Matías Di Carlo | ‘Del fuego a la luz’ | Paseo Real de Antequera | Hasta junio 24

De enero a junio de 2024, el Paseo Real de Antequera está animado por una exposición singular de esculturas de gran formato de Matías Di Carlo, «Del Fuego a la Luz».

Acertada apuesta del Área de Cultura del Ayuntamiento, que convierte este espacio de la Ciudad en Centro Cultural Abierto.

Si ya es interesante el hecho de pensar en el concepto de la influencia en el Arte de Leonardo Pisano (también conocido como Fibonacci) desde sus ideas aritméticas de la sucesión que lleva su nombre y que posteriormente dio lugar al concepto de la proporción áurea, aún más interesante es poder ver en directo, en nuestra ciudad, una exposición de esculturas que responden a esa misma proporción.

¿Qué es la Sucesión de Fibonacci? Se trata de una serie numérica: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, etc. Es una serie infinita en la que la suma de dos números consecutivos siempre da como resultado el siguiente número (1+1=2; 13+21=34).
La relación que existe entre cada pareja de números consecutivos (es decir, si dividimos cada número entre su anterior) se aproxima al número áureo (1,618034).

Han sido muchos los artistas, arquitectos, diseñadores y artesanos que han aplicado la geometría de la proporción áurea a sus proyectos y creaciones para realzar la armonía de los objetos, el diseño o la arquitectura. Esta se puede apreciar hoy en día en múltiples diseños, edificios, fotografías y otras composiciones.


La proyección internacional de este escultor argentino que reside en Ronda desde hace más de veinte años, es notoria, y su prestigio como artista es muy reconocido en buena parte del mundo. Ha traído a Antequera cinco piezas de gran formato de su serie Folds para componer la exposición Del Fuego a la luz», cuya concepción es una interpretación del autor sobre la sucesión de Fibonacci.

La teniente de alcalde de Turismo, Ana Cebrián; el concejal de Cultura y Patrimonio Histórico, Medina Galeote y el artista Matías Di Carlo

«Es un proceso de pensamiento que materializo en estas obras, transformando esta serie matemática en lenguaje artístico» | Matías Di Carlo

«Hemos dado una vuelta más de tuerca creando el Centro Cultural Abierto, a través del cual cualquier espacio de nuestra ciudad va a ser susceptible de albergar iniciativas culturales.
El propio óxido del acero de las esculturas hace que el contexto del Paseo Real pueda convivir de una manera casi natural, siendo una gozada poder disponer de este trabajo en Antequera, algo muy sugerente con unas piezas apabullantes que hacen un Paseo distinto»,
| Medina Galeote

Son muchas las obras de arte conocidas que obedecen a esa proporción áurea: Las Meninas de Velázquez; Adán y Eva de Durero; La Gioconda de Leonardo da Vinci; El hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci; La Venus de Sandro Boticcelli;

Historia de la proporción áurea.

La primera mención escrita conocida de la proporción áurea se remonta al año 300 a.C. en la obra clásica griega Elementos de Euclides. En esta obra clásica de las matemáticas y la geometría se reconoce la proporción, aunque no recibe aún el nombre de proporción áurea.
Pero antes de esta fecha, en civilizaciones más antiguas, probablemente ya en los tiempos del Antiguo Egipto, la proporción se había aplicado en el diseño y la construcción de la gran pirámide de Guiza. En la pirámide se puede apreciar que los egipcios aplicaron el número áureo con una increíble exactitud matemática.
Posteriormente, en el año 500 a.C., Fidias, el escultor y matemático griego más famoso del mundo clásico, realizó estudios de Fi y lo aplicó al diseño de esculturas y relieves como sus conocidas obras para el Partenón en la Antigua Grecia.
Después de este, fue Platón quien consideró que la proporción áurea era la relación matemática más vinculada a la física del cosmos y una clave para entenderlo. La proporción áurea sería ligada a los patrones del universo, y se le otorgaría ese carácter místico capaz de proveer respuestas a quien supiera encontrarlas.
La proporción áurea siempre se ha considerado agradable a la vista y es posible que esto se deba a que está muy presente en la naturaleza. Las hojas de los árboles o las piñas de los pinos tienden a crecer en patrones que se aproximan a la razón áurea, al igual que hacen los girasoles y las rosas. También algunas conchas marinas como los nautilos crecen en una proporción muy cercana al número áureo, en un patrón de espiral áurea.
Aunque la sucesión de Fibonacci fue descubierta alrededor del año 1200 por el matemático italiano Leonardo Pisano, más conocido como Leonardo Fibonacci, la proporción áurea recibió su nombre posteriormente en el año 1509 de la mano de la obra De Divina Proportione de Luca Pacioli, que incluía ilustraciones de Leonardo Da Vinci. Fue Da Vinci quien la denominó por primera vez como la proporción áurea, y de ahí surgió también el nombre de «la divina proporción».
Los artistas renacentistas la usaron en sus pinturas y esculturas para realzar la armonía y la belleza de sus creaciones. Sin embargo, no fue asociada con el término Fi hasta el siglo XX, cuando el matemático Mark Barr usó la letra griega para designar la proporción.