Historia de la Plaza de Abastos

24 junio/23

Desde mediados del siglo XIX, en los pueblos y ciudades españolas aparecen los mercados municipales, estableciéndose en espacios urbanos donde se desarrollaba anteriormente la venta al aire libre. Estos nuevos emplazamientos mejorarían el abastecimiento de alimentación fresca para un consumo saludable y espacios ordenados para la venta. La aparición de edificios de abastecimiento central de productos de primera necesidad se cristaliza en un contexto de transformaciones urbanas en la segunda mitad del siglo XIX, donde también se acometieron una serie de acciones para mejorar las condiciones de vida y salubridad de los municipios, así como la renovación de infraestructuras urbanas como alumbrado, alcantarillado, pavimentación…

En la Antequera del XIX, siendo alcalde el señor Francisco Guerrero Muñoz, también se emprendieron una serie de reformas urbanísticas que mejoraron la apariencia y estética de la ciudad. La plaza de Abastos nace como mejora significativa para dar solución al mercado que desarrollaba su tarea al aire libre, y que desempeñaba su función en la Plaza de las Verduras (Coso Viejo). Era un lugar que mostraba pruebas evidentes de insalubridad y había que buscar con premura otros espacios que dotaran el abastecimiento de víveres a la población con mejores condiciones higiénicas.

La plaza de Abastos utilizó una amplia superficie del Coso San Francisco. Este coso ha tenido numerosas funcionalidades a lo largo de su historia, como fueron: celebraciones de fiestas, torneos de carreras y cintas, ajusticiamientos, pregones y, sobre todo, fiestas taurinas, muy aclamadas por la población de la época que aprovechaban el nacimiento de un príncipe o una victoria bélica para celebrarlas.

Estas fiestas de los toros, que se desarrollaban en el Coso de San Francisco, eran mayoritariamente organizadas y costeadas por la nobleza antequerana. Para asistir a tales eventos se acomodaban a los presentes en los amplios miradores que había en las casas de la Acera Izquierda de la plaza que iban desde la Calzada a calle Santa Clara. La Acera Alta de Trasierras hacía de grada natural. Las entradas de las calles se cerraban con barreras o colocaban obstáculos para que las reses no pudieran dispersarse. Los toros que debían lidiarse en las corridas que se celebraban en el Coso eran encerrados, desde finales del siglo XVI, en una casa corralón en la calle del Toril. De ahí el nombre que perdura hasta nuestros días. La Casa de Cabildos que se hallaba entre la Calzada y el Coso abría sus anchos ventanales donde colgaban paños con emblemas desde donde contemplaban los festejos el señor Corregidor, regidores y personas relevantes.

Volviendo al tema del mercado, el edificio comenzó a edificarse en marzo de 1879 y terminó su construcción en 1885, bastante tiempo después del previsto, ya que sufrió durante ese tiempo algunos percances de gran importancia. El 3 de diciembre de 1881, unas deficiencias en la construcción causaron que la montera de la nave central cediera. Su desprendimiento provocó su hundimiento, desencadenando un fatal desenlace con diez obreros fallecidos, además de una cantidad de heridos que tuvieron que ser rescatados bajo los escombros. 

A mediados de los años treinta del pasado siglo, el mercado de abastos ya acogía un total de cuarenta y cuatro puestos fijos en su nave central, y cincuenta y seis entre sus cuatro naves de salida. También se encontraban en el exterior del mercado algunos puestos fijos y ambulantes. El edificio contaba con unos depósitos subterráneos para la buena conservación de carnes y pescados.

En la plaza de San Francisco, en otro tiempo llamada plaza de la Constitución, se encontraba la fuente de Baltasar de Godros, que anteriormente estuvo ubicada en la plaza Alta de la ciudad, y desde 1946, se encuentra en la céntrica Plaza de San Sebastián.

En una época donde predominan los comercios de grandes superficies, la plaza de Abastos ha sabido adaptarse a los tiempos actuales, proporcionando un servicio personal y cercano, ofreciendo un producto fresco, de calidad y a precio asequible. Además, la plaza San Francisco presenta una oferta gastronómica muy variada, con la posibilidad de sentarse en sus terrazas en las calurosas noches de verano.

Ester Cortés Romero es brillante (Carlos L.| editor).
Diplomada en magisterio y Licenciada en Publicidad y RRPP. Enamorada de la Historia, del Arte, de la Cultura, de los libros, y de su ciudad, Antequera, dando valor a muchas otras del resto del mundo -en especial Sevilla y París-.
Una persona JASP (acrónimo de Joven Aunque Sobradamente Preparada). Con capacidades enormes de documentalista, puede dedicar el esfuerzo de horas “de ratón de biblioteca” hasta encontrar un dato fidedigno para dar rigor a sus escritos y a todo lo que hace, porque a ella no le vale cualquier cosa. Su capacidad didáctica descriptiva es otra de sus virtudes, a la que une la pasión por contar a los lectores cosas interesantes de su Antequera natal donde ha sido y es feliz.
Genial conversadora, culta, inteligente, actualizada, sencilla, familiar, deportista practicante, excelente persona…


BIBLIOGRAFÍA:

  • “Historia de Antequera”. Antonio Parejo Barranco. (1987).
  • “Antequera, callejero histórico”. Juan Manuel Moreno García. (2013). 
  • “ Nueva Revista Comarcal Ilustrada”. Edición Febrero de 1935. 
  • “Archivo Histórico Municipal de Antequera.