«Un foráneo en el paraíso» | ChLL para atqmagazine
Hoy 22 de septiembre de 2025 no es un día cualquiera.
Hoy nacemos a otoño de 2025. Entrará exactamente a las 20:19 horas en la Península. Ese instante marca el equinoccio de otoño, el momento en que la duración del día y la noche casi se iguala. Quizás el momento también de reencontrar el equilibrio en todos los órdenes de la vida.
Un grupo de amantes de la mirada, no asociados, pero encariñados con el arte de ver amanecer y celebrar los cambios de estación tuvimos ocasión de mirar juntos desde allá arriba, desde la ermita de la Veracruz, la salida del sol alineada con el túmulo de Viera.
La ciudad se presentaba aún a oscuras cuando un grupo de gente bonita partía a las 7:00h hacía el Cerro desde la plaza de abastos en caminata plácida y tranquilona disfrutando de las callecillas entrañables e históricas que han dado vida a miles de antequeranos.

Eligió muy bien Fernando del Pino, el recorrido. Como conocedor de detalles de la ciudad y guía explorador de estos amaneceres, quiso incluir un detalle en la caminata que nos hiciera poder apreciar la intrahistoria de este itinerario siguiendo los azulejos en las paredes que van marcando el recorrido y las capillas votivas del Vía Crucis histórico del Nazareno de la Sangre.
Así, nos fue guiando desde San Zoilo hasta el Cerro de la Cruz por Trasierras, Cruz, Botica, Hornos…
Cuando llegamos a La Fuente, a Calle Alta, al Depósito y antes de tomar la última subida, quisimos mirar atrás y admirar ya desde esa altura las impresionantes vistas con la zona amurallada y las torres de las iglesias saludando nuestros ojos.

Llegamos a la ermita a las 7:35, aún de noche. Nos esperaban los artistas de la EMMA (coorganizadora de este acontecimiento). Joaquín Castro había seleccionado con mimo quienes la representarían en este Clandestino e interpretarían esa música ancestral que recibiera con preciosas melodías al sol de septiembre.
Esperanza Ortega nos regaló la voz y la pasión de sus interpretaciones y también su ánimo y dulzura; Juan Ramón Veredas puso su maestría instrumental como alfombra de plata a ese momento majestuoso de la salida del sol.
No cabía mayor belleza para los sentidos, ni mayor espita que despertara las sensibilidades de quienes estuvimos. Fue precioso cómo la música y la voz arroncada sin dejar su ternura en la melodía, pose perfecto del color aterciopelado de la voz que Esperanza pintó a propósito para ese instante, hacía que en nuestros oídos también entrara la belleza y provocara una mayor sensibilidad a nuestra mirada, de por sí fijada en vistas maravillosas. Esos momentos fusionaron en alquimia un bienestar inigualable.
A las 8:15 el sol explosionó en luz inmensa. Lo hizo precedido de algunas nubes que le servían de cortejo para decirnos un «te quiero Antequera» y un «cuidad vuestra tierra, cuidad la Tierra».
Romance: De Antequera sale el moro
«De Antequera sale el moro
de Antequera, aquesa villa
cartas llevaba en su mano,
cartas de mensajería.
Iban escriptas con sangre,
y no por falta de tinta.
El moro que las llevaba
ciento y veinte años había.
(…)
Las nuevas que, loh Rey, sabrás,
No son nuevas de alegría.
Quése Infante Don fernado
Cercada tiene su villa».
Los romances son poemas épico líricos que se cantan al son de un instrumento. parecen tener su origen en los cantares de gesta medievales , popularizados hacia el siglo XIV a través de los juglares. El auge de estos cantos épicos de frontera se iniciará a partir de la toma de Antequera por el Infante Don Fernando en 1410 y culminará con la conquista de Granada en 1492.
Este romance anónimo fue recogido y musicado posteriormente por Cristóbal de Morales y Miguel de Fuenllana en el «Libro de música para vihuela, intitulado Orphénica Lyra». Sevilla 1554 | Anteo. Trovadores de la Antigua
Entre sus aficiones, Esperanza y Juan Ramón pertenecen también a un grupo de enamorados de la Música, del que hablaremos pronto en atqmagazine: ‘Anteo. Trovadores de la Antigua’

Momentos antes de la explosión del sol, Carmen Parejo nos había contado una reflexión sobre esto mismo, el cuidado de la Tierra: «el anciano jefe indio Seattle solo pidió memoria. Y que, donde sea que sus hijos caminaran, recordaran que la tierra no nos pertenece. Nosotros pertenecemos a ella».
Respondía el Jefe indio Seattle a una propuesta de compra de las tierras de su tribu, del presidente entonces de los Estados Unidos, en 1854. Carmen nos contó una versión libre de su respuesta igual de emocionante.
En la llegada y durante el rato que tuvimos de noche y con luz, cada uno y cada una puso sus ojos donde quiso. Las vistas a los cuatro puntos cardinales de la ciudad son impresionantes. También pudimos entrar en la ermita y saborear la historia (que habíamos leído previamente con sendos artículos de Manolo Rodríguez en su blog y de Jesús Romero en El Sol de Antequera).
Somos «Clandestinos», en cuanto al no seguir un rígido protocolo y en el sentido de que proponemos eventos anónimos, en formato micro y abiertos en participación, pero sin esperar a que nos venga organizado; eso sí, solicitamos siempre formalmente los permisos oportunos para no lesionar los intereses de los demás. (Agradecemos a la Concejalía de Turismo del Ayuntamiento, las facilidades que nos dieron). Incluso fuimos escrupulosos en la caminata en silencio de noche para no molestar a los vecinos.
“Querrán ver otros ojos, lo que tus ojos vieron.
Querrán sentir en otros lugares, lo que se siente en Antequera.
¡Cuídame!, que soy tu tierra. ¡Cuídame, que a veces desespera!.
…Antequera no es solo un regalo de nuestros antepasados;
es también un préstamo de nuestros hijos, de nuestros nietos,
de… al menos la noventa y nueve generación venidera”
Esperanza Ortega Y Juan Ramón Veredas interpretaron varios temas de música ancestral, mientras los asistentes deambulábamos o nos sentábamos en la escalinata, escuchando siempre, pero contemplando libremente las distintas miradas. Una muestra:
Al finalizar esos momentos mágicos visuales y auditivos, muchos quedaron admirados por la presentación que, al efecto, hizo Antonio Madrona (antiguo profesor de La Salle-Virlecha) sobre los relojes solares y su precisión de referencia a la hora de medir el tiempo en otros momentos de la humanidad.
Esa fue otra suerte que tuvimos: contar con él, también -como es el caso de todos- de forma desinteresada. Un lujo de explicación.


La previsión era desayunar todos juntos, pero la magnitud del grupo que no cabría en una misma cafetería sin molestar a su público habitual de domingo, hizo que nos fuéramos a distintos establecimientos para dar cuenta de ese chocolatito con churros que ya pegaba. No sin antes para sellar la armonía de todos, degustar unas rosquillas hechas por Nani Ríos Carrégalo, artista del detalle, que nos ha acostumbrado a regalarnos (también las hizo en el solsticio de verano en El Torcal).
Y así, con el sol ya alto y las emociones aún reverberando en el pecho, regresamos a la ciudad como quien vuelve de un lugar sagrado. Lo vivido esa mañana, la caminata pausada, el temblor emocionante de la voz de Esperanza, la vibración de las cuerdas de Juan Ramón ( también del viento de su acordeón) , la luz filtrada entre nubes como un susurro de los antiguos… quedará como una vivencia del color con el que cada uno y cada una la hayan mirado. Para mí ha sido preciosa.

Lo pequeño es hermoso. Porque estas celebraciones pequeñas, íntimas, nacen con la vocación de lo esencial: tocar lo profundo con sencillez, sin necesidad de artificio, rendir homenaje a la Tierra y a la memoria, mirar juntos al sol y recordar que hay belleza disponible, si sabemos parar, mirar y sentir.
Quizás esa sea la promesa del otoño. Aprender a desprendernos con dulzura, como el árbol que suelta su hoja sin drama. Volver a lo esencial. A lo que no se compra ni se vende: la compañía, el silencio, la música, la luz. Quien estuvo lo sabe. Y quien no, ojalá lo haya vivido en sus propios momentos o lo descubra ya mismo. Y tú, ¿has visto amanecer desde Veracruz?
… Porque Antequera, cuando se deja mirar con estos ojos, cuando se camina con respeto, con arte y con alma, nos devuelve algo más que vistas; nos devuelve el sentido.
¡Ojalá la vida!…






Si te interesa, puedes ver cómo fueron otros Clandestinos de este año 2025, organizados por el equipo de atqmagazine y por la EMMA