue una experiencia y fue una maravilla llegar a conocer en persona a este hombre al cual yo admiraba una barbaridad por su labor, su valentía y por todo lo que ha hecho en la India.
¿Quién es la persona que más ha creído en ti?
Pues la persona que más ha creído en mí he sido yo, siempre. Por lo menos nadie me lo demostrado mucho, si creían en mí o no creían en mí, con lo cual yo siempre me apoyaba a mí misma y he creído o he dejado de creer a veces o he dudado de mí, pero siempre ha sido un trabajo personal porque ha sido así y yo me he reforzado a mí misma.

¿A quién admirabas de niña y de joven?
Bueno, de niña admiraba a mi padre. Aparte de admirarlo, lo adoraba. Y entonces para mí era el gigante de los cuentos, porque mi padre era grande, el gigante de mis cuentos más mágicos.
Era el que me salvaba de todo, era mi pilar y era el que yo me apoyaba y era el que me daba la seguridad y yo me encontraba muy grande, además, que abrazaba como un gigante. (ríe con dulzura en su recuerdo). Y de joven, pues, de joven, pues, no sé, admiraba a cantantes, a Bob Dylan, a Tom Paxtón, a Godfrey. En fin…
¿A quién admiras ahora?
Tendría que pensarlo mucho. Seguro que admiro a alguien pero en este momento no caigo. Admiro, bueno, admiro a la gente que lucha por su sueño. Entre ellos es verdad que está mi hijo Javier que lucha, lleva luchando por su sueño en el arte y estoy segura de que lo va a conseguir.
¿Fuiste feliz en tu infancia?
Pues sí, fui una niña muy feliz, muy feliz. Todo estaba bien, fuimos una gran familia. Se acabó pronto, porque todo ese apoyo, toda esa gran familia se acabó pronto, pero es verdad que sí, que lo fui, lo fui.
¿Qué te hace feliz hoy?
El día día, que estemos todos bien, que no estemos enfermos, que mis hijos estén bien, que no pase nada extraordinario, que no haya sobresaltos. Eso es lo que me hace feliz. Yo lo he dicho ya antes, pero es verdad que vivo muy al día.
¿Cuál ha sido tu mayor logro vital?
Bueno, mi mayor logro vital ha sido estar viva. Hasta ahora, estar viva. Ese es el mayor logro, vivir. Y después, bueno, pues mis hijos. Darles la oportunidad a mis hijos de venir a este mundo para que ellos se desarrollen y crezcan como seres humanos y más que eso.
Y bueno, lo demás pues han sido pequeños logros, han sido pequeños sacrificios, he sacrificado cosas que podría haber vivido, pero todo está bien. Entonces pues mis logros son muy sencillos, son también los del día a día, los de… No, no he hecho grandes cosas en la vida, creo, creo.
A lo mejor otros piensan que sí, pero no. Yo no tengo conciencia de haber hecho grandes cosas. He vivido que no es poco y he vivido lo mejor que he podido y ya está.
«Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas, pero al tocar un alma humana sea al menos otra alma humana». | Carl Jung
¿Cambiarías tu modo de vivir?
Bueno, pues ya no. No cambiaría nada porque, entre otras cosas, yo vivo como he elegido vivir.
No cambiaría nada porque de todo he aprendido, muchas veces me he equivocado, he podido rectificar, o no he podido rectificar, pero todo está bien porque todo me ha servido. Entonces yo no cambiaría absolutamente nada.
Mi vida ha sido de esta manera porque tenía que serlo para que yo aprendiera y para… ¿Para qué? Yo le doy mucha importancia al «para qué». Y entonces, no cambiaría nada, absolutamente nada.
«Un libro abre otro» | Carl Jung
¿Qué necesitas en tu día que no tienes?
Pues sigo abundando en lo mismo. No necesito nada. Nada más que estar aquí con los míos y dando gracias todos los días. Que yo doy gracias todos los días por todo lo que tengo. No pienso en lo que no tengo y solamente doy gracias por lo que tengo. Creo que soy bastante privilegiada y tengo muchísimo que agradecer y lo agradezco. Entonces, no me falta nada más. Me falta solo tener a mi hijo cerca, eso sí. Los otros dos ya están aquí.
¿Qué te sobra en tu vida?
Me sobra y siempre me ha sobrado la mala gente. La gente mala que disfruta humillándote, que disfruta haciéndote daño, que disfruta haciéndote el vacío. que hay gente falsa, mala gente en general. Eso me sobra, me sobran en mi vida y cuando se me cruzan personas de esa forma y esa condición, pues la saco de mi vida rápidamente porque no me aportan nada y porque no quiero eso en mi vida.
«En el análisis profundo, lo importante no es sanar rápidamente, sino encontrar el sentido de lo que nos duele». |
Carl Jung
¿Has aprendido mucho de alguien en especial?
Pues he aprendido mucho, pero de mi propia búsqueda, de mi trabajo personal.
Siempre he sido, es verdad, una buscadora y sigo siendo. Y entonces, pues, sigo aprendiendo muy poquito a poco, porque no es fácil aprender a vivir y cuando ya medio has aprendido se te va la vida. Pero esto es un aprendizaje hasta el último suspiro. Y yo, pues, soy una empedernida aprendiz y una empedernida buscadora. Siempre estoy buscando, siempre, aquello que me pueda hacer crecer, que me lleve a encontrar quien realmente soy. Soy una trabajadora en ese aspecto. Pero es un trabajo personal mío.

¿Qué es el éxito en la vida para ti?
Bueno, yo creo que el éxito es cuando has descubierto cuál es tu talento. Y cuando has podido y has salido a desarrollarlo y ese es el éxito, no que los demás te reconozcan ni nada de eso. Y cuando en realidad has hecho aquello para lo que has venido tú aquí a este mundo. Los orientales hablan del hinduismo y el yoga y hablan del Dharma y el Dharma no es más que esto: descubrir tu talento y lo que va a ser bien para ti y bien para los demás y desarrollarlo y vivirlo. Ese es el verdadero éxito de la vida.
¿Qué valor le concedes a la amistad?
La amistad es… Bueno, esto es ya caer en tópico, pero es verdad que la amistad es como una joya, un tesoro, una joya rara, difícil de encontrar, pero cuando te la encuentras es una experiencia maravillosa.
No esperar nada del otro. Estar abierto a lo que el otro necesita. No forzar nada. Es una experiencia muy bonita. No es muy frecuente. Porque en la vida tenemos muchos conocidos, pero amigos, amigos de verdad, muy poquitos. Y aparecen, desaparecen. Hay que estar abierto siempre a la amistad. Es una experiencia muy bonita vivir la amistad.

«Donde reina el amor, no hay voluntad de poder; y donde predomina el poder, falta el amor». |
Carl Jung
¿Tienes algún miedo?
Pues no. La verdad es que no tengo miedo. Confío plenamente en la vida. Todo lo me ocurra tendrá un para qué. Y entonces, pues yo confío. Confío en la vida y el miedo no sirve para nada. El miedo te paraliza, el miedo no te sirve, no te sirve. Te bloquea y te hace mal vivir. Entonces yo no tengo miedo. Ya no tengo miedo. Eso no quiere decir que no haya tenido yo mis miedos. Pero ya a esta altura de mi vida no tengo ningún miedo. Ya estoy abierta a lo que venga para aceptar, para aceptarlo y eso, buscar el «para qué». Y ya está. No tengo miedo.
¿Tienes alguna receta personal para sortear los avatares de la vida?
Bueno, yo he vivido avatares en mi vida que me han complicado mucho la vida pero…
he aprendido a no darles demasiada importancia ni a lo bueno que me pasa, ni a lo malo. He aprendido a que todo lo que llega pasa y se acaba. Entonces todo es cuestión de un poquito de paciencia, que todo se acaba. Lo bueno se acaba, por supuesto, también. Entonces hay que disfrutarlo sin apegarse demasiado porque se va a acabar. Y lo malo también se acaba. Entonces tampoco hay que aferrarse mucho a lo malo, porque se va a terminar también. Y eso es lo que me ayuda a mí a sortear lo del día a día. Y sobre todo, pues no proyectar ni mirar para atrás, para nada, porque no tiene sentido ni arrepentirse, ni mirar mirar mucho para adelante, porque el futuro quién sabe. Yo como voy pasito a pasito en el ahora… los días pueden ser muy sencillos y muy fáciles. Si uno se lo toma así, entonces ya hay menos avatares.
¿Crees que las rutinas son el flotador emocional del día a día?
Pues yo de la rutina puedo hablar poco porque yo soy bastante caótica. Yo me muevo como pez en el agua, en el caos. Entonces solamente soy ordenada y programada cuando tengo que serlo. Pero cuando vivo para mí nada más y para lo mío, soy muy caótica. La rutina no va conmigo. Yo soy la improvisación. No tengo dos días iguales, no tengo dos horarios constantes y me muevo muy bien, como un pececito en el agua, con la no rutina. Entonces, la rutina no me da ni seguridad, ni apoyo, ni me ayuda. Es que hay veces que me la tengo que imponer, pero estoy más cómoda en la no rutina.

¿Alguna cosa que te dé pena especialmente?.
Mira, especialmente me da mucha pena la soledad de las personas mayores. Me da muchísima pena. Esa etapa de la vida en la que ya prácticamente… o estás solo, solo totalmente o estás acompañado pero estás solo porque no te hablan mucho, porque no te miran, porque no te tienen en cuenta, te tratan como si fueras una niña pequeña. En fin, eso me da mucha pena.
Y otra cosa que me da mucha pena también, el abandono animal, también me da muchísima pena. Porque ellos están ahí para lo que uno le haga o les deje de hacer y no se merecen que los tratemos de la manera que los tratamos, que los utilizamos y después los tiramos y son seres vivos, como nosotros.
Seres vivos de otra especie, pero son seres vivos a los cuales hay también que respetar.
«Tu visión devendrá mas clara solamente cuando mires dentro de tu corazón… Aquel que mira afuera, sueña. Quién mira en su interior, despierta». Carl Jung
¿Alguna manía escénica o cotidiana?
Yo las manías cotidianas como son normales en mí, quiero decir que como forman parte de mí, pues casi no me las veo. Si tengo alguna no me la veo, francamente. Seguro que tengo, porque todos tenemos alguna manía. Pero yo no las reconozco mucho.
¿Manía escénica?.
Bueno, escénica no, pre-escénica. Me tengo que comer un plátano antes de salir a escena. Porque eso me da seguridad, y tengo que beber mucha agua. Por eso de que me suba la glucosa, de que no me vaya a marear. Y entonces no me puede faltar un plátano un ratito antes de salir a la escena.

¿Un par de defectos que reconozcas en ti.
Pues soy una persona bastante dispersa, moderadamente desordenada. Si estoy leyendo, estoy leyendo tres o cuatro libros a la vez. Estoy haciendo una cosa, a medio hacer la dejo y me voy a otra y hago otro poco de la otra.
Si estoy pintando un cuadro, estoy pintando tres cuadros a la vez y pinto un poquito en uno, me voy al otro, me voy al otro, soy un poquito dispersa. Pero al final todo lo acabo. Eso sí, soy constante y lo acabo
«El hombre sano no tortura a otros, por lo general es el torturado el que se convierte en torturador». Carl Jung
¿Virtudes propias que a veces pasas por alto?.
Pues no sé. No sé, soy lo que se ve en mí. La verdad, si tengo alguna virtud es que no tengo dobleces, que soy lo que se ve. No tengo guardado mucho. Yo soy bastante transparente para lo bueno y para lo malo. Y se me nota mucho lo bueno y se me nota mucho lo malo. Porque no escondo nada. Entonces, si eso es una virtud, pues esa.
¿Qué talento te gustaría tener pero sientes que no posees?
La música. Me encantaría poder tocar un instrumento, pero no tengo oído ninguno y creo que sería bastante patosa. Me habría encantado tocar un instrumento y cuando lo oigo tocar, cuando escucho yo a otra persona, me elevo porque es una cosa que… una envidia sana.
«Las grandes decisiones de la vida humana tienen como regla general mucho más que ver con los instintos y otros misteriosos factores inconscientes que con la voluntad consciente y bien el sentido de razonabilidad». | Carl Jung
¿ Tienes alguna asignatura pendiente, personal o profesional?
Pues ya no tengo nada pendiente, la verdad. Todo lo que he vivido lo he elegido yo… y bueno, profesionalmente yo tuve que elegir y elegí. Sacrificé cosas, entre ellas prácticamente mi carrera, pero lo sacrifiqué a gusto y no me arrepiento de nada. Entonces no tengo ninguna asignatura pendiente.
¿ Y aún tienes un sueño vital o propósito de vida?.
Seguir estando viva mientras esté en buenas condiciones. es mi sueño vital. Y estar más cerca de los míos, de lo que estoy. Y verlos a todos lo más posible y disfrutarlo a todos. Tener salud y poder seguir haciendo lo que me gusta. Ese es mi sueño, mi propósito de vida.

¿Hobby que alimenta tu vida interior?.
La lectura. Como he dicho antes, soy una lectora empedernida. Me gusta muchísimo leer y leo muchísimo.
También la pintura me gusta mucho, mucho. Se me va el tiempo pintando, hasta no saber dónde estoy ni cómo estoy ni dónde. Si es de día o de noche. Como que estoy en otra dimensión cuando pinto.
Esos son mis hobbies principales y el teatro, por supuesto; pero esos dos es verdad que me alimentan el alma mucho.
Si tu vida fuera una película ¿qué actriz te representaría?
A ver que yo me acuerde de una actriz que encaje…
¡Ah, pues sí!. Victoria Abril, por ejemplo. Es menudita como yo. Y tiene una energía muy parecida. Y podría hacer una película con Bibiana.
¿Un lema o frase que te acompañe y que te haya inspirado en tu hacer en la vida?.
Bueno, pues tengo muchas letanías. Tengo algunas, algunas letanías que no son mías. Que son que las he cogido de aquí y de allí. Una de ellas es «Cuando pierdas, no pierdas la lección». Cuando algo te sale mal, no te lamentes de que te ha salido mal o de que has fracasado, aprende algo de ello.
Otra también que me gusta mucho es «Si te caíste ayer, levántate hoy». Caernos es que nos caemos porque somos humanos, pero lo de menos es caerse hay que levantarse rápido y seguir.
Yo me he caído muchas veces pero es como un muelle: me caigo, pero me levanto de momento, no me gusta estar en el suelo.
«El conocimiento descansa no sólo sobre la verdad sino también sobre el error». | Carl Jung
Se me olvidaba decir, que Marina es médico de profesión, que ahora ya no ejerce por propia decisión. Esa es otra faceta distinta, otra latitud en las coordenadas de su vida.






