«Un foráneo en el paraíso» | ChLL para atqmagazine
Gracias a las investigaciones de la prestigiosa musicóloga Margarita Bolós Faraboschi sobre unos cantorales del siglo XVI conservados en el Archivo Municipal de Antequera, Cultura y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento ha recreado la puesta en escena de una polifonía que se compuso aquí, justo en este templo y sonó por primera vez hace cinco siglos.
Este concierto de fragmentos polifónicos puso en evidencia las investigaciones realizadas al respecto por la reconocida investigadora y profesora especialista Margarita Bolós Faraboschi, que también dirigió artísticamente el evento.
La interpretación corrió a cargo de la Capilla Maestro Iribarren y la Escolanía Pueri Cantores de Málaga, ambos grupos bajo la batuta de Antonio del Pino.
Me reafirmo un día sí y otro también en que Antequera tiene cosas excelentes que ocurren cotidianamente y que no se dan en cualquier lugar.
También soy consciente de que si este evento cultural al que asistimos este pasado 5 de octubre se hubiera celebrado en alguna de las abadías de las renombradas ciudades centenarias de la Europa clásica, habría sido objeto de la más alta proyección periodística internacional. Me gustaría que sonara ese eco en los «mentideros culturales» al menos de nuestro país. Todavía se puede esperar, porque insisto en valorarlo como uno de los acontecimientos musicológicos más importantes del año. No solo por esa demostración polifónica, también y causa de ello por las investigaciones históricas de la musicóloga que ha reunido esos hallazgos.
Pienso que es un orgullo para Antequera; primero, que hayan sido conservados estos documentos en el Archivo Municipal; segundo, el acierto de que alguien de la categoría de esta reconocida musicóloga pueda investigar y lo haga con tanta sabiduría, tanta destreza y hallando tan interesantes resultados. Y finalmente, que los gestores públicos de esta ciudad hayan tenido la sensibilidad cultural de amparar ese proceso y darlo a conocer.
Y es que Margarita Bolós, había preparado el acto afinando la mayor adecuación a cómo sucedía en aquellos años, lógicamente adaptado a la realidad actual. Por ello, muy adecuadamente, quiso presentarlo con una explicación (que resultó interesantísima) de su estudio de los documentos, así como de la forma y el fondo en el que sucedían estas narraciones cantadas para que pudiéramos entender y apreciar lo que íbamos a poder ver y escuchar allí.
Es muy importante hacer llegar a la sociedad los hallazgos de los investigadores y este es uno de los que por su importancia histórica también conviene resaltar.
Margarita habló de dar un paso más: «Tenemos que darle vida a la música. Si la música no suena, no existe realmente». Agradeció por ello a los asistentes que estuviéramos allí para escuchar estas polifonías.
(Las grandes personas, como Margarita Bolós, guardan en la memoria de su alma el agradecimiento). Con la más absoluta humildad, repartió sus méritos con quienes habían hecho posible las investigaciones y la celebración de este acto cultural.
«Se ha debido a mi trabajo, sí, claro, pero sobre todo a muchas colaboraciones y a muchas ayudas. En el proceso de investigación, sobre todo, quiero resaltar el trabajo del personal del Archivo Histórico y sobre todo de su director, de Escalante, que me facilitó todas las herramientas que he necesitado durante el proceso y puso a mi servicio todas las instalaciones del archivo para que yo pudiera trabajar lo más cómoda posible. Y luego en la puesta en escena; en esta segunda fase tan importante, me he visto siempre acompañada, arropada, apoyada, empujada por el Ayuntamiento.
Hace ya algunos años, el propio alcalde Manuel Barón y Ana Cebrián, me animaban a llevar a cabo este trabajo y a ponerlo ante el público y quien finalmente lo ha hecho posible, ha sido José Medina con un entusiasmo desbordante, se ha volcado verdaderamente él y parte de su equipo de personas que tiene a su cargo, Pedro Castillo y María Luisa Linde, que han sido unos trabajadores fantásticos.
Puso el foco del protagonismo del concierto en ambos grupos de cantores, la Capilla Maestro Iribarren y la Escolanía Pueri Cantores de Málaga, dirigidos por Antonio del Pino, «que son a fin de cuentas los que van a darle vida a esta música».
Tuvo la delicadeza de explicarnos no solo el proceso de su investigación, que trasladará a un documento de próxima publicación. También con una extraordinaria facilidad didáctica fue dando claves para los que no sabemos música del significado de aquellas notas musicales halladas y de lo que íbamos a escuchar.
En la entrada al acto se repartieron unos programas de mano diseñado y maquetado por Rafael Gallardo Montiel, editados por el Ayuntamiento, en cuyo interior se completa con una interesante información aclaratoria de la investigadora con respuestas a ¿Qué misterios esconden los pasionarios de la Colegial Antequerana? ¿Qué se oculta entre sus folios centenarios? ¿Será posible desentrañar estos secretos y recuperar para generaciones venideras sus enigmáticos tesoros?
La Pasión y Muerte de Jesucristo está perfectamente descrita en los cuatro Evangelios y posteriormente recogida en los llamados pasionarios, volúmenes donde aparece tanto el texto en latín de cada uno de los cuatro evangelistas, como la notación cuadrada con la melodía gregoriana que se ha venido cantando desde el siglo XI.
En el Archivo Histórico de nuestra ciudad se conservan tres bellos ejemplares manuscritos de estos Pasionarios. Se trata de cantorales realizados en 1593, con tapas de madera forrada de cuero y folios de pergamino manuscritos. Son ejemplares de pequeño formato, ya que no son libros destinados al uso del coro, sino para cantores solistas.
Todos hemos podido disfrutar en alguna ocasión del canto llano o canto gregoriano, ese sutil eco que resuena entre los muros de los templos y que es entonado por maravillosos coros.
Pero el canto de la Pasión tiene algunas particularidades. Y es que no es cantado por un coro, sino por solistas. Durante la misa del Domingo de Ramos se canta el texto del Evangelio según San Mateo, martes y miércoles los Evangelios de san Marco y san Lucas respectivamente, y la pasión según san Juan es cantada el Viernes Santo.
Imaginemos a tres cantores, cada uno aportando su propio libro y cada uno con un papel preciso para desempeñar: las frases señaladas para los judíos, los sacerdotes. Judas o Pilatos estaban encomendadas a la voz más aguda, la de contralto, y está indicado a lo largo del texto con una S de sinagoga. La parte de la narración evangélica corría a cargo de un tenor reconocido por una C de Cronista, y las frases de Jesús destinadas a la tesitura de bajo son reconocibles por una cruz.
Los tres Pasionarios antequeranos se ajustan a esta descripción, es decir, el texto y la música que recogen son lo que aparece, son lo que aparece en cualquier otro pasionario. Desde el punto de vista musical, por tanto, estos volúmenes no deberían aportar ninguna singularidad a la melodía cantada, sin restar por ello valor al propio hecho de tratarse de ejemplares manuscritos de finales del siglo XVI. Sin embargo, contienen algo que los hace absolutamente singulares. Un estudio detallado de los mismos ha revelado un maravilloso tesoro patrimonial que los posiciona, sin duda, como los cantorales más valiosos conservados en nuestra ciudad.
En los márgenes de muchos de los folios se aprecian anotaciones manuscritas tanto de música como de texto, añadidas en fecha posterior a la realización de los libros. Se trata de pequeños fragmentos en un estado de conservación muy precario, casi ilegible, en muchos casos, que ha ocasionado un delicado y complejo proceso de recuperación para tratar de descubrir el mensaje musical que esconden.
A pesar de las pocas probabilidades de éxito, acometí una tarea de recuperación extremadamente compleja. Para rescatar estos fragmentos y poder descubrir su significado, fueron precisos meses de trabajos en un cuarto escuro y mediante el empleo de la luz ultravioleta. De este modo fue posible hacer una copia manuscrita de los textos escritos, así como de la mayor parte de la música apenas legible de los márgenes.
Posteriormente fue necesario estudiar y transcribir estos fragmentos musicales, labor enormemente compleja, dado que al frágil estado de conservación hubo que sumar el hecho de que los fragmentos estaban escritos con caracteres musicales del siglo XVI. Después de un largo periodo de tiempo dedicado al trabajo de transcripción, pude descubrir que estos pequeños y aparentemente insignificantes escritos eran partes musicales polifónicas que sustituían, con el mismo texto, a la melodía gregoriana original. Es decir, determinados pasajes cantados desde el siglo XI con melodía gregoriana había sido sustituido por melodías polifónicas.
Pero aún quedan algunos enigmas sin respuesta: a pesar de que los libros están datados de 1593, los fragmentos encontrados reúnen todos los elementos tanto compositivos como de escritura de principios del siglo XVI, es decir, de fechas anteriores a la propia realización de los libros. ¿Cómo era eso posible? ¿Cuándo se pudieron anotar esos fragmentos?.
Tratando de dar respuesta a estas preguntas, había que buscar información en los libros de Actas Capitulares de la colegial. En principio, el periodo cronológico de búsqueda fue el comprendido entre el año 1527 -fecha del primer libro de Actas conservado- y 1600 aproximadamente. No hubo resultado. En ninguna de las Actas se trata el asunto del canto de la pasión. Pero, ampliado el periodo de búsqueda, por fin en un acta fechada el 27 de agosto de 1768, y tras conocer la práctica llevada a cabo en otras catedrales andaluzas, el Cabildo toma la determinación de incluir en los libros los fragmentos polifónicos que se venían interpretando desde siglos atrás. Así pues, esa polifonía renacentista fue incorporado en los libros 1593, algo más de dos siglos después, aunque con el sistema de escritura musical empleado, cuando esta música fue compuesta. El resultado es un canto en el que se alterna la melodía gregoriana con pasajes polifónicos en los que hay intervención tanto de la capilla de cantores como de instrumentos como el clave.
Y aún hay más singularidades. Sabemos que ya en el siglo XVI comienza la práctica de incluir algunos pasajes polifónicos sobre todo en los más importantes templos en algunas de las partes de la «Sinagoga» y precisamente las de las «turbas» (texto cantado por los judíos frente al Soliloquium, cantado por el solista. Por ello, durante el siglo XVI, comienza a ser habitual el uso de la polifonía en la intervención de las multitudes, «turbas», para enriquecer al canto de las Pasiones. Habrá que esperar al siglo XVII para encontrar pasajes polifónicos en algunas frases del «Cronista», las más relevantes. Sin embargo, las Pasiones contenidas en estos volúmenes presentan pasajes polifónicos alternados con el primitivo canto gregoriano, ya del siglo XVI, en pasajes tanto del Cronisra, como de la Sinagoga. Y eso no es todo: también encontramos pasajes polifónicos en el Jesús, hecho absolutamente insólito, sumado a la riqueza compositiva de estos nuevos pasajes.
La conmemoración de la Pasión y Muerte de Jesucristo es, junto con la celebración de su Natividad, el momento más importante del año litúrgico. Desde sus primeras manifestaciones musicales más primitivas, documentadas ya a mediados del siglo IV, encontramos ese profundo fervor religioso que ha llevado a gestar una riquísima producción artística a lo largo del tiempo. ¿Cómo no enorgullecernos de contar con un patrimonio cultural de tanto valor?, pues nos encontramos ante la música antequerana más antigua de la que tenemos noticias. Los primeros textos musicales antequeranos.
Margarita Bolós Faraboschi es Doctora en Historia y Artes (Musicología) por la Universidad de Granada. Profesora Superior de Piano por el Conservatorio Superior de Música de Málaga y Máster en Patrimonio Musical por la Universidad de Granada, Universidad de Oviedo y Universidad Internacional de Andalucía.
Es miembro del Grupo de Investigación ‘Patrimonio Musical de Andalucía’ de la Universidad de Granada, así como Académica Numeraria y miembro de la Junta de Gobierno de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera.
Imparte docencia en el Conservatorio Antequera, donde ocupa la plaza de Jefa del Departamento de Piano.
En su faceta de investigadora destaca especialmente su trabajo de inventario, catalogación y análisis de los cantorales de canto llano de la Colegiata de Santa María de la Encarnación Mayor de Ronda, Málaga, así como su investigación realizada con los fondos musicales del Archivo Histórico Municipal de Antequera. De estos trabajos hay que señalar, además del estudio de los cantorales de canto llano, su investigación, descubrimiento y la transcripción de la polifonía oculta en Los Pasionarios y cantada en la Colegial de Santa María de Antequera.
Uno de sus principales trabajos de investigación se ha centrado en el hallazgo del Alegro Moderato para piano de Joaquín Tadeo de Murguía, encontrado en los fondos del Archivo Antequerano, partitura de gran valor tanto histórico como artístico y perteneciente a uno de nuestros grandes compositores clásicos.
Cuenta entre su producción editorial con numerosos artículos, así como algunos libros que recogen el resultado de sus diversas investigaciones.
En 2019 y al amparo de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, funda la Orquesta de Cámara Eugenio de Cantos (OCEC), de la que es directora y con la que realiza una importante labor de recuperación de obras musicales del rico repertorio español.
Su dilatada trayectoria como intérprete la ha llevado a importantes escenarios, no solo en su faceta de solista, sino también en diversas formaciones camerísticas y en la dirección de la OCEC.
Organiza y coordina los encuentros orquestales Eugenio de Cantos, de los que es la directora artística y que constituye una reunión anual de músicos de cuerda que promueve la consolidación del trabajo orquestal de jóvenes músicos.