La fragancia del recuerdo | Por Juan Manuel Ruiz Cobos

Un sólo ejemplar de estos sobre los que les escribo hoy, ya merece una buena pausa, si se trata de cuatro como los que se concentran en la recoleta Plaza de las Descalzas, el asunto se vuelve aun más recio. Vamos a lentear pues, en torno a estos extraordinarios Magnolios (Magnolia grandiflora).  | Juan Manuel Ruiz Cobos

Leyendo al Maestro Salvo Tierra girando en torno a su Carmen, mientras amorosamente le hablaba de Driádia y nuestros árboles urbanos me vino a mi renqueante memoria,  el amor que en su día, Oscar le confesó a estos insignes ejemplares de su ya plaza. Él que vino desde América junto a su amada Yolanda, una vez que se acomodaron habitacionalmente frente a los árboles, no tardó mucho en establecer con ellos una mutualidad que en alguna ocasión me confesó. Docto como era y paciente en la tenacidad, logró atención para ellos desde el Consistorio, unos árboles que le recordaban su infancia y  para los que únicamente clamaba poder ofrendar anualmente una flor. De esta forma, con cultura  y a diario, con sus  arreos para la precisa labor y en horas del silencioso amanecer, se destinaba al lenteo y cuido  de sus protegidos magnolios, toda una proclama de amor sincera, de la que  sólo ellos supieron y trataron. 


Influido por el jardín que tuvo el palacio consistorial de los Remedios, muy posiblemente esbozado o informado por Prieto Moreno en sus antequeranas incursiones, este de la plaza de las Descalzas, se consolidó como un jardín de crucero abierto en la plaza. El (buxus sempervirens) narraba los cuatro parterres que, hilvanados por la fuente central, dieron ritmo y cuerpo a una encantadora plaza. En ella, en cada uno de los parterres, al igual que el patio consistorial, se  ubicó un noble y señorial magnolio. Un árbol que bien merecerían otras muchas calles y espacios antequeranos. Estos cuatro ejemplares en particular tras varias intervenciones en la plaza, han seguido siendo el armazón de la plaza, ofreciendo todo un compendio de confortables y maravillosos servicios.  

El árbol de las magnolias, es un género que se remonta a más de 3 millones de años de antigüedad,  al que el botánico y monje frances Charles Plumier, a finales del s. XVII describió y dedicó a un compatriota suyo, originario de Montpellier: Pierre Magnol. Magnol, Médico de profesión y botánico de “afición”, sostuvo un importantísimo bagaje en la faceta de investigación y taxonomía vegetal. A él entre otros hitos, se le atribuye el concepto botánico de familia, sobre la que se edificó la forma de clasificación natural que aún hoy día empleamos. El epíteto específico grandiflora proviene de los términos en latín grandis y flora,  una leñosa con flor de las más antiguas de la Tierra,  que puede llegar a sumar hasta  20 cm de diámetro, de gran belleza e inexplicable fragancia por escueta.   


Siendo originario del Sudeste de Estados Unidos, ha sido un árbol muy bien integrado entre nuestros espacios verdes y sobre todo en jardines con una especial consideración. Un árbol siempreverde que en estado adulto llega a alcanzar los 30 metros de alto y con una proyección de copa entre los 5 y 8 metros. Todo un “señor” para un viario o espacio que se precie.  Los nuestros, en el caso de los presentes en la plaza de las Descalzas, ante la ausencia de Oscar desde hace tiempo, vienen renqueando y bien merecen de una mirada que los socorra para que en tiempo y constancia, retomen vitalidad y sigan proveyéndonos de sus maravillosas estampas y beneficios.  Y con estas mal hilvanadas palabras, me acuerdo de esta insigne pareja que tuvimos la suerte de abrazar como dos antequeranos más. Ellos, disfrutones de nuestra Ciudad, también lo hicieron de sus destacados árboles y sus magnolios en particular. 


Juan Manuel Ruiz Cobos es un experto en Jardinería con más de 30 años de experiencia en el diseño, creación y mantenimiento de espacios verdes urbanos. Director técnico de Jardines de Icaria y presidente de la Asociación Multisectorial de la Jardinería Andaluza. Ávido de conocimientos y actualización de técnicas tiene una extraordinaria formación en Infraestructuras Verdes Urbanas. Apasionado de la lectura y de Antequera, de su historia y de su desarrollo como ciudad, de sus costumbres y de su patrimonio cultural, artístico, paisajístico y gastronómico. Gran conocedor, amante y defensor de su pueblo, al que lleva siempre donde quiera que vaya. |
Foto: El Correo de Andalucía