Mil aplausos y bravos para Wilson «el payador», en la Sala EMMA

Foto de portada: prestada por Jose Díez de los Ríos

«Un foráneo en el paraíso» | ChLL para atqmagazine

Si alguna vez te estremeció una milonga argentina…
Si sentiste que una décima espinela podía doler o curar…
Si las coplas repentinas te erizan la piel…

Y si aún crees que la guitarra puede ser la aliada de un duende que improvisa con el alma… Entonces sabes exactamente lo que vivimos el pasado jueves 2 de octubre en la Sala EMMA de Antequera.

La Escuela Municipal de Música de Antequera (EMMA) volvió a acertar con la programación de sus conciertos y actividades. Esta vez al acoger a Wilson Saliwonczyk, más conocido como Wilson «el Payador», uno de los referentes internacionales del canto improvisado, en una actuación que no fue simplemente un espectáculo, aunque fue espectacular. Fue un acto de creación en tiempo real, un diálogo poético entre artista y el público, que nos dejó embelesados.

Desde el primer acorde, Wilson demostró por qué es considerado uno de los grandes maestros del arte repentista latinoamericano. Con su guitarra criolla y su voz profunda, hiló décimas, quintillas y coplas nacidas del momento, improvisadas con asombrosa fluidez, humor, emoción y una agudeza que mantuvo al público cautivo durante toda la velada.

Cada verso fue una respuesta al entorno, a los rostros, a las palabras del público. Porque Wilson no actúa desde su tribuna, conversa. No repite, crea. Su arte no es solo memoria de una tradición gauchesca, sino una renovación viva, crítica y comprometida de la palabra cantada.

Entre milongas, coplas y décimas, se paseó por temas íntimos, sociales, filosóficos y cotidianos, siempre con ese tono entre el duende y el pensador, entre el juglar clásico y el trovador contemporáneo. Se sentía la herencia de Atahualpa Yupanqui, de Cafrune, de Larralde, de Cabral… pero con una voz propia, actual, profundamente humana.

Un acierto de la EMMA | Foto prestada por Jose Díez de los Ríos

La elección de la EMMA para este concierto fue perfecta. La sala, con su acústica envolvente y su atmósfera íntima, permitió una conexión directa entre el artista y el público, que respondimos con entusiasmo, risas, silencios cómplices y largos aplausos. Fue una noche de cultura viva, donde cada persona salió con un verso en la cabeza o en el corazón.

Desde atqmagazine celebramos esta propuesta que demuestra que la música popular no tiene por qué ser predecible, y que la tradición puede renovarse sin perder su alma. La EMMA sigue consolidándose como un espacio cultural plural, abierto al riesgo, a la diversidad y al asombro.

Fue una noche para recordar, un pequeño acontecimiento cultural. De esos que no se anuncian con estruendo, pero que se recuerdan por mucho tiempo. Porque la emoción no se mide en decibelios, sino en los silencios que deja.

Esperamos volver a ver pronto a Wilson “el Payador” en tierras antequeranas. Y a la EMMA, le decimos gracias, por tener el oído atento, la mirada abierta y el valor de traernos propuestas como esta.

Así agradeció Wilson la presentación de la EMMA y así saludaba a Antequera en 31 segundos:

Así se mostraba agradecido a nuestra ciudad (en 36 segundos)

Nacido en Los Toldos (Argentina), Wilson ha recorrido escenarios de América, Europa y África llevando su propuesta poético-musical, en la que fusiona la tradición del payador criollo con la agudeza del pensamiento crítico y la frescura del arte en vivo. Fundador del colectivo internacional “Juglares del Mundo”, ha sido puente entre culturas improvisadoras como la regueifa gallega, la trova cubana y la poesía oral andina.

En él, la guitarra no es tan solo un instrumento, es compañera de viaje; de una palabra que no teme mirar de frente a la realidad. Su estilo ha sido definido como “payada filosa” o incluso “rap rural”, porque combina lo campesino y lo urbano, lo ancestral y lo moderno.

En la EMMA, Wilson en todo momento dialogaba con el público que habíamos asistido esa noche a escucharlo, contándonos detalles de su cultura del otro lado del mar; aclarándonos entre canciones las vivencias cantadas. Interpretó temas en ritmos diferentes, milongas, huellas, cifras…
Pero levantó el entusiasmo de admiración cuando empezó a interaccionar con la gente y a improvisar estrofas con las palabras y frases que le iban sugiriendo arbitrariamente desde las butacas.

( En un momento del concierto le saltó una cuerda de la guitarra. Pidió otra y Víctor Gálvez se la trajo. Wilson, que había agradecido y alabado la perfección de sonido que Javi España y Víctor Gálvez habían mimado desde la EMMA para el concierto, ¿confundió? los nombres de Javi y de Víctor).



En el público alguien le retó cariñosamente a corregir la ¿confusión? improvisando otra estrofa. Y comenzó así a demostrar el arte del repentista:

Vídeo: Manolo Torres

Otro ejemplo de los ratos de improvisación:

Vídeo: Manolo Torres


A pura milonga nos entregó su homenaje a personajes representativos de la cultura y la sociedad latino americana.

Dado que había muchas personas interesadas en este arte, le pregunté al final del concierto y me contestó: ¿quieres que lo enseñe?. Le dije que sí, y me envió estos enlaces de unos tutoriales que él había preparado en tiempo Covid para enseñar la «espinela», la estrofa métrica ideada por el español Vicente Espinel.

Pero para eso, te he preparado otro artículo, ese, más pedagógico. Con cinco vídeos que son joyas. Cuatro de él y uno de Jorge Drexler. Entra en este enlace y te lo cuento.

Gracias, EMMA. Gracias Wilson. Por esta noche tan interesante con la música y la improvisación cantada. ¡Concierto para recordar!.