Carlos Torres rompió el suave murmullo de la gente que esperábamos con expectación en las butacas de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera a que se abriera
– como estaba prometido- La Caja de Bukowski.
Pidió apagar las luces por unos instantes dejando en tenue la iluminación de la sala. Una música suave sonaba como banda sonora, desconozco si la escuchaban todos o solo se producía en mi cabeza, en preludio y como acentuando ese momento de magia.
Con su voz de radio (algunos tienen dones que ya quisiera yo para mí, envidia sana) y la excelente declamación de su sentimiento, recitó…
Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del computador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa solo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.
No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.
¿Así que quieres ser escritor? | Charles Bukowski
Al finalizar el poema y con rito solemne anunció…
¡Bienvenidos a la presentación de La Caja de Bukowski, de Scotta!.
(La música subió a primer plano) … aplausos emocionados del público…
La escena la habría filmado el mismísimo Orson Welles (se me olvidó comentarlo con Miguel A. Fuentes, experto en cine, la firma de libros se alargó y no tuvimos tiempo de comentarlo).
Aclaró, el director de ExLibric, sencilla pero contundente su admiración por Bukowski, un escritor que le ha influido profundamente. Mencionó cómo su estilo directo y sin adornos le resulta muy atractivo, describiendo a Bukowski como alguien que no tiene miedo de decir las cosas tal y como las siente.
Del autor, de Scotta, empezó destacando también la crudeza y sinceridad de sus versos, como parte de la belleza en la lucha humana. Lo ensalzó como un escritor constante, comprometido con su arte y con un todo que combina irreverencia, virilidad y resistencia.
J.P.J. ( Scotta) es el autor de colección de poemas titulada La Caja de Bukowski. Esta obra es un homenaje a Bukowski, pero también una reinvención de su legado. Se refirió a que los poemas de Scotta son crudos y sinceros, donde se habla de amores y batallas, de la belleza en medio del dolor, de la derrota y la victoria efímeras. La obra transmite una lucha constante por vivir intensamente, encontrar belleza en las ruinas y resistir a pesar de las adversidades.
En los poemas de Scotta, el amor se presenta como algo que cambia constantemente, donde las victorias son temporales y las derrotas dejan cicatrices. Carlos Torres destacó cómo el amor en estos versos lleva a una profunda reflexión sobre la capacidad de soportar el dolor y la lucha por mantener la dignidad.
«La Caja de Bukowski» es más que un testimonio de pérdidas; es una invitación a vivir intensamente, a confrontar las sombras y buscar la luz. | Carlos Torres, director de ExLibric
Antes de dar la palabra al autor, celebró la poesía de Scotta y su relación con la figura de Bukowski, destacando nuevamente los elementos que describen a ambos: la crudeza, la sinceridad y la belleza en la lucha humana y describió tres rasgos que le han marcado profundamente, y que a su modo de ver reflejan la esencia de esta obra de JPJ Scotta: la vida como un proceso de transformación constante; el amor como una lucha; y el nacimiento como una forma de muerte no reconocida.
Scotta también comenzó su intervención versando en alto. En este caso una estrofa de Patxi Andión:
«Que nadie levante un vaso,
que nadie se atreva a hablar,
que está pasando un marino,
que está pasando un borracho
con toda la mar detrás»
Habló, Scotta, de su escritura como liberación, «para sacarme todo», «para liberar las emociones y el dolor». La describió como una terapia por necesidad de expresarse para sentirse mejor. Un amigo le llegó a decir… «Lo tuyo es la escritura. Parece que escribes por prescripción facultativa«.
Se identificó con Bukowski y cómo su escritura le ayudó a encontrar su propia voz. A pesar de que la escritura de Bukowski le parece más «romántica», resaltó que hay algo en su estilo que le resonó profundamente en sus primeros años.
Comentó sobre su propia evolución como escritor y cómo, con el paso de los años, se ha sentido más cómodo escribiendo y ha aprendido a encontrar inspiración en los momentos adecuados.
Nos habló de cómo el trabajo constante y la minuciosidad en su proceso creativo le permiten mejorar.
Admitió que el dolor, la soledad y el desamparo son temas recurrentes en su obra. A veces lo considera una necesidad, aunque también reconoció que esos temas no son siempre agradables o bien recibidos por todos.
Nos contó su costumbre de incluir precediendo algunos de sus poemas, citas de otros poetas o canciones que le inspiran: «Forma parte de mi estilo y me da una conexión más profunda con otras influencias literarias y musicales».
Recalcó que, aunque la inspiración es importante, también es fundamental el trabajo diario y la dedicación. Nos explicó que su poesía no solo surge de un momento de inspiración, sino que también la cultiva con esfuerzo. Era la reflexión sincera sobre el proceso creativo de un poeta que ha pasado por diversas fases de su vida, desde la búsqueda del sentido en el dolor hasta la sobriedad y la madurez literaria.
Nos leyó varios poemas. Fue otro momento muy grato escucharle. Recitó muy bien sus propios versos, no solo están bien escritos, los dice muy bien. Dedicó el libro «a Isabel Ruiz Carrasco, de entrada; y a Raquel M. Heredia, de salida» poniendo en ello mucho amor en dos bellas trayectorias de vida.