Felipe

Cuando llegué a Antequera vi en casa de un amigo un boceto de un retrato a carboncillo que me llamó la atención. El autor era Felipe Sánchez.
La casualidad me llevó en los días siguientes a ver otros cuadros suyos colgados en instituciones y casas particulares. En las primeras, las instituciones, cuadros de empaque señorial que retratan personajes ilustres propios de solemnes salones monumentales. En las segundas, en las casas particulares, cuadros de estimables personas que reflejaban su lado familiar cotidiano y cercano, pero con igual solemnidad y señorío en la entrega de su trazo. Bodegones, paisajes…
Me han hablado de un coleccionista en Bilbao que atesora obra de Felipe Sánchez y posee ya casi cincuenta cuadros pintados por él.
He tenido la suerte de haber realizado decenas de entrevistas de tú a tú con personas muy importantes en el mundo del arte y al principio eran reacias a ser entrevistados por alguien que no estaba en el prime time de la tv. Se mostraban con un caparazón de suspicacia que frenaba el inicio de nuestra conversación hasta que veían mi buena intención de saber cordial. Entonces empezaba a fluir la confianza. No es habitual ser recibido de primeras con su empatía. Es otra muestra de su grandeza. Conocerle un poco más ha sido para mí un privilegio que agradezco enormemente.

José Escalante, director del Museo de la Ciudad de Antequera y Director del Archivo Histórico Municipal, afirmó sobre Felipe:

«Nos encontramos ante un pintor excepcional, uno de esos grandes artistas que dejan huella, que marcan un estilo. A Felipe Sánchez nadie lo enseña, nació con el don. Es un creador nato con sus pinceles, transmite su visión del mundo que le rodea, retratista, paisajista, prácticamente domina todas las facetas del noble arte de la pintura.
Es Académico de Honor de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, a iniciativa de su refundador, el humanista don José A. Muñoz Rojas, con el que además de contar con su amistad, era un entusiasta admirador de su obra.
Felipe es un insuperable retratista, que capta psicológicamente al modelo y nos transmite con sus pinceles la idiosincrasia del personaje representado, nadie como él sabe captar esos rasgos que hace únicas a las personas y que con una simple mirada nos trasmite una perfecta descripción de su carácter. En cuanto a las técnicas las domina todas, aunque destaca en el uso del pastel y por supuesto el óleo».
 | José Escalante

Felipe, cuáles son los rasgos que definen su estilo?
Yo pinto. Que cada uno vea en mí obra lo que crea. Algunos me definen como pintor realista, pero yo no me encuadro exactamente ahí.

¿Qué artistas de la Historia le inspiran?
Me gusta especialmente Velázquez, maestro de los impresionistas franceses desde su «alla prima» y artista fundamental en la Historia de la Pintura de todos los tiempos. También me gusta mucho Rembrandt. Para mí son los iconos. Rembrandt tiene una luz potente y Velázquez para mí es el no va más de la pintura. Pero me gustan muchos: El Greco… ¿Y cómo voy a despreciar a Murillo y a tantos otros genios de la Pintura?.
Velázquez era un avanzado en su época. Hablamos de mil seiscientos y pico y ya cualquier cuadro de Velázquez expresa una pintura muy fluida, de trazo limpio, con esos tonos de la época pero muy limpios. ¡Vamos, yo disfruto especialmente con la pintura de Velázquez!. A mí se me han saltado las lágrimas al ver las Meninas en el Prado. Cuando voy disfruto mucho, me he visto dentro de esa composición tan buena del cuadro. ¡Una maravilla!.


¿Hace fundamentalmente retrato ?
Sí, bueno, estoy terminando uno. Pinto paisajes, bodegones, figuras, retratos por encargo. La figura me gusta mucho, femenina y masculina.



¿Qué técnica utiliza, acuarela, pastel, carboncillo?
Yo uso más que nada el óleo y trabajo en lienzo, en lino, que para mí es lo mejor que hay. La acuarela la he tocado, no se me da mal, yo siempre digo que la acuarela es tener buen dibujo, porque tienen que ser muy simples los toques para dejar el blanco del papel. No es lo más fuerte en mí, pero hay algunas acuarelas mías por ahí.

¿Su gama cromática?
Los azules y grises definen mis obras, sobre todo azules y su gama, son los que más disfruto.

¿Siempre formato pequeño?
No siempre. Hago distintos tamaños, Ahora estoy haciendo uno de metro y pico, depende cómo vea lo que quiero pintar.

¿Elige siempre lo que quiere pintar?
Cuando no son encargos, tengo esa libertad, es cuando más disfruto. Lógicamente un retrato de encargo también me satisface, pero estás adaptando tu arte a la persona que es, a los rasgos que puedas captar…, la forma de no verme encorsetado es mi escapatoria artística. Me gusta ver y observar a la persona, no por fotografía. Me gusta hacer al menos algún apunte al natural y conocer a la persona porque le sacas más partido. Luego te dejan alguna foto, pero yo necesito varias sesiones para un retrato bien acabado y alguna sesión de presencia. No se trata de copiar, hay que descubrir algo de esa persona más allá de lo que el ojo ve, lo que transmite.

¡Y bien que lo consigue!. Los retratos que yo he visto están vivos y cuentan algo en sus rasgos. Expresiones que no parecen copiadas, parece que has encontrado algo en sus caras que hablan como son.
Si simplemente te dan una fotografía es muy frio, a una foto le falta el tono vital en la mayoría de los casos. Si puedo conocer a la persona le saco más partido, sin duda.


¿Es sorpresa o planifica cuando empieza?
Es complicado que se comprenda quien no lo ha vivido así. Cuando voy a hacer un cuadro ya lo llevo pensado, después es plasmarlo y habrá dificultades al hacerlo pero ya lo tienes visualizado en el lienzo.

Sitúese mentalmente en su momento de creación¿Cómo es?
Tiene su momento y no todos son iguales, cada uno es parte de esa trama artística indescriptible, mágica. Yo siempre he dicho que esto no es como algunos trabajos que puedes interrumpir y continuar. Sigo mi propio rito. Yo entro en el estudio, me pongo algo de música, aunque sea capaz de ponerme a pintar, trato de convocar a mi inspiración y hay momentos en los que incluso hay que dejar de pintar porque ves que no estás bien para ese momento. Sin embargo hay otras ocasiones en los que sale todo bien y más fluido. La emoción la puedes llevar en cualquier momento; pero hay instantes en los que estás y disfrutas de que estás en lo que querías y sale bien. Por eso es un arte.

¿Es tópico preguntarle sobre la afirmación de que «un cuadro nunca se termina»?
Yo comprendo en vivo esa frase porque hasta para saber dejar un cuadro hay que tener capacidad, sin duda. Porque es verdad que un cuadro puede que no lo consideres terminado nunca. Además tú dejas enfriar un cuadro varios días y cuando lo vuelves  a descubrir siempre piensas que podrías perfeccionar algo. Pero hay que saber dejarlo. ¡Claro, qué quede bien!, pero saber dejarlo. Parece fácil, pero tiene lo suyo, es cierto. No es fácil.

¿Por qué es usted tan bueno
(no me deja que termine la pregunta, ríe y mueve los hombros como pidiendo explicación porque no se cree el adjetivo, parece que le ha pillado de sorpresa la afirmación).
Ríase si quiere. Usted es muy humilde pero es verdad que es bueno y un artista consagrado y reconocido, así que déjeme terminar la pregunta… ¿Por qué es tan bueno?, ¿por sus manos, su cerebro, su alma creativa…? ¿Quién pinta en usted?.
¡Ah!.
No deja de reír, se toma su tiempo y contesta:
Yo creo que está en la cabeza, está dirigido por la mente, evidentemente hay que tener mano y pasión, pero es la mente la que dirige mi proceso creativo.

¿Tiene miedo de que algún día esa mente ya no mande en sus manos o que sus manos no puedan seguir esas órdenes?
Es mejor no pensarlo. Sé que ha pasado en muchos artistas, pero no quiero planteármelo. La vida es polvo y el porvenir viento.



¿Hay etapas en su trayectoria que hayan modificado su línea artística?
Cuando empezaba a pintar era casi fotográfico, quería plasmar la exactitud de cómo era, persiguiendo las sombras, los tonos… osea, fotográfico. Continué en una evolución realista pero no tan exacta y ahora dejo algún trazo por ahí, que vague solo sugiriendo el significado sin explicitarlo demasiado… porque no hace falta más. Lo da la experiencia, el tiempo.

Defenderse en este arte no debe ser fácil, ¿verdad?
Yo he trabajado en el campo, ordeñado vacas, no me arrepiento, me ha enseñado mucho y también he tenido dramas personales que me han tenido retirado durante meses intermitentes de mi oficio de crear.

Hoy en día está usted muy cotizado
Sí pero no es fácil vivir sin sueldo, la vida del artista tiene siempre un riesgo de incertidumbre.
(Le digo que al escuchar esta respuesta me ha retrotraído a la canción de Aznavour, La Boheme: “Y cuando algún pintor hallaba un comprador y un lienzo le vendía, solíamos gritar, con él y pasear alegres por París”…)
Esa sensación de alegría no te la quita nadie. Tampoco la incertidumbre. La vida de un pintor y de un músico, un escultor,…es muy complicada en términos económicos.
Claro es la mía, la que he elegido, pero hay otras que también son inciertas. Una obra de arte no la compra alguien por necesidad, es un capricho… He tenido que vender obras a un precio que no era el suyo por resistir el envite económico, he pasado de todo, regateos…
Yo debo decir que hay que apreciar el arte si lo quieres, sin regatear.


¿Se siente de Antequera?, ¿profeta en esta tierra?, ¿querido?
Me siento muy a gusto en mi ciudad. He pintado muchos cuadros aquí en Antequera, más de quinientos. Y sí, he sentido que se me valora como artista y se me quiere como persona.

Hay fórmula del éxito en la pintura. Es decir, A+B+C lleva al éxito en el arte?
Yo diría que no. No hay una línea que lleve matemáticamente a ello. Siempre son las variables las que definen el éxito de un artista, sus diferencias, sus aportaciones propias y distintas.
Está claro que quien hace copia de Modiglianis, por ejemplo, puede venderlos y sacar partido económico de su técnica; pero es otro tipo de éxito. Y el arte ha cambiado mucho hoy día.



Vamos al código espectador: ¿Hay que saber leer un cuadro?
Inicialmente un cuadro te llama o no te llama. Me encantan, por ejemplo, algunos cuadros abstractos de Fernando Zobel. El abstracto, aunque no es lo mío, también me gusta, he hecho alguno, aunque han sido pocos. La interpretación de un cuadro abstracto no es muy objetiva. Para gustos, los colores, dice el refranero. Sin embargo es cierto que la explicación de una obra de arte por parte de quien la ha creado, aporta algo más a la posible belleza o valor artístico que un espectador pueda ver en ella. Después cuando ves que tus ojos te invitan nuevamente a mirarla, te conquista o no.

¿Donde le gustaría que colgaran un cuadro suyo?
Quizás sea modesto, yo pinto. No tengo ínfulas de eternidad.

Bueno, porque usted no es nada pretencioso, pero yo he visto obra suya en alguna institución muy importante aquí en Antequera como la Real Academia de Nobles Artes o en el Ayuntamiento…
Venga, anímese a decirme un museo en el que le gustaría que hubiera un cuadro suyo, aunque solo sea hablar por hablar.

Hombre, por apuntarte alguno te diré el Museo del Prado, que para mí es la mejor pinacoteca del mundo. ¿A qué artista no le gustaría un reconocimiento así?, pero esa ensoñación es debida solamente a tu insistencia.

¿A quien le gustaría pintar?
A la gente mayor porque tienen una historia y te hablan con la mirada.

¿No ha pensado en otros personajes famosos o ilustres?. Usted ha pintado a reyes, a ilustres y a personas sencillas. Una amiga mía que sabe mucho de arte le define a usted entre otras consideraciones como «el pintor de la realeza humilde y de la humildad real» y dice de usted, que lo hace siempre con «su propio paso y con su propia luz».
No. No me han venido a la cabeza encargos de personajes que, por supuesto, agradezco. Mi aprecio es por la persona. Me has preguntado que a quién me gustaría pintar y habrás observado que la respuesta ha sido muy directa y rápida. Tengo que verle algo, me da igual su condición social y su fama o anonimato. Hay personas que sus rasgos caracterizan un algo, una vida en sus ojos. Las personas mayores reflejan en su cara toda una vida, es un reto poder captar su expresión y plasmarla.



¿Qué sumaría en Antequera para fomentar más este arte?
Preparar una sala permanente para la enseñanza, dignificarla con la continuidad de que sea solo para eso no polivalente con otras enseñanzas. No se puede en este tipo de enseñanza tener que estar quitando caballetes, lienzos, paletas… porque al rato vayan a venir a hacer otra actividad distinta. Una sala exclusiva para la enseñanza de la Pintura, donde maestro y alumno puedan pintar juntos, ver al artista cómo pinta delante de ellos, que pueda dar paso a modelos en vivo y facilite la dedicación de técnicas de enseñanza sin prisas. Un lugar a modo de aula de Bellas Artes con cierta amplitud y donde poder aprender y enseñar.

Me imagino un lugar donde también se realizaran clases magistrales de distintos artistas y sus distintas técnicas y facetas de la creación pictórica. ¡Ojala lo pueda ver!

A propósito de enseñar, ¿usted detecta quién tiene un don?
Sí y se nota. La técnica se aprende, pero la creación no. El estilo va saliendo, si se hacen ejercicios. Yo siempre digo, tómatelo como ejercicio, déjate de pensar directamente en el cuadro bonito. Olvídate por el momento, ya te saldrá. Pero eso no se comprende fácilmente. Se me da bien captar los distintos dones inexplicables de la gente «que tiene algo» para la pintura.

Lo que el gran abogado, escritor y poeta, Juan Alcaide de la Vega dijo de Felipe

Retrato de Juan Alcaide de la Vega realizado por Felipe en Antequera | Junio 2003

«Felipe Sánchez Torres se llama, pero, para el arte a que se dedica, la pintura, es simplemente Felipe, el nombre con el que firma todas sus obras.

Felipe, un día que queda ya un poco lejano, cuando era un niño, con un lápiz en la mano, fue a hacer una cuenta de sumar, de restar, de multiplicar, o de dividir, y su instinto hizo que dejara la cuenta a medio hacer, y comenzó a garabatear un dibujo. Otro día fue a hacer una redacción como tema impuesto por su maestro y no le salieron frases, sino dibujos, que reflejaban muy bien sentimientos que el tema de la redacción impuesta le sugería.
Había nacido un pintor, sin que se diera cuenta nadie, ni él mismo, que obedecía a impulsos de subconsciente o de la, todavía ignorada, disposición genética.
Sin haber salido de la adolescencia dio rienda suelta a lo que sería su vocación irrefrenable, y aportó su colaboración a unas historias de cómic, en la empresa editorial Bruguera. se estrenó ampliamente en componer los gestos del deseo, del terror, de la crueldad, de la bondad, de la malicia, de la cobardía o del atrevimiento, reflejados en los rostros de los personajes de aquellas historias del cómic.
Aprendía, casi sin darse cuenta, psicología, se ejercitaba en la observación y se hizo maestro en el dibujo, para el que estaba tan bien dotado.
Al mismo tiempo, Felipe se dio cuenta de que apreciaba colores y matices de colores, negados para otros, Y resplandores, sombras y penumbras que la Naturaleza ofrece a quien Dios le da el don de una mirada especial.
Fue así como Felipe llegó a ser dueño del dibujo y del color y llegó a la madurez de sus aptitudes artísticas constituyéndose en un buen pintor -¿para qué recurrir a los adjetivos ditirámbicos que nada sustancial añaden-.

Felipe es un buen pintor, nada menos que un buen pintor. Su obra da fe de su dedicación plena y fervorosa al desarrollo de una auténtica vocación a la que no le lleva la vanidad, ni el ansia de figurar, ni ninguna clase de superficialidades, sino la de cumplir, sencillamente, con su destino.

Felipe, maestro en estudios de expresión, dueño del arte del dibujo y del color es un retratista excepcional, equiparable a los mejores, superior a todos los demás -aunque, eso sí, desprovisto de las artimañas y añagazas del «marketing»-.

Sus retratos reflejan facciones, pero también el espíritu y el carácter del retratado. Las gradaciones de la luz resaltan aún más los rasgos físicos de la persona que es objeto de su obra.

Si ha de resaltarse alguna predilección en esa su especialidad en retratar seres humanos, yo destacaría esa pasmosa facilidad que tiene para sacarse de un misterioso fondo que habrá en su caletre, rostros de viejos y de mujeres que nos subyugan con su belleza o su misterio insondable que se asoma a sus miradas, perdidas o ensimismadas.
De Felipe podréis ver algún paisaje, pero sobre todo retratos, estudios de expresión y quizá alguna figura de barro que ha modelado llevado por su pasión artística.

Felipe omite en su obra toda referencia a cualquier vanguardia. Fiel a su veta artística, le place ser un realista a la antigua usanza, aunque a veces se le cuele en su lienzo un acento mágico lleno de modernidad.
Siente reverencia, entre los antiguos, por Velázquez y, entre los contemporáneos, por Antonio López – atento medidor y observador de la luz en cada uno de sus cuadros-.


Juan Alcaide de la Vega | Abril 2012


Felipe Sánchez Torres | Nacido en 1957 en Mataró (Barcelona) | Sus inicios como dibujante fueron en la Editorial Bruguera | Vive en Antequera desde 1976 | Ha realizado retratos de personajes ilustres que están expuestos en palacetes y en instituciones públicas y en colecciones privadas; así como de personas menos afamadas con la misma entrega y solemnidad de trazo | Ha realizado exposiciones y ha sido premiado por su obra en multitud de ocasiones | Ha recibido encargos de Cofradías y para carteles de actos conmemorativos de importantes acontecimientos en la ciudad.

Cuando he conocido a Felipe, además de conocer a una gran artista, he podido comprobar que es una gran persona. Vivo retrato de las palabras que sobre sí mismo decía Machado, porque…
También en Felipe su arte brota de manantial sereno; y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, es, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Carlos L. ATQ| Magazine