Jose Podadera, «el Ara Malikian» del Saxo, en los equinoccios y solsticios de Antequera

Es el artista elegido para dar la bienvenida a las cuatro estaciones del año en Antequera en este 2024 desde lugares emblemáticos de la ciudad.

Ya lo hizo el 21 de marzo en el equinoccio de Primavera en el Postigo de la Estrella y lo hará próximamente en el solsticio de verano, el 22 de junio en plenilunio, en otro de los enclaves monumentales de nuestro Patrimonio Histórico.

La iniciativa es ciudadana, civil y civilizada, sin ánimo de lucro ni de protagonismo por parte de sus promotores, a quienes solo mueve el deseo de aportar una «tesela» más a este «mosaico cultural» maravilloso de Antequera.

Demostró su virtuosismo instrumental y artístico, José Podadera, una vez más en su carrera, en esta ocasión en un escenario espectacular, el Postigo de la Estrella de Antequera, (un lugar único en el que -si sabes escuchar su silencio- es uno de los «no va más» de la serenidad y de la evocación histórica; entre murallas de otro tiempo cuyas piedras te hablan de sabiduría y de paz, si pones tu atención en ello), para dar la bienvenida a la Primavera y saludar sus efectos sobre el bienestar y la felicidad.


‘Clandestino Solo Saxo’ fue una actuación informal; eso sí, con todos los permisos en regla. Y abierta al público con acceso libre (maravilloso público, por cierto).

Podadera interpretó temas conocidos como Dance Monkey (de Toni Watson, más conocida por su nombre artístico, Tones and I); Hallelujah (de Leonard Cohen); Imagine (música de John Lennon y escrita por Yoko Ono).
Quiso también regalarnos, este gran músico, El sitio de mi recreo de Antonio Vega, para recordarnos que estábamos en uno de esos lugares donde uno se encuentra a gusto física y espiritualmente y por el que tantas veces había transitado en su adolescencia. (quizá rememoraba también algún momento especial bajo la «puerta de los besos», símbolo de encuentro entre distintos, de este postigo que enamora).
Nos deleitó con algunos temas suyos, preciosos, y alguna alegoría universal desde esta caja acústica que embriagaba al público en el sonido natural y envolvente del eco de la Historia.

En un momento determinado, inesperado, cuando en su saxo sonaban lentamente unos acordes mágicos… él recorría entre el público lentamente cada metro cuadrado de este espacio único, regalando sus notas a diestro y siniestro hasta llegar – casi a cámara lenta – al lugar donde estaba su padre, Sebastián Podadera. El silencio se hizo ternura y ambos se fundieron en un abrazo que paralizó el tiempo. Fueron instantes apoteósicos que emocionaron a los asistentes (muchos y muchas con lágrimas visibles, en otros casos «pa dentro»). Un re-encuentro latente que revivía el recuerdo: el tema que interpretaba se llama Sísifo y José lo compuso para su padre como un homenaje melódico desde la lejana India, donde le pilló la pandemia.

José Podadera es un músico con un atractivo artístico enorme que sabe llenar el escenario. No necesita artificios, se deja llevar y encandila al público.

Presentó este acto simbólico la actriz Carmen Partida, quien contó una leyenda de Al Andalus …
«Para encontrar el paraíso emocional» hay que atravesar tres puertas que se comunican entre sí. Hay que pasar por estas lentamente disfrutando de sus secretos, no importa el tiempo que se tarde en ello para hacerlo a conciencia.

La primera es la puerta de los Sentidos. Pasar por ella  es un don exclusivo para quien sepa apreciar  el viento, el agua, la pluma de un ave como caricia y el «silbar» del paso de la oropéndola.

La segunda es la de la Sabiduría,  lleva a caminos de gozo intelectual. Compartir el Saber. Estimular la Curiosidad.  Saber entender que el Silencio es un mar de calma que serena la vida.

La última de ellas es la puerta de la Amistad que debe forjar los pilares del entendimiento. La buena amistad es el Amor sin sentimiento de posesión. Se identifica con el gozo sencillo de querer lo mejor para el otro.

Las tres son llaves de un laberinto de felicidad en un “aquí” y un “ahora”. Una lleva a la otra y otra vuelve a una.

«El recinto donde se realizará el concierto tiene tres «puertas», las piedras centenarias de ese entorno te van a «hablar», mientras la música te envuelve. ¡Cierra los ojos y siente! «.

En la despedida, Carmen Partida leyó ‘Carpe Diem’ el bello poema atribuido a Walt Whitman. Cuando terminó su lectura volvió a sonar la música y nadie queríamos irnos, solo deseábamos inmortalizar el momento.