Contra la dictadura de las prisas: la corriente «slow»

El movimiento lento es una corriente cultural que promueve calmar el tiempo. Tomar su control, dando prioridad a las actividades que estimulan el desarrollo de las personas.


Promueve buscar el equilibrio entre la necesaria entrega al trabajo o a la formación y el tomarse  tiempo también para “vivir”; entre el uso de  la tecnología orientada al ahorro del tiempo y el tomarse  el tiempo necesario para disfrutar de actividades que enriquecen sin prisas, como pasear o compartir una comida tranquila con amigos o familia.

Quienes practican  esta idea de vida, piensan que, aunque la tecnología puede acelerar el trabajo, así como la producción y distribución de comida y de otras actividades humanas, las cosas más importantes de la vida no deberían hacerse con prisas.

El periodista Carlo Petrini se encontró con la apertura de un conocido establecimiento de comida rápida en el enclave histórico de la plaza de España de Roma, algo se removió entonces en su interior. Era el límite de lo que él consideraba inaceptable y entendió, de forma casi visionaria, los peligros que ello traería sobre los hábitos alimentarios de la población de Europa, que empezaba a imitar la fast food que se vivía al otro lado del Atlántico. Su rebeldía contra ello plantaba  la semilla del movimiento Slow Food. Así nacía, indisociable de cierta actitud contestataria en clara oposición a la americanización de Europa.

La idea del slow food era  proteger los productos estacionales, frescos y autóctonos del acoso de la comida rápida y defender los intereses de los productos locales, siempre en un régimen sostenible, a través del culto a la diversidad, alertando de los peligros evidentes de la explotación intensiva de la tierra con fines comerciales.

Entregados en la Alimentación


En contra de la cultura del Fast Food, el movimiento conocido como Slow Food promueve el disfrute de los productos regionales y las comidas tradicionales, cuyos ingredientes en la mayoría de las ocasiones se cultivan de forma respetuosa con el medio ambiente. Promueve también cocinar y disfrutar de esas comidas en compañía de otros. Al mismo tiempo, trata de defender la diversidad de los cultivos y las materias primas.

El movimiento reúne hoy en día a más de 100.000 miembros en 50 países.  En 2004 se reunieron en Turín representantes de comunidades de comida Slow de más de 150 países, bajo la convocatoria de la red Terra Madre.

Tras el  Slow Food, aparecerían nuevas aplicaciones a otros ámbitos esenciales de nuestra existencia como el sexo, la salud, el trabajo, la educación o el ocio; que acabarían por conformar las áreas de influencia del movimiento Slow.

Desgraciadamente están desapareciendo los días de descanso.
Hay tiendas que no cierran nunca. Trabajadores que llevan un ritmo nada bueno para el descanso de sus nervios y su equilibrio emocional necesario. Pequeños empresarios que se pasan día y noche luchando exageradamente por su causa, los grandes empresarios tampoco paran. Unos y otros, da lo mismo si somos empleados o empleadores, llevamos una vida excesivamente acelerada. 
El movimiento Slow  es una reacción  contra ello, mediante la exaltación de los valores de disfrutar y saborear la vida.

No pregonan la pasividad sino la actividad enriquecedora
En contra de algunas tendencias asociadas al término despacio, los partidarios del movimiento Slow animan a la actividad, más que a la pasividad. El enfoque de este movimiento no está en dejar de hacer, sino en hacer  aquellas cosas que nos enriquezcan humanamente.

¿Quién hay detrás de esta corriente?.
El Movimiento Slow no está organizado ni controlado por una organización como tal. Son muchas las actuaciones y las agrupaciones en torno a esta filosofía de vida, pero no hay un organigrama de dependencia de ninguna institución.

Slow Fashion


Slow Fashion no es una tendencia de temporada que viene y va, sino un movimiento de moda sostenible que está ganando impulso y ya es imparable.

El movimiento de moda lenta se basa en los mismos principios que el movimiento de comida lenta. Nace como alternativa a la ropa producida en masa. Inicialmente, el movimiento de moda lenta procuró rechazar toda la ropa producida masivamente, refiriéndose sólo a ropa hecha a mano, pero se ha extendido para incluir muchas interpretaciones y es practicado en distintas maneras.

Entre las prácticas de moda lenta se  incluyen tendencias como: elegir productos artesanales para apoyar a los negocios pequeños, el comercio justo y las prendas hechas localmente;  comprar ropa de segunda mano o vintage y donar la ropa que ya no se quiere; elegir ropa hecha con telas producidas sostenible y éticamente o recicladas; elegir prendas de calidad que durarán más tiempo, que ayudan a trascender las tendencias (un estilo “clásico”) y son reparables; hacer la propia ropa – hacer, reparar, personalizar, alterar, y alargar el ciclo de la ropa propia; bajar el consumo de ropa: comprar menos prendas y con menor frecuencia.

El movimiento Slow Fashion es una representación unificada de todos los movimientos de moda sostenible, eco, verde, y ético. Busca desacelerar la cadena de suministros para reducir el número de tendencias y temporadas, promover la producción de calidad y devolver un mayor valor a las prendas que remueva la imagen de desechable que tiene la moda. 

Ciudades Slow

Antequera bien podría sumarse a este movimiento. Sus características de vida tranquila y serena la hacen una candidata perfecta para ello


Los objetivos del movimiento Cittaslow son resistir a la homogeneización y a la tiranía globalizadora, potenciando la felicidad y la serenidad. «Recuperar la ciudad, reconquistarla, no dejarla en manos de las grandes empresas, de los automóviles, de las industrias contaminantes, de grandes compañías inmobiliarias; sino que por el contrario, deben luchar por imponer otra visión de la ciudad, compartida, acogedora, con muchos espacios públicos donde los encuentros sean posibles. El tema de la participación no es el único aspecto del derecho a la ciudad que desarrolla y posiciona la red Cittaslow: la voluntad de crear una identidad, de ser feliz y estar orgulloso del lugar donde se vive; ese sentimiento de pertenencia a una localidad es también un punto fuerte del derecho a la ciudad»
El movimiento Cittaslow llegó a España después de haber sido impulsado en Italia y contar con redes en Alemania, Gran Bretaña, Holanda o Noruega, con más de 100 ciudades implicadas que se plantean ser más acogedoras y cercanas donde la vida cotidiana y la estancia de visita es más agradable.
Como digo, Antequera tiene buenas trazas para ello. Y las que no tenga, las podemos encontrar haciéndola entre todos más apacible aún.

Algunas sugerencias de la corriente «slow» para quien las quiera practicar

  • Conseguir un hobby o pasatiempo tranquilo, como la lectura, escritura, hacer punto (tejer), la pintura o la jardinería…
  • Mirar poco o nada el reloj; los fines de semana, procurar levantarse de la cama respetando los ritmos naturales del sueño, en lugar de ponerse la alarma, así como no llevar el reloj encima.
  • Hacer la compra en un mercado de productos frescos (preferentemente local y con puestos de los propios agricultores.
  • Preparar una comida para poder sentarse con tranquilidad, y saborearla sin tener encendido el televisor, o leyendo algo que genere sosiego. Disfrutar de la conversación, si se come con otras personas, o de la paz que puede dar el comer solo.
  • En vacaciones, procurar bajar el ritmo; no intentar llegar a todo lo que nos gustaría ver y visitar. Viajar a ciudades con restaurantes de comida local donde se pueda comer con tranquilidad.
  • Limitar la lista de cosas pendientes; tomarse el tiempo necesario para las personas y actividades con las que se disfruta. 
  • Otra buena idea: dejar el whatsapp y quedar en directo con los amigos para charlar pausadamente.
  • Escribe cartas a los que vivan lejos.

Seguro que tú, tienes alguna sugerencia más para recuperar tu propia vida apacible.

Cada día en la zona más alta del Portichuelo aparcan caravanas llegadas de todo el mundo a Antequera. Gente que elige esta forma de vida muy acorde con la vida a otro ritmo.