Con Agustín González más allá de su máscara de pregonero de carnaval

Ch. ¿Puedes quitarte la máscara un rato, por favor, Agustín?. (doble sentido)
En la mitología, los cuatro elementos —Tierra, Aire, Agua y Fuego— tienen significados simbólicos profundos y representan fuerzas fundamentales de la naturaleza y del cosmos. Nosotros podemos buscar en ellos aspectos metafóricos de la existencia humana. ¿Cómo te identificas con cada uno de estos?

A.De Tierra: Tengo el arraigo a lo nuestro, a lo propio, lo que me conecta con mis raíces, con el lugar donde nací y me crie. Este lazo me da estabilidad y me recuerda de dónde vengo, formando parte de mi identidad y mi sentido de pertenencia. Es la parte sólida que hay en mí.



A. De Aire: Tengo las ganas de volar, de alcanzar mis metas sin limitaciones. Este elemento me representa en mi deseo de libertad, de ser capaz de ir hacia donde quiero sin barreras que frenen mis aspiraciones. Soy una persona que busca inteligentemente la expansión y el crecimiento, tanto personal como profesional. Es etéreo, invisible, pero está dentro de cada uno de nosotros cada uno en su medida.



A. De Agua: Poseo flexibilidad, la capacidad de adaptarme a las circunstancias de la vida. Quiero ser libre como el aire, pero sin causar incomodidad a los demás. El agua me enseña a fluir, a ser suave pero firme cuando es necesario, manteniendo mi paz interior sin imponerme a nadie ni perder mi esencia.



A. ¿De Fuego?. Me gustaría tener mucho de fuego, porque es el elemento más mágico. Es el único que no podemos contener ni explicar completamente, y eso lo hace fascinante. El fuego representa la chispa de la vida, esa energía inexplicable que nos impulsa a actuar y crear. Cada persona tenemos un poco de magia en sí, algo que no siempre se puede explicar con palabras, sino con sensaciones más espirituales que físicas. Es energía, pasión, creación… Quiero ver esa cara mitológica de este elemento dual en mí: contagiar vida a través de mi propia luz.


Ch.¡Ole tú!, una vez más. Te lo he dicho en otras ocasiones, porque «eres grande», y no te las das; porque sabes, y no eres pedante con ello; porque haces, y no lo cantas al viento; porque eres una gran persona y actúas normal; porque eres muy buena gente; porque …

La persona que somos, la máscara que mostramos.
Laberinto de reflejos y espejismos
donde mantenernos íntegros
será siempre el desafío…
Miguel Culaciati

Está empezando a llover, ¿desayunamos en el Loulu?.
Por ejemplo.
Recuerdo cuando te conocí, nos presentó hace un par de años, Marisa Olmedo. Me llevó a ti como referente de iniciativas culturales jóvenes y uno de los fundadores de Mollete Kolektiv para que conociera este movimiento cultural antequerano lleno de vitalidad artística. Me pusiste en contacto con Gemma Hamartia …
Más tarde tuve la ocasión de ir a escuchar en tu Lebis a Anna Dukke y a su banda
, fui un par de veces (¡Qué buenos!) y a algún grupo puntero que sueles traer. Debiste pensar entonces que qué hacía allí este pureta.
Para nada, no pensé eso. Siempre he notado tu espíritu joven y sabes estar disfrutando de rhythm and blues, de rockabilly, de gospel… pude sentir que admiras la buena música.

¿Tú desayunas siempre lo mismo?
Sí, suelo desayunar pan con mantequilla y café con leche o café solo, casi siempre. A veces le añado una naranja, cuando estoy en casa. Si estoy fuera la tomo en zumo.

Si tuvieras que elegir un lugar para desayunar fuera de tu casa ¿cuál sería?
Aquí estoy muy bien, y en Antequera se desayuna bien en muchos sitios.

Venga no seas diplomático, dime alguno que te traiga recuerdos de arraigo.
En varios. Me gusta mucho «el número uno» sobre todo porque tiene un componente simbólico. Desde pequeño iba allí con mi padre, es una familia con la que hemos tenido negocios cercanos y compartido muchos momentos de la vida. Una familia como esta gente que siempre está ahí, forma parte de tu paisaje.
Me gusta «A la Fuerza»… «El Guanchi», tiene un completo menú de desayuno que es muy bueno y mucha gente lo tiene también como referencia matinal...

¡Vale, vale, que me vas a nombrar todos los de Antequera, si no te paro!.

Tú no eres el típico pregonero de carnavales, humorístico y gracioso, pero tienes muchas virtudes.
No, no soy el típico gracioso ni siquiera en su doble sentido, pero me gusta el cachondeo, aunque lo vivo más para mí y mis amigos cercanos. Me gusta el humor ácido, pero siempre con respeto. No soy de ofender ni molestar a nadie. Prefiero mantener un cachondeo en un ambiente pequeño y de confianza, no en público.

¿Cuál crees que es el verdadero espíritu del carnaval?
El espíritu del carnaval es la sátira, pero con respeto. No se trata de atacar a nadie, sino de divertirnos juntos. Creo que eso se aplica a la vida en general, …tomar las cosas con humor y respeto.

¿Tu actitud ante la vida tiene algo que ver con ese espíritu carnavalesco?
Sí, claro, creo que mi actitud es muy carnavalesca. Tomarse las cosas con humor y respeto, haciendo lo que te dé la gana, es algo que trato de aplicar en mi vida. Aunque no siempre fui así, hubo muchos años en los que no podía ir a mi aire y trabajaba en cosas que no me gustaban, pero ahora vivo más a mi manera. Me gusta lo que hago y puedo sentirme orgulloso de ello.


Estudiaste Historia del Arte ¿No?
Sí, pero no terminé mi carrera. Estuve cuatro años, y lo más curioso es que lo que me faltaba por aprobar era lo que ha sido después mi afición más importante, la música y el cine, que son cosas que nunca vi como parte de aquella formación. Las circunstancias familiares tampoco eran las mejores. Mi abuela estaba enferma, y yo tenía una pareja a larga distancia, por lo que decidí volver antes de lo previsto, ya que el tiempo era difícil, y empecé a trabajar. A partir de ahí, mi vida tomó otro rumbo.

¿Fue una decisión difícil dejar la carrera?
Sí, fue difícil porque, aunque estaba muy involucrado en el mundo del arte, las circunstancias me llevaron por otro camino. En un momento, surgió la oportunidad de hacer algo más práctico. Un amigo que me ofreció un espacio de trabajo, y con la situación que estaba viviendo, lo tomé como una oportunidad para avanzar. Al principio, me quedaba haciendo tareas como preparar comida, atender a clientes, y gestionar cosas como si fuera parte de mi propio proyecto. Después las circunstancias me dieron la oportunidad de hacerme cargo de lo que mi amigo quería soltar y empecé ese camino.

Eres un buen emprendedor desde luego, siempre te veo proyectando. ¿Y eres un buen trabajador?
Como el primero. Soy muy autoexigente conmigo mismo. Antes de venir aquí -y son las nueve y cuarto- ya he dejado preparadas en el Lebis varias tareas de esta mañana y eso que abrimos de noche. Hay mucho trabajo detrás para que las cosas vayan bien. Lo que parece fácil lleva mucha laboriosidad entre bambalinas, que no se ve. Y somos un buen equipo.

Te veo muy feliz en tu espacio Lebis
Me gusta mucho el formato y el espacio, porque aunque es pequeño, es suficiente para lo que hago. Lo que valoro es que tiene un ambiente cómodo y flexible. Al final, uno tiene que trabajar todos los días del año, y tener un espacio agradable es clave. Aunque a veces puede parecer pequeño, no siento que me limite. Si tuviera un espacio más grande, no estaría tan cómodo, y eso es lo que me gusta de lo que tengo ahora.

Pero a veces se queda pequeño. Estáis siempre llenos y además ocupáis todo el callejón, menos mal que os lleváis bien con Juan Manuel y los otros hosteleros colindantes.
A veces me falta un patio para eventos al aire libre, pero es una cuestión que no me preocupa demasiado. Es un espacio suficiente, si fuera el triple no estaríamos tan cómodos. Lo que valoro es la comodidad del lugar y el esfuerzo que pongo en que todo funcione bien.
Cuando se queda vacío, te sorprenden sus dimensiones, pero claro cuando la gente acude no se ve tan grande. Es un espacio animoso lleno de vida, siempre con la misma calidez.
..

Muchos jóvenes dicen que es otro de los templos de la buena música, que brilla con luz propia como el Cambayá.
Es un honor la comparación. Conseguimos que vengan artistas que son referencia para mí en España y en el resto de Europa.

Has logrado componer un negocio estable y fiable. ¿Sientes esa satisfacción?.
Así es. Mira cuando empezamos solo podíamos contratar alguna persona que nos ayudara en los fines de semana echando unas horitas. Hoy día quienes trabajan en el Lebis tienen su contrato estable y pueden progresar también en las necesidades de sus vidas, vivienda, etc… Es una simple muestra, pero significativa de nuestra línea de trabajo.

Pues sí, aunque parezca sencillo por obvio, es muy importante. Es normal que te sientas orgulloso de ello.

¿Has considerado expandir tu negocio o invertir en otros proyectos?
Sí, muchas veces. Siempre me estoy planteando nuevos negocios o proyectos, pero el nivel de implicación que tengo ahora con este espacio me hace pensar que no puedo tomar algo más grande que me impida llevar bien lo que hago. Me dedico mucho tiempo al proyecto actual, y eso es lo que me importa. Algunos negocios me los he dejado pasar porque no quiero comprometerme con algo sin poder dar todo de mí.


Tú eres una persona con una visión artística muy interesante, ¿cómo equilibras tu creatividad con tus proyectos empresariales, que exigen, lógicamente, mucha constancia rutinaria?
Creo que uno puede ser un buen empresario y tener ideas interesantes que muevan las cosas a nivel cultural. No es un contraste. Aunque sí se necesita un trabajo que te permita tiempo libre para poder enfocarte en los proyectos creativos. Eso es lo que me gusta de este estilo de vida: uno puede generar ideas y mover proyectos sin necesidad de ser solamente un empresario. Al final, hay que cuidar tanto la parte operativa como la creativa.

¿Cómo te ha influido tu entorno en tu vida y en esa visión creadora?
Mi gente siempre ha sido una parte fundamental de mi vida creativa. Desde pequeño, crecí en un taller de joyería donde se creaban cosas desde cero. Mi padre siempre nos alentó a dibujar y ser imaginativos. Esto me ha dado la capacidad de pensar de manera inventiva en todo lo que hago. Me ha ayudado a desarrollar ideas no solo en lo artístico, sino también en lo profesional. Mi formación no es formalmente artística, pero siempre he tenido esa vena creadora que me impulsa.

¿Qué importancia le das a los pequeños proyectos personales y cómo los integras en tu vida diaria?
Los pequeños proyectos personales son fundamentales. A veces, esos proyectos más pequeños, como escribir, dibujar o crear algo, ayudan a liberar la mente. Son una forma de continuar desarrollando la creatividad. De hecho, mi pareja es muy creativa, constantemente inventa cosas nuevas y se dedica a crear en su tiempo libre. Eso, junto a lo que hago, es una forma de mantenerse en constante movimiento creativo. Siempre es bueno tener esos momentos para generar nuevas ideas.

¿Cómo integras el ritmo de la vida cotidiana con tus proyectos y tu trabajo?
A medida que uno va creciendo, la vida se va volviendo más estructurada. Por ejemplo, con una niña bebé en casa, las rutinas se hacen más constantes. El tiempo libre se convierte en un bien muy preciado, y eso te obliga a organizarte bien. Pero siempre trato de mantener espacio para la creatividad, aunque la rutina diaria también te empuja a hacerlo de manera más práctica. Tener tiempo para todo, es clave.

¿Cómo gestionas tus momentos de creatividad y la forma en que interactúas con tu entorno para generar nuevas ideas?
Mi forma de trabajar es pensar en lo que viene después: el siguiente evento, la siguiente fiesta, o la siguiente idea para un proyecto. Lo importante es estar siempre buscando algo nuevo. Incluso cuando estoy tranquilo, mi mente está en constante flujo de ideas, como cuando mi pareja me dice que ha inventado algo nuevo. Es curioso, pero mantener una mentalidad creativa constante es lo que te permite hacer cosas diferentes y seguir evolucionando.


¿Qué importancia tiene para ti Antequera como ciudad?
Para mí, Antequera es un lugar ideal para vivir, tanto cuando eres niño como cuando eres adulto. Es una ciudad cómoda, pero, como te dije antes, cuando eres joven se te puede quedar pequeña. No es una ciudad que te dé todo, pero sí te ofrece algo importante: la posibilidad de encontrar tu propio camino.

¿Qué valor le das, frente a las grandes ciudades que conoces?
Vivir en un lugar cercano a ciudades como Granada o Códoba, Cádiz, Sevilla, Málaga…a dos horas en tren de Madrid, pero sin las complicaciones del centro de una gran ciudad, es ideal. Es un balance perfecto entre tener acceso a la cultura, a los teatros, a otros paisajes de playa, nieve… y poder disfrutar de la tranquilidad cotidiana de aquí. Para mí, la cercanía a lugares interesantes y bellos, pero sin estar atrapado en los problemas de vivir en un lugar tan congestionado como el centro de algunas ciudades más grandes, por ejemplo, tiene un valor enorme.

¿Si te pido el nombre de tres calles de Antequera, cuáles te salen del alma sin tener que pensarlo?Duranes, Lucena, Alameda.
Duranes es una calle muy significativa para mí. Desde pequeño, viví en una joyería en esa zona, y era un lugar muy concurrido, especialmente en las mañanas, siendo el camino al mercado… Era una calle llena de vida, siempre vibrante. Lucena, por otro lado, es donde crecí y donde mi familia ha vivido por generaciones, mi padre nació allí. La Alameda es especial porque allí estaba la casa de mi abuelo, lo que le da un toque simbólico, un lazo emocional muy fuerte con mis raíces.

¿Y qué otras calles marcaron tu infancia?
Además de las anteriores, La Polilla, aunque menos conocida, fue muy importante para mí. Era un punto de encuentro con los amigos, donde jugábamos de pequeños. También San Agustín es significativa para mí hoy en día, ya que es una calle con la que interactúo por motivos de trabajo y otras actividades cotidianas.
La calle San Agustín se llama por ti, ¿no? (Jajajja)
Hay gente que dice que quieren que ponga en el letrero: «san Agustín, ponme otra».

¿El carnaval tiene un arraigo importante en la ciudad?, ¿cómo ves su evolución a lo largo de los años?
El carnaval siempre ha tenido un importante arraigo, al menos en los ambientes que yo he vivido y aunque ha cambiado con el tiempo, sigue siendo una tradición sentida por muchas familias. Lo que ha sucedido, en mi opinión, es que la demografía ha cambiado, la natalidad ha bajado y hay más multiculturalidad en el sentido de que se han multiplicado las opciones de diversión, lo que influye en cómo se viven estas fiestas. Pero, en términos generales, el carnaval ha crecido culturalmente. Las agrupaciones hoy en día tienen un nivel impresionante, con mucha profesionalidad en sus ensayos y presentaciones.


¿En qué momento crees que el carnaval alcanzó su punto álgido?
En mi vivencia personal, el carnaval alcanzó su auge en los años 90, alrededor de 1998, especialmente en el entorno de la Plaza del Pino, Calzada, Diego Ponce… Piensa que yo estaba en mi momento adolescente, estaba todo el día en la calle. Ya te podías quedar hasta más tarde… Era una época de juventud, y el ambiente en la calle era increíble. Aunque hoy en día veo que el carnaval está mejor que nunca, con agrupaciones de gran nivel, el nivel de disfrute que se palpaba en las calles era único en aquellos años.
¿Cómo ves el carnaval en la actualidad comparado con esos años?
Ahora, la gente empieza a estar enganchada de nuevo al carnaval, hay un nivel de participación social que va en aumento. Los carnavales de hoy cuentan con un gran contenido cultural que, sin duda, está contribuyendo al crecimiento de la fiesta.
Ahora es verdad que veo un carnaval mucho mejor, en el aspecto de que tenemos unas agrupaciones de mucho nivel. Cuatro Chirigotas que compiten a un nivel importante de ingenio.
Yo recuerdo copillas de mi infancia y en algunos momentos, a lo mejor eran un grupo de amigos que cogían la guitarra, se disfrazaban casi de cualquier manera, eran muy puros y cantaban cualquier cosa que se le ocurría, pero sin el nivel de profesionalidad, de ensayo, de… que tiene el carnaval ahora.


Yo veo que esta gente trabaja muy bien y la agrupación tiene un repertorio serio, con sus pasodobles, su presentación, sus cuplés, sus popurrís, todo bien hecho y además con el nivel de que incluso muchos años debaten qué van a sacar o no van a sacar y dejan en el tintero buenas ideas. A ese nivel creo que el carnaval a nivel cultural en Antequera está subiendo y eso solo puede hacer que el resto crezca. Eso contagia a lo demás y creo que está enganchando a la gente al carnaval.

¿Qué lugares y personas serían referencias de tu infancia en el carnaval?
Si alguien busca referencias del carnaval de antes y de hoy en Antequera, siempre está ligado a Montenegro, no solo para disfraces, sino también para la broma y el maquillaje y el contagio del ánimo de fiesta. El Rincón de Lola y otros puntos importantes en la ciudad de mis tiempos el bar Toral y la Alameda, Malabar, en donde siempre han apostado por el carnaval. Además, el Guanchi siempre ha sido un sitio clave, porque en esos bares siempre se podían encontrar agrupaciones carnavaleras. Esos lugares ayudan a empaparte del ambiente. Por supuesto Peñuelas – el barrio de San Miguel que históricamente fueron cuna de esta tradición en Antequera.
No me digas que no es bonito después de haber estado viendo el ambiente y viviéndolo en las calles, el el Coso Viejo, en los bares… volver a tu casa con una sonrisa dándole la vuelta a una letra buscando el doble sentido, en el momento que te hizo reír…

Bueno, y desde hace años el Lebis es también un icono carnavalero ¿No?
Por supuesto. Sin duda. Más actual, pero sin duda, ahí estamos empujando la fiesta.

¿No te choca un poco la tutela del carnaval desde lo institucional, cuando es una fiesta de la libertad de expresión?
Puede chocar un poco, pero por otro lado pienso… ¿y por qué no?, que lo fomenten, es una fiesta ciudadana y a nivel cultural es una fiesta que conecta con lo ancestral si se quiere, muy interesante en el calendario. No me sorprende que haya apoyo político, aunque sí me chocaría que fuera una tutela total. Sin embargo, entiendo que la política puede facilitar, promover, ayudar a fomentar la fiesta, organizar…siempre y cuando no se pierda el carácter crítico y satírico que el carnaval tiene.

Desde una perspectiva antropológica y sociológica, el carnaval sigue desempeñando un papel esencial en la transformación de tensiones sociales y en la promoción de la diversidad cultural. Los alcaldes y políticos pueden asumir su organización no solo como un acto de conservación del patrimonio cultural, sino también como una estrategia para el fomento del bienestar comunitario, la salud mental colectiva y el desarrollo económico, dada la relevancia del carnaval como motor de turismo, empleo y dinamización de la economía local.



Pero tienen que ser capaces de recibir la crítica, la sátira… es interesante en el punto de que yo creo que además para los gestores municipales es una forma de poner el termómetro social para después gestionar las opiniones que se producen simbólicamente y en las letras de las agrupaciones.
El carnaval siempre ha sido una fiesta de libertad de expresión. Es importante que siga manteniendo esa capacidad de reflexión. A la política le viene bien escuchar «por dónde van los tiros». El carnaval es, sin duda, un termómetro social. En él se reflejan muchas de las preocupaciones, críticas y deseos de la sociedad. Es una fiesta que no solo celebra, sino que también cuestiona, reflexiona y pone en evidencia las realidades del día a día. Además, ofrece una oportunidad para que la gente se exprese y se conecte de una manera diferente, tanto a nivel personal como colectivo.

¿Y quién crees que debe tener el peso del carnaval en Antequera?
Creo que el peso lo tienen las agrupaciones, y tiene que seguir siendo así, ya que son las que mantienen viva esta tradición todo el año. Ellos son los que, desde meses antes del carnaval, empiezan a preparar sus letras y disfraces. Sin embargo, también hay otros factores como las instituciones culturales, que apoyan el evento, y la participación social que pueden apoyar de forma fundamental. Es esencial que la gente se involucre y salga a la calle a disfrutar, no solo como espectador, sino como parte activa de la festividad. Por supuesto que ante dichas tradiciones, las instituciones municipales deben facilitar su celebración para realzarlas.

¿Cómo debería evolucionar el carnaval en el futuro?
El carnaval debe seguir siendo un espacio para la libertad y la crítica, pero también tiene que seguir evolucionando culturalmente. A medida que la sociedad cambia, el carnaval debe adaptarse, pero siempre manteniendo esa esencia de ser un reflejo de lo que ocurre en la ciudad. La participación es clave, es uno de los pesos quizás en el que creo que a lo mejor alguna vez hemos cojeado un poquito más en los últimos años, en la participación. La gente no tiene que salir a ver las máscaras. La gente tiene que salir a hacer máscaras. Y tú durante esos días tienes que cambiar un poco tu perspectiva del mundo desde la máscara que propones. Y renovar y bromear y acompañar a tu familia y disfrutar de la gente que te rodea, y cambiar un poco por un día al menos, la perspectiva de lo que es tu día a día.

¿Tienes algún disfraz o momento de tu vida en carnaval que te haya marcado especialmente?
Uno de los disfraces que más me marcó fue el de Batman. La máscara y la capa tienen algo especial porque te permiten transformarte completamente y ver el mundo desde otra perspectiva durante unas horas. También me encantaba disfrazarme del Zorro. Es interesante cómo un simple disfraz puede cambiar tu forma de ver y vivir el carnaval.

¿Y si no fueras el pregonero del carnaval de este año, de qué te disfrazarías?
Si no fuera pregonero, probablemente elegiría un personaje de los cómics de DC, quizás algún villano de Batman, como Dos Caras. Es un personaje con mucha historia y bastante juego interpretativo. Me gusta la idea de poder jugar con ese contraste entre el bien y el mal, lo que puede resultar muy divertido en el contexto del carnaval. También me atraen los disfraces más tradicionales, como el de Capitán Moreno, que tiene un toque local y es parte de nuestra cultura. O el Infante D. Fernando…

¿Cuál es tu recuerdo más especial de las agrupaciones que te impactaron?
Me gustó mucho una de las chirigotas antequeranas, la nombró siempre. Se llamaba Cambio de Tercio, era un grupo de legionarios que salían del armario pero además jugaba un poco con la puesta en escena de la Semana Santa y justo ese año se estaba desplazando la fuente de San Sebastián y ellos -entiendo que en una alusión más simpática y menos ofensiva- en lugar de trasladar el cristo, trasladaban la fuente, pero con la puesta en escena musical del himno de la legión. Me gustó mucho,
me pareció espectacular.
Me mantengo en esa agrupación, el año que hicieron «la última cena» fue espectacular tanto que se la han copiado fuera con peor resultado. Porque además creo que es una cosa difícil hacerla bien, graciosa y sin ánimo de ofender a nadie. Y además es parte de la cultura popular, cinematográficamente las grandes producciones del cine americano del siglo XX, muchas están relacionadas con la última cena, con la vida de Jesús.

Y me gustó mucho, «Los niños», esa agrupación fue muy completa y dio una representación perfecta de ese ambiente festivo.me encantaron cuando hicieron «Lo que el viento se llevó» que iban de barrenderos. También cuando hicieron «Los creativos de un nublao», representaron una feria, con personajes como el tío de la tómbola, el churrero amargado o el vendedor de patatas fritas… ¡Fue brutal!.

Tienes recuerdos interminables. ¿Alguno reciente del año pasado?
Sí. Con «Los Pocos», el año pasado, los romanos, creo que fue un año de espectacular para ellos. Y «La otra» debutó con unos agentes inmobiliarios que iban a jugar el tema de Airbnb. La dificultad para encontrar vivienda, para mí también acertaron mucho en la crítica social con el momento que estamos.


Hablando de disfraces, ¿qué opinas de los que le hayas visto al alcalde?
El alcalde ha acertado con algunos disfraces. Recuerdo uno en particular en el que participaba en una iniciativa para dar visibilidad a las personas con discapacidad. Se disfrazó de Forrest Gump. Ese disfraz fue impresionante porque no solo formaba parte del carnaval, sino que también tenía una fuerte carga reivindicativa, lo cual era algo muy bonito. Además, lo hizo desde una postura que hablaba de las luchas cotidianas. Me pareció un gesto muy importante.

Elegir la propia máscara es el primer gesto voluntario, humano, y se hace en solitario | Clarice Lispecto

Si tuvieras que ponerle un disfraz a alguna persona famosa o política de Antequera, ¿a quién elegirías y qué disfraz le pondrías?
Es curioso, porque a nivel nacional sería fácil elegir un político y ponerle cualquier disfraz. Pero aquí, a nivel local, la gente tiene esa dualidad. Todo depende de la perspectiva desde la que lo mires. Lo importante es cómo se interpreta ese disfraz y lo que significa para la persona.

¡Qué diplomático eres, Agustín. No te he pedido que le asignes un disfraz de serpiente, ni de rata, ni de camaleón a nadie!, pero un poquillo de que se te suelte la lengua, habría valido para jugar a carnaval.

Si es que a nivel nacional es muy fácil, puedes coger lo que te guste menos, el partido que te guste menos, la monarquía… Puedes coger lo que te guste menos y le vale el disfraz que quieras, el camaleón, la rata… Le suele valer todo porque supongo que también va de la perspectiva que tú lo veas: lo importante es la perspectiva, hemos tenido un rey que tenía un barco que se llamaba Bribón.
España da mucho juego. Hay un chiste en internet que me encanta, y además algo de lo que me siento parte, y me encanta, dice que España es una simulación. Y es verdad que España, con niveles históricos desde sus raíces, es una simulación. Aquí han sucedido acontecimientos, no sé si por el propio carácter de los españoles, si por el espacio climático, el espacio cultural que hemos ocupado entre varias culturas…. España es un sitio que da mucho juego a muchos niveles, por eso muchas personas ocupan muchos personajes porque realmente, no sé si por nuestra singularidad nos hace que tengamos esa bipolaridad, ese Madrid-Barsa, es a todos los niveles. Para el carnavalismo me parece muy interesante y muy divertida. Para otro momento de la vida me parece menos divertida, o sea, si ya te pones una noticia, esa gresca lo mismo te divierte menos, pero para el carnaval me parece muy bueno.

¿Te gusta leer? ¿Qué libros te han marcado?
Sí, me encanta. Un libro que me ha marcado mucho es ‘El Ponche de los Deseos’ de Michael Ende, lo he leído varias veces. Es un cuento infantil que me parece muy bien escrito, sobre una bruja que quiere hacer un ponche antes de la medianoche. También leo mucho sobre temas sociales, políticos y culturales… Me gustan mucho los temas locales de patrimonio histórico, historia local…

¿Y qué películas te han dejado huella?
Una película que siempre me viene a la mente es ‘El resplandor’, de Stanley Kubrick. Aunque no fue bien acogida al principio, la considero una obra maestra. Y me gusta mucho el cine español y las producciones que reflejan esa esencia surrealista de lo español. ‘El Milagro de P. Tinto’ es otra que me parece una obra de arte, llena de humor y surrealismo que solo puede surgir en nuestro país.

El mundo es de los niños, ¿verdad? (un peque se divertía a nuestro lado con una simple cuchara y una servilleta pintando la silueta con un lápiz de color)
El mundo de los niños es espectacular. Ojalá poder vivir en su prisma durante unas horas.

Sé que disfrutas mucho el carnaval de Antequera. ¿Comparable a otros carnavales que conozcas? El carnaval de Cádiz es un referente para mí. La calle es lo que lo hace especial. Lo que se vive en la calle, la interacción de la gente, es lo que realmente marca la diferencia. Y si bien respeto mucho el concurso del Teatro, lo que verdaderamente distingue al carnaval es la calle, esa energía de las personas disfrutando y celebrando. La sociología de los eventos es lo que lo hace único.
El de Colonia, me parece espectacular. Es de los carnavales más importantes de Europa. Y tiene una celebración muy curiosa que es la del once del once a las once. Justo el día antes de mi cumpleaños. Yo acudí allí pensando que iba a encontrarme una gran fiesta y me encontré a todo el mundo destrozado a las once de la mañana en Alemania porque la fiesta acababa a esa hora, no empezaba a esa hora. Tienen una cosa muy interesante, allí son cofradías de carnaval, y desde el 11 de noviembre hasta el día de carnaval, durante un día al mes las personas se tienen que vestir del disfraz de su cofradía. Entonces, en sus quehaceres diarios… tu médico puede ser, en esos meses, desde noviembre a febrero, un pirata; o el conductor del autobús puede ser un pistolero, o el hombre de la oficina de hacienda puede ser un corsario. Es una idea muy bonita, a mi me pareció flipante. Me pareció fascinante ver cómo la gente lleva su vida diaria con disfraces tan divertidos, algo que es muy diferente a lo que estamos acostumbrados en España.

Al final lo que distingue el éxito de cualquier celebración es eso. Lo importante de un mundial es que la gente lo comparta en la calle, no es el partido de fútbol. La sociología de ver a las personas felices.
Los días que ves mucha gente feliz por la calle, puede ser por muchos motivos, puede ser por una celebración deportiva, puede ser por un carnaval, puede ser por Navidad… Si uno no ve mucha gente feliz en la calle, es lo que te hace también feliz a ti. Lo que hemos dicho, el mundo de los niños. Solo ver en la calle a los niños sonriendo, a ti te mejora el día. |
Agustín González

Aquí en Antequera no celebráis el entierro de la sardina como fin de carnaval ¿?
En Antequera celebrábamos la quema del mollete, una especie de mollete antropomórfico de grandes dimensiones que se quemaba y ponía fin al carnaval. Era una tradición curiosa que simbolizaba lo efímero, el trabajo en algo que al final desaparece. A mí me gustaría que se rescatara porque tiene una filosofía de vida interesante: a veces lo que hacemos se disuelve, pero seguimos adelante. Yo lo recuerdo allí, en la Plaza del Pino cuando era pequeño.

¿Tienes algún proyecto distinto en mente ahora mismo o sigues con tus cosas?
Cada vez que veo un local vacío pienso: «Aquí pondría algo». Si tuviera más tiempo, ya estaría metido en algún local de Antequera.

¿Cómo ves la evolución del comercio en la ciudad?
Se ha perdido esa esencia de la artesanía, por ejemplo. Lo que más me duele es la pérdida del comercio tradicional, todo se compra para consumirlo rápido y desecharlo, y eso me afecta mucho. Me da pena cómo ha cambiado todo. Mientras puedo, compro en comercios locales en directo, ni por asomo en virtual.

Mencionaste que en muchos comercios solían haber perros. ¿Qué piensas de ello?
Me hace sentir que ese comercio es como una extensión de la casa de la familia. En muchos lugares solían tener perros, como en la carpintería de El Toril o en la ferretería El Martillo. Es un detalle que te conecta con ese sitio, te da la sensación de que es un lugar familiar y acogedor.

¿Cómo se llama tu perro?
Mi perrita se llamaba Maya. Maya, que ya no está… Lamentablemente falleció en abril del año pasado.
(pasa unos segundos ensimismado)
He tenido varios perros importantes en mi vida y para mí son un valor. Un perro te da mucha ilusión y te da lecciones de amor, su vida es muy corta, pero te da todo lo que tiene. Si te ven triste, juegan contigo…
(No sé contar la emoción que transmitía y que me llamó más la atención que lo que decía y ya no puedo recordar)

¿Cómo ves la relación que se crea con los animales?
Los perros son como un espejo de tu vida. Si estás tranquilo, ellos también lo estarán. Me enseñaron mucho sobre empatía y conexión, porque ellos también sienten lo que tú sientes. A veces la gente no entiende eso, pero los animales tienen una sensibilidad increíble.

Si te miras al espejo de tu almohada, ¿qué ves en ti?
Yo creo que una cosa que he mejorado mucho es la capacidad de crítica sobre mí. Yo creo que hace unos años era una persona más pasional y más… digamos… con mucha menos inteligencia emocional, que la que tengo ahora. Ahora soy una persona bastante más empática, bastante mejor. Y eso se consigue dándote cuenta de lo que no te gusta de ti, y de lo que a los demás le puedes provocar y no es bueno.
¿Eres más reflexivo?
Sí, creo que me he convertido en una persona mucho más reflexiva. Y también entiendo que el espíritu que tiene uno de joven o de adolescente, no se puede tener toda la vida. La época esa de responder a mi padre, yo le quería muchísimo. Me peleaba con mi padre hasta casi el día que se marchó de este mundo y siempre estábamos discutiendo y abrazados al mismo tiempo.
Pero sí, sí. Yo me he vuelto muy reflexivo, creo. Tendré que ser más, imagino. Estoy en ello.

Una vez me dijo una persona, de la que no me podía esperar en la vida, porque digamos no es una persona súper cercana, que yo era la persona que más había visto mejorar en mi evolución desde que era niño… me conocía desde chico. Le dije: es de las cosas más bonitas me han dicho nunca. Es lo que me motiva para seguir creciendo, nunca parar. Las grandes personas. los grandes artistas o personajes de la historia, siempre siguieron luchando por lo que creían hasta el final, y eso es lo que trato de hacer: mejorar y dar valor a lo que hago.

¿Qué te aporta Ana, tu mujer, en tu vida?
Me aporta mucha alegría. Es una persona creativa, con una energía increíble. Tiene esa capacidad de cambiar lo que no le gusta y me inspira mucho. Me aporta un abanico de valores humanos y cotidianos que me atraen. Me aporta compartir sus sentimientos conmigo y luego me aporta esa creatividad, esa ilusión, ese ánimo que la mueve con el que siempre la encuentro ilusionada con algo.
Ana me aporta muchas cosas, me aporta mucha vida.
Es una persona que también tiene ese espíritu de cambiar las cosas que no le gustan. Es alguien a quien respeto profundamente. Siento mucha admiración por ella, no solo por su belleza, sino por todo lo grande que es y todo lo que representa para mí.


¿Y tu hija? ¿Qué ha supuesto para ti?
Me ha cambiado la vida. A mí me gusta mucho estar feliz. Y… mi niña me da felicidad. Yo ahora estoy en un punto que lloro fácilmente. A lo mejor siempre he sido un poco llorón, pero… Es verdad que me provoca una emoción indescriptible el que yo la miro y me sonríe. Entonces se me cae la baba. Me caen dos lagrimones y solo me sale decir en ese momento ¡qué bonito!. Me ha dado una felicidad que nunca imaginé. Es un amor tan puro que me hace sentir completamente diferente. Ahora soy mucho más emocional.

¡Tú «ere» un tipo estupendo, eres un fenómeno, Agustín!.
Lo intento.
Gracias, Carlos

Gracias a ti