‘Entre líneas’ | Por Carmen Becerra G.

Miro hacia el horizonte mientras el azul aterido y frío del mar, oscurecido por la noche, relaja mi respiración y tensa mis músculos. Hay una línea profunda que marca la dirección de la mirada donde fluye la profundidad. Es extraño. Una sensación contrapuesta se da al mismo tiempo. La línea me permite guiar la dirección de mis ojos a través de caminos definidos. A veces es difícil seguir contemplándola. Pero hoy la familia se reúne y la línea pasará entre ellos, creando momentos gloriosos. Reiremos, disfrutaremos del sol, de la arena, de los juegos de los pequeños y de las comidas especiales preparadas para la ocasión.

Capto movimiento en mi lado izquierdo, a cierta distancia. Mientras observo cada enredo de espuma salada y pegajosa que dejan las olas en la orilla, muevo la cabeza hacia lo que me ha perturbado. Un hombre se ha arrodillado cerca del agua, junto a la línea que divide su mundo y el mío. Me mira. Su rostro es una máscara inerte.  Quizás un reflejo del mío. ¿Parece colarse furia en su expresión? No, serán los pequeños brillos rojizos que se muestran ya desde el horizonte. Vuelvo la vista al frente. Percibo un tenue ajetreo de manchas, pero no les hago caso. La línea se  hace dominante con más fuerza. Puedo identificarla detrás de aquel hombre que divide la escena en dos: cielo y agua ó entorno y acción. Y me pregunto: ¿Qué tipo de línea es esa?

Un sol color cobre que empieza a oxidarse sube desde el fondo, con calma, sin prisa. A punto de salir. Es un espectáculo hermoso. Sólo lo pude contemplar cuando aterrizamos por primera vez en la tierra. Ojalá la fortuna, o lo que diablos rija ahora nuestros días, nos acompañe favorablemente. Mi mirada se ha centrado en la línea vertical que marca los árboles, los edificios y si tengo que levantar o bajar la cabeza. 

Veo a la muchedumbre llenar una zona acordonada de la ciudad. La actitud hostil crece densa y tangiblemente en el ambiente. Van vestidos con túnicas de materiales que escapan a mi comprensión. Son colores extraños y mágicos por lo que resulta difícil fijarse en nada más a su alrededor. La línea los persigue en diagonal, es atractivo su encuadre. Observo cómo  todos los clanes propios y extraños se encaminan hacia una línea inclinada que parece indicar el descenso de las metalizadas naves espaciales que centellean con luces blancas, apoyadas ya en el suelo, algunas tripuladas y otras no.

Aún continúa la diminuta línea en el horizonte al atardecer. Capto el mar más espeso, más sombrío, más viciado que cuando lo observaba bajo la luz del amanecer. La temperatura sigue descendiendo. Se oyen a lo lejos los crujidos de las tormentas que tensan mi respiración. La furia marca sus tentáculos en mi rostro. Ya puedo soltar la máscara que me han forzado llevar. Anhelo llorar hasta quedarme seco. Me mantengo rígido, paralizado. Todas las líneas convergen en mi cerebro. Son momentos oscuros.

Anhelo quedarme en la tierra. No quiero comenzar una nueva  colonización en otro  planeta, pero mi visión robótica me obliga a desconectar mis circuitos. Me

pregunto si debo hacerlo como un robot o como un ser humano. ¿Significa esto que he seguido una línea equivocada?

 

Carmen Becerra García. (Málaga, 1961). Residente en Antequera. Administrativo. Funcionaria Pública (Hospital).

            «Gracias a mi inscripción en el Taller de Escritura Municipal de  Antequera, y en la actualidad en el Taller Antequerano de Escritura Creativa,  comencé a dar rienda suelta a una afición de juventud: «Contar Historias». Apasionada de la lectura y la escritura. Y miembro del Club de Lectura de la Biblioteca de Antequera».

—Desde entonces, varias publicaciones de relatos en La Crónica de Antequera, El Sol de Antequera y microrrelatos en el Diario Sur de Málaga.

—Colaboración en el Primer Libro de Relatos  2018 y en un segundo: Escritos del  Atardecer 2022 del Taller Antequerano de Escritura Creativa.

Desde el 2015-2022 he participado en una recopilación de microrrelatos de diversos autores en siete libros (volúmenes independientes) del Circulo Cultural Bezmiliana.

Publicación de un microrrelato en el Colectivo Diversidad Literaria.

— Segundo Premio 2020 y Tercer Premio 2018 del Concurso de Relato Corto Ochavada (Archidona).

— Finalista en el VI Certamen Literario María Carreira 2018 (Antequera). 

— Tercer premio de  Relatos y Fotografía-Poesía Centenario El Sol de Antequera-2018.

«La vida está llena de instantes que merece la pena contar. Encended la tenue luz de la vieja lamparilla y aventuraos en el mundo de las pequeñas historias».