ANTEQUERA Y SANTA EUFEMIA | HISTORIA DE UN VÍNCULO HEXACENTENARIO, por Antonio Domínguez Luque

Nota editorial: En estos días en que las calles de Antequera se preparan para acoger con emoción y solemnidad la tradicional procesión de Santa Eufemia, y con la Función Votiva a las puertas, en atqmagazine publicamos hoy un artículo que se convierte en lectura imprescindible para comprender la profunda vinculación histórica entre la ciudad y su Patrona.
El autor, Antonio Domínguez Luque (cuya erudición, pulso narrativo y rigor histórico merecen una sincera admiración) nos invita a realizar un recorrido apasionante por más de seis siglos de historia, en los que la figura de Santa Eufemia y la identidad de Antequera se entrelazan de forma inseparable. Con un enfoque tan accesible como documentado, esta colaboración pone en valor episodios fundamentales del pasado de la ciudad que, lejos de pertenecer únicamente a los libros, siguen muy vivos en las tradiciones, cultos y celebraciones populares de hoy.
Publicar este artículo en la semana grande dedicada a Santa Eufemia no es solo una oportunidad editorial: es, también, un pequeño homenaje al legado, la memoria y la devoción de un pueblo que, como recuerda la historia, decidió encender su fe a base de candelas. Mira cómo...

1. Introducción

Pocas, muy pocas ciudades pueden presumir de la vastísima historia que posee Antequera. El análisis de la misma puede realizarse desde una perspectiva eminentemente multidisciplinar y sea cual sea la óptica que se adopte siempre obtendremos información valiosa, curiosa y más que relevante. Y si hay algo que tiene el saber es que, además de no ocupar lugar, enriquece el espíritu.

Se da la circunstancia de que el patronazgo de Santa Eufemia de la ciudad de Antequera es ya más que hexacentenario. Semejante bagaje sin dudas nos puede permitir darnos un pequeño paseo por nuestra historia de mano de esta santa calcedonense y de todas aquellas personas que, a lo largo de estos seiscientos años, han ido escribiendo la historia de la ciudad ligada a su Santa Patrona. ¿Nos enfundamos las zapatillas y comenzamos nuestro paseo por la historia?

2. Antecedentes: Antequera antes de la recristianización

Antequera, la ciudad del Torcal, es desde tiempos inmemoriales un punto de encuentro de culturas y civilizaciones. Su envidiable situación geográfica siempre ha propiciado anhelos por su dominio, aspecto que los cristianos del Reino de Castilla nunca dejaron de lado.

Remontémonos al año 756. Los árabes culminaban la conquista de la fortaleza antequerana, arrebatada a una entonces decadente civilización visigoda cristiana. Era el comienzo de un dominio musulmán que se extendería a lo largo de siete siglos. Siete siglos durante los cuales los intentos de recristianización de la villa se produjeron uno tras otro, ya fuera a cargo de Alfonso X, el Infante Don Juan Manuel, Alfonso XI o Pedro I, que tras la batalla definía a la fortaleza antequerana como “muy dura e inexpugnable”. Corría el año 1361 y Medina Antaquira se resistía a volver a ser cristiana.

El hecho es que el paso de los años no mermaba la importancia de la Madina Antaquira. Llegamos a 1410, año en el que, tras un breve periodo de tregua, se recrudecen los combates. La fortaleza y el resto del conjunto fortificado pasan a desempeñar un marcadísimo protagonismo, situándose en el centro de un doble conflicto de intereses: por un lado el de los árabes, considerando el recinto como el bastión que alberga una de las últimas esperanzas de proteger al por entonces ya debilitado reino nazarí y por otro el de los cristianos, que consideran que la conquista de Antequera allanará sobremanera el camino hacia la victoria definitiva en Granada. Y en este contexto aparece la figura de Fernando de Trastámara, el Infante Don Fernando.

3. Antequera durante la recristianización

Don Fernando, futuro Fernando I de Aragón y abuelo de Fernando “El Católico” nace en Medina del Campo el 27 de noviembre de 1380, siendo el segundo hijo de Juan I de Castilla y Leonor de Aragón. Fallece prematuramente en Igualada el 2 de abril de 1416, con tan sólo 35 años. A lo largo de su vida, corta pero intensa, protagoniza importantes episodios de la historia de España como la regencia del Reino de Castilla a la muerte de Enrique III El Doliente junto a Catalina de Lancaster durante la minoría de edad del futuro rey Juan II o la ascensión al trono de la Corona de Aragón a través del denominado Compromiso de Caspe de 1412.

La incorporación de Antequera a la Corona de Castilla no puede ser entendida sin la figura del Infante Don Fernando, alma máter de la reconquista de la villa. Corrían las primeras semanas del año 1410. El Infante, acampado en tierras cordobesas, preparaba el cerco de Baeza. Narra la leyenda que al amanecer de un primaveral día de abril una joven, rodeada de leones, se le apareció, y con serenidad y firmeza le dijo: “Que nos salga el Sol por Antequera y sea lo que Dios quiera”. Y así el Infante desistió de la idea de centrar sus esfuerzos en Baeza y, junto a sus tropas, partió el 26 de abril hacia tierras malagueñas obedeciendo al consejo de la joven. La obra pictórica del artista antequerano Antonio Reyes Machuca que hoy día puede admirarse en la iglesia de Santa Eufemia, rememora este episodio. Le acompañaban el Arzobispo de Santiago, el Obispo de Palencia y un gran número de nobles y soldados castellanos, navarros y leoneses.

Llegado a la frontera de tierras antequeranas, en el terreno que hoy día ocupa la localidad de Humilladero, Don Fernando recibió de Per Afán de Ribera la espada de San Fernando, “Lobera”, en la actualidad custodiada en la Catedral de Sevilla. Ante ella, el Infante se arrodilló, la besó y juró no envainarla hasta que Antequera no volviera a ser cristiana, promesa que repitieron sus tropas. Era la última parada antes de proceder a la empresa.

La contienda dio comienzo. Y tras cuatro meses y medio de refriega entremezclada con hábil estrategia, el 16 de septiembre la villa musulmana de Antequera sucumbió ante las tropas cristianas lideradas por Don Fernando. No obstante el Infante, haciendo acopio de magnanimidad, permitió la salida de la fortaleza de los musulmanes que aún resistían, garantizándoles su vida y facilitando el éxodo hacia otras poblaciones. Así es como surgirían los barrios de la Antequeruela de ciudades como Granada o Toledo. Hoy día el grupo escultórico «Homenaje a los antiqiries” ubicado en la Plaza del Carmen rememora este hecho.

4. El inicio del vínculo entre Antequera y Santa Eufemia

Era costumbre que, tras la conquista de una plaza al poder sarraceno, se escogiera a un Patrón protector cristiano que velara por ella. Y así se hizo, resultando que el 16 de septiembre la Iglesia Católica celebra la festividad de cinco santos: Cornelio, Cipriano, Geminiano, Lucía y Eufemia de Calcedonia. Antes de proceder a la elección se celebró solemne función religiosa en la Capilla de San Salvador, antaño mezquita árabe, invocando al Espíritu Santo para pedir luz y verdad sobre la elección del Santo Patrono. Tras la Santa Misa se introdujo en una arqueta el nombre de los cinco santos, saliendo por tres veces consecutivas el nombre de Santa Eufemia de Calcedonia. Así fue como la Santa Calcedonense fue proclamada Patrona de Antequera, recibiendo el juramento por parte de los Cabildos Civil y Eclesiástico de rendirle solemnes honores cada 16 de septiembre a perpetuidad mediante una Función Votiva, hecho que a día de hoy se sigue manteniendo. Eloy García Pérez recreó este momento en un óleo que hoy día cuelga del museo de la iglesia de Santa Eufemia. De igual manera, el Infante eligió a Don Rodrigo de Narváez como Alcaide de la ciudad, a Gonzalo Chacón como Alférez Mayor, que recibió el Pendón con el que Antequera fue conquistada y dotó a la ciudad de escudo de armas.  Don Fernando llegaría a Sevilla el 14 de octubre de 1410, donde obtuvo un apoteósico recibimiento al son de los “Regocijos por la toma de Antequera”, también conocidos como “Lágrimas de San Pedro” y que en la actualidad suenan cada 29 de junio desde la Giralda de Sevilla y también durante la procesión de Santa Eufemia en Antequera cada mes de septiembre. Efectivamente el sol había salido por Antequera.

Dice la tradición que, una vez terminada la toma de Antequera, los soldados cristianos se trasladaron a otros emplazamientos para continuar sumando territorio al reino cristiano de Castilla, quedando pues la ciudad indefensa a manos de mujeres, niños y ancianos. Las tropas árabes procedentes de Lucena, siendo conscientes de este hecho, acordaron que la oportunidad de volver a reconquistar su Medina Antaquira era idónea. Las mujeres antequeranas, siendo conscientes del peligro que se avecinaba, rezaron en el templo del Salvador y tras encomendarse a Santa Eufemia comenzaron a encender grandes hogueras en todos los rincones de la Alcazaba. Los soldados árabes, al ver en la lejanía las murallas iluminadas por las fogatas, creyeron que alrededor de cada una se concentraba una tropa de soldados cristianos, desistiendo pues del intento de reconquista. Daba así comienzo la tradición de las candelas, que se ha mantenido hasta el día de hoy y que pueden verse cada año durante la procesión de Santa Eufemia por las calles de la ciudad. Esta hazaña valió que desde entonces, y por mandamiento real, toda mujer nacida en Antequera gozara del tratamiento de “Doña”, algo que por aquel entonces estaba únicamente reservado a la alta cuna.  

Los cultos a Santa Eufemia comenzaron a celebrarse en la cristianizada mezquita, donde los antequeranos iniciaron su devoción a su Patrona ante una primitiva imagen. Con la desaparición del primer templo cristiano antequerano, esta imagen fue trasladada a la Iglesia Colegial de Santa María, pasando posteriormente a la antigua iglesia de la Caridad situada en sus tiempos en calle Infante Don Fernando, seguidamente a la Escuela de Cristo sita en calle Cantareros, a continuación, a la lamentable e incomprensiblemente desaparecida iglesia de San Isidro de calle La Vega y, a su demolición, al Museo Municipal, donde hoy se conserva.

5. La fundación del convento de Santa Eufemia

La Función Votiva a Santa Eufemia sigue manteniendo su importancia y solemnidad durante los siglos XV y XVI. Toda la ciudad de Antequera, Muy Noble y Muy Leal según designio real, encabezada por sus Cabildos Civil y Eclesiástico, participaba en pleno en los cultos a su Patrona, fieles al juramento realizado en septiembre de 1410. Mientras tanto la ciudad poco a poco se iba desarrollando, saliendo fuera del recinto amurallado y comenzando una expansión que se iba traduciendo en nuevos núcleos urbanos. La Función Votiva de cada 16 de septiembre fue trasladada a la Colegial de Santa María y posteriormente a la Colegial de San Sebastián, fiel muestra de la amplísima devoción del pueblo antequerano hacia su Santa Patrona.

Sin embargo, a pesar de esta extendida devoción, la ciudad de Antequera carecía de un templo consagrado a Santa Eufemia. Esta función la ejercía una recoleta capilla situada en Plaza de Santiago, adonde una anciana acudía día a día a rezar ante un enorme cuadro que hoy día se conserva en la iglesia de Santa Eufemia. La mujer, ante la efigie de la Santa, preguntaba: “Patrona mía, el día que yo me muera, ¿quién cuidará de ti?”. Un día recibió respuesta de la propia mártir calcedonense: “Unas monjas vendrán a cuidarme”, tras lo cual la mujer fallece al cabo de unos días. Corría el año 1601 y es entonces cuando un grupo de diez Religiosas Mínimas procedentes de Archidona fundan el Monasterio de Santa Eufemia. El calendario marcaba el 1 de febrero. El poder Diocesano y Municipal impuso varias condiciones impuso para la concesión de la licencia, siendo una de las principales la consagración de la iglesia del Monasterio a la Bienaventurada virgen y mártir Santa Eufemia de Calcedonia, Patrona de Antequera.

La vida de las Mínimas en Antequera arranca condicionada por los escasos medios materiales de los que dispusieron. La ausencia de una personalidad acaudalada que auspiciara los primeros pasos de las religiosas las privó de un capital que facilitara la edificación de iglesia y convento. Sin embargo, no faltaron las donaciones y un elevado número de mujeres con el deseo de profesar que dieron continuidad a la comunidad. Pero las aportaciones económicas no daban para poder costear la construcción del templo. Se inicia así un largo peregrinar de 138 años en forma de búsqueda de capital que comienza a dar sus frutos el 10 de octubre de 1739 con la colocación de la primera piedra del nuevo templo trazado por Cristóbal García. quien lo dejaría inacabado al morir en 1758. La obra se reanudó tres años después, el 18 de junio de 1761, bajo la responsabilidad de Nicolás Mejías, concluyéndose el 24 de noviembre de 1763.

El 26 de noviembre, el prepósito de la Iglesia Colegial antequerana bendice la nueva iglesia, trasladándose al día siguiente en solemne procesión al Santísimo Sacramento desde el principal templo de la ciudad. Acompañaba la procesión una amplia representación de las órdenes religiosas y hermandades de la ciudad en un ambiente de júbilo generalizado.

Con el templo ya terminado y consagrado a la Patrona de Antequera, la comunidad Mínima solicita a los cabildos civil y eclesiástico el traslado de la festividad de Santa Eufemia a la nueva iglesia, ahora ya capaz de albergar la solemnidad de la fiesta, a lo que accedieron el 3 y el 11 de agosto de 1764, respectivamente.

Y llegó el día 16 de septiembre de 1764. La nueva iglesia amanecía preparada para acoger su primera Función Votiva, la número 354 que Antequera le dedicaba a su Santa Patrona representada en la talla que Andrés de Carvajal tallara en 1757 en su taller de Calle Carreteros y que hoy día sigue venerándose allí mismo.  Horas antes, al filo de la medianoche, las campanas de la ciudad repicaban anunciando la llegada del gran día. El Ilustrísimo Cabildo Eclesiástico partía desde la Colegial de San Sebastián, con la asistencia de las cuatro parroquias entonces erigidas en la ciudad portando la reliquia de Santa Eufemia. Por parte del Cabildo Civil, toda la corporación presidida por el Regidor decano que portaba el estandarte con el escudo de armas de Antequera. Al llegar al nuevo templo patronal de Santa Eufemia tomaron sus asientos ambos Cabildos, estando ya expuesto el Santísimo Sacramento. Dicen las crónicas que la Solemne Función fue comenzada por don Francisco Ruiz, canónigo lectoral. Participó durante la celebración la capilla de Música. El pendón de la ciudad fue colocado junto al altar del lado del Evangelio y predicó el sermón el Reverendo Padre Fray Antonio de Zalameda, predicador del también antequerano templo de San Agustín. Acabada la Función Votiva se efectuó la procesión de regreso a San Sebastián con gran solemnidad. Era el inicio de las Funciones Votivas en la Iglesia de Santa Eufemia que se verían perpetuadas en el templo patronal hasta la actualidad, a excepción de 1936 y 2010 (años en la que se celebraría en San Sebastián), 2009 (año en el que se celebra en San Pedro) y 2017 (año en el que se celebra en Santa María de Jesús).

6. Santa Eufemia y Antequera durante el siglo XIX

Los años iban pasando, despuntaba el siglo XIX y el pueblo antequerano seguía venerando a su Patrona, acudiendo a su auxilio en caso de necesidad. Es el caso de las epidemias de 1800 y 1884, ante las cuales los antequeranos no dudaron en implorar a Santa Eufemia su ayuda sacándola en procesión junto a otras sagradas imágenes como la del veneradísimo Señor de la Salud y de las Aguas, siendo finalmente socorridas. No obstante desde décadas antes, una reliquia de la Santa de Calcedonia depositada en el pecho del Angelote protegía a toda la ciudad de cuantos peligros pudieran surgirle. Igualmente reseñable es la presencia de Santa Eufemia en distintos templos y localizaciones de la ciudad, ya sea San Sebastián, Santo Domingo, Jesús, el Carmen o las Descalzas citando algunos ejemplos, en forma de imagen, lienzo, grabado, relieve o pieza de platería, claro ejemplo de la devoción de la ciudad por su Santa Patrona.

Especialmente reseñables son los cultos a Santa Eufemia de 1880. El 16 de septiembre de 1879, durante la Función Votiva, el clérigo don José de Leon lanza un envite a toda la Corporación Municipal presente en el templo de Santa Eufemia: la recuperación de la primitiva y por entonces ya desaparecida iglesia del Salvador. La propuesta se acoge de buen grado, dando así comienzo su construcción en el interior del recinto amurallado y finalizándose en 1880. Ese año Santa Eufemia sube hasta la nueva ermita para bendecirla, tal y como testimonia el lienzo que hoy día puede ser contemplado en nuestro Museo Municipal.

7. Santa Eufemia y Antequera durante el siglo XX

Con la llegada de la nueva centuria comienzan a experimentarse cambios que desembocarían en la creación y consolidación de la Hermandad de la Gloriosa Santa Eufemia, Virgen y Mártir, Patrona de la Muy Noble y Leal Ciudad de Antequera. A comienzos de siglo era tradicional que la imagen de Santa Eufemia acompañara al Santísimo durante su procesión en el Corpus Christi junto a otras imágenes, costumbre que se venía realizando desde hacía décadas. Así, con la llegada de la procesión de las procesiones, Santa Eufemia era trasladada desde su recoleto templo hasta San Sebastián. La acompañaban los niños de las escuelas con sus respectivos maestros y una amplia representación del Cabildo Civil de la ciudad. Los guardias municipales portaban sobre sus hombros a la Santa Patrona de Antequera. Tras las conmemoraciones anuales del Corpus, Santa Eufemia regresaba con sus Religiosas Mínimas. De esta manera los antequeranos podían ver a su Patrona anualmente en las calles de la ciudad. Esta tradición se ve menguada en 1927 con la prohibición eclesiástica del acompañamiento de imágenes junto a Jesús Sacramentado. A partir del año siguiente el Ayuntamiento fomenta un altar para Santa Eufemia en Plaza de San Sebastián desde el cual se imparte la bendición final una vez finalizada la procesión del Corpus, el cual perdura durante varios años. Así, se sigue manteniendo la procesión de traslado de la Patrona desde su templo hasta la Colegial y viceversa, contando en todo momento con acompañamiento Civil y Eclesiástico.

Los sucesos de la Guerra Civil y la inmediata posguerra no evitaron que la ciudad de Antequera siguiera venerando su Patrona. Así, se sigue manteniendo la Función Votiva y la correspondiente procesión cívico religiosa, además de los altares fomentados por el Ayuntamiento para el Corpus.

1949 es un año clave: el Obispado de Málaga aprueba los estatutos de la nueva Hermandad de Santa Eufemia, Patrona de Antequera. En la noche del 14 de septiembre de ese año toma posesión en dependencias de la parroquia de San Pedro la primera Junta Directiva de la Hermandad, con Carlos Mantilla de los Ríos y Mantilla de los Ríos como Hermano Mayor, José Gardía-Berdoy Carrera como Teniente Hermano Mayor, Juan Ortega Curado como Secretario, Joaquín Muñoz Velasco como Tesorero, Carlos Blázquez de Lora como Mayordomo y José de la Cámara García, Justo Muñoz Checa, José Luis Moreno de Rojas y José Cabello Ortega como Vocales. Carmen de Rojas Serrailler era la Camarera, José Enrique Varela Igleisas aceptó el cargo de Hermano Mayor Honorario, su esposa el de Camarera de Honor y el hijo de ambos fue nombrado primer hermano de la Hermandad. Y como director espiritual, Francisco Pineda Conde.

La nueva Hermandad va cobrando auge, llegando a su cénit el 16 de septiembre de 1955. Por la mañana se celebró la procesión cívico religiosa y a continuación la función votiva. La tarde de ese día sería histórica: Santa Eufemia salía a las calles antequeranas el día de su festividad. Lo hizo a las siete de la tarde desde la Colegial de San Sebastián, en un rico trono de plata adornado de flores y candelabros. Jóvenes hermanacos la portaban sobre sus hombros, dirigidos por José García-Berdoy Carrera. Encabezaba la procesión una banda de cornetas y tambores. Seguían los guiones de las Cofradías de Arriba, Abajo, Consuelo, Dolores, Mayor Dolor, Pollinica, Rescate y otros, portados por directivos. Seguía el guión de la Hermandad de Santa Eufemia, acompañado por su Junta Directiva y cofrades. Seguidamente el Pendón de Antequera, portado por el señor Jiménez Blázquez y flanquado por autoridades civiles. A continuación, y en filas, el Colegio Seráfico de Capuchinos, comunidades religiosas y alumnos del Seminario. Acto seguido el trono de la Patrona de Antequera y tras él, toda la Corporación municipal encabezada por el alcalde, Luis Moreno Pareja Obregón. Y cerrado la procesión, la Banda de Música Municipal de Antequera. El desfile resultó solemne y con las calles atestadas de público, pasando por Infante, Lucena, Cantareros, Tercia, Infante, San Sebastián, Encarnación, Carrera y Santiago. La procesión se repetiría al año siguiente con un formato prácticamente similar.

Desde 1956 la atonía se va apoderando de la Hermandad hasta el punto de desaparecer la tradicional procesión cívico religiosa en 1966. Se mantiene inalterable la celebración de la Función Votiva, tal y como lo quisieron los Cabildos Civiles y Eclesiásticos en 1410. Pero atrás quedan los años de gloria de la nueva Hermandad. Habría que esperar a 1987 para ver la luz al final del túnel.

26 de septiembre de 1987. Siendo conscientes de la necesidad de reactivar la antigua Hermandad de Santa Eufemia con el fin de potenciar el culto a la Patrona de la ciudad queda integrada una directiva gestora cuya misión sería la de despertar del limbo a la Hermandad creada 38 años atrás. Constituían esta gestora Ángel Guerrero, Manuel Cascales y Salvador Ligero, que contaban con el asesoramiento del párroco de Santiago Manuel Cobos y del responsable de la Agrupación de Cofradías Federico Esteban. Como Secretario de la Gestora es nombrado Manuel Sotomayor y como Tesorero, José María Alarcón. Su cometido de cara al 16 de septiembre de 1988: establecer contactos con antiguos miembros de la Hermandad y con las religiosas de Santa Eufemia así como cursar una invitación general a cuantas personas estén dispuestas a tratar de recuperar la Hermandad.

Los esfuerzos dieron sus frutos y el día de Santa Eufemia de 1988 volvió a ser histórico. Tras la Función Votiva, concelebrada por Manuel Cobos y Juan López Checa, y con asistencia masiva de devotos y una amplísima representación civil y eclesiástica que hicieron que el templo patronal quedase pequeño, dio comienzo la procesión de la Santa. Iba sobre un sencillo trono montado por miembros de la Cofradía de los Estudiantes y adornado sencillamente por Manuel Higueras, Antonio Cabanillas, Antonio Checa, Manuel Sotomayor y las camareras de la Patrona de Antequera. Al salir de su templo se encaminó hacia el convento de Belén, donde tuvo lugar un emotivo encuentro con las religiosas. Encabezaba la procesión la Banda Municipal y del Conservatorio de Música, seguida por los guiones de la Agrupación de Cofradías, Dolores, Comunidad Parroquial de Santiago y el de la Hermandad, portado por directivos de la Agrupación y de las Cofradías citadas. A continuación, una amplia representación de las Cofradías de la Pollinica, Estudiantes, Rescate, Mayor Dolor, Consuelo, Dolores, Paz, Socorro, Soledad, Remedios, Virgen de la Salud y Sacramental de San Pedro. A continuación, el trono de Santa Eufemia, portado por miembros de la Cofradía de los Estudiantes y dirigido por Salvador Ligero. Y detrás, la presidencia oficial con considerable representación municipal, siendo Rosa Torres la representante del entonces alcalde Paulino Plata, ausente de la ciudad este día y con el doctor Sánchez-Garrido portando el Pendón de la ciudad. Cerrando la procesión una gran cantidad de fieles y devotos, con jóvenes vestidas con los trajes típicos andaluz y antequerano. La procesión pasó por Belén, Santiago, Carrera, Plaza de las Descalzas, Cuesta de los Rojas, Plaza del Carmen, Niña de Antequera, Colegio y Arco de los Gigantes, donde los alumnos de la Escuela Taller “Santa María” ofrendaron una candela con el repique de las campanas de los templos antequeranos como música de fondo.

La Hermandad va consolidándose. La procesión de Santa Eufemia queda totalmente recuperada, mejorándose año tras año. Durante unos años se verifican también los traslados con motivo del Corpus Christi y el correspondiente altar desde el que se imparte la bendición final (tradición hoy desaparecida y de muy deseable recuperación por motivos históricos y devocionales). El número de cofrades y el de hermanacos crece, creándose entre ellos una verdadera identidad de Hermandad bajo el cuidado de la Santa calcedonense. Esta progresión marca la tónica de la década de los noventa y el comienzo del nuevo siglo, avistándose ya en el horizonte el histórico 2010, año del Sexto Centenario de la Proclamación de Santa Eufemia como Patrona de Antequera.

8. Santa Eufemia y Antequera en el siglo XXI: el Sexto Centenario

La conmemoración del Sexto Centenario aparece entre los proyectos de la Hermandad desde el mismo momento de su reorganización. No obstante, es en octubre de 2007 cuando se pone en marcha la preparación de un sueño: celebrar los seiscientos años de la recristianización de Antequera y de la proclamación de Santa Eufemia como su Patrona. Recién finalizadas las fiestas patronales de ese año, la Hermandad fue consciente de que el Sexto Centenario se acercaba, por lo que era necesario comenzar a prepararlo. Y así, a comienzos del año 2008, este proyecto deja de tener tal calificativo para convertirse en una realidad: la Comisión 2010 “Antequera y Santa Eufemia” había nacido bajo el amparo de las Monjas Mínimas de Santa Eufemia y su Hermandad. La integraban Tomás Suárez (vicario de la ciudad), José Luis Pastor (arcipreste), José Amalio González (párroco de San Pedro y Santiago), Antonio Aurelio Fernández y Antonio Elverfedt (padres trinitarios), María de los Ángeles Álvarez (madre superiora del Convento de Religiosas Mínimas), Ricardo Millán (alcalde de la ciudad, que delegó en las Tenientes de Alcalde Ana Navarro y Carmen Pena), Ángel Guerrero (hermano mayor honorario de la Hermandad de Santa Eufemia), Manuel Cascales, Eugenia Acedo y Francisco Javier García (investigadores e historiadores), José Luque, Coqui Bracho y Manuel García de la Vega (representantes de los colegios católicos y organismos eclesiales de Antequera), Francisco Morente y Francisco Ruiz (presidentes de la Agrupación de Cofradías de Pasión de Antequera), Trini Calvo, Manuel Carmona, José Cobos, Francisco José Gutiérrez, Tomás Olmedo, Francisco González y Manuel Jesús Barón (representantes de cofradías y asociaciones religiosas de la ciudad), José Alba, Antonio Casaus, Ángel González, Antonio Rico, Antonio López, Antonio García y Daniel Herrera (cofrades de la Hermandad de Santa Eufemia), Enrique Ruz (representante de colectivos locales de Antequera que fundaría  la Soberana Orden Militar del Infante Don Fernando y Santa Eufemia) y Ramón Orellana (artista), además de los miembros de la Junta Directiva de la Hermandad. Antonio José Guerrero ejercería como portavoz de la Comisión mientras que Antonio Domínguez haría lo propio en el cargo de secretario de la misma.

El objetivo común de este grupo estaba bien claro: organizar los actos de esta efeméride por toda la ciudad, por todas sus gentes, para que fuera una celebración de todos y para todos. Así, se constituyen cuatro subcomisiones de trabajo: caridad, culto, cultura y actos extraordinarios que trabajan concienzudamente para elaborar el programa de eventos que conformarán las celebraciones del Sexto Centenario desde la Comisión 2010 “Antequera y Santa Eufemia”.

La multitud de reuniones y encuentros celebrados, tanto entre los integrantes de la Comisión como con las autoridades civiles y eclesiásticas, cristalizó en un completo programa de actos que fue presentado en un pregón a tres voces en la iglesia de Santa Eufemia el 20 de junio de 2009, a cargo del catedrático Juan Manuel Moreno García, la Madre Superiora María de los Ángeles Álvarez y el hermano mayor honorario Ángel Guerrero, acto en el que además sonaron los clarines de la Banda del Sol de Sevilla para interpretar las “Lágrimas de San Pedro”, también conocidas por los “Regocijos por la toma de Antequera”, toques con los que el Infante Don Fernando fue recibido en la capital hispalense tras la toma de nuestra ciudad en 1410.

El 12 de septiembre de 2009 se haría efectivo el traslado procesional de Santa Eufemia hasta la iglesia de San Pedro pasando por Santa Eufemia, Belén, Fresca, Callejón de Urbina, Carrera de Madre Carmen, Descalzas, Barbacanas, Nájera, Zapateros, San Sebastián, Infante don Fernando, Lucena, Madre de Dios, Diego Ponce, Villodres, San Francisco, Acera Alta, Mercado de Abastos, Duranes, Lucena, Cruz Blanca y San Pedro, donde el 16 de septiembre el Obispo de Málaga, Jesús Catalá, presidiría la función votiva, regresando la Patrona a su templo el domingo 20 de septiembre en horario matutino atravesando de punta a cabo calle San Pedro.

Desde entonces y hasta finales de 2010 Antequera fue testigo de conferencias, exaltaciones cofrades, mesas redondas y exposiciones con el fin de poner en contexto a la ciudad sobre lo que se conmemoraría ese día.

Y finalmente llegan las fechas clave. El 12 de septiembre de 2010, Santa Eufemia es trasladada en procesión extraordinaria hasta la Iglesia Colegial de San Sebastián pasando por Santiago, Carrera de Madre Carmen, Descalzas, Cuesta de los Rojas, El Carmen, Río, Viento, Rastro, Arco de los Gigantes, Herradores, Caldereros, Pasillas, Peñuelas, Nueva y Plaza de San Sebastián. Sería allí donde cuatro días más tarde tuviera lugar la función votiva número 600. En la noche del 15 de septiembre, la corporación municipal recibe a autoridades y miembros de la Comisión 2010 “Antequera y Santa Eufemia”. Posteriormente se descubre en las escaleras principales del consistorio el cuadro dedicado a la Santa pintado por Pepe Romero y se presenta en el patio una serie de sellos conmemorativos del Sexto Centenario y el documental de Salvador Álvarez «Antequera-Santa Eufemia 2010, Sexto Centenario». Minutos más tarde, y ya en la iglesia de Santa Eufemia, tiene lugar la oración previa al inicio de la festividad de la Patrona, el encendido de una gran candela y el repique de las campanas de la ciudad.

El 16 de septiembre de 2010 por la mañana tiene lugar la recuperación de un acto que llevaba décadas sin celebrarse en la ciudad, desde 1966: tras la celebración de un pleno extraordinario con motivo del Sexto Centenario tiene lugar la procesión cívica en la que participaría tanto la corporación municipal que por entonces regía en Antequera como concejales de anteriores equipos. Bajo sones que evocaban tiempos de la reconquista, la comitiva partió desde el Ayuntamiento atravesando calle Infante don Fernando hasta llegar a San Sebastián, donde fueron recibidos por el entonces párroco Antonio Ramos. Poco después daría comienzo la función votiva del Sexto Centenario, presidida por el obispo Jesús Catalá y amplísimamente concelebrada. Durante la misma se le impuso a Santa Eufemia la medalla de oro de la ciudad. Ya por lo tarde se verificó la procesión de regreso hasta el barrio de Santiago, pasando por San Sebastián, Encarnación, Coso Viejo (donde tuvo lugar la lectura de uno de los romances de la conquista de la ciudad), Descalzas, Carrera de Madre Carmen (donde los niños de la añorada guardería Panocha cantaron a la Santa el “Cumpleaños feliz” con una tarta donde aparecía un enorme “600”) y Plaza de Santiago (con la interpretación de bailes populares antequeranos e inauguración de la estatua de Santa Eufemia hoy presente en la hornacina que corona la puerta del templo, obra de Antonio García Herrero), desde donde se prosiguió hasta los Jardines del Rey pasando por Calle Belén, donde tuvo lugar un espectáculo de fuegos artificiales. El trono volvió sobre sus pasos hasta tu templo para culminar tan histórico día bajo una fina lluvia.

Las conmemoraciones del Sexto Centenario regalaron a la ciudad estampas únicas: el 12 de marzo de 2010 la imagen de la Quinta Angustia de la Cofradía de la Soledad iniciaba un Vía Crucis desde el interior del templo patronal, el 19 de marzo la Cofradía de los Servitas celebró un Vía Crucis con el Señor Caído, accediendo al interior de la iglesia, como también lo hizo el Cristo de las Penas de la Cofradía del Consuelo el 26 de febrero y lo haría el Cristo de la Sangre de la Cofradía de los Estudiantes el 26 de marzo. Igualmente, la Cofradía de la banda verde visitaría con sus tres titulares a la Santa Patrona el 2 de octubre con motivo de la procesión extraordinaria celebrada en el marco del 50º Aniversario de la fundación de la Hermandad. La Cofradía del Mayor Dolor haría lo propio el Miércoles Santo del 2010, ampliando su recorrido procesional para pasar por las puertas de Santa Eufemia y regalando a la ciudad estampas únicas como su transcurrir por escenarios inéditos como Calle San Pedro o Cruz Blanca. Y el Domingo de Resurrección, salida del Señor Resucitado desde la iglesia patronal, donde previamente tuvo lugar la misa de la Resurrección. Ya en tiempos de Gloria, la Santa Patrona fue honrada con las visitas la Hermandad del Rocío, la Asociación de Fieles de María Auxiliadora o la Procesión de Tronos Chicos celebrada por la Cofradía de los Estudiantes, con tiernas escenas de la juventud cofrade antequerana pasando con sus tronos ante la imagen de la Santa en el interior del templo.

El Sexto Centenario supuso un revulsivo para la ciudad pero podría haber sido mucho más de lo que fue: sobre la mesa quedaron proyectos como la celebración de un Santo Entierro Magno, un triduo extraordinario con la presencia de los tres Patronos de la ciudad, el Señor de la Salud y de las Aguas, Nuestra Señora de los Remedios y Santa Eufemia (con sus correspondientes traslados púbicos hasta la iglesia de San Sebastián donde se debería haber celebrado), un Rosario de la Aurora Extraordinario con la participación de todas las cofradías de Antequera (que finalmente fue reconvertido en otro evento de similar carisma y asistencia masiva celebrado el 28 de mayo de 2010 con la participación del colegio de Nuestra Señora de la Victoria, Nuestra Señora del Carmen, San Francisco Javier La Salle, Nuestra Señora de Loreto, María Inmaculada, Salesianos y La Salle-Virlecha) o el paso de todas la cofradías de Pasión ante la imagen de la patrona en su templo del barrio de Santiago, actos que, por diversas circunstancias, finalmente no pudieron llevarse a cabo, perdiéndose la oportunidad de oro de hacer historia, aun más si cabe.

9. Santa Eufemia y Antequera en la actualidad

Tras los actos del Sexto Centenario, la Hermandad tuvo que afrontar un duro golpe: en 2016 se produjo el cierre del convento y la marcha de las Religiosas Mínimas de la ciudad debido a la falta de vocaciones. Desde su fundación en 1601, las monjas únicamente abandonaron el convento en dos ocasiones: en 1931 y en 1936, y ambas ocasiones durante un breve periodo de tiempo. La Orden cedió parte de sus instalaciones para que fueran utilizadas como centro de refugiados del Centro Español de Ayuda al Refugiado (CEAR), función que desempeña desde el 24 de mayo de 2016 hasta la actualidad. Con la marcha de las religiosas mínimas es la Hermandad la que se hace cargo del mantenimiento de la sede canónica, conservándola, abriéndola al público todos los fines de semana y celebrando culto dominical.

En la actualidad, el vínculo de Santa Eufemia con la ciudad de Antequera sigue estando tan vigente como en 1410. Su hermandad promueve anualmente sus cultos y procesión, recogiendo así la herencia de nuestros antepasados con el firme objetivo de seguir escribiendo la historia de nuestra ciudad como en su día lo hicieron todos los que nos precedieron. Porque una ciudad sin historia está condenada a ser olvidada y la de Antequera aun sigue escribiéndose.  

Antonio Domínguez Luque