Cultura de Vino | Carmen Aparicio
En mis artículos habrán podido observar que no soy escritora, ni periodista ni nada que se le parezca. De hecho, soy bastante desordenada en este aspecto. Lo dejo por escrito para que sepan que no van a recibir fascículos semanales que sigan un orden. En esta ocasión todo viene a hilo del artículo de mi gran amigo Juan Manuel Ruíz, donde me dedica unas bonitas palabras y es que de alguien como él no puede salir otra cosa que poesía.
Les puede parecer que esto ya pasa unos límites, pero igual que podríamos maridar el vino con música, porque cada vino nos puede influir de forma diferente según con la melodía que lo tomemos, las personas tienen su vino.
Por ejemplo, para mí Juan Manuel Ruíz sería una Manzanilla, pero no cualquier manzanilla, sería los Caireles en Rama, es arraigado a la tierra, transmisor de lo que siente por su entorno, “resalao” cuando lo veíamos cantando en la Chiriparsa, intenso en sus reflexiones.
Con esta entrada lo que quiero es que cuando tomen una copa de vino, sean capaces de ir más allá, que ingerir una bebida fermentada.
El otro día sin ir más lejos, tomé un vino, “Sobre Pieles” Bodegas Colonias del Galeón (Sierra Norte de Sevilla), un vino blanco de uva Viognier, macera con sus pieles y hace crianza con sus propias lías durante 6 meses en roble francés. Una leyenda en la botella decía así “La elegancia se bebe por la piel” . Con tan pocas palabras no se podría describir mejor este vino. En nariz floral, cítrico y con un fondo tostado, en boca una entrada tentadora, sorprendente al principio, incluso podría decir que dudas, para dar paso a una elegancia y sedosidad que te cautiva. No me digáis que no conocéis a alguien así, seguro que mientras leéis estáis pensando en esa persona.
Hay vinos que te impresionan, al igual que el anterior, me ocurrió con Magnético. Esperas una cosa y te encuentras algo muy diferente pero muy grato. En esta ocasión la bodega lo describe como una Garnacha al Sur del Sur, pero con una gran atracción por el norte. Ya, esta descripción nos da pistas sobre lo que nos vamos a beber. Un vino tinto elaborado sólo con variedad Garnacha tinta de la Axarquía Malagueña, “EL SUR”, pero muy fresca, con una acidez y mineralidad que no esperaríamos en un tinto. Totalmente sorprendente, no me extraña que ya le hayáis puesto nombre también a este vino
Terminaré con un vino de Huelva, pero igual que sus predecesores, no me dejó impasible. Bueno, más bien son dos vinos. Uva Zalema, la reina de las uvas en Huelva. Un mismo vino, con dos crianzas diferentes, dos vinos diferentes. Aquí me viene la famosa frase de “ criados igual, en la misma casa, y no se parecen ni en blanco de los ojos…”. Garay Bleu crianza en roble francés, fruta madura y cítricos en nariz, en boca untuoso, sedoso, largo y salino. Garay Red crianza en roble americano, plátano y coco al olfato y en gusto, seco, envolvente, estructurado. Misma base, pero no el mismo resultado. La madera aporta a cada uno notas en nariz y boca que hacen que nada tengan que ver entre ellos. Todo un regalo para los sentidos. De nuevo, sin querer le hemos puesto un nombre a los dos.
La magia existe, cómo de un pequeño fruto podemos sacar auténticos elixires. Recordad que el alcohol debe tomarse con moderación y que siempre va de la mano de unas buenas viandas.
Larga vida a los vinos que nos recuerdan a los nuestros, a los que nos acompañan en este largo camino llamado vida.
Os espero para más y mejor.
Carmen Aparicio | Cultura de vino / para ATQMagazine