Desde que Nicolás Ramos inventara este precioso encuentro y desde aquella primera reunión en ‘La Antequerana’ (su fábrica familiar) a la que asistieron además de él, Juan Alcaide de la Vega, Salvador Becerra y Juan Benítez, han pasado treinta y un años.
Este año, la cita vuelve con un homenaje que mira hacia el esplendor literario de la Escuela Antequerano-Granadina de Poesía, cuna de autores que iluminaron el Siglo de Oro desde la frontera entre dos provincias hermanas.
Desde finales de septiembre, cuando el aire empieza a enfriarse y Antequera despierta envuelta en esa fragancia dulcísima que solo la canela sabe regalar, la ciudad anuncia sin palabras que la Navidad se aproxima. El olor procede de las fábricas de mantecados que en esta ciudad trabajan a pleno ritmo, pero también de una tradición literaria que desde hace tres décadas impregna noviembre de un lirismo único.
Entre calles silenciosas, tardes de luz dorada y ese aroma inconfundible, vuelven las Lecturas de la Canela, quizá el encuentro poético más íntimo y característico de toda la comarca.
En noviembre, cuando el otoño se vuelve más hondo y parece invitarnos a recoger la voz, Antequera celebra este ritual que comenzó hace ya 31 años gracias al impulso de Nicolás Ramos, en 1994. Su propósito entonces era rendir tributo a la poesía, a la tradición oral y al alma festiva de la ciudad, y ello encontró un eco inmediato entre escritores y lectores. Desde entonces, las Lecturas de la Canela se han convertido en un enclave imprescindible del otoño literario andaluz, un gesto de abrazo entre la palabra y la memoria.
Actualmente es una tradición preservada por la Real Academia de Nobles Artes de Antequera institución guardiana de la identidad cultural de la ciudad, que continúa siendo el corazón organizador de esta cita. En la coordinación, una figura esencial, Juan Benítez Sánchez, académico numerario de la Sección de Letras, amante y custodio incansable de la tradición poética antequerana. Juan ha estado presente en todas las ediciones, sosteniendo con pasión y rigor un proyecto que ha trascendido generaciones y que sigue creciendo sin perder su esencia.
Quien haya asistido alguna vez a las Lecturas de la Canela sabe que el evento no es solo un recital, es también una experiencia sensorial. La palabra se mezcla con el frío que comienza a colarse por las calles estrechas, con el murmullo de quienes entran al calor de la sala, con el perfume que se escapa de los hornos y que convierte la tarde en un escenario perfecto para escuchar versos.
En 2024, en su XXX aniversario, rindió homenaje a la figura de Rodrigo de Narváez en el 600 aniversario de su muerte, con la lectura de romances épicos acompañados por la guitarra de José Luis López León. Aquella sesión demostró, una vez más, que este encuentro sabe unir la historia, la música y la poesía en un equilibrio tan delicado como la propia canela.
La edición XXXI, cuando ya se escapa de nuestras vidas el 2025, propone un regreso al Siglo de Oro. El viernes 28 de noviembre de 2025, a las 19:30 horas, la sede de la Real Academia, en la emblemática calle Encarnación, 16; acogerá las voces que recordarán a Luis Martín de la Plaza (1577–1625), en el 400 aniversario de su muerte y a Agustín de Tejada Páez (1567–1635), en el 390 aniversario de la suya.
Ambos dos, poetas que, desde su sensibilidad barroca, conectan con el espíritu de este festival al que da continuidad la batuta de Juan Benítez Sánchez: la palabra como refugio, como pulso íntimo, como celebración del tiempo.
Este año leerá como lector invitado Antonio Salazar, junto a algunas otras voces teloneras de asistentes que, como siempre, transformarán la velada en un espacio participativo donde la poesía vuelve a ser conversación.
Quien acuda, encontrará no solo un acto literario, sino la oportunidad de reencontrarse con una Antequera de siempre, igual de tranquila, igual de recogida aunque con más bullicio, y eso sí, algo más sabia, porque se ha enriquecido de muchos intelectuales que ya no están y de otros que sí deambulan afortunadamente todavía. Una Antequera que en noviembre se convierte en una ciudad hecha de palabras, de recuerdos, de historias que se dicen en voz alta mientras afuera cae la noche.
Para quienes no puedan asistir en persona, la Real Academia abre su Salón de Actos Virtual, ofreciendo la retransmisión del encuentro a través de su web, YouTube y Facebook. Una forma de extender este ritual poético más allá de sus fronteras naturales, para que cualquiera pueda sentir, aunque sea desde la distancia, el aroma de la canela mezclándose con los versos.
Porque las Lecturas de la Canela no son un evento, son un gesto que une pasado y presente, tradición y palabra, ciudad y memoria.
Un rito que ha hecho de Antequera, cada noviembre, un lugar privilegiado para escuchar la poesía.
Este año, como cada año, la canela vuelve a llamarnos. ¿Te vienes a escucharla? ¿Te vienes a saborearla? ¿Te vienes a oler su aroma? (Juan Benítez siempre logra que algunas firmas inviten a los asistentes a degustar unos mantecaditos)







