El flamenco también ocupa un lugar fundamental en la identidad cultural de Antequera, una localidad con una rica tradición histórica y artística.
Aunque este arte es originario de otras zonas de Andalucía, como Cádiz, Jerez o Sevilla, Antequera ha jugado un papel importante en la difusión y preservación de esta expresión artística, convirtiéndose en un referente dentro de la provincia de Málaga.
Con su rica y profunda tradición, fue reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO el 16 de noviembre de 2010, un reconocimiento que subraya la importancia de esta manifestación artística no solo en España, sino a nivel global. Este reconocimiento no solo celebra una forma de expresión artística, sino que también pone en valor la historia, las raíces culturales y las comunidades que han preservado y evolucionado el flamenco a lo largo de los siglos.
Lo sabe bien, Elena Melero, concejala de Fiestas Mayores, Tradiciones y Promoción del Flamenco que atiende al interés ciudadano al poner en valor a artistas vinculados al flamenco en nuestra ciudad por alguna suerte de lazo de unión.
Es el caso de Juan Casillas (Juan Hatero Cabello) a quien Antequera rinde homenaje en los próximos 15, 16 y 17 de noviembre en una cita puntual coincidente con la celebración del Día Mundial del Flamenco ( 16 de noviembre).
Juan Casillas, conocido en el mundo flamenco como Juan Casillas “El Niño de Antequera”, es un destacado cantaor de Cuevas de San marcos, que murió en Antequera, cuya voz y estilo se caracterizan por una gran riqueza emocional y una profunda conexión con los estilos más tradicionales del flamenco.
El cante de Juan Casillas es reconocido por su autenticidad y por su capacidad para transmitir el sentimiento genuino de las formas más profundas y antiguas del flamenco.
Su capacidad para interpretar los cantes más serios y profundos del flamenco acrecentaron su reconocimiento entre los aficionados y entendidos que apreciaron y recuerdan su gran pureza y sentimiento. Su cante está fuertemente vinculado a las raíces del flamenco tradicional, con una especial destreza en los estilos de cante jondo como la seguiriya y la soleá, y a su vez tiene la capacidad de explorar otros palos más festivos con la misma autenticidad.
Fue un cantaor de los que preservan y transmiten el flamenco más puro y esencial, manteniendo viva la tradición y llevando la riqueza del flamenco de Antequera a nuevos públicos.