Un laboratorio de creación literaria en Antequera

Funciona en nuestra ciudad el ‘Taller Antequerano de Escritura Creativa’. Un lugar de encuentro entre aficionados a escribir y a leer. Una «burbuja» de serenidad en la premura del tiempo.

Lo fomenta en su oferta continua el Área de Cultura del Ayuntamiento de Antequera y se celebra cada quince días en el Centro Cultural Santa Clara.

Está dirigido por Juan Antonio López Rama, que dinamiza las sesiones con una sensibilidad y un saber hacer, digno de las mayores alabanzas (las he escuchado hacia él por parte de quienes asisten al taller y por cuantos le tratan, a quien refieren como un caballero de las relaciones humanas y docto en activar la conjunción entre la teoría literaria y la práctica de la escritura. Y lo he comprobado en persona reafirmándome también en esos mismos elogios entre otros muchos más). Con una capacidad didáctica, una dedicación y una entrega fuera de lo común que añade a su entrañable calidad humana, una originalidad en su dinámica que «engancha al más pintao».

El Taller Antequerano de Escritura Creativa no es propiamente una escuela para formar escritores (aunque va de sí, a la vista de su trayectoria), es más bien ese encuentro agradecido donde se resuelven dudas, se intercambian escritos, se provocan reflexiones, se contrastan inseguridades, se activa la mente, se avistan panoramas literarios, estilos… y hasta se lima el ego. Un lugar donde escribes y lees, analizas y criticas, donde puedes profundizar, cuestionar, comparar, hablar de buenas lecturas… Un espacio donde puedes objetivizar y entender cómo es tu forma de escribir y dotarla de tu propio brillo, aprender a ver y potenciar tus capacidades y poder corregir tus debilidades en esta faceta del arte de escribir.


Como en otros órdenes de la vida, compartes un espacio y un tiempo elegido junto a personas de distintas capacidades en esta afición y que quieren cultivar facetas de la escritura parecidas o distintas a las tuyas. Al final se produce la complicidad del compañerismo de taller en la coincidencia suprema del ser colega crítico y aceptar juicios que aunque fueren desmedidos, ayudan a crecer en este camino de afición de la escritura.

Me permitieron asistir como espectador a una sesión cotidiana de esos lunes mágicos. ¡Me quedé maravillado!. Juan López les reta, les anima y comparte con ellos lo que ha aprendido y vivido. Les sugiere un par de opciones abiertas a modo de provocación, para el encuentro siguiente, a fin de que cada participante exprese su creatividad en sus escritos. Se leen con voz propia en común y se comenta sobre ellos en charla amigable que se extiende a sugerencias de lecturas, etc..
El resultado es sorprendente: diversidad de estilos, ingenio, ironía, humor, narrativa realista, imaginación a raudales, sabiduría retórica, declamación sugerente… aportaciones distintas que enriquecen el encuentro dotándolo de destellos de magia labrada palabra a palabra por la diversidad creadora de cada participante.

Coincidió esa sesión con la visita del Concejal de Cultura y Gestión del Patrimonio Histórico, José Medina Galeote, de quien pudimos comprobar también su enorme riqueza literaria personal y su inspiración animando al grupo a continuar en esta dedicación.


Me conmovieron los distintos perfiles, tanto que le pedí a Juan López al final de la sesión que me hablara un poco de cada uno y de cada una de los componentes de este «laboratorio» de creación literaria. Me contestó casi instantáneamente. No necesitó pensar mucho para que fluyeran ágilmente sus impresiones personales. aunque, eso sí, matizó: ellos son mucho más de lo que pueda describirte en estas breves frases.

Y me fue hablando de …

Antonio Vera Ruiz, es nuestro poeta de guardia: nos comparte, nos regala sus poemas, casi a diario por nuestro grupo de «guasap». Nos trae la «poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto», nunca mejor dicho…

Rosa Arjona, es nuestra decana, de espíritu joven y enérgico ante la vida y la página en blanco, con una prosa impecable de estilo directo y depurado.

María Córdoba Gil: una vida ligada a los libros como lectora y librera que fue, sus relatos nos conmueven por su sensibilidad para meterse en la piel de sus personajes, que sufren realidades desoladoras: opresión, enfermedades, marginación… consiguiendo que los lectores nos identifiquemos con sus dificultades individuales y sociales.

De Lola Serrano, de apenas 14 años, la más joven del Taller, me dijo que es energía renovadora, su presencia nos ilumina y nos inspira.

Susana Carmona, con un toque personal, intimista y poético, consigue que nos identifiquemos con los sentimientos de los personajes de sus relatos

Mary Carmen Morillo Fillol, muchos de sus relatos, protagonizados por personajes vivos y cercanos, resultan inspiradores por cómo se las ingenia para regalarnos finales felices sorprendentes y conmovedores.

Carmen Parejo García con un don muy especial para meterse en la piel de los personajes que protagonizan sus relatos, regalándonos unos monólogos interiores conmovedores y poéticos.

Carmen Menjíbar, cariñosamente Marita para nosotros, sensibilidad a flor de piel en prosa, verso y en el trato personal en el día a día de nuestro taller.

Manuel Pedraza Hidalgo: de gran humanidad, con mucho oficio, talento y encanto para captar la atención del lector y ganarse su complicidad en cada uno de sus relatos

Carmen Becerra, capaz de dotar a sus relatos de una tensión sostenida que nos mantiene en vilo y expectantes hasta el punto final.

Ángeles Venteo Lara: retrata en sus narraciones la cotidianidad de la vida con gracia y hondura humanas.

Remedios Fernández Llamas: un ejemplo de constancia y entrega en la tarea literaria, a pesar de no poder acudir a las sesiones del Taller desde su inicio este curso por motivos de salud, envía impecables y puntualmente los trabajos propuestos para cada quincena. Gran narradora.

Luisa Casero estuvo años en el Taller cuando lo dirija José Antonio Ramos. Y se ha vuelto a incorporar ahora en enero. Lleva muchos años dedicada a la escritura con acierto y entrega.

Y tú, Juan, ¿qué sientes aquí llevando este Taller?.
Es un inmenso regalo para mí compartir momentos tan luminosos e ilusionantes en cada una de nuestras sesiones con mis compañeras y compañeros del Taller de escritura creativa. Aunque ellos insistan en llamarme maestro, no podría llamarles alumnos, pues me enseñan ellos a mí infinitamente más que yo a ellos. En todo caso, en nuestro Taller los saberes fluyen más en horizontal que en vertical
Es un Taller conformado por personas con voces muy diversas, que precisamente por esa diversidad y heterogeneidad conformamos un equipo humano y literariamente muy enriquecedor, cómplice, vivo, muy cohesionado, inspirador, que transmite sensaciones positivas e ilusión. Unidos por el amor a nuestra lengua y a la escritura desde la humildad, la escucha y el afán por mejorar ante el reto de la página o la pantalla en blanco. Un taller además abierto y con propuestas para promover la creación literaria y la lectura en nuestra ciudad.

Cerrando móviles, momentos antes de empezar.

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