En la última edición del Festival Literario de Antequera ‘Las Cosas del Campo’, celebrada del 21 al 27 de abril en el emblemático claustro del que fuera convento de Franciscanos y hoy es sede de la Biblioteca Municipal San Zoilo, tuvimos el privilegio de conversar con el autor malagueño José Gómez Luque, quien presentó su segunda novela, Santo Domingo, una obra que entrelaza historia, misterio y ficción con un trasfondo espiritual y trágico.
Nacido en Archidona en 1957 y lector apasionado desde temprana edad, Gómez Luque ha encontrado en la escritura un cauce natural para dar forma a su mundo interior, a su memoria y a sus aficiones.
En Santo Domingo, dos líneas temporales —una en 1809 y otra en 1972— se entrecruzan para contar una historia que habla del peso del pasado, del silencio de los lugares abandonados, y de las heridas que no cicatrizan. “Hay espacios que conservan su alma, aunque parezca que el tiempo los ha olvidado”, nos confiesa el autor. Es precisamente en uno de esos espacios, un viejo convento, donde se sitúa la acción de la novela: un lugar en el que, siglos atrás, los frailes fueron víctimas de una tragedia, y que décadas después es profanado por un grupo de jóvenes, sin saber que los ecos de lo sucedido aún reverberan entre sus muros.

Le pregunté sobre la génesis de la obra, y Gómez Luque fue claro:
“La inspiración me vino tras visitar un convento abandonado. Sentí algo que no sé describir del todo, una mezcla de respeto y de inquietud. Me pregunté qué habría pasado allí, y de esa pregunta nació todo.”
El desarrollo de la novela le exigió un importante trabajo de documentación histórica, sobre todo en lo relativo a la vida conventual y al contexto político-social de la España de principios del siglo XIX. “Escribir sobre 1809 no fue solo situar fechas y hechos. Quise entender cómo pensaban, cómo sentían, cómo oraban y cómo morían aquellos hombres. Y, sin embargo, el mayor desafío fue hacer convivir dos tramas tan distantes en el tiempo«:
“Fue como escribir dos novelas que iban por caminos paralelos, pero que en algún punto tenían que encontrarse. Y cuando se encontraron, todo cobró sentido para mí.”
La novela plantea de fondo el conflicto entre el bien y el mal, pero no en términos absolutos, sino como una tensión permanente que atraviesa a los personajes y al propio lector. “Quería explorar lo que ocurre cuando lo profano se atreve a tocar lo sagrado. No siempre hay redención”, comenta el autor con cierta solemnidad.
También nos alertó sobre ciertos detalles ocultos en la narración:
“Hay símbolos, frases, incluso silencios, que el lector más atento puede interpretar de muchas formas. Me gusta pensar que cada lectura será distinta según quién la haga y cuándo.”
Con esta novela Santo Domingo, José Gómez Luque además de consolidar su voz como narrador de atmósferas densas y tiempos cruzados, también reafirma una visión de la literatura como viaje al corazón de lo humano, lo olvidado y lo sagrado. Ya en su primera novela Occisión se atisbaban estas huellas.

La vida a veces te pone a prueba y cuando crees que la tienes resuelta, cuando crees que el futuro es solo cuestión de dejar que vaya llegando y que la seguridad y la normalidad que te rodea son suficientes para protegerte, entonces es cuando eres incapaz de entender por qué de repente todo se ha venido abajo. Viviendo en Granada, una ciudad que la ha enamorado desde el día en que llegó e impartiendo clases en la universidad donde disfruta de su trabajo, no necesita mucho más para ser feliz. Sin embargo, inesperadamente su vida se vio inmersa en un torbellino en el que se entremezclan la pasión de un amor imposible con la insana voluntad de un maniaco que pondrá en peligro su existencia hasta extremos en los que su vida llegará al límite de sus capacidades físicas. Solo su férrea voluntad de vivir le dará fuerzas para luchar hasta el último momento.
En paralelo a su carrera literaria, Gómez Luque es miembro activo del Colectivo Malagueño de Escritores y ha participado en varios proyectos solidarios, demostrando un firme compromiso con la cultura como herramienta de transformación.
Al finalizar nuestra charla, nos dejó con una promesa tentadora:
“Estoy trabajando en una nueva novela, la tercera, pero aún en una fase muy embrionaria. Solo puedo decir que también tendrá algo de historia, y mucho de alma.”
