EL HOMBRE DESCONOCIDO
Germán Martínez tenía un triángulo verde en el iris castaño de uno de los ojos, el pelo oscuro y lacio, las mejillas hundidas, los pómulos salientes, la boca violeta, como una cicatriz y un sabañón garrafal morado y frito en su nariz.
Aquél día, subió al tren tras recorrer a grandes zancadas, el largo andén poblado de gente, de papeles rugosos, colillas pisadas y suciedad abandonada sobre el cemento gris de la estación del tren. Parecía salido de una película de los años cuarenta, con su traje de rayas de amplias solapas, pantalones con la línea bien marcada y su sombrero dandi. Se subió como pudo en el compartimento completo del último vagón, y tras algunos instantes de jadeo sostenido, pudo al fin recuperar el aliento extraviado en su carrera. El vagón, colmado de caras hoscas y ceños fruncidos, sufría el característico aroma a mañana sin duchas que campeaba sobre las cabezas transpiradas, mientras los cuerpos se bamboleaban al compás del cabeceo de la formación de nueve vagones. Poco a poco Germán fue acomodando su propia complexión al escaso espacio disponible a sus ocasionales compañeros de viaje. Miró a su alrededor con curiosidad y no vio nada más que ojos atrapados en pequeñas pantallas y algunos rostros serios, inmutables, estoicos, semejaban modelos de algún extraño museo de cera que le devolvían miradas sin vida. De pronto, un infrecuente escalofrío le recorrió su cuerpo. Frente a él, a escasos metros, mirándolo fijamente y sin atisbo de pestañeo, estaba él mismo. Otro Germán, de rostro idéntico a su propio rostro, sostenido por un cuerpo igual al suyo, vestido exactamente con la misma ropa, con la sola diferencia de su libro de relatos, que Germán portaba y su extraño gemelo no lo hacía.
Dominado por el terror, quedó paralizado, rígido como un muerto, no podía apartar los ojos de ese extraño «yo» que lo miraba sin denotar ninguna emoción. Jamás se había sentido tan incómodo en toda su vida. Tras interminables veinte minutos que parecieron siglos, el tren llegó a la estación y la marea humana comenzó el descenso. Germán Martínez intentó arrimarse a su desconocido «yo», pero la barrera de cuerpos moviéndose lentamente se lo impidió. Alcanzó a verlo en el andén y en un movimiento impensado resbaló y cayó por el escaso espacio de la puerta del vagón. Al rebotar en el andén de la estación, perdió por un instante el libro. Procuró levantarse, pero las piernas y el corazón se lo negaron. Alguien gritó pidiendo ayuda de algún médico que atendiera al accidentado. Mientras la gente se arremolinaba a su alrededor, otro Germán Martínez idéntico tomó el libro de relatos: «En el umbral de Rebeca Mundo» y desapareció entre la multitud.
CARMEN BECERRA GARCÍA

Carmen Becerra (Málaga, 1961) es funcionaria de Salud en Antequera y compagina su profesión con la escritura.
Mujer creativa, comenzó a dar rienda suelta a una afición de juventud: contar historias. Le gusta escribir relatos y microrrelatos por pura afición. Pertenece al Taller Antequerano de Escritura Creativa y al Club de Lectura de Antequera.
En 2024 ha publicado en solitario su primer libro de relatos cortos «En el umbral de Rebeca Mundo».
Ha publicado relatos cortos en La Crónica, El Sol de Antequera y Atq Magazine, así como microrrelatos en el diario Sur. Ha colaborado en varias antologías de relatos, entre ellas Primer libro de relatos (2018) y Escritos del atardecer (2022), del Taller Antequerano de Escritura Creativa. Entre 2015 y 2022 también participó en una antología de microrrelatos en ocho volúmenes independientes publicada por el Círculo Cultural Bezmiliana.
Entre los galardones y menciones que ha recibido destacan, por ejemplo, el primer premio en el Concurso de Microrrelatos «EN13» (2024) o la publicación de un microrrelato por Diversidad Literaria y otro por parte del Ateneo de Málaga, en su especial dedicado a Halloween. También obtuvo el segundo (2020) y el tercer premio (2018) en el Concurso de Relato Corto Ochavada (Archidona), el tercer premio de Relatos y Fotografía-Poesía Centenario El Sol de Antequera (2018) y fue finalista en el VI Certamen Literario María Carreira (Antequera, 2018).