‘El camino de flores blancas’ | Inmaculada Pérez García

¿Sabes?, la meditación para personas principiantes no suele resultar fácil. La base fundamental es concentrarse en el aquí y en el ahora. Según mi visión poética no nos tenemos que concentrar en algo real, para comenzar, como la respiración o la relajación del cuerpo. También nos podemos concentrar en algo poético, inventado. Algo bello que nos haga por un instante salir del estrés diario y transitar por todo un abanico de experiencias alternativas. Estas experiencias se pueden considerar también reales en cuanto las visualizamos y se guardan en nuestra memoria.

El camino de flores blancas fue mi primera meditación poética, y cuando la pienso me traslada a un universo paralelo donde me fundo con la naturaleza. Es por eso que me gustaría compartirla. Inmaculada Pérez García |

EL CAMINO DE FLORES BLANCAS

Cada vez que siento que el alma se me atormenta, busco en mi interior el camino de flores blancas. Cierro los ojos, respiro profundo y mientras noto como mi cuerpo mengua, se me van abriendo las alas. Unos escalones imaginarios me transportan al sendero dorado que conduce al río. Mis pies desnudos avanzan entre mullidas ramas, casi sin pisarlas. Mi túnica de lino blanco no pesa nada, me siento ligera, libre, confiada. Mientras, el sol de primavera me besa en la cara.

Los pájaros entonan una melodía lenta, de acordes perfectos, y mi corazón se acompasa. Las flores del camino no son grandes ni pequeñas, no destacan por su color o su rareza, solo son flores blancas. Sencillas de forma y de olor sencillo, parecidas al jazmín o al azahar. Su sencillez me hace pensar en la humildad, en el desapego, en todas las cosas que merecen la pena. Me voy sintiendo cada vez más y más ligera y noto que el rio me llama.

Al pisar los guijarros blancos, mis pies se van diluyendo en el agua templada. Siguen mis rodillas, mi cintura, mis brazos, mi cabeza, mi alma… Ya no soy una persona, ya soy agua. Así diluida voy y vengo, salto y regreso, voy a la cascada, y como agua que soy, sigo el cauce marcado, desciendo con la corriente, conquistando nuevas aguas. Siento que soy todo y no soy nada, que soy grande y soy pequeña, y sobre todo que soy necesaria. De mí dependen estos peces, los majestuosos árboles, las cosechas, y hasta las flores blancas. Generosa esparzo mi imperio y el planeta se ensancha.

Antes de que llegue la luna y me mande su estela de plata para que siga el camino hasta la madrugada, y despierte de esta aventura, decido ser semilla para ver qué se siente. Y me adentro curiosa en la tierra, y disfruto de su misterio, y acojo el sol y el agua y crezco, crezco y crezco hasta convertirme en dulce alimento, y en árboles de sombra, e incluso en flores blancas.

Cuando no me cabe más dicha, imploro al alba el regreso, y ella me marca el camino, teñido de luz rosada. Mis ramas van formando mis brazos; mi tronco, mi cuerpo; mis flores, mi alma; y así pausadamente, recupero mi forma de persona humana.

Tomo conciencia de mi aquí y mi ahora, abro despacio los ojos, recupero mi mañana y aún con cuerpo humano, sigo sintiéndome alada.

Sé lo que soy y lo que quiero ser. Fresca, transparente, necesaria; como cuando fui agua. Generosa, decidida, libre; como la semilla. Humilde, sencilla, ligera; como una guirnalda de flores blancas.

Inmaculada Pérez García es Antequerana de nacimiento, donde vino al mundo hace algo más de cincuenta y ocho años y donde sigue residiendo en la actualidad.
Su trayectoria laboral se ha centrado en el ámbito de los Recursos Humanos, profesión que ejerce desde hace más de 17 años en una plataforma logística de la zona.
Orgullosa de su ciudad, de su historia, de su cultura, de sus parajes. Tanta riqueza natural y cultural la hacen sentir ansiosa por seguir descubriendo y conociendo más detalles sobre ella.
Siempre ha sentido la necesidad de expresar, y por el momento lo hace a través de sus poemas, de relatos cortos o de meditaciones en prosa poética. A futuro le gustaría desarrollar proyectos un poco más ambiciosos.
La lectura y la escritura la atraparon desde niña, ahora sonríe al releer los poemas adolescentes, tan básicos e inocentes, pero que en definitiva son el germen de una pasión.
Le gusta compartir lo que escribe, esperando tocar algunos corazones.



Nuestra colaboradora, Inma Puche, hizo para ella su «Biografía desde el alma», que puedes escuchar aquí.
De Inma (Alma) a Inma