Preciosa noche Lorquiana en ‘Conique’

«Un foráneo en el paraíso» | ChLL para atqmagazine


Se cumple hoy 18 de agosto el 89 aniversario del asesinato de Federico García Lorca.
Lejos de silenciarlo, la muerte de Lorca transformó su obra en un símbolo de resistencia.
Sus piezas teatrales continúan representándose en escenarios de todo el mundo y su poesía sigue siendo objeto de estudio y admiración.

El 12 de agosto, en pleno corazón del verano, cuando el cielo se dejaba surcar por la danza ardiente de las perseidas, tuvo lugar en el Cortijo Conique una velada que bien podría figurar entre las más bellas páginas del diario íntimo del verano.

Con la elegancia de lo espontáneo y la profundidad de lo verdadero, se rindió homenaje a Federico García Lorca, apenas unos días antes de cumplirse, hoy 18 de agosto, el 89 aniversario de su asesinato. Otra muerte infame que, lejos de acallar su voz, la proyectó al tiempo y la convirtió en símbolo indeleble de resistencia, belleza y memoria.

Se consolida este precioso cortijo andaluz como lugar de encuentro cultural y social cada verano, de invitados que coinciden en ocupaciones o afinidades culturales. Sus propietarios, María Córdoba y Francisco Ruiz, han hecho de este lugar, además de un enclave paraíso propio, un punto de interés cultural promovido sin ánimo de lucro, con el solo interés de agasajar a amigos y compañeros.


Con generosidad casi cervantina, Francisco y María han hecho del Cortijo Conique mucho más que un remanso de paz, un santuario cultural. Un lugar donde la palabra, la música y la emoción se dan cita cada verano y en otras épocas del año con nuevos y viejos amigos que nunca faltan a la cita.

La sugerencia de Marina Pérez, admirada actriz y directora amateur de teatro, de realizar un acto de noche Lorquiana tuvo un eco en María Córdoba y en sus colaboradores habituales de este encuentro veraniego: Juan López Rama, Pilar Ruiz Muñoz y Paula Ramírez, que se pusieron enseguida manos a la obra con una organización en la que juntos mimaron los detalles.

Pero la noche Lorquiana fue todo menos impostada. Fue íntima, real. Como esas cosas que no se planifican con ambición, sino con amor.


Juan López Rama, profesor y maestro de sensibilidades en la escritura y la literatura, abrió el acto con una delicada introducción a los Sonetos del amor oscuro, desnudando su profundidad y su valentía poética, como quien despliega pétalo a pétalo el alma de un poema. Nos llevó a los asistentes por la mirada de estos versos y en la importancia, casi oculta, de estos fragmentos poéticos de la obra de García Lorca.



La guitarrista Cecilia Pérez Trani (quédense con su nombre, porque hoy con 17 años, después de haber estudiado Guitarra en el Conservatorio ‘Ana Cárdenas‘, de Antequera, y en el profesional de Música en Málaga, ‘Manuel Carra’; y después de ser seleccionada entre miles de candidatos para poder estudiar los `próximos cuatro años la carrera Superior de Música en el exclusivo y prestigioso Conservatorio Musikene de San Sebastián, su virtuosismo la llevará a ser una de las principales figuras de la Guitarra en el mundo. Lo auguro) interpretó distintos estudios relacionados envolviendo con sus acordes y su armonía melodías de época y sabor andaluz que evocaban el sentimiento poético de Federico, en un tapiz sonoro muy bien elegido por ella misma.


Alternando con ella turno en el tiempo, algunas componentes del Taller Antequerano de Escritura Creativa, entre las que se encontraban: Carmen Menjibar, Rosa Arjona, Ángeles Venteo, Inma Puche, Carmen Parejo, María Córdoba, Carmen Becerra, Mari Carmen Morillo; así como la niña Carlota Rocca López, Pilar Ruiz y Olga Montemayor, recitaron con emoción los once sonetos de esta bonita colección de poemas.

De casta le viene a Carlota Rocca López, nieta de Juan y Pilar, su afición por la poesía

Francisco de Paula Ramírez creó una interpretación evocadora de Federico, con su maestría en gesto, voz , silencio y sentimiento que caracteriza a este también director y actor; transmitiendo al auditorio datos poco conocidos, y produciendo con ello otro de los momentos especiales de la noche. Fue un instante suspendido, como si la noche se contuviera para no romper el hechizo.



Antes de pasar a una apetitosa cena en la que se pusieron en evidencia las distintas manos para las delicadeces culinarias (a cual más exquisita) , se procedió al ya tradicional también momento de entrega de los entrañables Premios Conique de la Letras y el Teatro, en el que los impulsores de esta feliz conjura cultural, ya en su cuarta edición, Pilar Ruiz Muñoz y Juan López Rama, hacen reconocimiento público de gente del Teatro y de la Escritura en Antequera, con la simpatía y el arte de encontrar virtudes y habilidades en cada persona reconocida, entregándoles una estatuilla que lo significa y un escrito que agradece sus logros. Bonito detalle que anima a quienes lo reciben. (Fueron muchos y muchas, pero no tengo fotos)



Una luna llena de color naranja entrevelada en momentos por algunas pinceladas de nubes suaves, era el techo que amparaba sueños y estrellas en una noche de evocación a nuestro poeta universal.

Lorca bajo las estrellas: una noche de poesía, memoria y amistad en el Cortijo ‘Conique’ de María Córdoba y Francisco Ruiz.

Poesía a esa noche | Por Maica Ramírez Sánchez:

Bajo el cielo tibio,
las velas encendieron su susurro,
y la palabra ardía
como fruto prohibido en la boca.

Lorca volvió entre nosotros,
desnudo de miedo,
vestido de luna,
y su voz —hombre y sombra—
se derramó en versos
que esperaron décadas para respirar.

La gente escuchaba
con el pecho abierto,
bebiendo cada sílaba
como quien bebe agua de jazmín.

María y Paco,
puerta y abrazo,
fueron raíz y cuna de esta velada.
Se respiraba arte,
arte que no se compra,
arte que nace y se queda.

Y la guitarra de Cecilia,
hecha de río y madera,
puso música al silencio.

Noche perfecta,
de esas que no vuelven
si no se invocan.
Ojalá siempre,
ojalá más veces,
ojalá eternamente.