Así de brillante fue el segundo «resplandor» medioambiental en Antequera

Relámpago Verde‘ consiguió nuevamente provocar otro «resplandor» iluminando a los asistentes con las conferencias motivadoras que Juan Manuel Ruiz Cobos y Jacinto Segura impartieron en el Museo de la Ciudad.

Juan Manuel Ruiz Cobos con su charla «Árbol: ecuación de futuro» desveló las variables tanto científicas como emocionales que conforman un resultado favorable en la ecuación del futuro según el valor que demos al árbol y lo que hagamos con él antes del signo «=«.
Jacinto Segura nos recordó los beneficios mutuos y la buena vecindad de las aves en el ecosistema ciudad y nos llevó con arte a entender para qué nos visitan, cómo nos ayudan y la relación que tienen en el equilibrio del Medioambiente. Su charla «Nuestros vecinos alados» nos hizo conocer también las distintas especies que sobrevuelan Antequera.

Se acerca el Día Mundial del Medioambiente y esta Asociación no lucrativa volvió a convocar a público y ponentes en sendas charlas para que dejen un poso de esperanza en que podamos rearmar ilusiones de acercamiento a mejores condiciones de cuidado medioambiental. Se trata como decía Lorena González, coordinadora general del «relámpago», de tomar conciencia y de ser conscientes.

Presentó en esta ocasión el acto en nombre de Relámpago Verde, José Ortuño, avalado por su entrega a la causa medioambiental y su loable implicación activa y constante en las actividades que esta organización promueve.

Juan Manuel Ruiz Cobos. Con la sensatez, la experiencia y la sabiduría profesional y técnica en estos temas, que le caracteriza (de gran prestigio y reconocimiento también más allá de las fronteras de Andalucía), fue trasladando al auditorio decenas de razones contundentes que recuerdan la necesidad de replantearnos nuestro entorno urbano para redotarlo de árboles y masa verde que actúe contra los pesares a los que está sometido el hábitat urbano (vida que afecta a la humana en las urbes) de ciudades convertidas en «gris», con escasísimo o insuficiente «verde».



Dio argumentos irrebatibles para que cualquier ser humano independientemente de su posición partidista en decisiones políticas o intereses personales, piense en común y se una al encuentro de la búsqueda de mejores soluciones para casar la vida urbana con los beneficios de la naturaleza integrada en ella.
Razones de peso científicas, demostradísimas por expertos llevan a conclusiones de que es necesario actuar hoy; porque si bien ya vamos tarde, todavía es posible remendar y frenar un mayor desastre. No es catastrofismo, solo hay que ver la evolución que ha llevado el hombre. Hizo referencia a la conferencia anterior de Benito Valdés en la que explicaba con datos fehacientes la masificación de ciudades y sus consecuencias en la evolución del hombre a lo largo de los tiempos y la concentración demográfica en las urbes sin diseño de equilibrio medioambiental. Unió a estos argumentos la necesidad urgente de lo que ya expuso Aurora Baena también en la jornada anterior sobre la Revolución Verde, como paso necesario para ese reencuentro con mejores condiciones de calidad de vida.

Con la exactitud de términos que yo no soy capaz de contar pero sí de intentar trasladar más o menos, fue dejando en el aire conceptos y aclaraciones que centraron en el árbol la mirada de soluciones acompañadas para un enriquecimiento verde del medio urbano.

Datos como que la temperatura de las ciudades españolas ha subido el doble que la media mundial en 50 años mandan con imperativo alarmante que reflexionemos y actuemos. En 2023 creció en un 41% el número de días de calor extremo con datos de saturación y muertes prematuras por efecto calor que aumentaron un 11%.

La ingeniería civil ha de encontrarse con el verde y sus beneficios ecosistémicos. Técnicos, políticos y ciudadanos deben establecer acuerdos en la concordia de una mirada común verde. Necesitamos mucho acuerdo multidisciplinar para que los técnicos y los políticos puedan abordar: ubicación, suelos, soluciones verdes…

El jefe de la tribu de los Navajos de Nuevo México tenía claro que cada decisión que pudiera afectar al medioambiente debía ser «consultada» al menos con la séptima generación venidera. | Atqmagazine


No cabe duda de que los árboles son calidad de vida .
El árbol urbano es un árbol pero no es un ornamento. Tiene muchas funciones necesarias en el diseño de las ciudades y es verdad que muchos adornan, pero no es su esencia ser ornamento.
Un árbol maduro puede absorber hasta 150 kg de CO2 al año. Especialmente en ciudades con altos niveles de contaminación, los árboles pueden mejorar la calidad del aire, haciendo de las ciudades lugares más saludables para vivir.
Está demostrado que la vegetación libera sustancias beneficiosas que mejoran nuestro sistema inmunológico.
Que las hojas actúan como filtro natural para los contaminantes y las pequeñas partículas nocivas. Absorben gases contaminantes (tales como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, ozono y óxidos de sulfuro) y filtran partículas finas como polvo, suciedad o humo del aire atrapándolos sobre las hojas y la corteza.
Que aportan oxígeno.
Que reducen la temperatura de las calles hasta 8ºC reduciendo así el efecto de «isla de calor» urbano y ayudando a las comunidades urbanas a adaptarse a los efectos del cambio climático.
Que disminuyen el ruido y el tránsito de los vientos muchas veces inhóspitos.
Que son un atractivo no solo para activar la actividad comercial y turística, también para disfrutar de la belleza de sus calles en paseo sereno descendiendo la tensión arterial y el estrés.
Que pasar tiempo junto a árboles evita enfermedades pulmonares y reduce el riesgo de cancerígenas de pulmón y de piel al frenar los rayos ultravioleta.
Que sustituyendo árboles pequeños por grandes también se consigue un ahorro económico ya que colocados correctamente alrededor de los edificios puede reducir la necesidad de aire acondicionado en un 30%y reducir las facturas de calefacción en invierno entre un 20-50%.
Que la planificación de paisajes urbanos con árboles puede aumentar el valor de una propiedad en un 20% y atraer turismo.
Que juegan un papel importante en el aumento de la biodiversidad urbana, proporcionando a las plantas y animales un hábitat, alimento y protección.
Que alarga la vida del asfalto hasta 15 años más.
Que…( decenas de indicadores de beneficios de salud física y mental…)


«Plantar, pero no de cualquier manera, diseñar con sentido, no a voleo».
Y distinguió claramente entre árbol y palo. Parece de perogrullo ¿verdad?, pues demostró con fotos que muchas ciudades están sembradas de palos de árbol sin ninguna o con escasísima masa arbórea, a veces amputados de ramas y hojas ( lo que lleva a la perdición del árbol y a un gasto excesivo de cuidados que no se podrá reponer) o retocados con prácticas topiarias que destrozan su funcionalidad natural. Fotos de árboles podados imitando «donuts y chupachups» en prácticas realizadas por la costumbre, de que los primeros que podaban lo hacían al estilo poda de frutales del campo. El concepto técnico medioambiental es otro: La masa arbórea busca los beneficios ecosistémicos. El arbolado de porte natural, muchas hojas y la calidad de suelos debidamente generados que proyectan una buena gestión medioambiental.

Sobre las podas nos dijo que «la mejor es la que no se hace», y aunque suena contundente, cuando lo explica la sensatez hace que uno esté de acuerdo: que deben quedar reducidas a casos excepcionales: formación en viveros, podas para evitar riesgos y peligros, podas de gálibo: cuando por ejemplo tiene que pasar el camión de la basura y hay que hacerle espacio entre las ramas o en tratamientos de enfermedad del ejemplar …
Insistió en mostrarnos zonas peladas de árboles en ciudades, parques de árboles desmochados, sendas y paseos secarrales que podrían solucionarse con árboles de verdad.

Dedicó un breve tiempo a anécdotas de quejas de vecinos (aludió al asunto de las jacarandas en Málaga) y otras quejas de vecinos que se niegan a tener zona verde en sus calles, normalmente por razones menores que tienen solución y no por ello hay que talar esos árboles si a los vecinos les incomoda. Hay que elegir entre esas pequeñas incomodidades de alfombras de flores caídas o en problemas de salud por falta de árboles. Normalmente esos asuntos tienen posibilidad de entendimiento sin agravar los conflictos.

Facilitó datos de la temperatura de los árboles (Arboles 21 º / humanos 37º) y de los efectos fulminantes de reducción del umbral de calor en las calles donde habitan los árboles.
Puso un mini documental de Cieza ( Murcia) que obtuvo el premio de buenas prácticas de la Red Española de Ciudades por el clima 2022, como un interesante ejemplo de la regeneración verde de una ciudad media.
Cuando se planta con cabeza y sentido común se está haciendo un acto de confianza en el futuro y de servicio a los bisnietos de los nietos de nuestros bisnietos.
Cobos, reconocido técnico en la materia, fue muy convincente en sus argumentos que son avalados por la comunidad científica y técnica.

En fin… sumad todos estos argumentos, como componentes de la ecuación. Integrad la concordia de actuaciones del presente sin rencores pasados, elevad a infinito la generosidad de entender que hay que pensar en el futuro de nuestros descendientes; multiplicad por «vamos a hacerlo ya» y el resultado que nos dará será esperanzador.


A continuación intervino Jacinto Segura. Casi sin empezar a hablar, ya nos conquistó con este regalo visual emotivo. Jacinto Segura es un crack. Así lo presentó el moderador absorto por la dimensión de las infinitas anotaciones en su precedida fama de su aportación al conocimiento de temas medioambientales.

Cernícalo Primilla que puede ser el símbolo de esta ciudad. El ave vinculada a su patrimonio histórico.
Imagen: Pepo Escobar

Comenzó su exposición, muy animada en imágenes, en cómo es la ciudad como ecosistema. Un ecosistema muy típico, muy diferente a los ecosistemas naturales. Un ecosistema artificial que necesita inputs de energía.
Expuso cuáles son las aves que viven en estos ecosistemas urbanos y qué podemos hacer para que estas ciudades sean más amigables para las aves. Todas las medidas que podamos implementar que beneficien a las aves, nos van a beneficiar a nosotros. Así que si tan solo actuáramos por egoísmo, las medidas que favorecen a las aves, nos favorecen a nosotros. Si lo hacemos por sensibilidad y compromiso medioambiental, mejor que mejor. Y entre otras cosas interesantes nos conto…

Nos explicó que se consideran aves urbanas en un sentido amplio tanto las aves que viven estrictamente en la ciudad como las aves que se vinculan al fenómeno urbano, aunque no estén físicamente todo el rato en la ciudad. Por ejemplo, vemos un halcón peregrino que puede criar en la falda del Torcal y venir aquí a comerse las palomas.
También es una cuestión filosófica o discutible, ¿hasta dónde llega una ciudad? el fenómeno urbano tiene sus huellas mucho más lejos que lo que es nuestro edificio y nuestras calles. Por ejemplo la cigüeña que cría en Antequera puede ir a comer muchas veces al vertedero de Valsequillo. O las gaviotas de Fuente Piedra, hacen tres cuartos de lo mismo en dicho vertedero y vuelven a dormir ahí a la laguna.


Ya digo que contó con arte algunas cosas que sorprendieron a quienes como yo no somos duchos en la materia. ¿Cómo usan las aves la ciudad?. Nos habló de tres tipos. Las que están en pensión completa, como puede ser un mirlo, puede ser un gorrión, puede ser una curruca, que vive, come y duerme en la ciudad…
Luego hay otras que usan la ciudad como restaurante, el halcón peregrino del que nos habló antes. O algunas águilas fotografiadas en el puerto de Málaga. Hay águilas que viven en verano en los montes de Málaga o en invierno, invernan en el Guadalhorce y van a buscar comida y se han dado cuenta que en el puerto de Málaga, en los muelles de silos, están llenos de palomas comunes y de tórtolas turcas, entonces van a comer allí.
Y la tercera modalidad son las aves que hacen al revés, que salen de la ciudad por la mañana, muy temprano a comer al campo y vuelven a dormir. Son aves usuarias del espacio urbano como dormitorios.

Redundó en lo que había comentado su antecesor Juan Manuel Ruiz Cobos sobre la peculiaridades de una ciudad: el espacio urbano tiene muy poca productividad en el sentido ecológico. No se produce materia orgánica, porque el suelo está sellado y no hay espacio. Tiene muchas tensiones ambientales, ruidos, tráfico…Tiene edificios en altura y tiene viales, o sea un espacio fragmentado, lo vimos con el COVID, con el confinamiento en la ciudad de Málaga en cuanto dejamos de coger el coche los jabalíes cruzaban de los montes de Málaga, cruzaban cabras es un espacio muy fragmentado, es una isla de calor. En verano es un estorbo pero todas las aves del norte de Europa encuentra un espacio muy cálido en invierno, o sea, es una ventaja tener un poquito de calor.

En cuanto a la composición de las aves, y aquí en Antequera lo tenéis menos patente, dijo, pero si vais a Málaga y os ponéis a escuchar, el ave que más se oye es la cotorra argentina. O sea, las ciudades, tanto por el movimiento de mercancía, la presencia de puertos, la ausencia de depredadores, con respecto al medio natural, tienen muchas más aves exóticas. En el parque de Málaga se han visto ya seis especies distintas de loros.


¿Qué ofrecen la aves a la ciudad?
Contó que como los humanos, para vivir necesitan dos cosas, un sitio donde estar, una casa y un trabajo, o sea comida. Pues a las aves, la ciudad le ofrece sitios para edificar su nido y alimentos constantes y predecibles. Le ofrece calor, le ofrece menor presencia de depredadores, «aunque eso ahora con las colonias de gatos urbanos está empezando a cambiar. Y yo no tengo nada contra los gatos, tenemos uno en casa, pero todo es complejo en las ciudades ya que una medida que favorece y proveniente del amor a los animales domésticos a una especie, paradójicamente perjudica a otras. Porque los gatos, aunque estén satisfechos, siguen teniendo el instinto cazador y salamanquesas, crías de mirlo, pues las cazan, a veces por juego, porque es que están genéticamente programadas para cazar, son felinos».

Málaga al estar lleno de espacios de agua y tener muchas plantas que no hay en otros medios, ofrece una presencia de hábitat heterogéneo más grande que su entorno, con lo cual hay más diversidad de aves.

El 20% de todas las aves del mundo se pueden ver en las ciudades.

En el casco urbano de Antequera, el año pasado, se vieron 60 especies de aves distintas.

En cuanto a su protección nos decía que hay algunas aves, como son los vencejos, las golondrinas, o el cernícalo primilla que la mayoría de sus poblaciones son urbanas. Entonces empiezan los líos de competencia. A las especies silvestres en teoría las tiene que proteger el gobierno autonómico. Pero los sitios donde viven son en las ciudades. ¿Quién y cómo tiene que conservar estas especies?
también hay que pensar que -por ejemplo- el cernícalo anida en los huecos de las iglesias, en la Alcazaba… si urbanizamos todos los espacios abiertos que hay en su entorno tendrán que irse a comer más lejos desatendiendo su nido.

La ciudad no solo ofrece ventajas para las aves.
La iluminación, los coches, el humo que echan, el ruido, los gatos, los cristales que no lo ven y se estrellan, pues esos son algunos de los problemas.
Pero hay medidas que podemos usar para favorecer a las aves con el acuerdo de las instituciones para facilitar el beneficio mutuo que supone la supervivencia de las distintas especies. Algunas medidas son de infraestructuras ( pasarelas verdes…) que no solo benefician a las aves, también y mucho más a la acción verde ciudadana. Otras son de gestión en las que la acción de voluntarios facilitan el cuidado en monumentos respetando el anidamiento. Puso el ejemplo de las 39 cajas nido que un grupo de enamorados del medioambiente de Antequera en acuerdo con el Ayuntamiento colocó en el MVCA.


Cuando hablamos de espacios verdes, además de los árboles como elemento singular que también nos ha contado Juanma, tenemos también que pensar en pequeñas zonas amplias con una densidad de árboles y una amortiguación con respecto a los ruidos urbanos


¿Y cómo son estas aves que hemos visto que triunfan en la ciudad?
Pues son trogloditas. Trogloditas, quiere decir, que crían en huecos, en cuevas, en edificios, como las hembras de Primilla.
Tienen una dieta amplia, la cotorra argentina por ejemplo -Málaga está llena de cotorra argentina- se come todos los frutos, el fruto del ciprés que está muy bueno se lo come, el del plátano, el césped, es que como come de todo, todo le viene bien y además está muy a gusto en Málaga con el calor y hay muchísimas son especies aventureras.
Suelen ser especies colonizadores atrevidas, que no les dé miedo estar con el hombre. Y tienen adaptaciones muy curiosas. Por ejemplo, las gaviotas en Málaga ya se saben cuál es la hora del recreo de los colegios y están esperando a que acaben esos tiempos para pasarse por los patios y comer.
Contó anécdotas curiosas y divertidas sobre muchas de las avecillas: gorriones, vencejos…

Otras adaptaciones. Si os sentáis en una terraza por la noche en verano aquí en Antequera, veis que escuchamos a los vencejos volar. Los vencejos han visto que de noche con la iluminación hay insectos de noche, hay comida, cazan de noche. Fuera de las ciudades, en las montañas los vencejos no cazan de noche.
Otras especies, como hay mucho ruido y todo un tema de eficiencia energética, eso se ha estudiado mucho en el entorno de los aeropuertos, las aves urbanas adaptan su tono y su frecuencia de ruido, cantan un poquito más pronto por la mañana, más tarde por la noche y en unos tonos más agudos que el tráfico no amortigua, como el chochín ese pajarito que canta muy alto.

Nos presentó algunas especies además de las citadas de aves vecinas de Antequera y de la provincia, sus costumbres de vuelo comida y pernocta; así como la adaptación a los espacios. Nos habló de la abubilla, de las perdices, del carbonero garrapinos, del papamoscas gris, del buho chico; de las golondrinas, muchas veces confundidas con el avión común. El gorrión, mirlo, curruca cabecinegra, estorninos, vencejos, las grullas de Fuentepiedra, los milanos negros, papamoscas cerrojillo, aviones roqueros del Torcal, el mirlo azul, el colirrojo tizón, el mochuelo, los cernícalos; el petirrojo que algunos llaman tontín porque deja que se le acerquen confiado, el mosquitero común, el piquituerto, palomas torcaces,el herrerillo capuchino del convento de Los Capuchinos… trasladándonos la idea básica de que la avifauna de la ciudad cambia a lo largo del año.
Hizo mención al libro Aves Urbanas de la Provincia de Málaga, editado en 2002 por la Diputación Provincial, en su colección Birding Málaga de la que agradezco su referencia. Compruebo que es un auténtico y bonito catálogo de las especies urbanas de nuestra provincia, un libro muy interesante de consultar.


¿Y cómo le va a las aves urbanas?
Pues, desgraciadamente, a los grupos de aves que les va peor son los que tenemos por aquí. Las aves de la zona abierta, de pastizales, y las aves de ciudad.
La SEO, la Sociedad Española de Ornitología, lleva haciendo censos de seguimiento de aves comunes desde 1998 y si vemos la gráfica, todas van en descenso. El vencejo, la golondrina, el gorrión…
Entonces, la conservación del patrimonio histórico no puede poner en riesgo el patrimonio natural vinculado, entonces hay que compatibilizarlo. Ya se puede hacer reformas de edificios dejando huecos, respetando la época de cría de las aves que se dan en la zona.
Hay veces que la principal queja de las aves en las ciudades son las palomas. Pues dejando un hueco más chico, te entra el cernícalo primilla y no te entra la paloma. Y lo importante es conservar las zonas de alimentación, que son zonas agrarias que son menos rentables que, por ejemplo, el olivar. Entonces, ahí son problemas complejos, porque como los terrenos agrícolas no son terrenos protegidos, tú no puedes obligar a un agricultor a que cultive una cosa u otra. Lo puedes modular por ayudas, pero son ayudas complejas y diseñadas para agricultores del Norte de Europa. Bueno, ese es un tema muy difícil, pero que las aves vinculadas a los medios agrícolas… a las estepas, a las vegas, a las llanuras, está muy mal porque el campo se está intensificando.

También hizo referencia a vecinos nuestros que están muy preocupados de las aves de aquí. Una iniciativa en la que participan Julio, Pepo Escobar, Manolo,… que están protegiendo el Cernícalo Primilla de Antequera, y que están haciendo una labor fantástica en los edificios históricos de Antequera.
(disculpen que no me sepa los nombres de todos)



La clave de la biodiversidad de la ciudad está en el verde urbano haciendo bucle dialéctico con lo comentado por el ponente anterior para mayor contundencia.
Y como uno de los problemas de las ciudades es que no hay muchos árboles viejos con huecos en el tronco, si le ponemos cajas nidos, suplimos un poco la juguete por los árboles, o bebederos, por el calor que hace aquí en el verano.
Las conexiones de pasillos verdes y otras medidas de diseño facilitarán la riqueza y la permanencia de la avifauna.
La educación ambiental es básica, saber que un vencejo se come 55 kilos de mosquitos al año, o que un avión común se come 530 mosquitos al día, o la golondrina que se come 60 insectos a la hora y ponemos en balanza los beneficios y los inconvenientes miramos de otra forma a nuestros vecinos alados.

En fin, dos charlas muy interesantes y amenas que, unidas a las anteriores impartidas por Benito Valdés y Aurora Baena han puesto el foco en aspectos del cuidado del medioambiente animando y sensibilizando a los ciudadanos a mirar por ello; así como a las instituciones responsables de la gestión de las distintas ciudades para que pongan los recursos en la mirada del bien común a medio y largo plazo.
Se cierra con ellos el Ciclo de Conferencias de estas Jornadas que ha organizado la Asociación ‘Relámpago Verde’ con motivo del Día Mundial del Medioambiente (próximo 5 junio).