David Sancho un embajador de Antequera en el mundo del Arte

«Un foráneo en el paraíso» | atqmagazine

Acudió a mi cita para tomar un café en su tierra natal, en Antequera, donde viene frecuentemente desde Málaga a poner en práctica cotidiana el querer a su familia y a sus amigos de siempre.

Lleva consigo en su mochila de vida, invisible pero bien repleta de logros, un curriculum artístico sobresaliente en el que figuran decenas de premios, menciones de honor e innumerables selecciones. Con más de cien exposiciones colectivas, y treinta y seis individuales realizadas ya en nuestro país y en otros.

Le precede también el marchamo de que su obra es adquirida continuamente por grandes instituciones museísticas y entidades de prestigio tanto públicas como privadas de España y fuera de ella.
Hay en su catálogo cientos y cientos de obras que seducen el ojo y la mirada.

Como no soy yo un entendido en arte, tan solo un espectador disfrutón, dejo para los expertos que desgranen sus claves artísticas. Pero tenía interés en poner en evidencia el atractivo de sus cuadros y la acogida de miles de seguidores por el mundo que están pendientes de este pintor criado en Antequera.

Me gusta este cuadro de David, a mis ojos les gusta ver luz, alegría, estremecimiento sonoro, silencios… el recuerdo de espacios vividos, pintados en «inexacto», en versión de autor. Al mirarlo, la música se activa ella sola en la cabeza de uno. ¿Te imaginas escuchando dentro de ti el Bolero de Ravel o la suave música del piano de Yiruma en esa emocionante fusión de los sentidos?. Mientras lo miras, caben todos los estilos musicales para que tu mente vuele libre en la saudade. | ChLL.

Templete del Jardín Botánico La Concepción, Málaga

David, ¿Quién es tu referente en la pintura?
Sí. Hay un referente de la pintura en mi juventud, es un pintor antequerano del cual aquí no se habla mucho siendo muy importante en su trayectoria artística. Es Alfonso Albacete.
Yo tendría catorce quince años y en la Biblioteca en una revista en blanco y negro que era de cultura, (Lo único que había en color entonces eran las pastas, porque en aquella época no se imprimía en color en la prensa. Incluso hasta la mayoría de los catálogos eran en blanco y negro, porque la cuatricromía era carísima y poco utilizada en este tipo de ediciones), en una reseña se mostraba un cuadro de un tal Alfonso Albacete que había hecho una exposición individual en el Reina Sofía, con varias series de su obra. Era, como he dicho en blanco y negro, pero yo vi ahí unas pincelas largas… era figurativo… Me llamó muchísimo la atención.
Entonces, aquí en Antequera, había una librería en calle Carreteros
. Le enseñé la reseña a una mujer que regentaba el establecimiento. Yo no sé cómo yo tuve la intuición de ir a aquel sitio. Entré pregunté si tenían algún libro de arte de este hombre. Al ver su foto y su nombre me contestó la dueña de la librería. «pero este hombre es mi primo, este hombre es de Antequera». Total que me contó que con 4 o 5 años, creo, se fue a Levante. Aunque parece que venía algunas veces por Antequera, pero realmente nunca estaba aquí viviendo. A no ser de niño, que yo sepa.
Ella empezó a indagar, me dijo que volviera en unos días hasta que me consiguió un catálogo que sí era en color.
Muchas de las cosas que yo hacía desde ese momento, así libres, estaban muy en la línea de él. Mucha obra mía lleva influencia suya, porque cuando yo le veía aquellos verdes y aquellos celestes,…¡!
Eso es lo que yo luego me encontré en Inglaterra.

Te he escuchado alguna vez en la radio comentar que descubriste el color en Inglaterra. Me resulta paradójico que en esos lugares climáticos de penumbra descubrieras el color. Si no me lo explicas pensaré que es una boutade.
Pues creo que lo vas a entender. Yo había ganado una beca en Cheltenham, Inglaterra. Allí se aprecian otras intensidades de colores, pero aquí no, porque aquí el sol es tan fuerte que quema todos los términos medios.
Yo he hecho siempre fotografías, muchas, incluso en blanco y negro, y tengo premios en una etapa de mi vida… Bueno, pues, cuando tú vas allí a un parque, como no hay una luz tan fuerte, lo que tú ves, es luz de sombra y penumbra. O sea, ves los tonos que no se suelen ver aquí. Al hacer esas fotografías intenté pintar lo que estaba en esas imágenes y acostumbré mi paleta a pintar lo que estaba en esa imagen. Y fue cuando empecé a utilizar el color sin filtro.
Además, recuerdo que en los espacios maravillosos que nos asignaban a los estudiantes y el acceso al economato de materiales empecé a ver y utilizar acrílicos porque yo antes pintaba al óleo. También vi allí a compañeros que estábamos en el mismo espacio usando esos colores, que eran propios del pop. Colores rojos, amarillos, gama de verde… Eran colores de otra línea de enseñanza, porque a mí me enseñaron con la paleta clásica castellana, que son los ocres, el azul, el rojo…
Se me abrió el mundo. Aquello fue un descubrimiento desde el primer momento, aparte de que para mí el sitio aquel fue como una puerta abierta al horizonte.
Entonces eso es lo que yo me encontré en Inglaterra cuando yo vi allí aquellos botes de acrílico y lo que hacían con ello allí… Y bueno, pues eso. Y por eso digo que yo descubrí el color donde no lo había.



¿Y esa forma de captar y tratar el color es una reminiscencia de entonces que llevas en tu pintura actual?
Hombre, yo creo que sí. Eso marca en algún momento para siempre. Al igual que la influencia en mí de la pintura de Alfonso Albacete.

¿Puedo imaginarte de pequeño como un niño pintor?
Tanto como un niño pintor, no; pero yo desde que me recuerdo de niño he dibujado. Tenía entonces 8 años y en casa de un amigo que su padre era restaurador vi por primera vez los tubos de óleo. Él me explicó para qué servían. Me acerqué a la papelería que estaba en la calle Estepa, donde hoy está ‘Piobiem’ y recuerdo que el primer tubo de óleo que compré era rojo.
Años más tarde empecé, como todos, haciendo cositas de Antequera, haciendo… intentaba emular obras que eran de aquella época. Aquí también había un pintor al que yo empecé a ver en directo, que era un pintor clásico, muy de corte del 19 y este hombre tenía cuadros de vistas de Antequera. Claro, a mí me parecía aquello genial…
Cuando era joven descubrí un sitio donde se exponía, que era la antigua sala de la Caja de Antequera. Un día estando por allí, por aquella calle, vi una escalera que conducía a una planta y vi un caballete con un cartel puesto. Y como me metía en todos los sitios…fue allí donde empecé a ver cuadros en directo y a enriquecer mi afición.

¿Cuándo decides hacer Bellas Artes? ¿Fue por simple orientación de estudios?
No. Por fuerza de voluntad. Porque yo estuve en aquel momento hasta los trece años en la EGB, pero a mi no me gustaba aquello y entonces ya sabías que o estudiabas o a trabajar. Y me metieron a trabajar en la empresa. Luego me reincorporé a seguir estudiando con 15 años, empecé graduado…, todo era de noche porque yo en aquella época estaba en la empresa familiar, en Sancho Melero. Hice el BUP de noche también. No eran épocas fáciles para mí en los estudios, mucho menos trabajando, así que me llevó más tiempo de lo habitual y entré en la Universidad por mi insistencia en ello a través de las pruebas de acceso para mayores de 25 años. Sí, mi vocación mandaba y dejé el trabajo para irme a Bellas Artes a Sevilla.



¿Cómo sigue tu trayectoria?
Acabé con treinta años, en el 96, pero el mismo año me dieron una beca para un curso en Castilla La Mancha y una vez allí me ofrecieron exponer en el Museo de Ciudad Real y en Toledo.
En noviembre, también con un grupo de compañeros del curso fui a Madrid con mi blog de fotografías de mis cuadros a tocar las puertas de las galería de arte. En aquel tiempo jugaban un papel muy importante para los artistas. Entré en una galería y se lo enseñé. Me dijo que sí. O sea, fue todo tan rápido que ya en diciembre del año 96, empecé a exponer en Madrid. Aquella era la Galería de Arte Recoletos. Desde ahí, no he parado de exponer.


¿Tu relación con los galeristas ha sido buena siempre?
No siempre, que va. En esa y otras ocasiones si fue muy bien, pero con otros galeristas, malas. O sea, ha habido algunos que no me han pagado cuadros, que en el desconocimiento y la inexperiencia por ser nuevo se han aprovechado… pero es parte del recorrido de aprendizaje de la vida bohemia de aquella época …
(aquí me cuenta algunos casos que prometían oros y le dieron lloros)
También tuve experiencias con ellos muy buenas y otras que me dieron miedo ante tanto ofrecimiento de internacionalizar mi arte en espacios de ensueño y claro, yo no contaba con asesores para esa decisión… en fin…

Continúa la línea del tiempo, por favor.
Después de ese año en Ciudad Real, Toledo y Madrid, volví a Antequera a resolver lógicamente mi pan de cada día y a apoyar a la empresa en media jornada. Abrí un estudio aquí con dos restauradores de arte en la calle Cantareros.
En el año 97 y 98 me admitieron en la Academia de España en Roma. Iba allí en verano. No paraba de estudiar e intentar aprender estilos, formas… hay otros sitios donde aprendí muchísimo, muchísimo, muchísimo, sobre todo del paisaje, del pintar en directo… Bueno, ahí sí que me enseñé a pintar, que eran los cursos de paisaje de Priego de Córdoba.


¿Priego de Córdoba?
Aquello era célebre. Bueno, pues allí iban gente de muchas ciudades, gente de Sevilla, de Madrid, de Valencia, Granada… Entonces claro, cada uno llevaba su propia escuela. Porque a ti el que te da clase, en parte te proyecta su sello, pero había siempre una confluencia de gente de otros sitios y de diferencias, que me enriquecía mucho. Estuve dos o tres veranos.

¿Cuándo decides irte a Málaga?
En el año 2000, decido comprar un piso en Málaga, mi padre muere en el 99 y es la vida quien te lleva a andar de nuevo otros caminos. No me fui a vivir hasta el año 2003. Allí conocía a pintores y podía enriquecer mi trayectoria.

Algunos de tus cuadros me gustan mucho y me fascinarían en formato más grande, como es el caso de la serie del Jardín de la Concepción. ¿Siempre pintas en formato medio?
Casi siempre…, hay veces que no, pero el formato que más uso es un metro por un metro. Sin embargo en 2017 inicié una línea de creación de cuadros complementarios que permiten conjugar piezas logrando efectos de gran formato.

Ah, sí, he visto algunos. Es una línea muy interesante. He visto, el homenaje a Durero engastado (uso esta palabra porque un cuadro es también una joya) en otras piezas.
Mira aquí, en este catálogo hay algo, mira. Creo que te refieres a la serie del homenaje a Durero. Es una composición con «Eva en el Paraíso». Eran dos piezas de un díptico. Bueno pues a estas dos piezas y yo le metí en medio esta. Con Adán jugué una composición parecida.

¿Las técnicas que utilizas…?
Acrílico y collage.

¿Siempre las mismas?
A ver, mira, yo sé que el óleo es la técnica, pero claro tarda tiempo en secarse, el acrílico es casi inmediato. Yo rara vez pinto con un boceto previo y voy a lo que fluye dentro de mí. Entonces claro, tiene que ser con un material que seque pronto, si no no puedo. Pero claro, pero el óleo es… las características del óleo son únicas.

¿Trabajas todos los días?.
Bueno, a veces sí, y a veces que no.

¿Pero eres disciplinado contigo mismo?
Sí, eso siempre.
Yo lo que no hago nunca es quedarme por la noche pintando. Hay mucha gente que lo hace, pero yo solo lo hice una vez cuando estudiaba en Sevilla, con los compañeros de piso. Hicimos un mural, pero no, no. Yo es que tengo horarios de empleado de fábrica desde los 13 años. Tengo esa mentalidad. Que no sé si será buena o mala, pero bueno, es mi forma de entregar mi tiempo.

Con Antonio López.



¿Te sientes orgulloso de ser Antequerano y llevas por ahí fuera el orgullo de decir «yo soy de Antequera»?.
Claro que sí.



Caes muy bien fuera de aquí… lo noto en comentarios en redes sociales.
Hay muchos sitios en los que me tratan maravillosamente bien. Y me llaman para trabajar, para exponer…

¿Y aquí te sientes querido?
En general sí. Es que yo tampoco voy buscando ni espero el aplauso, ese reconocimiento sí o sí. No soy un hombre famoso que tenga que ser acogido por las masas. Como cualquier persona tiene sus adeptos y sus contrarios. Una de las claves del fracaso podría ser tratar de agradar a todo el mundo.

¿Cómo definirías el valor de tu pintura?
Yo creo que llega un momento en el que tengo una identidad plástica, tengo un sello plástico propio. Fue el mismísimo Antonio López, en un curso que impartió en Melilla al que asistí, quien me dijo que tenía una identidad muy clara, que mis cuadros se distinguían, que era yo.
¿Cómo la definirías?
Mi pintura es viva. Hombre, yo la veo optimista. Yo la veo… bueno. A mi no me interesa el drama, quiero…
A mí me gusta todo lo que tenga vitalidad. Tampoco me interesa a día de hoy la pintura social, creo que el arte no tiene que ser un panfleto político. Nunca me interesó lo que se lleva hacer. Lo «de moda» del momento. Hay épocas en las que lo que se lleva es un tema y una forma de hacerlo. En todas las décadas ocurre.


¿Entiendo que no es que vayas en contra sino que te sitúas en paralelo al margen de modas artísticas?
No, no, es que es algo a lo que yo me niego. Yo soy un rebelde siempre. Es que digo que no, vamos. Eso ya es por sistema. Claro, eso es lo que me ha llevado un poco a ir por libre; cosa que no siempre viene bien, porque te quedas fuera de muchas cosas que se hacen. O sea, si no estás en lo que se considera moda, igual no estás en todos los sitios, pero vamos, es el precio que pago con gusto para ser yo en mi obra.



¿Hay alguien en el mundo ahora mismo que tú digas este pintor me encanta o esta pintora me encanta?
Hombre, hay muchos pero no sabía decirte ahora. Insisto en Alfonso Albacete, siempre es una pintura que admiro.
¿Y de otros tiempos?
También muchos, pero me llena Joaquín Sorolla. Y hay otros estilos que también… cada vez entiendo más el arte barroco y toda la espiritualidad del arte. Incluso el arte indígena, el arte precolombino. A mí me parece que es de una belleza y una singularidad…

No sé por qué, pero me da que te gusta también Gauguin
Por supuesto.
Bueno, David, enhorabuena por tu arte. Espero no haber desdibujado «esta mirada al cuadro en perspectiva de una parte de tu vida artística».
…Y si falta «algún color en mi paleta»…regálamelo tú.

Algunas notas de su vida artística

David Sancho es Académico Correspondiente de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera.
Se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla en 1996.
Completó su formación en diferentes talleres desarrollados por una variedad de maestros de la talla, por ejemplo, de Antonio López, Andrés García Ibáñez, Víctor Chacón, Concha Hermosilla, Antonio Zarco…
Amplió su formación a otros aspectos del espectro artístico en talleres vinculados con el Comisariado, la Museografía, Diseño Gráfico… a través de la Facultad de Bellas Artes de Málaga.
En su formación y exposiciones ha recorrido gran parte de países de Europa, así como Marruecos.
En 2023 colaboró con la Fashion Art Institute.
En 2022 participó en el ‘Velamar Riviera Colony Art 2022 en Croacia. También en ese mismo año en la ‘Plein Air Nova Zagora’ en Bulgaria.
Artista en Residencia en Sint Michielsgestel. Eidhoven, Holanda (2021).
Invitado como artista español en el 8º Festival de Poesía y Artes Plásticas de Guercif (Marruecos).
Itinerante por las provincias andaluzas en el programa de Canal Sur ‘ Al otro lado del Estrecho’.
Beca de Artes Plásticas Passau-Baviera; Invitado en la Academia de España en Roma por dos años consecutivos, para realizar estudios de Pintura Contemporánea Italiana.
Con una amplia y dilatada trayectoria como pintor ha participado en numerosos certámenes de toda la geografía nacional obteniendo numerosos premios.
Cien exposiciones colectivas y 36 individuales le han llevado a exponer su obra en las paredes de museos y salas de arte de muchas ciudades y países.
Su obra está cologada en diferentes museos y colecciones. Desde la Colección Unicaja de Arte Contemporáneo, en el Museo de Arte Contemporáneo de Toledo, en la Academia de España en Roma, en la Galería Museo de Nueva Zagora en Bulgaria, en el M.A.C. House Museum of Contemporary Art- Leusden, Holanda, en el Instituto Cervantes en Fez, Marruecos o en la Colección de Arte ‘Velamar Riviera Colony Art’ en Croacia. También en el Fondo Artístico de la Casa Natal de Juan Ramón Jiménez en Moguer, Huelva y ¿cómo no? en la Real Academia de Artes Nobles de Antequera.

(ver curriculum artístico versión completa)

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